A pesar de todo el método resultaba lento. Llegaron a localizar una tirada de más de dos mil cifras que apenas contenía una página del texto y nada de quién era el autor. El verdadero autor. Que tal vez entre líneas estuviera dejando pistas de su identidad, por descuido o simplemente por jugar al gato y el ratón con la perspicacia de algunos lectores como ellos que pretendieran descubrir el secreto.
Manuel se impacientó.
-Yo no sirvo para esto. Me lleva mucho tiempo identificar los números. Tendría que aparecérseme el número frente a la vista con solo mirar los guijarros bailando!
Nadie le dio bola, pero Ernesto largó su pensamiento tras la idea apenas insinuada. Un mecanismo automático de registro de todos y cada uno de los sentidos de giro de cada guijarro al correr del tiempo…Con una interfase a la computadora que podrían traer y…El cable venía a ser el problema…hasta la carretera quedaban unos dos quilómetros…una escalera para subir a los postes de la electricidad, un par de guantes aislantes…y pinzas de soldadora eléctrica, por decir algo que muerda fuerte y no se ande moviendo con el viento…Cuatro quilómetros de cable!
-Además, tendríamos que estar fabricando las bolas nuevas. No podemos dejar a esa gente en banda!
Eso martirizó al Cholo, quién, como técnico en bolas aéreas del grupo debería haber requerido ya opiniones sobre los detalles a mejorar en el diseño. Para él, por ejemplo, la décima cuerda, la tramposa, debería ser un poquito más corta para no tener que esforzarse en hacerla vibrar junto con las otras. Sola sonaba desafinada. Había que revisar los plá… NOS ¡! Que se quedaron en la caverna ! También consultar por las mejoras que a él se le habían ocurrido, que terminarían por transformar a las bolas en una verdadera prolongación de todos los sentidos conocidos y desconocidos del humano que la pilotee, le parecía. Por la sola razón de la semejanza entre lo que se piensa y lo que se percibe. Más cantidad de cuerdas en tamaños progresivamente menores, tendrían que encargarse de vibrar en resonancia con otras series de datos del mundo que nos rodea. El largo y la colocación ideal tendría que ser encontrado por experiencias que llevarían bastante tiempo…
-Los planos quedaron en El Bosque…
Cinco minutos después al cerrito que cubría la cueva le salía una burbuja de papel bastante sucio, dispuesta a ganar altura en el cielo de esos campos. Los únicos testigos fueron los Teru Terus que ni atinaron al ataque con sus rojos pinchos de los alerones porque, no tuvieron tiempo. Apenas llegaron a abrir todas las bocas para articular el primer teru cuando ya la bola se iba confundiendo con las deshilachadas nubes de allá arriba.
Abajo en cambio, por las lomas verde amarillentas de pasto seco, venía avanzando una vieja camioneta Bedford cargada con botellas de plástico. Los teros ahora sí atacaron de un modo desordenado pero al unísono, hasta meterse uno con plumas y todo dentro de la cabina dónde el flaco Pinget, por manotear el bicho como si fuera una mosca, soltó la dirección justo cuando la rueda antero-lateral-izquierda bordeaba una fea zanja en la que cayó, desgarrándose los bujes y quedando de costado. Se bajó puteando en todos los idiomas mientras reventada, primero con la mano, el sombrero aludo que había traído puesto, y después lo pateaba para arriba como si fuera un sombrero. Después siguió la marcha a pié, riéndose solo de lo anterior mientras se agachaba sin parar de caminar y arrancaba una espiguita de pasto tierno para morder
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