miércoles, junio 11, 2008

551. Cambiando de tema

Aquella noche, después de despedirse de Margarita y entrar al dormitorio quitándose la ropa mojada, tuvieron que acostarse completamente desnudos el uno con el otro.
Por fin.


Mientras afuera la tormenta continuaba silbando en los pinos y salpicando paredes y ventanas de forma despareja...

No estaba mal. Que lo siguiera haciendo sin ninguna prisa y a su manera. La muy puta naturaleza. Que sabe administrar la fuerza de la pasión sobre el estrecho sendero del placer. O algo así, queriendo decir la imaginada cresta de una montaña, un momento de máxima excitación, eso que se nos presenta como el borde de la catarata cuando ya nos estamos por precipitar... y sin embargo como un surfista remontamos la ola que nos acaba de derribar, apareciendo por sobre su lomo, con los brazos abiertos, y volando por los aires con tabla y todo.
La naturaleza sabe.
Sabe mostrarlo todo en cámara lenta, las patas revolendose en el aire mientras la tabla se aleja dejando un rastro de gotas, de a una, que describen trayectorias increíbles. Todo se ve o se siente, mientras los bólidos van cayendo sin ninguna sincronía sobre las redondos duomos tibios de las tetas de la flaca. Tan erctas y esos pezones oscuros...
La naturaleza sabe.
Que los dedos son atraídos por el placer que van a producir cuando se deslicen de esa forma por ese lugar. Que por un momento sabremos sentirnos fuera de todos los límites. Que nos gusta y hace bien.

La naturaleza no siempre sabe cambiar de tema. A veces se le da por mantener una misma tormenta en su grado de máxima energía por varias horas sin amainar. A las diez todavía gopeaban las pinochas sobre los vidrios, se sacudían los postigos y los muchachos acababan de dormisrse abrazados.

Margarita tampoco había dormido- Casi. Demasiadas novedades para un sólo día. Necesitaba pensar. Aunque por momentos no supiera qué. Lo necesitaba para aceptar, poniendo todo dentro del campo de la lógica, que la realidad pudiera abarcar dentro de sí a todas la irrealidades posibles. Que cada uno y ella misma no sean más que una entre millones posibles versiones que por todos lados y al mismo tiempol andan viviendo vidas distintas, aunque con algunos elementos en común...
No es que nunca lo hubiese pensado. Lo había pensado por supuesto pèro, ¿Quién hubiera pensado que era posible? Como los distintops resultados de las ecuaciones que todas tienen su forma de realidad, aunque sean irracionales,imaginarios o complejos. Pero uno sigue pensando que cada problema tiene una solución o que cada circunstancia tiene una definición de si misma que es la verdadera. Que el observador objetivo....
Por otra parte qué podría pensar de la llagada de un hijo justo en el momento en que más lo necesitaba. Por la ventana primero asomándose y golpeando la puerta despues en un mar de timidez. De dónde había salido? ¿Un milagro?

Ella no creía en milagros, por más que con esos temas acostumbrara hacerlo rabiar a su padre.


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