jueves, junio 26, 2008

558. Carta te escribo

Tras dos horas descubriendo un bando y otro diferencias entre sus realidades y las paralelas, Manuel reaccionó contra la pérdida de tiempo que esto significaba. Creía que ya tenían varias características de este mundo que podrían servir a Mandinga para reconocer en que mundo se hallaban, porque no creía que en muchos otros se pudiera haber producido una guerra tan cruenta como la que allí se estaba librando entre Estados Unidos y la Otán, contra las fuerzas de Irán y sus aliados, los árabes más beligerantes. En pocos mundos los conductores de esos estados occidentales podrían haber llegado a tal extremo de torpeza y fanatismo en su intento de dominar completamente el planeta. Propuso.

-Le podemos decir que estamos donde occidente ha invadido Irán con el pretexto de que fabricaba armas atómicas que no han aparecido ni han sido usadas contra los países atacantes. Pero  que sí han encontrado y reforzado una identidad cultural que no están pudiendo vencer con la facilidad que se pensaba.

Ernesto lo puso en duda.

-¿Te parece que en eso este mundo sea tan original...? No se... Acá por lo menos, cosas así suceden con mucha frecuencia. A los poderosos nunca les falta el pretexto, y como siempre tienen ejércitos de periodistas alcahuetes para difundirlo...

Margarita, en cambio, estuvo de acuerdo con su nuevo hijo. Le parecía que el mundo en que vivía había ya sobrepasado todas las marcas en materia de estupidez prepotente.

-¿Se puede pedir más insolencia que esa de decir que los árabes o los Islámicos son fundamentalistas? A mi me parece que desde la desaparición del nazismo no se había conocido nada parecido a esto.

Magda laudó:

-Probamos en transmitir lo que dice Manuel. Si no es suficiente, ya Mandinga nos lo hará saber...

Volvieron a ocupar los puestos que habían abandonado frente a los mandos de la máquina. Tradujeron las palabras a la misma clave numérica de antes. Movieron las llaves, los cañones de activación dimensional lograron las resonancias y... allá partieron los comandos que iban dando característica a cada punto del espacio, difundiéndose y estructurando de manera adecuada ese ente fluctuante entre la nada y la existencia. La existencia y la antiexistencia, si es posible. Que lo ha de ser, porque...
El universo todo, en sus múltiples y hasta quizá infinitas dimensiones, se alteró instantáneamente frente al nacimiento de la nueva realidad. Un simple mensaje. Una sucesión de ideas, si se interpretaban en determinadas claves, una de ruidos o de sensaciones táctiles si se fueran a interpretar con otras. Tal vez datos desechables, basura, ruido blanco, bostezos, papeles arrugados o inútiles ladridos de perros que intentan evitar que la luna se oculte, ¡Tan bella!, detrás de oscuras nubes que a la postre pudieran traer tormenta...
Alguna de las muchas características de cada punto varió, tanto en los mundos parecidos, como en los distintos, por no decir lejanos y volver a decir lo que no se sabe si cierto. Varió en una cantidad o en un sentido que de alguna manera contenía y salvaba la justa unidad de información que, juntada con todas las otras unidades, dejaba librado el camino a que cualquier mente consciente, e interesada en el tema, volviera, o pudiera volver a construir, otra vez el mensaje original.
Entonces el tiempo fue impelido a dar sucesivos pasos, cada uno consistente en uno de todos aquellos datos que irrumpían y vibraban la membrana de la existencia. Porque... Qué otra cosa podría ser el tiempo sino la aparición de nuevas realidades, eh?

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