miércoles, octubre 05, 2011

835. Ominoso Futuro

Manuel sólo incistió en que no estaba dispuesto a cumplir ninguna misión en especial. Reconoció no ser un simple habitante de este mundo, el único de los que había conocido, donde no se libraban batallas contra las fuerzas cósmicas, el único donde un niño podía crecer en relativa paz, su hijo, por ejemplo, y que esa y no otra había sido la razón de su retorno.

-Después de todo yo no sé la razón por la que los ángeles y los demonios han dejado en paz este rincón del Universo, pero... mejor sería evitar llamarles la atención. ... Esos viejos grises parecían querer eso mismo...

Don Miguel sacudió la cabeza.

-En eso te equivocás, muchacho. Este mundo está totalmente dominado por los ángeles. Parece que hay un pacto, o algo así, que les impide mostrarse a la luz del día. Pero...

Se trataba de un misterio muy difícil de resolver. El mejor guardado de toda la historia humana.

-Tan bien está montado el engaño que ni siquiera nos llegan señales de radio, ni de otro tipo, desde los miles de planetas poblados que existen sólo en nuestra galaxia. Los ángeles pertenecen a una poderosa civilización que domina buena parte de ella y que está en constante guerra con otras. El poder es una enfermedad insaciable...

Manuel bajó la vista al suelo.

-Sí, una historia conocida.

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El hermano Alfa Z fue llamado por teléfono celular y vino en una Mehari roja que perdía pedazos en cada pozo. No era otro que Ignacio el de Los Dogones, pero otro. No el mismo que anduviera con Manuel organizando la Gran Revolución Anarquista, que terminara leberando a toda América Latina, por lo menos, en aquella Tierra paralela, que nunca había sido identificada con perfección, aunque algunas veces fuese llamada Tierra Uno, por error. Pero era  Ignacio, de todas formas. Con su pensamiento libertario y sus conocimientos de tecnologías paralelas.

-Hola Manuel. Yo he sido admirador de tu abuelo Abelardo.
-Sí, te he conocido bastante en otros mundos.
-Te estábamos esperando. Parece que la Tierra se va a ver envuelta en problemas, y los problemas van a desequilibrar los poderes en la zona.
-¿En qué problemas se va a ver envuelta esta Tierra?
-No,... nada que ver con los poderes del Universo. Ha sido nuestra propia estupidez la que ha llevado las cosas a tal extremo. Un camino sin retorno de consumo creciente y de envenenamiento creciente. El clima está fuera de control, pero los poderosos, aliados en todo con los ángeles, ni siquiera imaginan otra manera de vivir.
-Sí, eso mismo he visto por ahí.
-Corremos el riesgo de una hambruna planetaria, que significaría  guerras más crueles y mayores que las que nunca se vivieron, Para luego terminar siendo un territorio en disputa y que sobre las cabezas de los sobrevivientes se desate, para colmo, la guerra cósmica.
-¿Y yo para qué les puedo servir...?



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