viernes, octubre 30, 2009

753. Sentimientos volubles

Úrum metió la cabeza. Los circunstantes la vieron estirarse y empequeñecerse en una perspectiva exagerada. Y comenzó a correr un tic tac de reloj imaginario... Porque Úrum no movía ninguna parte de su cuerpo redondo, ni temblaba, ni mostraba otra cosa que el mismo grado de expectación que todos salvo que de pronto... ¿qué sería ese sonido que, agudo y desagradable, empezó a trilar en los oídos, o esquirlar, es decir sacarle astillas a los tímpanos??  Venía del cubo, por cierto, de su interior... Enseguida la cola de Úrum hizo un sacudimiento violento al tiempo que este comenzaba a retirar la cabeza de donde la había colocado.
Se sentó en el suelo y resollaba con expresión de haberse salvado de la muerte pòr un pelo. Se podría creer que estuviera extremadamente pálido. Si es que los tucus se ponen pálidos cuando se asustan, O por lo menos...

-¿Qué pasó?- preguntó Manuel.
-Toda mi comunidad ha sido asesinada! - logró  decir el roedor.

 Le dejaron recuperar aliento esperando mayores datos.

Después en impulsos que se interrumpían a cada momento con los mismos chillidos agudos de antes (aunque no tan intensos) explicó que vió algunos de sus amigos moribundos y a otros... a los que no pudo reconocer... ¡cuereados! Sí,. habían sido atacados por una banda de humanos cazadores que les habían descubierto... Aun era peor, pero ya no le salían las palabras.

-¿Peor...?
-Sí...
-¿Cómo peor...?
-En el jardín de Ernesto...
-Qué había en mi jardín?
-Fuego...
-¿Fuego... un incendio?
-No. Fuego debajo de una parrilla! Se los iban a comer!

Manuel se le puso al lado y trató de calmarlo conque no se creyera lo que había visto.

-No parece posible... Allá también es la casa de Ernesto así que... no parece posible que entre así no más una banda...

Pero Úrum, entre sollozos, aseguraba haberlos visto, victoriosos y sanguinarios, riéndose a carcajadas, mientras tomaban alcohol desde el pico de unas botellas que pasaban de mano en mano.

-Y Ernesto,- preguntó Manuel -¿no andaba por ahí?

-Se reían de él -aseguró el tucu.

Porque al parecer se sentían con derechos especiales por encima de la propiedad y se burlaban de Ernesto, al que llamaban maricón porque  en tiempos de tanta hambruna se dejaba llevar por sentimentalismos.

-¿Hambruna?
-Sí, eso dijeron.

Manuel se impuso.

-No, Úrum, te equivocaste de mundo! ¿Acaso en el tuyo había hambre...?
-No, en Lagomar no.... Había pobreza, pero hambre...
-¿Ves? A ver, cuando estabas entrando ¿Se te pasó algún temor por la mente? Algo imaginaste que pudiera suceder, o que temías...o...
-Bueno... Los tucus siempre temimos a los humanos... No a todos, pero...
-Pero siempre está latente ese temor de que algún día...
-Sí... Es una posibilidad... Los sentimientos humanos son tan volubles...!
-¿Y ese temor estuvo en tu mente cuando entrabas al cubo?
-Sí, creo que sí. Pensé que uno nunca sabe con qué se puede encontrar un día de estos.




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