lunes, julio 03, 2006

18 - La flaqueza del flaco.

Terminado el baño Manuel hizo lo de siempre, caminar en bolas por la casa, dentro de lo que su casa permitía, mientras con la toalla se iba secando el pelo, negro y ondulado, que se le iba agrandando, dándole a él, flaco como era, un parecido gracioso con un arbolito de redonda copa. Andaba de un lado a otro canturreando esa “yo no quiero ser normal”, marcaba las baldosas con sus patas mojadas, miraba por la ventana del frente, por ver más lejos nomás, aquellos pinos desparejos y dunas cubiertas de pinochas, detrás de lo que, casi de perfil, asomaba el galpón de los Oroño y de su puerta siempre abierta la motito del Toba y, aun más lejos, entre los mismos troncos de siempre, los calzones colgados de las hermanas Bronté, a los que conocía más aun que a sus dueñas que, sólo veía los domingos cuando pasaban para la misa.
Le gustaba que corriera esa brisa desde la puerta del frente hasta la del fondo soplándole las bolas y secándolas lentamente de forma natural, sin refriego de trapos. Sentía los miembros flojos y libres, propensos a alguna suerte de baile o acrobacia ligera que no le exigiera esfuerzo, como nadar o volar por sobre los techos de las casas, extendiendo los brazos como alas de pájaro que en el planeo describiera curvas y…
En eso andaba cuando sintió la voz exclamativa de la flaca que, desde la puerta y habiéndolo visto en pelotas, gritaba:
-¡Papiito!
Fue a su encuentro como estaba y la envolvió con el toallón por la espalda, formando una tienda de campaña dentro de la cual se besaron con blandura y mucho sabor. Después que pudo tomar aliento y salir de la carpa, la flaca le contempló a las risas.- En bolas y con la puerta abierta, ¡qué te pasa flaco! –Nada. Nada me pasa, flaca. Sólo que tenía ganas de bañarme y secarme con el aire más que con la toalla, y justo llegaste vos, mi aire fresco, lo más lindo que conozco.-Ah, me gusta porque estás poético.-Y vos a mi porque te reís así doblando los bordecitos de la boca un poquito para arriba y un poquito para abajo, hijadeputa, como una burla y provocación, que me dan ganas de seguir la joda.- No, joda no. Que vengo sólo de paso a traerte un trabajo y me voy porque yo también tengo que hacer, flaquito horrible, que si me entretengo me dan ganas de quedarme y mandar a la mierda a la vieja Palomeque con sus perras y su marido.- Mandala…! Y quedate conmigo y besame, flaca que preciso mucho tus besos, así…y…así… Y no me hables de trabajo que estoy muy cansado y triste porque hace mucho que no nos vemos…-Mucho no, flaco que fue anteayer y estuvo bueno cómo me bañaste con tus babas asquerosas, hijodeputa.-Y vos a mi flaquita divina con esos labios, los de arriba y los de abajo todavía más sabrosos y…-No. No me saques la ropa, que me estoy yendo. Te dejo esta dirección del jardín nuevo para que hagas que es del…-Que te digo, flaca que estoy muy cansado porque en estos días…-¡No me mientas! ¡Que ya sé por el Rulo, que estuvo aquí y estabas durmiendo boludo a media tarde!-Bueno… no sé por qué estoy cansado pero estoy, flaca.- ¿No será de andar revolcándote con alguna puta por ahí?- No, que voy a andar, si la única putita que conozco sos vos, flaquita divina, la más putita y la más linda que hay! Vení, vamos a la pieza mi amor que cada vez te quiero más!- Mirá, si serás mentiroso, flaco de mierda que ahora te entra el amor, mentiroso, para llevarme a la cama, que si no fuera que me estoy dejando llevar porque me gusta…y que la vieja bañe sus perras y de paso al marido que anda con ese olor a trapo ardido de humedad…flaco, porque estás imposible…

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