En ese momento comenzó a sonar La Marcha Turca en el celular que había quedado quién sabe dónde. Bajo el escritorio donde guardaba los juegos de guijarros o tal vez en el bolsillo de la cartera de cuero que pendía del respaldo de aquella silla. Salió a los tropezones, olvidando sacar los auriculares de la cabeza, que salieron solos, con el tirón que terminó de hacer mierda el cable.
Era la Magda preguntando si algo pasaba porque los vecinos se habían puesto a tirar "cuetes" como en las fiestas. No podía Ernesto creer que no se hubieran enterado de nada y se le atracaron por eso las palabras sin saber cual decir primero.
-¡Estamos en guerra. Magda!
-Bueno, hace tiempo que estamos...
-Pero ahora hay combates con balas...
-¿Dónde...?
La flaca cambió de tono e intermedió varias preguntas y respuestas entre Ernesto y Manuel, que todavía restaba sobre la cama más desnudo que vestido y con gesto de no querer que nadie le viniese a complicar la vida. No es que fuera tonta, sino que Ernesto pidió la concreta opinión de Manuel antes que la suya... Manuel, en tanto ni siquiera explicitó a quién se dirigía cuando dijo aquello de: "Que se vaya a cagar", por lo que ella ni tonta ni perezosa retransmitió textualmente la frase por dentro del pequeño aparatito.
-¿Que qué...?
-Es lo que dijo...
Ernesto se imaginó la escena y en un rapto de conciencia que le puso las mejillas coloradas, desdramatizó la situación y pergeñó una despedida cariñosa.
-Nada grave. Un besito, Magda.
Claro que con eso su sentimiento de soledad crecía. Y la angustia de no saber qué hacer para contribuir a la resistencia frente al invasor. Lo sabía, claro que lo sabía. No de balde se había pasado dos años de la vida estudiando estrategias y tácticas militares, por si acaso. Como tantas otras cosas, judo, tai chi chuán, karaoke y dactilografía, sin agotar la lista de cursos y contracursos en los que el morocho se inscribía cada vez que leía algún cartel. De todo menos artes culinarias porque eso lo sabía por propia inspiración.
-Primer paso informe de situación y coordinación de todas las fuerzas de que se dispusiera!
2 comentarios:
Cuando nos imaginamos las guerras, nos la imaginamos con soldados en el frente, sin embargo, hay un sin fin de escenas cotidianas que también se ven afectadas por la batalla.
Saludos.
Es así, Manly. Los clarines de la guerra no suspenden las escenas de amor, ni el clavicordio de la paz las de odio.
Publicar un comentario