viernes, diciembre 28, 2007

452 TAL COMO HABÍA DICHO MANDINGA

Trataba de serenarse pero las ideas parecían hervir en la cabeza saltando una por encima de la otra. Todo encajaba. No iba a ser la primera vez que algún poder imperial planease hacer limpiezas étnicas sobre territorios problemáticos. Para ellos podría llegar a ser un buen negocio la sustitución o desplazamiento de una población rebelde, por otra más hedonista y conforme con los placeres que se les presentaran como posibles. ¿Qué paradoja! Que las huestes celestiales terminaran dándole la razón al Diablo con tal de neutralizar la ola de amor a la libertad que se estaba derramando sobre el mundo Y que confesión del fracaso más absoluto, para ese
Dios que solo encuentra adoración de parte de aquellos que tienen la mente esclavizada por la incapacidad de rebelión!

Recordó la narración de Abelardo 110 Escenas de la Vida Real y le dio mucha risa. No sólo el tipo se había tenido que terminar casando con un par de pájaros, sino que ahora sus seguidores terminarían siendo todos robots, ja ja. Sin duda poco respeto se tenía el propio Señor de las Alturas como para contentarse con tan poco.

En eso Ernesto se abismó en la desolación de enterarse de que seres supuestamente superiores terminaran siendo tan estúpidos como cualquier pobre humano que no haya podido asomarse más allá del propio ego. Asi que... las dimensiones adicionales y los novecientos años de vida no le agregaban nada al grosor del espíritu! Empatábamos con los dioses. Mano a mano. Y ellos lo sabían...

Ahora parecía ponerse todo más claro. Éramos semejantes, por eso a los dioses siempre les había importado tanto nuestra opinión! Claro por eso era que hacían portentos incomprensibles para mentes primitivas! Para tenernos asustados y no fuéramos ni a pensar en semejantes pecaminosas ideas. Mandinga había dicho la verdad en toda la línea! Claro que los diablos y los dioses eran de una esencia, los hombres también! Todo ser puede ser un diablo o un dios o un hombre o un marciano. Cada espíritu, El Espíritu.

No hay comentarios: