miércoles, diciembre 05, 2007

443 DONDE GIRAN LOS AXIOMAS

Continuaba Abelardo:

Pónganse en mi lugar. Un niño de diez años de un pueblo perdido entre las cuchillas, sin más literatura que las revistas de historietas ni más conocimientos científicos que las puteadas que daba su padre vasco mientras herraba los caballos que no se querían quedar quietos. Un niño que había aprendido que fantasear era pecado y que ir a buscar la vaca en vez de jugar era su deber. Ese niño había hecho un descubrimiento! …a nadie, por supuiesto–Abelardo sin querer bajó la voz- le había hablado de mis dibujos mentales, más que a Bosco, quien intentó lo mismo con más miedo que valor y renunció justo cuando llegaba a buenos resultados. Con un año de práctica ya podía hacer frente a mis ojos cualquier diseño complicado y por momentos incluso dotarlo de profundidad siempre que renunciara al movimiento. En otros seis meses no había cosa que no pudiera reproducir y desarrollar. Fue entonces que se me ocurrió la estúpida idea de entrar un paso más dentro de ese espacio insólito en que movía mis naves interplanetarias. Digo estúpida idea porque yo no era más que un niño ignorante, lleno de vanidad por haber podido dominar ese espacio visual. Entré, no un paso sino muchos y supe enseguida que me las estaba viendo con algo que mucho más tarde llamé el entramado cordial de la estructura cósmica. Algo indescriptible, por supuesto, pero parecido a sentirse flotando en algún lugar indeterminado del corazón de una súper computadora. Me movía por especie de corredores a los que no les veía límites sino tendencias. Que me hacían avanzar girando como un axioma sobre su eje… Bueno… poco a poco me fui haciendo la idea de que si alteraba algo dentro de esos corredores, era posible alterar otras cosas tal vez a mucha distancia. No sólo terremotos y tornados, sino también acelerar un parto o lograr que una determinada bolilla salga del bolillero como primer premio. Yo había empezado a comprender algunas cosas de la biología y a leer de cuando en cuando algún horóscopo… Se me ocurrió que podría hacerse un horóscopo biológico y que además… desde los corredores se podría alterar las influencias negativas sobre una determinada persona. ¡Fueron tres investigaciones apasionantes! Genética, Astrología y el Otro Espacio. Empecé a traer la vaca más temprano y pasar primero por la biblioteca de la escuela y después por la del Liceo, mintiendo necesidades del estudio normal. De

Astrología no había nada, así que decidí fabricar una en base a biografías de gente famosa y las fechas de sus percances conocidos. Al principio todo parecía claro y en menos de un año tenía un sistema astrológico formado por once meses que se dividían en once ternas. Y un conjunto de variables que se operaban con un sistema de numeración basado en el once. Dentro de los corredores ya era capaz de sentir empáticamente los comandos que iban transitando rumbo a sus destinos. Y en biología me copé con el asunto de la doble espiral genética y su sistema de codificación.

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

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