viernes, mayo 08, 2009

690. Radio a Válvulas

A las cuatro de la tarde Manuel  sacó la bicicleta del galponcito del fondo y empezó a pedalear el repecho arenoso que le acercaba a lo de su supuesto primo, y verdadero contratista de pequeños trabajos y remiendos. Iba con ánimo entreverado. Por momentos se divertía de estar vivo y movedizo dentro de un mundo tan luminoso, pero enseguida la sonrisa se le cuajaba al considerar que de quedarse en este mundo, debería mantener en secreto casi todas sus experiencias.

Aunque no sus ideas.

Ya desde antes de ser raptado él había participado de discusiones políticas en el comité de base, siempre del lado de lo que Cholo llamaba el anarquismo sistemático. La sombra en esto tenía razón. En este o en cualquier mundo uno puede defender sus ideas, aun las que pudieran parecer por demás absurdas aquí. En este mundo donde los dirigentes de izquierda sólo tratan de que nadie haga olas mientras acomodan los nuevos enanitos en el jardín.

En vez de pasar primero por lo de Rulo mejor pasaría por lo de Cholo.

Claro que la casa tenía que ser la misma. Los dos ranchos en ángulo con aquel parral que todavía daba uvas. La pieza principal con la guitarra atravesada al poster del Che junto a la biblioteca sobre el pìso de tierra. Ese silencio. El mismo que cuando chicos servía de fondo a lo que imaginaban leyendo revistas de historietas sentados en el piso con las espaldas contra los adoves. A Cholo le gustó que el Sargento Kirk abandonara el ejercito para pasarse a la indiada aquella vez vez que él trajo las "Frontera" desde la casa de su abuelo. Claro Cholo no tenía televisor en esa época, es decir sus padres. Pero enseguida aprendió a arreglarlos.
Igual no los miraba. Los arreglaba mirando para otro lado. Ja. A él lo que le gustaba arreglar eran aquellas radios viejas a válvulas que cuando se rompían había que sustituirlos por transistores. Las válvulas. Pero dejando la misma estructura de afuera aunque quedase bastante vacía.
 Y toda clase de aparatitos que anduviesen con imanes que según decía eran el combustible del futuro, ya que no gastan nunca su energía.
 Que no logró hacer funcionar nunca. Al menos bien. No más allá de dos o tres vueltitas de una rueda que ha recibido bastante impulso.Una lástima. Porque hubiera estado más que bien que ya en aquella época ellos hubieran podido armar algún aparato volador como una bola y ponerse a viajar sin que vinieran a raptarlo a uno. Pero con la resonancias de las ondas nunca se metió...

Allá estaba. Frente a su casa mirando para este lado. Sonriente con sus negros antebrazos cruzados sobre el pecho.




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