lunes, mayo 04, 2009

689. La Importancia de ser Loco

¿Qué tanto?

O era que acaso no pudiera existir una historia que nadie hubiese escrito.Una historia que se contase a sí misma a medida que improvisadamente fuera sucediendo. O no se contase. Existiese meramente ese tiempo y después, tal vez, se perdiera en el olvido. Más aun, que ni se olvidase, por nunca haber sido recordada. Nunca consciente. Aunque... ¿merecería llamarse historia una cosa así...?

Una historia al parecer debería ser algo que alguien cuenta, aunque más no fuera para su propio conocimiento, que le llaman consciencia. Sin consciencia no ha de haber historia, ni personajes ni nada. Le pareció.
Y además. Que a veces parecería que la historia ya estuviese escrita, como una película que simplemente se va desarrollando ante nuestros ojos, tacto y demás extremidades de nuestro ser...
Pero sin que recordemos haberla conocido antes, ni haber estado haciendo el trabajo de inventarla. Nos sorprende, y hasta a veces nos llega a doler como una puñalada en la barriga...
Por eso, nos parece extraña. Siendo nuestra historia, nos parece ajena y la vivimos con tal pasión y realismo que por momentos creemos ser los protagonistas. ¿O lo somos acaso?

Volvió Manuel la mirada desde el cielo encuadrado por el marco de la ventana a la colorida cara de Vittorio que en ese momento susurraba cosas amables a los oídos de Margarita, para preguntarle, cual había sido la conclusión que sacara sobre el estado de su salud mental.

-De uno a diez, por dónde ando...?

Vittorio ni siquiera se dio por aludido. y si se levantó del taburete en que había estado sentado toda la mañana, no fue más que porque era hora de presentarse a su trabajo de psicólogo en la policlínica. Las doce menos cuarto y siete cuadras para caminar.
Se estaba despidiendo.
Margarita tenía pensado tomar el Copsa de las dos y media a Maldonado. Al otro día tenía feria.
Magda también hizo referencia a retomar el ritmo normal. Ella por ejemplo debía volver a pasar por las casa en que hacía limpiezas. Ya ni tenía plata para tarjeta de teléfono.
Manuel se quedó callado. Tan así de golpe había descendido en la consideración pública desde el alto pico del loco que a todos les complica la vida, hasta el chato valle de los seres insignificantes, esos que grismente arrastran su anodina existencia.

Ja ja ja...

Ya iba él a encontrar la manera de sacudirles la modorra!!

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