domingo, julio 01, 2012

907.AMALAYA

  Y por segunda vez en esta historia hemos de contarles que aquel grupo heterogéneo de individuos desconectados en pocos minutos hubo se transformado en un enjambre de voluntades acordes, haya o no malicia en este fenómeno. Gente por lo general tozuda y discutidora que se pacifica y comienza a tener empatía con todos los que le rodean. Comprensión sin necesidad casi de palabras. Buenas maneras y buena onda.

Todos para afuera.

Espontáneamente se dividieron en grupos dividiendo las tareas que indicaban Manuel y Dengue. Medir y cortar los alambres., agregarles los terminales de unión y fijarlos de aquellos tensores que ya Ernesto había  fijado del viejo riel que hacía las veces de topadero en la playa de estacionamiento. Otros iniciaban el corte sistemático de las botellas de plástico siguiendo la espiral natural que se produce cuando se intenta sacar una tira continua de un centímetro de ancho.

Por ahora no se iba a fabricar el engrudo ni se cortarían las revistas y diarios viejos. Solo fabricarían el corazón de una bola. El exótico corazón dotado de sus diez cuerdas capaces de vibrar en quien sabe cuantas dimensiones. Amalaya...




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