martes, junio 24, 2014

939. Un niño sentado en el suelo.

Manuel.exhaló un largo y sonoro suspiro. Era la única manera de resumir las múltiples explicaciones que a todo lo expuesto, a todo lo pensado, sospechado o temido, podría él darles, de no ser que no se atrevía a enfrentar las consecuencias. Tenía hecho un compromiso con la flaca, con la otra flaca, de mantenerse al margen de toda polémica para poder vivir tranquilos en este mundo y así poder darle un marco pacífico a la niñez de Ulyces, sin guerras ni demonios ni viajes en el tiempo. También exhalaba, con el aire del suspiro, las hondas dudas que sobre su propia cordura, ahora sí, abrigaba en ese dolor oscuro que sentía en el corazón. Además ahora estaba solo. En todas las anteriores encrucijadas,  a no ser en las primeras, había siempre contado con la compañía de su amada Magda, pero ahora...
Ahora no podía evadir algunas respuestas... Hizo fuerza y logró apenas una sonrisa.

-Pregunten de a uno por favor...

Don Miguel retomó con porfía.

Muchacho, hace un rato te escuchamos decir o preguntarte, luego de esa especie de desmayo que te sobrevino, si eso no estaría relacionado con "la famosa segunda dimensión del tiempo que decía tu abuelo". Bueno... Yo fui muy amigo de tu abuelo Abelardo... ahora que recuerdo nuestras largas conversaciones, te recuerdo también a vos, que solías andar por allí en los rincones de su laboratorio o taller, sentado en el suelo, rodeado de revistas que de a ratos leías, pero también, no me cabe duda, escuchando lo que se hablaba. Y de qué se hablaba siempre sino de ciencia?  De las teorías más avanzadas, aquellas que a mi, siendo de toda la vida un aficionado a la ciencia, me resultaban difíciles de comprender... Pero no a Abelardo. Él tenía una mente portentosa y no se acobardaba ante ninguna especulación por incomprensible que me pudiera parecer a mí... Recuerdo que en una de mis últimas visitas me estuvo reseñando su última teoría: La del Tiempo Multidimensional. Era según me dijo una continuación a un nivel lógico y matemático más profundo, de la conocida Teoría de la Relatividad de Einstein... Bien al escucharte hace un rato referirte a la segunda dimensión del tiempo de pronto me vi llevado hasta aquella tarde y llenado del mismo temor irracional ante lo desconocido... Pero el tiempo ha pasado y ahora... bueno, temo haber perdido la oportunidad de ampliar mi comprensión del Universo. Tal vez vos... Tal vez, aun siendo un niño, hayas guardado en tu memoria mucho más que yo... algún dato...  tal vez papeles de tu abuelo, fórmulas o conceptos... no se...

Dicho todo eso el viejo se calló pero sin dejar de taladrarle con la mirada debajo de aquella frente surcada de arrugas horizontales.


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