domingo, mayo 25, 2014

934. Las Dos Dimensiones del Tiempo

Se había quedado pensando en eso llevado por la inercia de su estado interrogativo, por eso no había puesto atención en que las gotas caían cada vez más apretadas entre sí, transformándose en un verdadero chaparrón, sobre cuyo rumor de fondo ahora se estaba escuchando decir a viva voz aquel su último pensamiento:

--¿Serán estas las famosas dos dimensiones del Tiempo que decía mi abuelo?

Pero además advirtió un nuevo cambio. La escena a su alrededor había dejado de ser una sucesión de instantáneas congeladas para transformarse en un grupo de personas vivas que se le acercaban solícitas, aunque un poco retenidas por la incomprensible pregunta que acababa de pronunciar.
Magdalena fue la primera en llegar a él y tomarle del brazo mientras le sonreía con una expresión a medio camino entre la incredulidad y la complicidad. Solamente ella había comprendido en parte el sentido de la pregunta, porque no del todo, en aquel momento, después de la espectacular caída.Ernesto Federico, junto a quién estaba a su derecha colocándose los lentes se ofrecieron a llevarle al médico de la policlínica, y Dengue  se echó a reír, ya seguro de que nada grave había ocurrido. Sin embargo Don Miguel mantenía sus  cejas levantadas y sin hacer caso a las risas preguntó a Manuel por el significado de sus últimas palabras.

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