domingo, mayo 18, 2014

932. Dulce de Membrillo

Fue todo uno, terminar de caer y comenzar a levantarse, porque no había sufrido de un verdadero desmayo sino de algo mucho más fugaz: una suspensión instantánea de la conciencia que le había hecho perder el sentido de la vertical.
Recuperada la conciencia de tiempo y lugar se dispuso a enderezarse mientras iba considerando la necesidad de pedir disculpas, al menos al amigo Cholo, sobre cuya mesa acaba de caer y aplastarla.
Lo raro fue percatarse de la expresión hierática conque todos, alrededor, le miraban. Es decir, algunos; porque otros seguían mirando a otros lados, aunque marcaran un rictus de sorpresa de algún modo.¡Congelados! Estaban todos congelados en un momento!... Pero no. Ahora se habían movido un poco... demasiado poco... tan poco como lo poco que se había logrado enderezar él desde el momento en que había decidido hacerlo. Se estaba moviendo de un modo pastoso, como nadando dentro de una enorme barra de dulce de membrillo. El tiempo! El tiempo se había vuelto viscoso y pastoso y fluía mucho más lento que el propio pensamiento! Por eso no podía moverse a la velocidad acostumbra... o sí, tal vez... Y los otros también... estarían tratando de venir a ayudarle a levantarse...si es que sus pensamientos en cambio, hubieran conservado la misma velocidad de antes... como era su caso...
Algo le llamó la atención. Un sonido largo que parecía venir desde afuera y vibrar como una lonja sin demasiada tensión y terminar desparramándose como una palanganada de estaño fundido o de mercurio. ¡Una gota! ¿¡Había sido una gota! Tal vez la primera gota de un chaparrón, caída justo enfrente de la puerta del rancho, sobre aquellos ladrillos colorados y gastados por los años, que de un momento a otro se iba a descolgar sobre todo el quincho... ¡Qué hermoso...! Y ahora otra y otra palanganada de sonido. Otras gotas..Ya estaba lloviendo... al frente y en el patio de tierra que separaba los dos ranchitos del Cholo...y por todo Lagomar seguramente... llovía...
¡Con lo que a él le gustaba!

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