lunes, mayo 28, 2012

897. El sótano y el aljibe

  Fue cuando Ernesto dejó de mirar a los otros. Ni siquiera al alcalde, quien ya se estaba poniendo incómodo por el giro de la conversación, o Cholo quien de todas maneras ahora miraba hacia abajo, como buscando algo caído debajo de la mesa. 
Por las venas le comenzó a circular un líquido helado que parecía contener afilados cantos de navaja. Esa vieja sensación de cuando la razón encuentra sus límites y comienzan a danzar los espíritus ancestrales alrededor de las llamas, las heladas llamas de lo inevitable.

-Si es que tanto sabes de mi, sabrás como viajó mi madre desde África...
-En un cajón. Tu padre la hizo entrar en un gran cajón junto con otras  mercaderías que fueron despachadas hacia Brasil.

Los labios de Ernesto ya no podían disimular el temblor.

-¿Pero cómo lo sabes..? No creo habérselo contado a nadie...
-A mí, sí. En el otro mundo donde éramos amigos. Yo viví en esta casa y en las galerías que hay abajo.
-¡¿ Galerías?!
.Sí galerías. Tampoco eso le has contado a nadie?
-¿Cómo galerías, qué clase de galerías... debajo de esta casa no hay nada... apenas un pequeño sótano que...
-Al que se baja desde la cocina, verdad?  También se puede bajar por el aljibe seco.

Ernesto pareció sentirse superado. Llevó una mano al corazón, respiraba don dificultad y su cabeza describía órbitas descentradas. Pero tampoco Dengue continuó  con su testimonio, se había tapado las orejas y comenzado a hamacar el torso  nuevamente. Apenas murmuraba su propio nombre una y otra vez. De pronto cayó al la derecha de la silla y fue dominado por las convulsiones.

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domingo, mayo 27, 2012

896. Algo muy íntimo

 Ernesto no pudo contestar. Sabía perfectamente que todo lo que su imaginación le proponía con insistencia carecía de cualquier sentido.Pero no lograba detener el aluvión de propuestas así como el encogimiento del pecho y el temblor generalizado. Aquel rostro que volvía porfiadamente a rastrear de reojo, estaba ejerciendo sobre su corazón una inefable pero innegable perturbación. Como si fuese posible que una máscara de aquellas de sus antepasados africanos, tuviese no más el poder de sobreponerse a la voluntad humana. Volverlo y volverlo a mirar. Como si de una indolora condena se tratara. Maldición encriptada en aquellos planos angulosos y oscuros. Proporciones magnéticas o diabólicas. Impronta gravada a fuego en la primera generación de sus neuronas...

- ¿Te conozco de algún lado...?
-Sí, pero en otro mundo.
-Te estoy hablando en serio, muchacho.
-Usted se llama Ernesto Federico de Oliveira e Souza y es dueño de esta casa que se llama Los Dogones por su madre que era africana de la república de Malí. Eso y muchas cosas más se de usted, porque me lo ha contado... bueno, al menos alguien idéntico a usted me lo ha contado.

Era el punto al que quería llegar Manuel. Ernesto endureció a gatas su expresión y hasta casi con desprecio desestimó lo antedicho.

-Eso lo sabe todo el mundo.

Dengue sonrió.

-Pregúnteme algo de su vida que no sepa casi nadie. Algo muy íntimo...


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sábado, mayo 26, 2012

895. Un Modigliani negro

 Manuel comprendió que ambos estaban en un aprieto. Ya no podrían retroceder, así que dejó que sus ideas volaran hacia una estrategia inmediata.

-Dígame Ernesto, acaso no se sintió usted sacudido cuando miró por primera vez la cara de Dengue? No le encontró algo particular, como que... ya le conocía de antes, sin conocerle. O que le recordaba algo, algo muy sentido o antiguo, algo extraño que le obligó momentos después a volver a mirarle?

Ernesto se acomodó sobre el asiento nerviosamente.

-Eso puede ser, de alguna manera, pero... ¿Qué tiene que ver?  Me ha conmovido el estado en que le encontramos.
-Y después, cuando le volvió a mirar, acaso no fue aun más intensa la sensación?   Hasta se puso pálido y los ojos se le dilataron como si estuviese viendo algo imposible.
-Pero, por favor, muchacho. Qué puede tener que ver mi manera de mirar con esa historia delirante que él contó y que vos parecés aceptar como buena?

Manuel devolvió  todas las miradas con una actitud ahora desafiante.

¿Y acaso alguno de ustedes no pensó, ahora al final, que el que estaba hablando parecía otra persona que la que encontramos ovillado sobre sus rodillas en la comisaría?

-Sí, pero...

-Es que Dengue está diciendo la verdad. En ese cuerpo hay dos mentes, dos personas que se estorban y no pueden ponerse de acuerdo en el uso de los canales de comunicación. Se ha producido un accidente, una situación nada común. Normalmente cada personalidad de la misma persona se encuentra en un cuerpo distinto que vive en un mundo distinto. Un mundo paralelo.

El alcalde miraba a Ernesto y miraba a Cholo, les conocía del comité de base y hasta cierto punto confiaba en ellos. Cholo extendió la mano para tomar el brazo de Manuel. Como queriendo retenerlo sobre la tierra. Ernesto volvió a mirar el rostro de Dengue quién ahora sonreía satisfecho. Otra vez el mismo sacudón.

No, no había sido por encontrarle cara de muerto, ahora se le veía vivo, pero igual... Esa forma ovoide y delicada parecía quererle decir algo sobre un lugar inexistente dentro del mundo de sus sombras interiores, un faltante... como esas cosas de antaño que cuando aparecen, pequeños objetos tal vez muy queridos, no solo nos sorprenden sino que nos inundan de una profunda tristeza por la pérdida? tal vez, o más probablemente, por no lograr reconstruir el sentimiento que otrora acompañaba y daba total sentido a la existencia de aquello.
Como si Modigliani hubiese pintado de una vez el más misterioso y delicado rostro negro.

-¿Qué me dice, Ernesto? ¿Acaso no le parece conocido...?





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viernes, mayo 25, 2012

894. Metidos en un cuerpo-II

Todos se dieron vuelta para mirarle. Es que no sólo había pensado esa última frase sino que la había pronunciado. Se dio cuenta y quiso recordar cual había sido.

-¿Qué dije?
-Que todos los momentos son iguales, -ayudó Cholo. -¡A qué te referías?
-No,-acotó Ernesto. - Dijo que los momentos siguen existiendo, o algo así. Que tienen realidad.

El alcalde no había puesto atención, y Dengue se limitó a sonreír.

Manuel iba a decir algo para cambiar de tema cuando Dengue volvió a conectarse con el área del lenguaje.

-Claro que esos momentos fueron reales. Yo no estoy loco. Podría volver a fabricar una bola si me consiguen los materiales. Eh, Manuel?  Vos sos mi amigo...
-Eeeehh... -¡Como decirle que no era el momento ni el lugar para hablar de una cosa así?
-Y para qué querés fabricar una bola?-Preguntó el Alcalde.
-Para que no me tomen por loco. Ya se que he hecho algunas cagadas pero cuando les digo que vengo de otro mundo no estoy inventando nada. Si me permiten fabricar una bola... eh, Manuel? Como las de allá.

Cholo no quería impacientarse, por eso intentó que Dengue razonara.

-Cholo, te puedo asegurar que vos estabas desde hace muchos años viviendo con tus tíos los criadores de chanchos. No llegaste ahora de otro mundo.

Dengue abrió desmesurados ojos.

-Eso te quería decir! Estamos los dos aquí metidos en este cuerpo.

Y cuando se estaba prolongando un denso silencio agregó:

-Estamos juntos el Dengue de acá, ese que vos conocías... y yo. Que también soy Dengue pero vine de otro mundo... pregúntenle a Manuel, él sabe como explicarlo.

Ni quisieron esperar que Manuel dijera nada. Simplemente se pusieron a pensar en cómo manejarían ellos un caso de delirios recurrentes o repentinos o como se quisieran llamar. Tal vez mejor ponerlo en manos de un psiquiatra

Pero Manuel habló.

-Esas cosas ocurren... Lo difícil es encontrarle una solución... ¿Cómo te metiste ahí?
-Yo que se, Manuel. De lo último que me acuerdo es que venía cayendo por un túnel infinito!

Ya estaba. Un súper gong de cristal estalló en todas las conciencias

O ambos estaban locos o aquí había algo que no se podía tolerar.



                                                                                                                                                                         
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jueves, mayo 24, 2012

893.Charlas paralelas

  Y si por otra parte acercáramos las cámaras y los micrófonos a la ventana aquella, cuyas cortinas flamean hacia afuera, como invitando a la intromisión foránea. Cámaras y micrófonos que por supuesto jamás hemos usado, je je, pero que nombramos a modo de subterfugio dialéctico a veces, porque no ha llegado la hora de la sinceridad, o porque jamás entenderíais la verdad, oh españoles, aunque os la dijéramos de la forma más sencilla. No que supongamos alguna suerte de miopía intelectual sino.. bueno bah, porque no hemos de deciros hoy lo que está programado para  mañana.
Que al centrar nuestros captores junto a aquella ventana tras la cual se sienten voces alrededor de una mesa de cocina, ruidos de platillos portando cuadraditos de queso y salamín, pan en rodajas estrechas y hasta algo de vino... Una reunión.

Por un momento todos se han vuelto humanos, el loco, el soñador, el político honesto, Manuel y el millonario generoso.

El loco parece menos loco, o al menos cuando mira deja la impresión de que allí detrás de esas pupilas habita alguien que ahora temerosamente asoma.
El millonario revive su antigua experiencia de mirar a su madre cuando ya se hundía.
El Político retoma el sentido de la experiencia vital como una exploración sin mapas de un mundo desconocido.
El soñador sueña con un mundo mejor que está ahora comenzando.
Manuel trata de aferrarse a la idea de que todos y cada uno de los presentes significan una vida completa y con sentido propio, sin importar cuantas y cuales otras se le puedan parecer y aún superar en cuanto a perfección humana y realización de la justicia.

Ellos hablan incluyendo a Dengue en las miradas, o esperando con una pausa su opinión.

Porque la humanidad no puede ser otra que la resultante de la suma de todos los humanos reales. Con sus limitaciones y sus errores que tal vez...¿por qué no podrían ser parte necesaria del movimiento y el cambio?
Como había pensado aquella vez en broma. pensando en la necesidad de que hubiesen agujeros para permitir el movimiento de las otras partículas.
Información que va de donde hay hacia donde escasea, formando rulos en su trayectoria y en la trama del tiempo.

Dengue ha levantado una mano de su falda flaca y ha alargado sus dedos hacia el plato donde los quesos. Ha mirado sus pupilas húmedas a todos alrededor al hacerlo. Se ha reído.

El político es sacudido por un nuevo rebrote de ideales juveniles. Se pone colorado mientras piensa apuradamente que justo en ese momento se estaba interesando por un problema real de los vecinos y no por su carrera política.

Ernesto ha vuelto a mirar el rostro ovoide de Dengue y el semibrillo de sus ojos. Se siente sacudido otra vez.. Hay allí un llamado poderoso que le hace vibrar misteriosamente.

Cholo ha estado observando al Alcalde, le ve tan normal y parecido que no logra entender cómo una persona puede abandonar todos sus ideales luego de haberlos pregonado tantos años. Sin mediar una explicación o un pedido de disculpas. Más todavía.Que pretenda que lo que practica ahora es lo mismo que pregonaba cuando se sentía revolucionario

-Por último, cada momento es real, aunque existan millones de versiones del mismo momento-. Concluyó Manuel.




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martes, mayo 22, 2012

892. Selecciones del Reader

Pero volvamos a lo nuestro.

 Sin embargo resta preguntar a quién sea si alguna vez se ha puesto a considerar  cuan poca coherencia tiene o a tenido su propia historia. Cuando cachorros soñábamos con muchas cosas que hoy nos parecen totalmente estúpidas y sin sentido. Será que hemos cambiado de opinión o de gustos, o será que en realidad no somos exactamente la misma persona, la misma historia, los mismos...

Pero volvamos...

Conozco a alguien que de niño leía Selecciones del Reader Digest, dibujaba coches norteamericanos  de cualquier marca, hasta en sus más nimios detalles, sin dejar de ser hincha de la Ford, Mércury, Thunderbird, Lincoln and cómpani, hasta los trece años. Después un revoltijo de ideas mal comprendidas, desde Nieztche, Hesse y Marcusse, hasta Marx, Freud y el mismísimo Jesucristo. Nada que ver. Ni siquiera Artigas o Simón Bolivar o algún otro americano.

Si, en realidad la coherencia viene por lo importado porque se trataba de un americano del sur, la del norte es otro continente y Europa, otro mundo.

Pero...

Está bien, continuemos. Pero de todos modos hemos de advertirles que se han perdidos algunos instantes de la historia entre la desconexión y el nuevo acople. Instantes en los que pudieron ocurrir hechos importantes para el relato. Lo que no ocurre en un siglo ocurre en un segundo y si...

 Veamos...

La primera imagen que recibimos nos muestra otra vez la finca de señor consejero don Ernesto de Oliveira e Souza, un costado de ella, donde entre dos hileras de canteros floridos se ha dejado un espacio libre como para estacionar algunos automóviles. En este caso hay uno sólo. El mismo o muy parecido al que habíamos visto transportando en su interior a aquellos cuatro personajes tan distintos aunque parecidos. Un loco, un soñador, un político honesto y un millonario altruista.

-disculpen la crueldad pero no se nos permite ni tolera establecer lazos afectivos con los personajes-.

Ni interrumpir el relato para hacer comentarios impertinentes.

-perdón-






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lunes, mayo 21, 2012

891. APAGÓN

INTERRUMPIMOS LA TRANSMISIÓN 
POR RAZONES INEXORABLES

A partir de este momento y hasta nuevo aviso todo lo que aparezca en las sucesivas líneas de texto (o imagen), dejará de estar referida a la historia de Manuel y de sus bolas, para pasar a ser simplemente la opinión del grupo de personas que trabajamos para que en cualquiera de los formatos posibles, siempre llegue nuestra historia en tiempo y forma a nuestros queridos seguidores..
...pero hete aquí que azarosas circunstancias nos impiden asegurar, por el momento, que la historia que le estamos contando sea siempre la misma. Acaba de producirse una notable alteración en nuestro panel de monitoreo de resonancias. Nuestras brújulas, por decirlo así, se volvieron locas por un segundo y...Claro que todo ha vuelto a la normalidad, pero de una forma absolutamente imprecisa.

No sabemos en qué "normalidad" hemos anclado. 

Completamente honesto sería reconocer que otras veces nos han sucedido percances semejantes. Varias. Aunque nunca nos habíamos detenido a considerar todas las enormes consecuencias que pudiera tener el más mínimo error que se cometiera en el momento del acople. Las historias, queridos humanos, tienen tantas ramificaciones como pelos han tenido en vuestras cabezas. Cada ramificación contiene todas las posibilidades  que quedan abiertas de entonces en más. Algunos finales de historia prescinden de ningún parecido con la historia que conocemos. A medida que la historia va avanzando a través de las posibles ramificaciones se va diferenciando de todas las que se ramificaron en la misma parte del relato.

Si nuestros acoples han sido en algún momento errados, aun cuando ese error fuera de ínfima cuantía bien podemos haber contactado con una ramificación que corría en paralelo a la nuestra a muy corta distancia. 

En ese caso lo que se siga contando desde  este estudio será, no las historia de las bolas de Manuel, sino una  formada por trozos de distintas variantes de esa historia. Una especie monstruo de Frankenstein literario.


En cuanto a las razones de estos fallos es un tema en el que, por el momento, preferimos no profundizar.

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jueves, mayo 17, 2012

890. Cabeza ovoide

 Dengue levantó un poco más la cabeza y afinó los ojos como solía hacer estando sano,  aunque ahora se perdieran (los ojos) como hundiéndose en un horizonte  extraño.
Cabeza ovoide y angosta que se concreta en una pera bastante fina. Rostro lampiño y oscuro con pequeños brillos tal vez de sudor. La losa de sus ojos escondida. Esa expresión extrema de alguien que no logra del todo establecer comunicación con la realidad.

Movió los labios como si dijera la palabra amistá. Calló y enseguida dejó caer las lágrimas.

El auto desembocó por Aerosur en Gianastasio.
Pasaron  frente a la farmacia de don Miguel.
Continuaron rumbo a El Bosque.
K-20
Entraron hacia el norte luego de haber hecho una maniobra incorrecta.

Manuel apretó significativamente el brazo de Dengue.

Traspasaron el portal de Los Dogones.
El auto se detuvo.








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miércoles, mayo 16, 2012

889. ¿Conocés la historia?

Para el alcalde fue suficiente, se lo dijo con una mirada a Ernesto y éste a los otros. con palabras.

-Tengo unas habitaciones en mi casa y una enfermera todo el día que cuida a mi madre...

A Manuel le comenzó a girar la cabeza tirando relámpagos, era la primera vez que veía  un exacto paralelismo entre dos mundos. Con ligeras diferencias que se iban compensando hasta llegar a la confluencia. Qué notable!

Iba a seguir el asunto de cerca para saber cuales serían las cosas repetidas y cuales no.

¿Habría también en este mundo una galería subterránea debajo de la casa de Ernesto?
¿Habría tucu tucus mutantes viviendo en ella?

El grupo volvió sobre sus pasos sobre el pedregullo suelto del espacio entre los barracones, hasta el auto del alcalde. Al sentarse de nuevo en aquel interior todos a su modo sonrieron, hasta Dengue que dejó para ello de rascarse el hombro derecho levantando los párpados para observar a todos y cada uno.

-Amistá

-Nos olvidamos de pedirle a él el consentimiento,- dijo alguien. -Ahora lo está dando.

Eso pareció porque en seguida Dengue se lanzó de lleno a la conversación entreverando todos los términos "plancha" de su repertorio con las palabras normales que hablamos los bien educados, hasta comenzar a saturar el ambiente. Expresaba agradecimiento y escondía un fondo de vergüenza. Se reiteraba con su Amistá constante, que pronunciaba de golpe con sonoridad metálica casi a los gritos mientras sus oscuros ojos se escondían entre los párpados.
Confesó saber exactamente lo que estaba ocurriendo con él, y no haber podido evitarlo. No poder evitarlo le producía un desánimo tal que para superarlo recurría a volver a empezar. Pero que él era capaz de llegarlo a dominar. Pidió un poco de paciencia. A cambio  les podría contar todos los días un capítulo de un historia muy entretenida llamada -aquí se rió descaradamente- "Las Bolas de Manuel"

Manuel saltó como con un resorte.
Claro que había estado allá, ahora bien, ¿cómo saber si habían estado alguna vez, los dos al mismo tiempo, en el mismo Universo?
Sonrió diplomáticamente

¿Ah, conocës la historia...?


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viernes, mayo 11, 2012

888. Las zarpas de Regules

Ese era el problema. Dengue volvía a hablar de las bolas y, aunque ahora el tipo ese no hubiese captado lo que quería decir, si se lo dejaban como paciente ya llegaría a hacerlo. Y entonces...

Manuel tomó a su amigo del brazo y comenzó a sacarlo hacia la puerta. Ernesto le reprochó que  estaba actuando contra los intereses de Dengue. Necesita el tratamiento- le dijo. Cholo que aquel sujeto no decía la verdad. El alcalde que sin embargo no parecía un terrorista que anduviese raptando gente. ¡Por qué Manuel afirmaba una cosa tan extraña? Regules pergeñó una sonrisa e hizo el gesto típico del  que  muestra algo increíble. Ernesto observó la inflexible expresión de Cholo, le conocía de varios años en el comité. Un muchacho serio.

-Ellos dicen que usted miente, Regules...

Regules hizo un sonido extraño con su garganta y se puso más que colorado, amoratado. Achinó los ojos, se encrespó como un felino dispuesto a desgarrar con sus zarpas la carne del enemigo. Volvió a emitir aquel sonido y después con una voz que no parecía suya ametralló con los siguientes argumentos:

-Ellos no son inocentes.
Ellos conspiran contra el mundo civilizado.
Ellos se protegen entre ellos.
Ellos no son lo que parecen.
Pregonan una libertad tan absoluta que pondría en peligro nuestro mundo..
No creen en nada, ni ante nada se detienen.
Son drogadictos y promiscuos sexuales.
Revolucionarios incorregibles.
Enemigos del poder y del orden.
Malagradecidos, insolentes y malvados...

Terminó con dificultad. Estaba todo transpirado,  le temblaban los miembros. Daba lástima.


                                                                                                                                                                       

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miércoles, mayo 09, 2012

887. Un Amigo

  Arrancó Regules torciendo el rostro como pretendiendo querer hablar sólo con las personas importantes y que Manuel y el Cholo no escucharan. Porque Manuel era un caso típico de daño neuronal producido por la pasta base de cocaína. Escaso sentido de la realidad, pensamiento mágico y paranoide, incapacidad para cualquier tipo de razonamiento lógico.

-Pongámoslo a prueba-, interrumpió Ernesto, -Decime Manuel, por qué te parece que Dengue se ha vuelto adicto a la pasta?

A Manuel la pregunta le pareció demasiado boluda, pero, en la situación del momento prefirió resignarse a contestar.

-Por haber perdido el entusiasmo por la vida. Le ha tocado un papel... Tal vez los amigos no supimos entender que nos necesitaba tanto... -Y al terminar bajó el volumen de la voz y la mirada porque estaba viendo la expresión de unos días antes cuando Dengue repitiera la palabra amigo, varias veces mirándole a los ojos con desesperación. Y es que recién ahora lo entendía, Dengue no había sido nunca tenido por un verdadero amigo sino tan sólo como un desgraciado por el cual se siente compasión. ¡Pero era un verdadero amigo! como el otro Dengue lo había demostrado en las lides de la Revolución Anarquista, (no mencionar nada de esto frente a las autoridades), un verdadero amigo con todo, con el corazón y la cabeza. La puta madre por qué uno entenderá las cosas cuando ya es demasiado tarde?

Dengue levantó en el momento de silencio una ceja, y miró desde su posición encorvada y hasta un poco simiesca la figura de Manuel. Su rostro hizo una mueca parecida a una sonrisa para después decir algo así como:

-Anuel, amistá. Amistá Anuel

Y con la mano levantada hizo unos movimientos en el aire como de un ave volando o de una hoja cayendo de la rama...
Ahora cierra la boca y hace fuerza por pronunciar un nuevo sonido desde los labios... Lo está consiguiendo...

-Bbbolaas-, dice por fin, con los ojos desorbitados fijos en Manuel, mientras ya estalla en una estruendosa carcajada con la que termina de perder el equilibrio y da con sus huesos en el suelo.

-





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lunes, mayo 07, 2012

886. Claro que fracasaron.

Enseguida fue empezado a tratar como el loco de la cornisa que se tira y no se tira. Frases envolventes de suave textura y evidente raciocinio correcto pero sin parecer imperativas. Salvo las actitudes del Cholo y del Dr. Regules quienes, ambos estáticos, demostraban sentimientos antípodas. El Cholo expresaba grata sorpresa en el brillo de su mirada, pero el Dr. Regules, tal vez con idéntico brillo sin embargo expresaba toda la contrariedad de encontrarse de pronto en una situación incómoda. Muy incómoda.

Para peor a Manuel se le ocurrió seguir hablando. Que fue decir que aquel sujeto que tenían adelante, que parecía un pacífico ciudadano, era sin embargo miembro de una especie de escuadrón clandestino que andaba raptando gente por sospechas de ser gentes de otros mundos. Ellos lo creían.

-A mi me tuvieron raptado y ese tipo me interrogó.

La actitud correcta para Regules y para este caso, hubiese sido la de dejar pasar la perorata en silencio aunque con expresión de sorpresa. Pero no. A Regules el campo se le hizo orégano y por eso quiso ir un paso más allá dando a entender con palabras ambiguas y cargadas de una falsa dulzura, que Manuel había sido uno de los casos más difíciles que se le hubiera presentado en su carrera profesional. Un verdadero fracaso.

-Claro que fracasaron. ¡Me escapé!

Cholo estaba atento.

-Pero Manuel vos no estuviste internado acá¡

-Cuando me raptaron me escapé. Después que éste me interrogó tratando de averiguar si yo era un alienígena.

El Dr. se empezó a poner nervioso

La cabeza chata, tipo caballo de ajedrez, del alcalde fue hacia un lado y otro tratando de entender algo observando las expresiones de todos y especialmente de los contendores. El era la autoridad en ese momento, aunque muy civil y democrática. Pero la autoridad de algún modo. Por lo que veía en el asunto se entrecruzaban distintas competencias e implicaciones. En primer lugar una denuncia penal hecha de forma verbal frente a varios testigos ajenos al aparato policial o judicial. En segundo, una declaración de insanía hecha fuera de la consulta médica o profesional psicológica por una persona idónea en tratamientos antidrogas, pero no profesional. Y en tercer lugar él había sentido rumores de que estuviese actuando una secta.clandestina.

-Escuchemos a ambas partes. Y ustedes traten de explicarnos un poco de qué se trata

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sábado, mayo 05, 2012

885. Dengue se va conmigo

  Manuel  iba mirando la espalda de Dengue, quién a pesar de todo caminaba hasta con energía sobre el pedregullo  demasiado grueso y suelto como para avanzar derecho. Pero la cabeza gacha, puesta en horizontal como un ariete para envestir al destino. Lo menos que precisaría. Tal vez adivinando  las borrosas marcas entre los pedruscos de los anteriores desgraciados que habían entrado a los galpones.

Al ingresar se encontraron con el Dr. Regules que venía a recibirles, o al menos recibir al alcalde y al concejal, con los que había estado hablando por teléfono. Pero cuando Regules pronunció el saludo, aquel tono de voz aceitosa y cavernaria hizo que la persona de Manuel volviera abruptamente de su éxtasis filosófico a la tierra. Aquello era, aquello era.... demasiado parecido a aquello otro... Porque aunque parezca un recurso ya gastado por las películas del montón, literalmente Manuel reconoció la voz sin reconocer a quien pertenecía. Por un instante, porque al siguiente vio ante sus ojos esa misma cabeza salvo que cubierta por una inocente capucha de lienzo. ¡Era el interrogador del día del rapto!

Saltó hacia adelante y su paró justo adelante de Dengue antes de que el Médico llegara a él. Todos se detuvieron. El Cholo vino a ver de cerca que le pasaba a Manuel y por qué miraba así, en actitud desafiante a los otros, al tiempo que les decía que Dengue no se queda acá.

(estaría loco?) O tal vez también él habría hecho todo el viaje revolviéndose de tripas.

El brazo derecho de Ernesto, justo a su izquierda, se comenzó a mover para sacar al impertinente del camino, pero por algo se detuvo. El alcalde en cámara lento paseo su rostro repetido con similares intenciones sin llegar a tomar a Manuel por un hombro. Por indecisión y no por blandura.

El tiempo entonces vuelve a su ritmo normal  y vemos como escena detenida a Manuel parado de piernas y brazos abiertos, delante de Dengue, y los otros en abanico, semi agachados pero completamente estáticos  mientras el tiempo externo sigue pasando. (después la tira se recortará para que encaje en los tiempos).

Escena obvia.

-Dengue se va conmigo. Yo aquí no lo dejo,


                                                                                                                                                               

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viernes, mayo 04, 2012

884. Topus Uranus

Tal vez no importara la denominación cuando en el fondo, distintas maneras de presentar el problema terminan  mostrando que las ideas y las cosas se juntan en un punto. Aunque ese punto se encuentre mucho más allá de cualquier horizonte posible.
Podemos pensar -pensó Manuel-. que toda cosa material esté formada por un conjunto muy apretado de pensamientos complejos. Una madeja en la que uno o muchos hilos se empeñan en apretarse unos a otros alrededor de un centro. Cada partícula un ovillo de pensamientos entrelazados. Números, ecuaciones y conceptos que determinan en conjunto un montón de características, como la posición en el espacio, velocidad y la energía. Si se trata de algo material o de una idea primaria que tal vez vaya a terminar formando parte de un poema, o de la estructura aparente de un universo, o de...

Pero el viaje terminaba. Ya las cuatro puertas del auto mostraban a pocos metros, de uno y otro lado, cuatro barracones recientemente encalados al modo militar, alrededor de un espacio central más desolado que el oscuro pedregullo conque lo habían cubierto recientemente.
A Dengue le encaminaron adelante de todos, como si fuera un reo camino a su cadalso, tan resignado parecía, Atrás ellos, queriendo convencerse de que todo era por su bien. No siendo fácil.

Ernesto recordando la conversación que había mantenido con ese  entusiasta Dr. Regules quien sin embargo le confesara la baja taza de recuperación total entre sus ex-pacientes.
-Se trata de una enfermedad de la Sociedad en su conjunto. Ellos no son más que la punta del iceberg.-

El Alcalde calculando que en quince minutos podrían haber terminado con este enojoso asunto y ponerse en camino de vuelta con cierta posibilidad de llegar a esa puta reunión con los del Rótary Club. Hubiese preferido dedicarle ese  tiempo a que alguien le explicara qué mierda tienen en la cabeza los jóvenes de ahora que en lo único que piensan es en evadirse de la realidad.

El Cholo contrariado consigo mismo, con todos los otros y el mundo. Hasta con Manuel, quien le parecía completamente abstraído de la situación, navegando sin velas por las alturas del topus uranus, y sin ayudarle a decidir si lo que estaban haciendo con su amigo era lo correcto. Acaso alguno de todo Lagomar había ignorado el tipo de vida que esos roñosos le hacían vivir al muchacho? Tampoco él mismo lo había ignorado... ni Manuel.

El Dengue iba callado.
                                                                                                                                                                          
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martes, mayo 01, 2012

883. El Castillo de Peñalba

                                                                                                                                                                          Porque Manuel alguna vez había concurrido a las clases de filosofía del "loco Peñalba", el profe caído al liceo de Lagomar como meteorito consumiéndose en su fuego. Y aunque no habían sido muchas clases, sí las suficientes como para que tres o cuatro muchachos comenzaran a darse cuenta de que tenían un cerebro dentro de la cabeza. ¡El loco Peñalba! ¿Qué habría sido de su vida? Sus finos pantalones de pana color habano. Su paraguas negro que no habría ni bajo un chaparrón. Su flacura...
votarClaro que a Manuel nada le podía resultar demasiado estrafalario después de tanto escuchar, desde la infancia a su abuelo Abelardo explicando la "dualidad onda partícula" o "qué vendría a ser una singularidad desnuda", así como tantos temas que poco a poco se habían ido borrando de su memoria.

Pero al loco, mal que le molestara a Fagundez, el director del Liceo, no le interesaba demasiado la estructura material ni inmaterial del Universo. Le interesaba encontrar la raíz del razonamiento puro. Las bases elementales desde las cuales levantar, si es que eso fuera posible, el edificio entero de toda sabiduría futura.}
 Ja ja, como alguien llegó a decir, haciendo mofa del pobre flaco que ningún mal había hecho ni pensaba hacer. Él simplemente pensaba, tratando de hacerlo bien, sin confusos conceptos que pretenden decir cualquier cosa a que a vos se te ocurra. Creía, al parecer, que era posible encontrar piedras fundamentales del pensamiento, que se pudieran encimar a otras similares para ir levantando los muros del edificio. Su castillo ideal.
Ni por un momento a Peñalba se le hubiese ocurrido que el pensamiento pudiera ser en  algo parecido a la materia. Cosa que a Manuel sí, especialmente después de tantas veces que había dialogado con las bolas, llegando a presentir que aquel conjunto de alambres y  papeles, que obedecía a sus órdenes mentales, tenía a su vez, también conciencia. Una conciencia callada. pero poderosa, como quedó probado cuando se lanzaron los primeros  pensamiento contra el enemigo, transformados ipso facto en sus contenidos pero de materia palpable. Nada se puede transformar en algo que es completamente distinto

-Pensábamos en mierda y una verdadera cagada caía sobre las blancas alas de los ángeles.

¿Sería otra dualidad como la de onda y partícula?

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                        Multiverso