martes, noviembre 29, 2011

861. Cuidado con el dulce.

              Después todo fue muy rápido. Bajaron en el patio de la casa y cuando estuvieron los cuatro  con los pies sobre la tierra Manuel extendió la derecha hacia Mandinga, quien un tanto confundido, esperaba tal vez un beso filial, se la tomó torpemente, casi a contramano. El hijo le estaba diciendo que ya era hora de retirarse, de dejarle en paz con su familia , con el rumor de la brisa entre las  copas de los pinos, con su trabajo honrado de jardinero, con sus pensamientos.
La bola invisible se elevó sin emitir sonido. Ausencia de una ausencia, como si nunca hubiese estado. Como se borran las fantasías ante el llamado de la cruda realidad, o los sueños, por muy perturbadores que fueran, al sonar del despertador de las siete.Así se borró del espacio y el tiempo... y de las conciencias de los que quedaron a continuar la historia.
Porque la realidad tiene eso de ser hojaldrada, mucho más que un pastel de aquellos que al morder nos quemábamos con el dulce de membrillo que saltaba de forma imprevista. La realidad es traicionera. Ingeniosamente traicionera.

Recién cuando ya entraban a la casa fue que Manuel pronunció su ya famosa puteada comenzada en me cago y terminada en la virgen María.
Pero tenían que dar de comer al niño, y jugar con él. Tenía Manuel que volver a atender sus jardines, que pasar a hacer las compras en lo de Luque...No. Mejor en el autoservicio del chino Wang, sin pasar frente al correo, ni a la farmacia del viejo Miguel, ni al comité de... No eso no era necesario. En realidad iba a ser conveniente tener alguna conversación sincera con el Cholo.

Un par de horas después, tras darle un buen beso a Magda y tres a Ulyces, salió en la bicicleta, callado  y distante, con la mirada perdida más allá de cualquier horizonte. Repechó la subida polvorienta casi parado en los pedales y se perdió por dentro del otro monte de pinos sin aparecer por ningún lado.
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lunes, noviembre 28, 2011

860. Bajo la pata del poder.

 Bien, cuando el Play falla buenas son las palabras escritas. Después de todo no fueron tantas las que Abelardo envió, Mandinga mediante. Algo así:

-"Manuelito, muchacho, no te olvides de tu misión." 

Bastó eso para que Manuel cambiara de talante pasando del relax anterior a una actitud casi beligerante. No estaba dispuesto, dijo, a seguir dejando que otros, aunque fuera su  mismísimo abuelo, pretendieran escribir el libreto de su propia vida. No lo estaba. Y además no creía en el destino. Ni en la predestinación, ni en la existencia de personas imprescindibles para cualquier cosa.

-Después de todo, concluyó, si la gente quiere vivir bajo la pata de los poderosos, que lo haga... ¿O acaso no creemos en la libertad?

Mandinga se contuvo. Magda también. Aunque cada uno por una razón distinta. Mandinga porque la nave había empezado a hacer bamboleos a izquierda y derecha sin que se le hubiese dado la orden. Magda porque temía aumentar la intensidad de las ondas discordantes que estaba recibiendo. Por eso abrazó a Ulyces y le recogió sobre su costado justo en el momento que éste comenzaba a llorar.

Manuel dijo la orden de volver a casa. No lo pensó para ser escuchado por la bola. Se lo dijo a Mandinga, respetando su condición de piloto pero usando un tono tajante.

-Volvemos a casa.

Ahora sí Mandinga  se animó a sugerir que antes del retorno, y ya que estaban sobrevolando la zona, bajaran unos minutos sobre la Cordillera de los Andes a comprobar la notable disminución  de los hielos en los picos.

-Estas gentes se están quedando sin las aguas del deshielo.

Lo de Manuel fue terminante, que rieguen con coca cola, dijo. Evidente sarcasmo nacido de su creciente mal humor. No soportaba tampoco que la reyerta de ideas de afuera se le estuviese metiendo en el corazón de su cerebro. Y eso estaba ocurriendo. El deber ser peleando con el querer ser. La idea de que si descubrimos en nosotros una condición necesaria para ser el líder de una revolución que liberaría a la gente, debemos reconocer que los otros nos necesitan, aun sin saberlo. Contra la idea de que cada tarado piensa que sus ideas son la mejores para los demás.
Sin dejar de poner en duda el mismo concepto de deber.

-Mi vida la escribo yo.





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sábado, noviembre 26, 2011

859. Eructos y sonrisas.


         Igual que el otro progreso. El de las ideas. Cada vez que alguien lo proclamaba, otro alguien declaraba que todo pensamiento disminuye la posibilidad de ser feliz y morir de vejez. Que mejor  es ser ignorante e indiferente.Sin contar los otros que dicen que siempre han habido pobres y que eso  permite a los ricos dar limosnas volviéndose buenos. Por descontado que los pobres lo serían, y no como opinan otros más, que son pobres por haraganes.... Pero por algo Dios los habría puesto en el mundo.


Ja ja. (Manuel conocía la clase de sujetos que solían ser los dioses.)

Sin embargo creía en el progreso moral aunque no fuera demostrable. Y desconfiaba del progreso material aun siendo evidente. 

Una necedad si se quiere.

Creer que el amor poco a poco le puede ganar al odio Que se puede progresar materialmente sin volverse estúpido.Que la felicidad no es más que el resultado de pequeñas interacciones que ocurren entre las personas.

¿Por qué creer en tales cosas...?

...cuando todo parece demostrar lo contrario...



(lo que Manuel imagina)

Una familia de gordos, padre madre  e hijo, bajan de su 4x4 sobre zapados deportivos antigravitatorios, Entran en el más grande centro comercial de su ciudad satélite privada, y munidos de grandes vasos hechos de aire sólido descartable llenos de una bebida refrescante hipercalórica y rejuveneciente,  ¡BOT!. Cada uno toma un carro levitante y comienza a cargarlo con todo lo más tentador que se exhibe en las góndolas.

Se ven felices cada vez que estiran la mano para tomar un envase levitante. Eructan y se ríen anticipándose al placer de la comida. Luego salen, seguidos de sus carros obedientes y del holor de sus pedos.

Pero Mandinga estaba cambiando de tema.

Ya no era el del nuevo modelo de bola que había perfeccionado Abelardo. Sus nuevas prestaciones y la exactitud de sus respuestas. De la bola de Abelardo se pasó a  Abelardo mismo, y de éste al mensaje que éste le había mandado a su nieto. O sea Manuel.

Un mensaje oral que iba a ser entregado de inmediato.

Play.
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martes, noviembre 22, 2011

858. Las Turbias Aguas del Río de la Plata.

A Magda le llamó al principio la atención que Manuel se aviniera tan fácilmente a la invitación de Mandinga, bien que fuera su padre, porque contrastaba con todo lo que meticulosamente habían estado planificando desde el principio del año. Le causó gracia y por fin le justificó. También ella merecía un relax pasajero después de tantos días de tensión obsesiva.
Paranoica.
Trató de sentirse cómoda sobre ese especie de diván alrededor de la bola redonda que parecía ser el corazón de la nave. Alrededor y por todos lados se veía lo de afuera como en un cine circular. La casa y los árboles que se iban cayendo silenciosamente mientras la nave  con ellos subía. Como otras veces y tantas, sintió el cosquilleo en los pezones y un cierto vacío en el estómago. Agarró con un brazo a Ulyces a su derecha. No. No tenía miedo de que pudiera ocurrir algún accidente Que se cayera la bola sobre los techos o algo así. Demasiado sabía que las bolas eran algo seguro, al menos tanto como la entereza mental de quien la piloteara. En este caso Mandinga, quien se podría tildar de divertido pero nunca de desequilibrado Simplemente divertido, claro...Era un especie de Dios Y teniendo por delante unos siglos más de vida...

Fijó su mirada en ellos. Mandinga y Manuel. Quietos ahora mirando la bola negra de comando y pensando seguramente en algún lugar al que querían dirigirse. Tan parecidos y a la vez tan diferentes. Mandinga mucho más grande y huesudo, con ese ropaje contradictorio en verdes y naranjas y esa risa. Manuel más delicado, el flaco, siempre en  vaqueros y remera roja., como el dibujito de un personaje. Pero ese algo en las facciones estaba igual en los dos. En el negro grandote y en su hijo, qué duda podría caber, mulato y bien parecido, aunque no se estuviera riendo todo el tiempo.

La luz había venido en aumento a medida que iban tomando altura. Ya iban sobre las nubes y fue necesario disminuir la transparencia de los vidrios para no enceguecerse.

No no querían hacer viajes interplanetarios ni cambiar las coordenadas dimensionales. Querían simplemente pasear.

Mandinga continuaba hablando maravillas del modelo de bola y tratando de hacer demostraciones  prácticas. Dejó librada la bola por un momento en caída libre. Pasaron en forma invisible a través de un edificio de oficinas, sin hacer volar una hoja de papel. Flotaron sobre las ondas del Río de la Plata y se sumergieron en sus aguas. turbias. Sobrevolaron Buenos Aires...

(Todo gracias a la invisibilidad y a otras triquiñuelas)
(Para ver sin ser vistos y pasear todos sus átomos sin que choquen con los átomos ajenos.)


Porque Mandinga admiraba a Abelardo, el abuelo de Manuel, mucho más que lo que Manuel le admiraba  a él.
Le admirada principalmente por su independencia de criterio y en segundo lugar por su inventiva al parecer infinita. Sin conocimientos previos sobre cualquier tema era siempre capaz de inventar algo que lo mejore, o que le domine, o que permita conocerlo hasta en su últimos detalles. Genio inventor por pedido y además, algo muy importante. El viejo era divertido también.

Pero Manuel, que parecía tan admirativamente concentrado en las palabras de Mandinga, o en sus demostraciones prácticas, en realidad estaba debatiéndose entre los eternos argumentos del hombre feliz que no tenía camisa y su recuperado placer de bolar en una bola. Disyuntiva equivalente a poner en duda el  valor del progreso material, o tecnológico y pensar que tal vez la felicidad deviene de la ignorancia. Si es que lo más importante fuera la felicidad y no el dinero, y además que se pueda ser feliz sin la barriga llena.

Manuel no lo sabía aun. No era un intelectual y a pesar de tantas vivencias relacionadas con el poder y sus consecuencias, nunca había pensado en un futuro que no fuera futurista, avanzado en todo, hasta en armas. No que justificara el mal uso de la ciencia ni simpatizar con los poderosos, ya lo sabemos. Pero un futuro sin progreso... Eterna repetición de pequeñas historias, intercambiables, imposibles de diferencias, al cabo de un tiempo
                                                                                                                                                       
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martes, noviembre 15, 2011

857.Aire Sólido

               Después de tranquilizarse mutuamente se quedaron mirando en silencio. La forma exacta de la cara que recordaban en sus mínimos detalles. La textura de la piel y también su perfume personal. Todo lo que conocían el uno del otro en cuanto a aspecto físico, con la increíble convicción de que ninguno de los dos era eso que estaban viendo. Habían tenido una vez la experiencia de sentirse acompañados mientras no estaban en ningún lugar, ni poseían cuerpos ni respiraban. Pero habían sido ellos. Ahora también lo eran ocupando un lugar en el espacio. Una sensación íntima lo confirmaba. No la apariencia que les llevaba la luz. La vivencia de la existencia propia y la del otro como una cosa previa a todo razonamiento.

Pero la magia duró poco. Ulyces se les escapaba corriendo hacia el frente. levantaba las manitos en el aire, como queriendo atrapar un pájaro... El perro del vecino comenzó a ladrar con indisimulada furia y hasta Manuel... creyó sentir una cosquilla fría en las orejas.

Sí, allí estaba otra vez Mandinga bajando por el tronco del primer pino, como si fuese un mono verde.  Porque verdes eran su ropas y casi todas las cosas que hacía, niño travieso. Maldito payaso.

Que había dejado la bola posada sobre las ramas mas altas en el modo invisible. No quería causar problemas pero tampoco volver a sus asuntos sin haberse despedido después de intercambiar apenas un par de párrafos. Se entiende.
No que la bola no se iba a caer de la copa del árbol ni aunque se levantara brisa.. Era suficientemente obediente y capaz de tomar decisiones por su cuenta. No aquellos modelos primitivos de la escuadra de la Federación Anarquista, ja ja.

-¿Se acuerdan del olor a engrudo que había adentro?

Media hora después que comenzara la serie de recuerdos graciosos fue que les quiso mostrar las maravillas del nuevo modelo de bola. La aterrizó en el patio trasero y la hizo visible.

Una elipse matemática desde cualquier punto de vista. Una superficie perfecta  hecha de aire solido cuyas moléculas no podían salirse de donde estaban, pero sí volverse transparentes, opacas o invisibles a voluntad. Un interior sencillo. Minimalista, Con poco más que un diván semicircular enfrentado a otro idéntico, ambos mirando a la pequeña esfera negra central. Por afuera todo el panorama en 360 grados.

Cuando todos estuvieron sentados la nave se elevó.




                                                                                                                                                                                                  

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lunes, noviembre 14, 2011

856. Ulyces no es Romeo

Sin embargo Magda no era de su opinión. Había cruzado la calle, frente a la farmacia, ayer, para saludarle, y Julieta la había recibido con una frialdad rayana en el desprecio, Situación muy difícil de sobrellevar aunque uno piense que en realidad no ha vuelto al mismísimo mundo que lo vio nacer sino a uno muy aproximado y parecido, Que las personas no son exactamente las personas que uno conoce sino otras con muy pocas diferencias, ya lo había entendido, pero... Los hechos, por ejemplo podrían haber sido a su vez bastante más diferentes que las apariencias del mundo o el carácter de las personas, y entonces, aquellos que se quieren en un mundo en otro paralelo pueden odiarse porque han ocurrido hechos entre ellos que los han separado definitivamente. ¿O no?

A Manuel le pareció posible, al igual que a nosotros... Pero escuchemos a Magda:

votar-Pues entonces que no me pareció adecuado dejar a Ulyces con Julieta, con esta Julieta de aquí. Sería forzarla a hacer un favor contra su voluntad. Y me parece que deberíamos averiguar que pasó entre nosotros y ella o entre los anteriores nosotros que estuvieron viviendo aquí... No te olvides que cuando entramos en la casa parecía no haber estado cerrada mucho tiempo...

También era razonable, como casi todo lo que la flaca pensaba o decía. Aunque manteniéndose en un segundo lugar aparente, ella siempre ha ejercido una influencia determinante sobre el clima reinante, especialmente dentro de la cabeza de Manuel.  Tal vez no hemos sido justos al concederle tan poco lugar en esta historia pero valga esta aclaración con el agregado de que al parecer  la flaca era bastante más racional que Manuel, aun sin carecer de intuición. Porque también era intuitiva y, en ese momento lo estaba demostrando. Ella suponía que algunos detalles de la relación entre ellos, Raúl y Julieta, habrían sido en este mundo bastante diferentes a las cosas que ellos recordaban haber vivido en el mundo originario. Y acertaba. A poco que uno pudiera tener acceso al registro paginado de unas cuantas historias paralelas y muy próximas a esta... (esto es absolutamente confidencial) ... justamente entre ellos, se habían dado historias muy diferentes y algunas nada agradables. Amor y odio, seducción y celos. Fiestas y peleas, ja ja!

-Está bien, pero debemos ver que hacemos con Ulyces en el caso de que nos vuelvan a apresar.
-Vamos a hablar con mi padre...
-¿Confirmaste que está vivo?
-Sí, te lo dije.


Multiverso

domingo, noviembre 13, 2011

855. A todo esto.

A todo esto en la celda, cuya puerta seguía siendo cuidada celosamente por el suboficial Mendieta, Magda exhaló un grito semiapagado levantando las manos a los lados de las orejas. Acababa de darse cuenta de algo demasiado importante como para callarlo en atención a las circunstancias. ¡Se habían venido a la comisaría sin acordarse de que Ulyces dormía en su camita del dormitorio!

-¡Ulyces!

Manuel demostró con su repentina palidez haber captado el espanto de su compañera. Nunca habían dejado solo a Ulyces en todo su largo año de vida. Había que hacer algo...


Asomó la cabeza por la puerta justo enfrente a donde el flaco Mendieta papaba moscas imaginarias.

-¿Qué hacés, flaco?
-Nada... y vos qué hacés por acá?
-Nada... el comisario se calentó conmigo por lo que le dije... Andá a llamarlo que le voy a pedir disculpas.

Mendieta se puso en marcha seguro de que al comisario le iba a gustar mucho  que le pidieran perdón. Ya le conocía. Y de paso ayudaba a que lo largaran al flaco Manuel, que era un tipo de la planta, según le había contado el Dengue, el otro día. Cuando dobló la esquina del pasillo Manuel abrió del todo la puerta para que Magda y el Cholo, ya que Liborio prefería conservar el empleo, le siguieran para el lado opuesto en busca de una puerta que diera hacia el patio. En el patio no había otra cosa que un montón de tachos vacíos de pintura y fue fácil trepar el tejido de alambre para saltar al baldío de al lado antes de que cundiera la alarma, o sea el momento en que el comisario cayera en la cuenta de haber sido burlado. Desde el baldío pasaron a un monte de pinos que se continuaba tortuosamente en varios solares según un dibujo complejo que Manuel se sabía sin necesidad de pensar...

Para algo sirven los árboles y la costumbre de cortar camino.

Más allá Cholo se separó de ellos para ir hasta el Comité de Base a conseguir algún apoyo político que les defendiera  de ese sujeto desequilibrado puesto en un cargo tan jodido.

Entonces llegaron al frente de la casita y vieron arrobados que Ulyces les esperaba sentado en una silla puesta por él en el porche, muy serio y revoleando sus cortas piernas desde el borde del asiento. ¡Criatura de Dios, a tres meses de haber aprendido a caminar!

Aparte de las lágrimas, las risas y los repetidos abrazos, lo más fuerte fue la certeza de haber aprendido la lección de lo que nunca se debe hacer. Abandonar a un niño. Siempre lo habían sabido. Pero otra cosa era vivirlo.

Comieron los tres en la cocina algunas cosas frías que había en la heladera, por no demorarse, y por seguir enganchados mentalmente en todas las cosas ocurridas durante la mañana. No iba a ser fácil recuperar el plácido estilo de vida que habían cultivado desde el regreso. Por lo pronto estarían siendo buscados por la policía, aunque fuese en base a cargos estúpidos, pero también por los viejos grises, por los miembros de la Hermandad, por los de la compañía de Correo Privada, y quién sabe qué otros tantos locos sueltos u organizados..

-Podríamos ir por lo del Rulo... en todo caso Julieta podría cuidarnos a Ulyces por unos días...





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sábado, noviembre 12, 2011

854. La Botella de Whisky

Bajo la presión de los gritos el oficial de segunda Liborio Arrascaeta tomó de un brazo a Manuel para conducirlo a una de las dos celdas del fondo que esperaban con la boca abiertavotar.Manuel se soltó como distraído y se aproximo a la comba panza del comisario con ganas de darle una patada. En cambio la flaca argumentó la completa inexistencia de un delito en quien apenas dice la verdad. Y Cholo dio fe de ello amparándose en el puro sentido común.
Fue peor. Ahora las diatribas histéricas cayeron sobre los tres muchachos y también en el segundo oficial, quien  se mostraba un tanto omiso en obedecerle.¡Él mismo iba a encalabozarlos a todos!

Liborio se encogió de hombros, total pasaba preso más días que en libertad.
El comisario le extrajo el arma de reglamento de la canana y con ella encañonó al conjunto mirándoles con expresión demente.

-Caminen!

Cholo reclamó poder hacer una llamada telefónica. Tenemos derecho.

El comisario exhaló un ruido raro que tal vez fueran un par de palabras desconocidas, al mismo tiempo que se iba poniendo verde, que temblaba y que tal vez estuviese traspirando sangre mezclada con bilis. Pero no se detuvo. Les llevó a punta de revolver hasta el celdario y allí, en la primera piezucha, les hizo entrar, cerrando la puerta con un golpe tan potente que casi la deshace. Enseguida se produjo un silencio hondo dentro del cual todos esperaban sentir el giro reiterado de la llave dentro de la cerradura. Pero no, el silencio seguía.
El tipò estaba parado del otro lado, puteándose mentalmente por no haber tenido la precaución de quitarle la llave a Liborio. Ahora no iba a entrar otra vez a la celda como un boludo a confesar un error. Podía ir a buscar la otra llave al escritorio pero si Liborio tenía la suya dentro de la celda... No iba a servir. Lo que iba a servir era traer el candado del baúl donde guardaba la botella de whisky. Lo podía enganchar en las planchuelas perforadas de la puerta y el marco. Sí, pero tenía que dejar esa puerta sin guardia ni llave hasta que estuviese de vuelta con el candado. Iba a llamar al suboficial Mendieta para que tomara el relevo de la puerta. Gritó:

-Mendieta!

Mendieta se presentó tan flaco como era y un poco más asustado. No le gustaba el tono de voz conque le llamaban.

-Señor?

-Quedate cuidando la puerta que yo voy a buscar un candado.

-Sí, señor.

Así fue que el comisario se sintió libre de ir hasta su escritorio, pasando por la sala de entrada donde Yaka Zulu esperaba pacientemente que volvieran a pedirle disculpas y decirle que ya todo se había aclarado.  Por eso no entendió que el comisario al volver a verle levantara el arma y le apuntara.

-¿Y Mendieta, que lo estaba cuidando...?
-Usted lo llamó...
-¿Yo?
-Sí.

Hizo de cuenta que nada se había hablado. Siguió de largo hacia su escritorio y allí se agachó frente a la ventana del patio, allí donde estaba el pequeño baulito en el que guardaba algunas cosas particulares y valiosas. El candado estaba puesto y cerrado. Y la llave dónde?
Abrió alternadamente todos los cajones del escritorio, volcó el agua del florero y levantó la punta de la alfombra de linóleo. Se rascó la cabeza. En su pequeño baño privado revisó hasta  las maquinitas de afeitar descartables después de volcar al suelo una caja completa de curitas y otra de cotonetes orejeros, Se volvió a revisar los bolsillos... Nada.
Se le agotó la paciencia.
Gritó de nuevo.

-¡Mendieta! Decile a Liborio que venga.

Liborio vino y el comisario le reclamó la llave.

-¿Cual de las dos?

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jueves, noviembre 10, 2011

853. Ejercicio Ilegal de la Medicina.






Una hora más tarde los tres, Magda Cholo y Manuel, iban saliendo de la comisaría cuando llegaba de regreso el patrullero -¡vaya sorpresa!- con un detenido sumamente parecido a Mandinga.
Era el verdadero Yaka Zulu.
Manuel lo advirtió a primera vista y se lo dijo a Cholo. Parecido no es igual, aunque el parecido fuese completo.
Sin embargo Yaka parecía más flaco y hasta con expresión demacrada protestando una arbitrariedad tan alevosa que ni respeta a un ciudadano enfermo que reposa en su propia casa, ni presenta orden de allanamiento judicial, ni nada. Prófugo de la ley, le habían dicho y que si acaso se quería burlar de la autoridad con esos trucos propios de un tablado de carnaval. Me cago en Dios.
Los milicos no hacían caso de las protestas y le empujaban encañonándole los riñones. ¡Que ni fueran a tropezar!
A Manuel le dio lástima. Miró a la flaca y la flaca volvió sobre sus pasos.
Después el Cholo, cada vez más confundido. Yaka Zulu no era el padre de Manuel. El padre era el otro negro. ese mago que gustaba de subirse a los techos. Yaka venía siendo inocente... Pero difícil de defender.

El alegato de Manuel fue contundente.

-Este hombre no es mi padre.

Al comisario le desagradó mucho la actitud, y a Yaka le llenó de sorpresa. Nunca se le había ocurrido que alguien pensara que aquel muchacho fuera su hijo. Recordaba, por supuesto a la madre, la flaca aquella, Margarita, hija del viejo Abelardo, el inventor. Muy linda, aunque más loca que gallina atada·e  la cola. Nunca se habían tratado más allá de algún saludo.

Tanto le desagradó la actitud al comisario que en sus venas comenzó un reverbero incontenible de recuerdos de los viejos métodos que se empleaban en su juventud, cuando el gobierno militar era el dueño de la verdad. ¡Ya les iban a venir con argumentos leguleyos!

-Se me calla o usted queda también detenido.

Qué carajo. El que pone en duda la ley y el orden está en contra de ellos, es un delincuente. A menos que tenga éxito y se transforme en una nueva ley a la que se defenderá, por supuesto como parte de su escalafón, metiendo presos a los jefes anteriores.

Un oficial tomaba con torpeza las dactilares de Yaka. Otro intentaba escribir los datos en una vieja Remington y el comisario, un poco más calmado, trataba de no darse cuenta de que este hombre, en serio no era aquel de las babuchas con lentejuelas y los bombachudos verdes. Este no era el Yaka Zulu de siempre, el famoso curandero o mano santa que se pasa recorriendo los montes en busca de hongos, cuando no escarbando las arenas de la playa para sacar almejas. No, no.

votar-Nombre?
-Yaka Ngué Zulu Mandinga.
-Fecha y lugar de nacimiento?
-25 de Diciembre de 1966 en Bahía, Brasil.
-Profesión?
-Médico.
-Qué?!
-Pero no receto drogas.

Ejercicio ilegal de la medicina.

-Este no es mi padre. -insistió Manuel. ¿Qué ha pasado con mi padre?

El comisario le advirtió de que ya se lo había advertido y que la próxima vez que abriera la boca iba a pasar directamente al calabozo bajo cargos de obstrucción del ejercicio de la autoridad por parte de la autoridad.

-A usted se le acusa de violación de propiedad privada del tipo casa habitación, de resistir al arresto y de burlarse de la autoridad policial. Puede pedir un abogado.

-No sea ridículo, Comisario, este hombre no hizo nada. Están metiendo la pata...





Multiverso

domingo, noviembre 06, 2011

852. El caño y la niebla.

Es que para  el sr. comisario era una cuestión de conciencia investigar toda posibilidad, y las habilidades manuales del reo, era decir del padre del ciudadano presente,  daban que pensar en una persona muy habilidosa, capaz de confundir a cualquiera, pero al mismo tiempo estaba claro que de no haber llegado ellos a distraer su propia atención , y tal vez la de algún oficial más, de ninguna manera hubiese, el reo, logrado escabullirse como una anguila.

-Mi padre no necesita de mi ayuda -respondió Manuel tratando de ganar tiempo para imaginar alguna explicación aceptable.
-Pero yo lo tenía por curandero no por escapista. ¿Es otro Uri Geller?
-No, es que es demasiado bromista. Todo lo hace como una diversión.
-¿Se trepa a los techos vecinos por chiste?
-Puede ser... Bien puede ser que se le halla ocurrido algo así. Tiene un sentido del humor muy personal

En ese momento estaban empatados pero sonó en el teléfono manos libres la voz del vecino autor de la denuncia contra el ciudadano Yaka Zulu, gritaba que el delincuente estaba trepando otra vez por el caño del desagüe del patio hacia la azotea, que acababa de romperlo y se caía en ese preciso momento de anchas espaldas contra el suelo, que viniera el patrullero otra vez a capturarlo, por favor.

Los dedos del comisario se movieron certeros sobre el teclado  triangulando la comunicación con el patrullero.
Entró la señal del patrullero entre chirridos y acoples:

Chirrrridoooosssyyyacoopleeess (y demás grafismos usados en las historietas).

Pero quedó en claro que los tipos ignoraban estar en contacto y se reían a mandibula batiente de la tanta pelotudez del comisario

-Atención coche z21, atención coche z21,  el aquí comisario Saldaña, repórtese de inmediato en casa del denunciante de la violación de domicilio. El invasor evadido a vuelto invadir su propiedad. Se encuentra caído en el patio. ¡Aprésenlo!

La vocesita que llegó del otro lado casi no se oyó, aunque cesaron la risas.

Enseguida otra vez el teléfono del vecino confirmando la llegada del patrullero que acababa de chocar enfrente de su casa al viejo auto que allí tenía estacionado desde hacía quince años.. La puta que los parió. Y ahora le estaban tocando timbre en vez de entrar por el patio a detener al delincuente quien ya se estaba reponiendo del golpe e intentaba enhebrar los trozos de caño  para volver a trepar, qué ocurrencia. Se acababa de caer otra vez  con los caños encima. Aparecen las cabezas de los policías por encima del murito del jardín. Le dan la voz de alto.

-¡Alto!

El se apresura más. Salta como un canguro y mete una pata en el hueco de la banderola del baño desde donde donde se le había estado espiando. Un policia pisa el cantero de los malvones, el vecino cierra brutalmente la banderola tratando de aprisionar la punta de aquella especie de babucha llena de lentejuelas,  el policía antes de caer enredado por las plantas, aprieta el gatillo, la bala pega en el borde metálico de la banderola abriéndola de golpe,  los dedos del vecino frenan el golpe a duras penas y algunas lágrimas. En fín. que Mandinga logra llegar al techo y sumergirse en una especie de nube de niebla que cubre toda la casa por arriba.
Abur.


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851. Excesos con Venia

El comisario se dio vuelta y al no verlo, la puta, quiso  mirar a sus subalternos con aires de enojo, mas al observar las desconcertadas expresiones del mencionado personal subalterno se detuvo, hay muchos policías que reaccionan así, no crean, a considerar que eran conmovedores. Una mezcla de idiotez extrema con degradación póstuma, inútiles pero buenos muchachos, en el fondo. Por eso se conmovió un poco cerca de quince segundos o más. Y después dispuso la inmediata recaptura del reo, o sea Mandinga, aunque Cholo siguiera creyendo que se trataba de Yaka Zulu. Ja ja.
No dijo "vivo o muerto" por supuesto, pero los subalternos que corrían tropezando hacia el patrullero, tal vez eso entendían, porque al correr iban tanteándose la canana donde llevaban sus Colt 38 , ¿O sería porque la canana les molestaba para correr? No se supo, pero que salieron patinando las ruedas sobre el balastro lo hicieron. Quién sabe con rumbo hacia dónde había huido Mandinga Ellos no lo sabían ni lo presumían. Ellos salieron levantando polvo, sin rumbo reconocible, haciendo el aspaviento de que estaban haciendo algo más que gastar nafta y llenar a los vecinos de tierra. Tampoco pararon a preguntarle a nadie si había visto a un negro muy grande correr como una liebre cobarde. Ni tal vez lo haya considerado en su propia mente ninguno, bien claro tenían cual era su deber en estos casos. Moverse rápidamente haciendo maniobras riesgosas aun a riesgo de chocar o llevarse un vecino sobre el capot. Patinar los neumáticos toda vez que se pueda y hablar con altivez a los testigos a no ser que sean personas poderosas.

Y sólo excederse con la venia del jefe.


¡Qué divertido!

Los muchachos, tras la vacilación del primer momento, comenzaban a retirarse cuando el comisario les ordenó detenerse.

-Cómo sabía él que la llegada de ellos no había sido una trampa para lograr que el prisionero se escape?

Lo dijo de una manera tan extraña que nadie supo si con ello les estaba diciendo que estaban bajo arresto o era nada más que un saludo de despedida advirtiendo que no era tonto. Tal vez ni él lo supiera porque sin lugar a dudas dudaba. Trance doloroso si los hay.. Entre el modelo clásico de policía prepotente o el más reciente de inútil servidor público.

-Les invito a que me saquen esa duda...

viernes, noviembre 04, 2011

850. Dedos Mágicos.


Había salido Mandinga hacía rato cuando sintieron que golpeaban las manos en el frente. Era Cholo que volvía con expresión preocupada y bastante apuro. Nada menos había sido testigo de la llegada de un patrullero policial a la casa del gordo Rogelio para llevarse detenido a  Yaka Zulu acusado de entrar a la casa por el patio y querer trepar por un caño del desagüe hasta el techo. Una locura aparte de que el gordo nunca haya simpatizado con él por las prácticas misteriosas que se le atribuían., aunque tal vez no pasara de ser otro curandero. En fin. Simplemente que venía a avisarles por cualquier cosa y siendo que Yaka acababa de venir a visitarles. Cosa extraña porque hacía mucho tiempo que nadie le veía y hasta se decía que habría muerto.


En ese punto hizo una pausa Cholo y se dispuso a ver la reacción de sus amigos, sin agregar mayores comentarios, no fuera cosa de meter la pata.

Manuel y Magda entraron en un complicado diálogo nervioso. Que había que ir a sacarlo. Que con cuál argumento. Que sin embargo tampoco se podía revelar su verdadera identidad., por supuesto.

Cuando Cholo preguntó empeoró el nerviosismo y oscureció la respuesta.  A Manuel se le ocurrió que lo mejor era ponerse en marcha hacia la comisaría y en el camino pensar un buen argumento. Claro a a la media cuadra Cholo volvió a hacer preguntas lógicas. No lograba entender ni por qué  ni cómo le pretendían hacer liberar. Manuel tuvo que lanzar algo fuerte.

-Es mi padre.

Cholo se sorprendió aun más.

-¿Sos hijo de Yaka Zulu? ¡Nunca dijiste nada!

Llegaron a la comisaría. Entraron y se encontraron con una extraña escena en el despacho del comisario. Estaban allí Mandinga, sentado en una butaca central, y a su alrededor cuatro o cinco absortos espectadores uniformados con las miradas enganchadas al movimiento constante de los largos dedos del negro, en el aire, pero tejiendo lazos multicolores de luz, que poco a poco se iban apagando, a medida que nuevos giros creaban otros lasos..

Un oficial se despabiló con la llegada de ellos y se les apersonó sin reprocharles que hubiesen entrado al despacho sin pedir permiso.

-¿Sí, qué buscaban? Yo soy el oficial de segunda Victor Eduardo Elordoy y ya les tomo los datos...

Detrás de Victor estallaron exclamaciones admirativas cuando Mandinga terminó su show con una imponente lluvia multicolor que cayó sobre los todavía atentos policías..

-¿Cual era el asunto?

-Veníamos a preguntar por... ese hombre que parece estar detenido... Yo soy su hijo.


-Ah por ese... Mire...

Se acercó otro oficial con galoncitos en el hombro.

-Buena onda el negro, pero... hay una denuncia de un vecino por violación de domicilio e intento de trepamiento de azotea.

Vino el comisario.

-Gerónimo Retamoza - dijo insinuando con rapidés una venia- comisario de la séptima sección, qué los trae por aquí vecinos?

Repitieron lo anterior sin importarles la falsa simpatía que el tipo quería demostrar.

-Es que mediando una denuncia firmada por un vecino... Sí, es cierto que no ha hecho resistencia a la autoridad ni ha intentado fugar, pero una denuncia por un cargo concreto e innegable... ¡Violación de domicilio! Fíjese vecino que ni nosotros podemos ingresar a una vivienda sin permiso del habitante o por orden de un juez Y si fuese de noche ni con una orden...

-Pero esto fue de día y se trata de una persona pacífica sin ninguna clase de antecedentes... Tal vez el vecino se asustó y depués no se pudieron entender. Mi padre no es ladrón.

-Pero vecino... ¿Que hacía entonces trepando al techo de una casa ajena? En eso lo encontramos.
-¿Qué declaró él?
-Que andaba buscando algo que se le había caído. Sí, eso dijo.
-No le creyeron y no le dejaron buscar...
-Se le acusa de entrar sin permiso a una vivienda particular. Le hemos encontrado in fraganti, ni él lo niega. Ahora pasará a manos del juez., es lo que manda la ley. Comprenda vecino que...

No pudo terminar la frase. Mandinga acababa de desaparecer de la vista de todos tras un último giro de sus manos. Abur.

jueves, noviembre 03, 2011

849. Milanesa con Papas Fritas.

Pero Mandinga insistía en haber salido a buscarlos sólo por cariño. Ni siquiera le importaba demasiado que se pudiera reciclar la Federación Ácrata  Latinoamericana. Que avanzaran los espíritus oscuros o que fueran los chivos de Satanás los que dominaran por esta zona del Multiverso.

-Allá ellos con la eterna lucha por el poder.

Dijo Manuel que la frase había sonado demasiado grandilocuente. Que no se pusiera payaso y volviera a hablar en serio. Para empezar, aclarando siempre a qué Tierra se refería, porque de un tiempo a esta parte a ellos, Magda y Manuel, los distintos planos paralelos se les estaban confundiendo en la memoria.

-Ja ja, a mi también, Siempre, ja. Desde chico, nunca pude entender en serio eso de los infinitos mundos. Lo acepto, pero me gustaría que fuera más fácil saber donde uno se encuentra.

-Y cómo supiste encontrarnos...?

-Ah, eso. Ja, bueno, Fue todo cuestión de olfato, como dirían ustedes. Aunque también me ayudó esta bola nueva que me armó tu abuelo, es muy fácil de navegar. Sintoniza mucho mejor lo que vos querés que entienda.

Magda quiso saber si Mandinga sabía algo sobre esa especie de veda o censura espacial bajo la que se encontraba esta Tierra. Si le había resultado fácil entrar a este juego de dimensiones, o si, tal vez algo, o alguien, había intentado impedirle el arribo.

Mandinga encontró divertida la pregunta.

-Dicen los viejos sabios de mi tribu que eso se debe al Kalham. Algo así como el azar. Las propiedades de cada mundo en particular van variando casi nada de uno en otro, pero a veces se produce un salto imprevisible y una o más propiedades varían una cantidad significativa. De ahí que hayan mundos dimensionales que parecen obedecer a otro plan o a otra concepción en algún aspecto, aunque en todo lo demás sigan siendo muy parecido a sus vecinos. Este planeta no está rodeado por barreras artificiales que le aíslen de Universo. Simplemente ocupa muy poco grosor en algunas dimensiones extra. Es demasiado superficial. Demasiado angosto, Y un navegante por lo general se lo pasa sin darse cuenta. Ja.

Entonces esa gente gris no trabajaba para fuerzas externas. No hay fuerzas externas ? Apenas una secta cavernaria de gente dominada por el pánico. Mejor así. Seguro que no son muy peligrosos.

Pero Mandinga tenía apetito activo, así que les invitaba a hacer un alto para ir hasta la bola, que había dejado invisible sobre la azotea de una casa vecina, y allí con la ayuda de un aparato transformar el deseo de comer en la comida exacta, caliente y perfumada. Puro pensamiento.

-Todos quisieron lo mismo. Milanesa con papas fritas.





martes, noviembre 01, 2011

848. Zapucay Zulú

Manuel, en vez de contestar, se levantó con brusquedad del taburete volteándolo. Desapareció por la puerta del dormitorio, que cerró completamente sin poder evitar con eso que las voces llegaran a la cocina.


Voz una -Despertate flaca y vestite, mientras yo visto a Ulyces.  Viene bajando una bola desconocida. Nos andan buscando!
Voz dos -¡La puta! ¿dónde nos escondemos?
Voz una -Podrían ser amigos...
Voz dos -No le dijimos a nadie a dónde íbamos...
Voz una -Se puede averiguar fácil... Está Cholo en la cocina, habría que lograr sacarlo...

Un corto silencio y enseguida se abrió la puerta del dormitorio como impulsada por una explosión, Apareció adelante Manuel con el niño dormido en brazos, y enseguida la Magda acomodándose todavía las ropas. Manuel, todo colorado, encaró hacia dónde Cholo.

-Tenemos que salir de urgencia. Perdoná...

Cholo no atinó a decir palabra hasta que sus ojos se desviaron de Manuel hacia algo que estaba viendo por la puerta de entrada.

-Viene entrando Shaka Zulu , qué raro!

Manuel se dio vuelta y no alcanzó a decir nada porque un grito tipo zapucay estaba copando todas las orejas.

Ayayayayyyyy!!!!

El negro gigantesco se abalanzaba sobre todos comenzando por Manuel. Les abrazaba golpeándoles las tremendas manos en la espalda y les decía cosas a los gritos demostrando todavía más alegría. Cosas que nadie entendía por la sorpresa y porque tal vez estuviese entreverando otro idioma con un poco de español y otro de portugués. Meu deus.
Pero Manuel, a instancias de la flaca, reaccionó. Hizo un gesto inconfundible de acompañar a Cholo hacia la puerta y una mirada significativa a su padre Mandinga, porque no era otro el recién llegado, para que se abstuviera de seguir diciendo cosas.,
Cholo acató la sugerencia sin molestarse, tal era su grado de confusión, ni poner atención en que los dueños de casa parecían decididos a  no ir a ningún lado, ya que ni bien le vieran pasar el umbral estaban cerrando la puerta a sus espaldas.

Adentro fue otra cosa. Hubo que acostar de nuevo a Ulyces, arreglar el mate, sentarse alrededor de la mesa y comenzar por el principio.

¿Por qué Mandinga andaba tras ellos?