lunes, octubre 31, 2011

847. Anarco Sentimental


 Fue muy impresionante escuchar todo aquel conjunto de conceptos arreglados en un orden tal que parecían querer lanzarse hacia consecuencias insospechadas. Fueran las ideas de Delavalle o las de Cholo, tal vez converso a una nueva fe de base medio científica. Manuel no tenía habilidades para el pensamiento teórico, pero sí para entender cuando una cosa es más de lo mismo y cuando una ola que avanza reventando los anteriores conceptos. Lo que decía Cholo casi reducía toda la realidad completa a un conjunto  de pensamientos numéricos: aunque los números no fueran el contenido de muchos.

-Eso cree Delavalle, o vos?

-Yo hace días que le estoy buscando el error.

Y le preocupaba no habérselo encontrado. Súper inteligente pero, acostumbrado a vérselas con una realidad de pocas dimensiones, estaba completamente sorprendido conque fuera posible juntar unos cuantos conceptos y de ellos extraer otra interpretación posible de todo lo que conocemos.

-Sería la primera interpretación idealista de la realidad, que parezca completamente lógica. Además, ja ja, me gusta porque estoy cansado de tantas interpretación materialista.

Claro, Cholo no era de ideología marxista, ni tampoco confundía confort con felicidad. Era anarco por una causa sentimental, casi romántica: amaba la vida, a la gente y a la poesía.

-Fijate vos que hasta se podría armar un argumento idealista para defender a los humildes y los explotados. No se como sería pero, seguro que abandonando la preocupación por lo material, podés demostrar mejor la igualdad entre los hombres y defenderla.

Pero algo distraía la atención de Manuel. Sus ojos se apartaban zigzagueando de la voz de Cholo a la ventana entreabierta un poco más atrás,  no terminando de creer que estaban viendo bajar una perfecta bola color turquesa sobre los techos de los vecinos del este, tres o cuatro terrenos más allá.
Tanto que de pronto Cholo giró la cabeza para ver que había detrás suyo sin poder ver nada y preguntar:

-¿Qué pasa?




viernes, octubre 28, 2011

846. Máquinas de Pensamiento.

Claro que Manuel tuvo que retirar por un momento, la mirada. Temía que mirándole así, a los ojos, su amigo pudiera ver lo que por su mente pasaba en aquel instante. Repetidas imágenes de  las grandes jornadas de la lucha libertaria, tanto las reuniones populares, como las escaramuzas aéreas y los festejos de los pobladores por los caminos.
Fue cuando el Cholo le estuvo diciendo que de un tiempo a esta parte, cada vez que se encontraban sentía que algo había entre ellos. Una misteriosa reserva de parte de Manuel, como si le quisiera ocultar algo, o evitar ciertos temas. En fin. Cosa que había estado sintiendo todo el tiempo ahora y prefería decirlo, porque tal vez no fuera más que una sensación absurda. O tal vez... una oportunidad para conocerse mejor después  de tantos años.

-Siento como que me quisieras evitar.

Con sonreír tontamente no se arreglaba nada. Más bien se empeoraba, porque el silencio concede a veces, mucho más que lo que se quiere ocultar.
¿Evitarle? No que iba a querer evitar a un amigazo como Cholo. Como decirle que... apenas le hacía sentir un poco inseguro la posibilidad de que le preguntara cosas sobre el lugar al que habían emigrado hacía unos años. Qué estupidez. Pero no le podía decir la verdad por no romper con el plan de ocultar toda referencia a los mundos paralelos. Se había comprometido a mentir. A mentirle hasta a los mejores amigos.

-No, Cholo, qué voy a querer evitarte! Es que ando medio raro con esto de ser padre. Siempre estoy pensando en cosas para proteger a mi hijo, o que pueda necesitar, o... Estoy medio pirado, ya lo se.

Cholo se rió pero volvió a la carga.

-Y recién cuando dije que el sistema escribía el guión de nuestras vidas pareciste espantado. No creo que sea una idea tan original...
-Yo nunca lo había escuchado.
-Mirá, hace poco me llegó una misteriosa carta que hablaba de eso, algo parecido...
-¿Una historia donde Dios es un estudiante que tiene que rendir examen sobre programación de un ser humano?
-Ah, a vos también te llegó? Entonces ya conocías la idea.
-Esa historia sí, pero no es lo mismo... bué, sí, puede ser lo mismo.
-No sería Dios, sino el sistema. El poder que domina el mundo.
-Al Universo.
-...al Universo, no. Al mundo.

Manuel no pude evitar el sonrojo y quiso cambiar de tema preguntando si sabía quién mandaba ese tipo de cartas. En plural porque al menos ellos habían recibido dos, sin firma ni remitente.

-Estuve averiguando, -contestó Cholo con animo de extenderse sobre el tema.

Después de mucho averiguar había llegado a la conclusión de que por lo menos se habían entregado siete cartas iguales, u ocho con la de Manuel. Que  tal vez los destinatarios pudieran tener algo en común, aunque hasta ahora no supiere qué. Y que el jefe del correo sabe bastante más sobre el tema que lo que admite.

-¿Delavalle?

-Sí, el nuevo jefe. Un tipo con muchas inquietudes intelectuales, un poco delirante. Dice creer en la posibilidad de sumar muchos pensamientos para generar una fuerza verdaderamente actuante sobre la materia.

-¿Doblar cucharas?

-No algo más sutil. Porque lo importante es que una vez probada dicha suma, quedaría probado que los pensamientos son algo que se puede sumar y restar a voluntad. Que se pueden contrarrestar o multiplicar, que son cuantificables como todas las otras cosas y entonces no una cosa aparte y distinta, sino una parte más del universo total. Cosa que llevaría a enormes consecuencias como imaginar que alguien pueda ponerse a organizar esos pensamientos sumados en estructuras lógicas que funcionen con el aporte de energías del trillón de pensamientos asociados. Verdaderas máquinas de guerra adecuadas al mundo del pensamiento y también al Universo real, Te lo imaginás porque es posible y tan posible como es lo que ha hecho el hombre con sus conocimientos para transformarlos en cosas capaces de destruir la naturaleza. Máquinas. Bombas. Pesticidas.

miércoles, octubre 26, 2011

845. Desobediencia Debida




Al principio Manuel casi le grita que eso ya lo habían logrado en otro mundo. Ellos dos, más unos cuantos amigos, al principio, porque con el tiempo fueron muchos y cada vez más. Toda Latinoamérica levantada en desobediencia  debida contra los sistemas establecidos por conveniencia de unos pocos.
Pero luego eso de verse en la tele como un personaje patrocinado por Co & Co. Correos, teléfonos y profilácticos... Qué asco!

-Tal vez algún día la gente reaccione...
-Es un círculo vicioso.
-Cuál?
-Si se les quisiera liberar sería esclavizarlos.
-Pero en la historia hubieron muchas revoluciones.
-Sí, todas traicionadas.
-Por los líderes, no por el pueblo.
-Pero en todos los casos el pueblo lo aceptó.

Estaba deprimido, casi lloraban aquellos ojos sanguinolentos que ahora se descubrían para mirarle a la cara. Era una mirada desesperada. La de una mente que se siente en caída libre y busca a toda costa aferrarse a algo sólido.

-No se qué decirte, pero me parece que a todo hay que buscarle la vuelta.
-¿Qué vuelta? Si la mayoría está conforme con esto...
-Pero la mayoría no va más al comité.
-Están ocupados en sus cosas. "Haciendo la suya".
-Sí, dejando funcionar a la democracia representativa.
-Eso. La puta representación que nunca representa nada.

Cholo sonrió con amargura al escuchar lo que estaba diciendo, y agregó;

-El sistema  escribe un guión para cada uno.

Manuel se sacudió nuevamente.

-¿Qué querés decir con eso? Creo haberlo escuchado antes...

Cholo le miró un tanto sorprendido.

-Nada. Es que de golpe me pareció que todos podríamos ser  personajes de una obra teatral gigantesca escrita por un gran humorista. Fijate la cantidad de gente que vive luchando por preservar los intereses de quienes le explotan. Que exige que se hable con respeto de ellos o de la autoridad que les oprime. Desobedecer, jamás.
-También estamos los otros...
-Los pobres pocos ridículos que luchan para sacudir la modorra de la gente... Y bueno, ese es el papel que nos toca en suerte. El que se puede haber escrito para nosotros.
-¿En serio, Cholo, vos pensás que eso puede ser así? ¿Que existe alguien que escribe...?
-No. Sólo en un sentido figurado.
-Ah...


















lunes, octubre 24, 2011

844. La Reina Isabel.

Golpeaban las manos otra vez. Manuel se asomó por la ventana. Era Cholo. Qué raro, Cholo golpeando las manos en el frente en vez de entrar hasta la puerta.
-Pasá, Cholo, -desde la ventana, mientras alargaba el brazo para agarrar el pantalón que se iba a poner.
Pero se detuvo un momento a considerar otra vez, que seguía sin enterarse de cuanto sabría este Cholo sobre la existencia de mundos paralelos. Prefería hablar de otros temas, como la pòlítica local, por ejemplo, ya que era lo que a su amigo más le importaba, antes que despertar sospechas, como siempre, sobre su sanidad mental. Sin embargo Cholo era muy inteligente...

Enseguida estuvieron en la cocina preparando un mate y haciendo los comentarios de siempre sobre lo poco que se estaban viendo en los últimos tiempos.

-Ya no vas más al comité?
-Poco... Bué, casi nunca.
-Sí, hasta yo estoy yendo bastante menos... No hay el entusiasmo de antes.
-Qué pasa...?

Cholo lo miró como a un marciano.

-Y... No ves? que desde el gobierno el Frente está haciendo todo lo mismo que siempre criticó.
-Ah, eso sí.  Y a la pobre reforma agraria la archivaron para siempre.
-Y bueno... Está bien que yo, por ser anarquista, no confíe en ninguna clase de gobierno representativo, pero... al menos esperaba algunos cambios

Era tal el desencanto que expresaban las palabras y la actitud de Cholo que Manuel se sintió conmovido. Le recordó en otros mundos, lleno de entusiasmo y siempre explicando las ideas políticas que afirmaban las bases de la Revolución Ácrata. Le vio volando en su bola roja y negra, sobre las nubes luminosas de Latinoamérica, con la vincha que usaba, de esos mismo colores, y su sonrisa más ancha. Este Cholo parecía vencido.

-Pero el poder de todos es posible.

Cholo pegó un respingo y le encaró de ojos grandes y expresión casi enojada. Le rezongó que esa había sido siempre su creencia, aunque nunca atinara a encontrar el camino que permitiera llegar a la meta. Primero había ensayado un pensamiento gradualista, que imaginaba a un pueblo adquiriendo consciencia de su poder a través de una educación progresiva. En un segundo momento se había dado cuenta que los medios masivos de comunicación podían anular cualquier idílico intento de ese tipo, promoviendo todos los valores contrarios, e idolatrando a los personajes más abyectos. La tercera etapa había sido totalitaria. Confiscando el poder absoluto en manos de una minoría esclarecida  y estableciendo una organización social igualitaria por decreto. Una dictadura que promoviera la verdadera libertad. En el momento cuatro recordó que el poder corrompe y que el poder absoluto corrompe absolutamente. Los liberadores se transformarían en dictadores permanentes...

-Y si sólo se dijera la verdad y se dejara que la gente actúe

Cholo se impacientaba.

-Pero la gente no actúa! Están todos mirando televisión! Son espectadores de la novela de sus propias vidas.

Esto último impactó en la mente de Manuel. La novela de su propia vida. Le estaban ofreciendo transformar su verdadera vida en una fantasía para ser compartida, total. Nada de lo que se ve en la pantalla es real. Y si es fantasía, tanto da. Lo bueno es que sea atrapante, que nos permita la ilusión de estar viviendo una aventura peligrosa sobre el diván de nuestro living, o comiendo una porción de pizza que hemos pedido con el control remoto antes que comience el capítulo final. Manuel, un héroe descartable más, que durará hasta que nos comuniquen por el interno la llegada del último hit: El video de la Reina Isabel violada por su perro!

-Sí, es complicado...

-Mientras el mundo va camino al precipicio todos mastican chicle,





domingo, octubre 23, 2011

843. Liberalismo Económico.

Así que...

...otros más que sabían su nombre completo y algo  más sobre su vida privada. Su prontuario criminal para algunos, y para otros... tal vez hazañas memorables. Pero en todos caso siempre inoportunas y desubicadas en este pacífico mundo que habían elegido...

-Magda...

¿Publicar su vida escrita como una novela? Vaya idea más extraña. Aparentemente no le querían reprimir ni meterle preso pero... en este mundo publicar la historia de sus aventuras en los mundos paralelos parecía una locura. A no ser que la idea fuera presentarlas como una simple fantasía literaria, en cuyo caso...

-Magda...

Pero debería saber que eran verdaderas porque por eso le querían contactar. No le querían capturar... Hacer negocios, sí... Claro, liberalismo económico. No les importa que el mundo se venga abajo mientras puedan lucrar. Esa es la libertad.

-Flaca, despertate...
-...
-La cosa se está complicando. Todo el mundo parece saber quienes somos y por dónde hemos andado... Ahora ofrecen publicar mi vida como una novela.
-¿Quién...?
-Los cosos esos del Correo Privado...
-¿Te lo dijo el cartero...?
-No. Me mandaron esta carta de mierda. El gerente no se de qué que se llama Rhom. Conque tal vez sea el mismo chorro aquel, ¿te acordás? que hizo el afane con las cuentas bancarias.
-¿A vos te estafaron?
-No flaca, te estás durmiendo otra vez, dale, despertate.

jueves, octubre 20, 2011

842. CoCo


  A las ocho de la mañana el sol se elevaba con total naturalidad sobre las copas de los pinos y la calle cuando frente a la casita, frente al mismo hueco sin portón que era la entrada, manos anónimas se golpeaban con intención de que alguien saliera a atender.

Magda taloneó hasta la ventana y dijo escuetamente: otro cartero.

Otro, porque no era el mismo aquel que les trajera cartas extrañas. Y porque tampoco vestía de la misma forma. Éste parecía haberse bajado del pequeño autito que allí se veía en el medio de la calle luciendo su impecable pintura rosa nacarado, y un logo en la puerta con aire de golondrina y un par de letras galantes.

Correo privado.

-¿Y qué quiere, -preguntó Manuel sin sacar la cara de entre las sábanas cuando ya la flaca reentraba a la cama.
-No se... Supongo que otra carta... la dejará en el porche.


Manuel se despabiló.

-¿Otra carta...?
-Es un cartero...
-¿Pero carta de quién...?
-Y yo qué se! Los carteros entregan cartas...

Ahora fueron de Manuel los talones que sonaron en fila india hasta abrir la puerta para que él sacara la cabeza afuera y mirara el piso del porche en busca de un sobre tirado.
No no había sobre. En cambio un poco más allá, parado más sobre una pierna que sobre otra había un individuo sonriente dentro de un uniforme pedestre. Extendía en ese momento el brazo en cuya mano yacía un sobre de papel. Una carta.


-Por favor... si me firma el recibo...

El sobre era más grande que lo normal y en un ángulo mostraba un par de letras en relieve, como las azules  en la puerta de aquel auto que estaba en frente. CoCo. Eso era. En realidad cuatro letras, aunque las oes fueran mucho más chicas.

Compañía Comercial
CoCo

Resultaba ser que esta gente del correo privado trabajaba para una compañía internacional  que se dedicaba a todo y en todos lados. Canales de televisión. Playas de estacionamiento, moteles en la ruta y de todo
.Siempre sonrientes y con buenos modales. Se los veía en un par de fotos frente a otros que demostraban su gratitud con sonrisas aun más grandes. Los beneficiados por la Compañía Comercial eran incontables alrededor del mundo. 

Sea usted también un beneficiado!


 -¡Salir en calzoncillos por esto! ¡Qué boludez!

Al arrojar el sobre con bronca a un lado fue que notó que adentro traía algo más que aquel folleto. Una hoja escrita a máquina, con membrete CoCo y una gran firma allá abajo.

Sr. Manuel Espartaco Aquelarre Goiticoechea.
Presente.


Quisieramos tener un encuentro con usted para hablar de las enormes ventajas económicas y de prestigio que le podemos ofrecer a cambio tan sólo de que nos autorice a publicar la historia de su vida bajo forma de novela. 
No se preocupe, la compañía puede solucionar cualquier inconveniente, de modo que a usted no le sea más gravoso que contarle a nuestro personal especializado los episodios relevantes de su vida.

Quedando a la espera de su respuesta, por Compañía Comercial, Rudolf Rhom, Gerente de Área Cultural y Asesor de la Junta Administrativa.

Firma.

-...
















miércoles, octubre 19, 2011

841. Caldera China



Una vez adentro Magda afirmaba que el hombre tenía ojos fosforescentes, pero... tal vez no los tuviera. Lo describía como una talla hecha en un sólo tronco de árbol. Inmóvil y silenciosa bajo el vendaval. La puta que lo parió. El susto que les había dado!

Pero de seguro se trataba de un habitante de otro mundo. Nunca un humano común, es decir nacido aquí, se iba detener bajo la tormenta, apenas para espiar una pareja amándose sobre el pasto sin importarse de nada.

Al revés- objetó Manuel-.

Porque si bien era éste un mundo muy tranquilo, adecuado para que ellos criaran el niño, también era, para qué negarlo, un lugar donde la mayoría de la gente permanece mal entretenida.

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Está todavía sin ropas, en la cocina, intentando calentar agua para hacer café. Encuentra la caja de fósforos, la quiere abrir, lo hace al revés y..., ¡la puta!, todos los fósforos caídos sobre el piso.

¡Qué boludo!


La risa de la flaca, llegó desde la espalda, junto con un par de manos que lo volvían a recorrer... y sobre el techo la lluvia reiniciaba.

Aproximadamente eran las cuatro.

Demasiado tarde para tomar un café y volver a la cama y demasiado temprano para decir que ya no se acostarían. O algo así.

Que fue lo que hicieron. Algo así como olvidarse del agua sobre el fuego y deslizarse, uno enredado en el otro, hasta el suelo, a seguir amándose y besándose, sin miras de ir a dormir.
Claro que la caldera china empezó a chiflar tan fuerte su vapor saliendo, que un poco antes de que se secara el agua y se fundiera el metal una mano cerró el pase de gas para que no jodiera.

Arreciaron los truenos y los relámpagos. Cayeron estalactitas radioactivas desde el cielo. Los guacamayos rojos parlotaron con los papagayos verdes. Se volvieron a abrir las ventanas con el viento. El sudor sustituyó al perfume. El trueno volvió a retronar y lanzó oleadas de lluvia al más y más.

¡Que noche!








viernes, octubre 14, 2011

840. Nadie pasaba por la calle.

Pocas noches como esa. Tras la comida y el sueño del niño, noche cerrada y tormentosa, relámpagos que lagartijean en el cielo  mientras el suelo tiembla sacudido por el trueno. El aire...ay. El aire... justo para que apenas se sienta la piel un poco más cálida al tocarla, deslizando las yemas a lo largo de las espaldas desnudas.
Más tarde el vendaval que abrió la ventana del dormitorio, sus cortinas y postigos, haciendo que se tuvieran que levantar a sujetar todo a oscuras y cagándose de risa, recibiendo parte del agua que diluviaba afuera sobre ellos, para que se tuviesen que secar, uno al otro, allí parados, sin dejar de estar desnudos y al oscuro.

Otra vez. Nadie tenía ganas de dormir. Sólo de eternizar el contacto. Pero la lluvia arresiaba sonando ensordecedora sobre las chapas del techo, a tal punto, que tuvieron la curiosidad de asomarse al porchecito para convencerse del tamaño del meteoro y enseguida saltar y correr a las risas sobre el césped y bajo la catarata de agua. Resbalando y cayendo, sin poder reir con la boca abierta porque se les llenaba de agua.
Total era de madrugada y nadie pasaba por la calle...

Aunque... Un momento! Alguien estaba detenido sobre el pasto de la vereda.. En el resplandor de un último relámpago vieron ese bulto inmóvil bajo la cúpula de un paraguas que brillaba por detrás como una aureola líquida,
Se quedaron quietos sobre el pasto.
El hombre les había estado mirando tal vez todo el tiempo.

-Oiga! Qué está haciendo ahí?
-Nada. Sólo pasaba y...

Mientras respondía eso, el bulto se iba retirando marcha atrás hasta que le dejaron de ver.









jueves, octubre 13, 2011

839. La Suiza del Universo.

En casa no había nadie. Puertas y ventanas abiertas decían que habían salido para volver enseguida. Un juguete de Ulyces en la bañera -concretamente un pescado de goma pintada- ,que antes de salir la flaca había bañado al niño. El olor reinante y remanente, que habían estado comiendo tortas fritas.
En la cocina, sobre el fogón se veía un colador de fideos repleto de ellas, doradas y aun bastante tibias. Por la ventana nubes grises tapaban el cielo del lado este. Por lo demás silencio.

Se sentó en el taburete verde habiendo llevado el colador a su derecha sobre la mesa. Extrajo una torta y la levantó ante sus ojos para volverla a ver tan igual a aquellas otras que siendo niño había levantado de la misma manera para volver a hacer girar entre los dedos, figura cambiante, sobre el color de la pared del fondo que seguía siendo el mismo. También él. El mismo que antes u ahora lo hiciera, sin importar la dimensión Tiempo. Cambiando un almanaque por otro vaya a saber usted, si en el sentido creciente de los años, o el decreciente. Lo mismo. Como si nunca hubiese salido de aquella habitación y todo hubiese sido imaginaciones y caprichos del pensamiento. Como si el pasado estuviese presente y viviente junto al futuro. ¿Cómo podría ser...?

Así estaba, poseso o poseído por el sortilegio de la torta giratoria, de boca abierta y como mirando desde abajo algo que se encuentra un poco más arriba, cuando llegó precipitadamente la Magda que arrastraba el bracito estirado de su hijo.

Se le cayó la torta entre las risas nerviosas y las babas de Ulyces sobre la cara.

-Estoy bien. Me raptaron pero no me hicieron nada.

Ella había estado casi esperando que sucediera algo así desde el día que había empezado a pasar el personaje aquel.

-¿De qué bando son...?

En realidad no sabía contestar esa pregunta.

-No sé... Pero quieren que las cosas del cosmos no aparezcan actuando por aquí. Como una Suiza del Universo, je.

-Pero por qué te raptaron y después te soltaron?

-No. Me escapé. Me han de andar buscando,,,

En realidad era urgente tomar algunas medidas de precaución.

-...todos estamos corriendo riesgos.

Hasta era posible que tuvieran que abandonar la casa.

-Vamos a cerrar las ventanas y la puerta.




miércoles, octubre 12, 2011

838. La familia.

La casa pareció no estar vigilada durante los tres días siguientes, por eso al cuarto, munido de sus herramientas en el carrito, Manuel volvió con mucha cautela a ocuparse de sus jardines. Camino a ellos se fue cruzando con muchos de los vecinos de siempre, las hermanas Bronté que volvían de la feria de frutas y verduras con la canasta llena de naranjas y zapallitos verdes, que le saludaron a coro, como niñas holandesas bordadas alguna vez en algún lugar que ya ni recordaba, El Toba, en su moto barullenta y el casco enganchado en el manillar, adentrándose en el desvío arenoso que siempre le hacía colear el vehículo, el viejo Pichi, al que nunca le había conocido el verdadero nombre, de alpargatas de yute bigotudas moviendo los labios como si fuera hablando solo -quién sabe qué historias se contaría - , y otros varios que no ha de ser del caso consignar.
Ya estaban los albañiles trabajando. En la primera casa a la que fue, que no otra que aquella de la famosa señora de las blancas tetas, que  se hubo enamorado de la juventud que perdiera en visitas de novios a la antigua usanza.
Pobre mujer. Pero ahora de otros dueños, -la casa-, una tal familia Peralta, relacionada con un reparto de Vinos "Veterano San Ramón" de Russi y Burastero.

La tierra estaba reseca así que comenzó mojándola con la lluvia más fina que salía de aquella punta de manguera, más antigua que la de los bomberos, pero que seguía funcionando. Mientras tanto algunos pájaros se arrimaron, curiosos por el nuevo movimiento y, especialmente, porque Manuel habíase olvidado de aquel paquetito de maníes tostados que terminaron dispersos sobre el primer cantero. Buen provecho...

Ahora no podía recordar si en el corazón de la derecha les había prometido petunias mientras que las de la izquierda eran gladiolos, o al revés. Bien que eso no fuera trascendente, el haberlo olvidado repetía una cosa que se le venía repitiendo. Es decir "otra vez" una cuantas veces.

A su memoria le estaba pasando algo.

No es que antes hubiese sido un memorioso pero ahora se olvidaba de todo. Le había pasado antes, claro que sí, pero durante el corto período en el que estaba tan enamorado de la flaca que ya no sabía ni como se llamaba, ja ja.
A veces se vuelve difícil mantener una cosa siempre en su máximo, y no es un pretexto, lo que se puede es en algún momento lograr un nuevo máximo más grande que el anterior...

Pero ahora la amnesia no era por esa causa.

Era, bien que lo sabía, causada por las preocupaciones.

Vaya vaya. El muchacho liberal lleno de preocupaciones Quién lo hubiera dicho!

¡El tenía una familia! No la familia por cierto, que cualquiera pudiera desear. Tal vez la suya fuese bastante atípica, pero... una familia, unida por poderosos lazos de afecto y no por la propiedad compartida...

Y su familia estaba en peligro.

Por eso se volvía egoísta. Retiraba su sensibilidad de todo lo hermoso que le rodeaba, como ese atardecer que iluminaba los pinares de cambiantes colores y a la laguna  le erizaba las aguas a contra viento como si fueran chuchos de frío sobre un líquido estaño.
No sentía nada. Ni el canto de los pájaros  escritos en negro sobre aquel cielo escarlata, ni la temperatura exacta del aire que otrora le hubiese despertado el deseo. Esa manera, que a veces las hojas se mueven, de los árboles, de  a una, para no hacer ningún ruido, y decir con eso que hay algo expectante en el mundo, a punto de declararse como un torbellino o tal vez alguna cosa muy distinta.

No la sentía.

Ahora el corazón se le hundía en un vacío profundo a cada paso que le acercaba a su casa.

No debería haber salido.





837. El Spín Magnético.

Le tiraron, por más flaco, en el fondo de la Mehari y partieron con aire de naturalidad, como si salieran a tomar el fresco. Por segunda vez Manuel se entretuvo en tratar de adivinar el rumbo que tomaban, y por quién sabe qué enésima vez el destino fue el imaginado. La finca Los Dogones de don  Ernesto Federico de Oliveira e Souza.

Allí estaba otra vez el pórtico de maderas trabajadas a la antigua, arriba el atrio de dos aguas y dos ventanas en el frente principal.
 Bien conservada en este caso, la casa, porque el jardín era un desastre de cajones desclavados y tiras enteras de papeles de embalaje achicharrados por el último chaparrón.

Le bajaron apurando del rodado y le dijeron que no debían exponerse juntos a la luz del sol. Así que con toda prisa subieron los tres escalones, los tres, entraron a la casa y se dirigieron al segundo salón, el de la penumbra, donde Ernesto se agachó a retirar una alfombra que cubría una puerta trampa, en el suelo de Pino Tea. Bajaron por la escalerilla que se vio enseguida de prender alguna luz, y entonces, allá abajo, respirando esa humedad de sótano, se vieron enfrentados a una gran mesa llena de cosas raras que rodeaban una computadora entre un millón de cables.. Como en las películas.

Era el bunker de Ernesto Federico. Hasta gracia y ganas de reír le daba a Manuel el hecho de enfrentarse otra vez a las mismas cosas pero trastocadas ligeramente por las diferencias que hay entre uno y otro de los mundos paralelos. Este Ernesto Federico era sin dudas distinto al otro que había conocido. Todavía no acertaba en decir cuales eran las diferencias, pero lo sentía como algo que se puede respirar. Ahí está. Para empezar no usaba el mismo perfume. Aquel era como de flores muy extrañas y este de ahora  algo más tosco, como cáscara de naranja agria o simplemente jazmín mal imitado. En entusiasmo no le andaba a zaga, aunque tal vez fuera otro tipo de entusiasmo. Por otra parte, parecía aun más sabio loco que el otro. Ya le estaba hablando de cosas incomprensibles sobre los aparatitos que había inventado para poderse  colar y robar información de las otras dimensiones. Mostrando, sin que nadie le pidiera nada, como era que las máquinas funcionaban todo el tiempo para recoger la información que se iba depositando en aquella pila de esferas negras, que eran las memorias de spin magnético que acababa de agregarle al sistema. Explicando que lo que le devoraba las noches sin dormir, eran sus nuevos equipos, aun sin terminar de montar -señaló un rincón oscuro del sótano- los que una vez terminados, podrían llegar a capturar imágenes reales del los lugares expiados.

-Lo creo,- comentó Manuel recordando cuantas veces él con sus amigos habían sido perseguidos por aquella cadena de televisión que les filmaba hasta cuando estaban en el baño.
-Pero yo tengo que volver a mi casa. Mi compañera no sabe nada de mí.

Don Miguel sonrió tímidamente.

-Ya le avisamos que estás a salvo.
-Bueno, pero quiero verlos. Me voy.
-No puedes salir, te verían!
-No saben que estoy acá. Voy a cortar camino por entre los terrenos...
-¿Y tu casa...? Ha de estar vigilada!






jueves, octubre 06, 2011

836. ¿Y el amor, no existe...?

Resultaba ser que ellos, los miembros de la Hermandad, llevaban varios años intentando contactarse con los mundos paralelos con magros resultados. Pero que, aun siendo magros, esos resultados les habían arrojado hacia un abismo de misterios indescifrables.

-Necesitamos ayuda para poder interpretar las informaciones que hemos logrado robar violando, ahora lo comprendemos, esa suerte de pacto o statu quo, que rodea nuestro mundo como si fuera la cáscara de un huevo empollado.

Manuel se rió por la comparación pero no pudo evitar sentirse consustanciado con lo que le decían. Ignacio Federico continuaba...

-Hemos interceptado mensajes cifrados que hablan de muchos dioses, como en la mitología griega. De dioses que luchan usando las armas más arteras y los métodos más impiadosos. No logramos entender, quienes de ellos serían los buenos, y quienes los malos. Quienes los verdaeros dioses, creadores de los cielos y la Tierra, Y quienes los negadores,,, Es todo muy confuso!

Manuel volvío a reír pero nada dijo, esperaba a que Ignacio terminara con sus argumentos.

-Pensábamos que un Dios, un verdadero Dios debería ser antes que nada bueno. Bueno de toda bondad. Ahora no sabemos si hemos pecado de ingenuos, o es que que simplemente no entendemos algunas cosas, por no haber estado nunca del otro lado. Del lado que tu, en cambio, conoces y puedes, por tanto, explicar.

A esa altura Manuel metió un bocadillo.

-Cada cual piensa que el bien es lo que él considera el bien. No sabemos si existe un Bien que sea para todos el mismo.

-Debo entender que allá las cosas son tan confusas como las vemos desde acá?

-Yo diría que sí. Pero aclarando que eso de Dios y de los dioses, son simples creencias. Supersticiones... Palabras que nos han enseñado ... Nadie sabe si existe un Dios verdadero. Esos  no son más que personajes poderosos que luchan por concentrar cada vez más poder. Lo mismo de acá, pero en mayor escala.

-Pero allá... ¿en qué se cree?

-Igual que acá. Cada cual cree en algo llamado el bien, y trata de lograrlo reventando a todo el que se le oponga. Claro que para ganar en esa lucha hay que ser más poderoso o más hábil que los otros... Especialmente más poderoso.

-Y el amor... ¿no existe?

-Existe, sí. Pero el que predomina es el amor propio. Entre los poderosos al menos. El amor no se lleva bien con el poder.

El diálogo fue interrumpido bruscamente por un extraño sonido que salía del corazón de Ignacio, o de su camisa, más bien desde el bolsillo derecho de esta. Un aparatito parecido a un teléfono que Ignacio prestamente extrajo y acalló con su largo pulgar

-Los grises andan despistados. Nos buscan cada vez más al este. Podemos ir hasta el refugio





miércoles, octubre 05, 2011

835. Ominoso Futuro

Manuel sólo incistió en que no estaba dispuesto a cumplir ninguna misión en especial. Reconoció no ser un simple habitante de este mundo, el único de los que había conocido, donde no se libraban batallas contra las fuerzas cósmicas, el único donde un niño podía crecer en relativa paz, su hijo, por ejemplo, y que esa y no otra había sido la razón de su retorno.

-Después de todo yo no sé la razón por la que los ángeles y los demonios han dejado en paz este rincón del Universo, pero... mejor sería evitar llamarles la atención. ... Esos viejos grises parecían querer eso mismo...

Don Miguel sacudió la cabeza.

-En eso te equivocás, muchacho. Este mundo está totalmente dominado por los ángeles. Parece que hay un pacto, o algo así, que les impide mostrarse a la luz del día. Pero...

Se trataba de un misterio muy difícil de resolver. El mejor guardado de toda la historia humana.

-Tan bien está montado el engaño que ni siquiera nos llegan señales de radio, ni de otro tipo, desde los miles de planetas poblados que existen sólo en nuestra galaxia. Los ángeles pertenecen a una poderosa civilización que domina buena parte de ella y que está en constante guerra con otras. El poder es una enfermedad insaciable...

Manuel bajó la vista al suelo.

-Sí, una historia conocida.

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El hermano Alfa Z fue llamado por teléfono celular y vino en una Mehari roja que perdía pedazos en cada pozo. No era otro que Ignacio el de Los Dogones, pero otro. No el mismo que anduviera con Manuel organizando la Gran Revolución Anarquista, que terminara leberando a toda América Latina, por lo menos, en aquella Tierra paralela, que nunca había sido identificada con perfección, aunque algunas veces fuese llamada Tierra Uno, por error. Pero era  Ignacio, de todas formas. Con su pensamiento libertario y sus conocimientos de tecnologías paralelas.

-Hola Manuel. Yo he sido admirador de tu abuelo Abelardo.
-Sí, te he conocido bastante en otros mundos.
-Te estábamos esperando. Parece que la Tierra se va a ver envuelta en problemas, y los problemas van a desequilibrar los poderes en la zona.
-¿En qué problemas se va a ver envuelta esta Tierra?
-No,... nada que ver con los poderes del Universo. Ha sido nuestra propia estupidez la que ha llevado las cosas a tal extremo. Un camino sin retorno de consumo creciente y de envenenamiento creciente. El clima está fuera de control, pero los poderosos, aliados en todo con los ángeles, ni siquiera imaginan otra manera de vivir.
-Sí, eso mismo he visto por ahí.
-Corremos el riesgo de una hambruna planetaria, que significaría  guerras más crueles y mayores que las que nunca se vivieron, Para luego terminar siendo un territorio en disputa y que sobre las cabezas de los sobrevivientes se desate, para colmo, la guerra cósmica.
-¿Y yo para qué les puedo servir...?



834. ¿Secta o Hermandad?

Se preguntaba cuál sería aquel lugar, paraíso terrenal de un cuadro de Van Gogh, que le sonreía en el alma. Porque al modo de los primeros veeeh veeeh de los corderitos recién nacidos, por dentro sentía una efervescencia alegre, que le daba ganas de brincar.
Hubiese empezado a hacerlo de inmediato si no fuera porque alcanzó a ver allá adelante un brazo que se agitaba por encima del alambrado que daba fin al plantío. Un cuerpo de hombre que trepaba o intentaba treparse encima del alambrado y ese brazo, otra vez, que se agita de un lado a otro con intención de hacer señales. Señalarle, bah, advertirle... que era a él a quien le querían llamar la atención...
Ni más ni menos que Don Miguel, era. Y parecía estar alarmado. Con insistencia le hacía señales de que se apurara, guacho boludo que no sabe la que se le viene y camina tan campante.
Corrió hacia él, cruzó el alambrado y quiso preguntarle al viejo cuál era el motivo de tanta bulla, pero no pudo. El anciano corría ya varios metros adelante en busca de refugio,

-¡Apurate, nos pueden ver!

Por último el viejo levantó una chapa mal clavado de un viejo galpón con aspecto de granja yanqui y se  escurrió ágil  como una lagartija en su interior. Se acababa de correr a campo-traviesa más de docientes metros de pastizal salvaje y aun tan brioso! Le pareció extraño a Manuel aun antes de llegar al galpón ya cansado siendo mucho más jóven. Cuando levantó a su vez la chapa lo hizo jadeando y bastante le costó entonces adaptar su vista a la penumbra.

-Sos el verdadero enviado, disculpame, -le  disparó desde algún lugar hacia la derecha.

Cuando Manuel comenzó a verle estaba espiando hacia afuera por un agujerito de la chapa, sin dejar por ello de hablarle.

-No podía darme por enterado hasta no estar seguro de que vos eras vos y no otra de tus personalidades de cualquier otro mundo, o bien cualquiera parecido,

-Yo no soy ningún enviado, don Miguel.

-Bueno que no lo creas no cambia nada. Yo he sido avisado de que vendrías. Es posible que aun no hayas hecho consciente la misión que te ha sido encomendada.

Media hora de discutir no hicieron mella en su fe, porque era una fe, sin duda, aquella que creía en las trascendental misión que venía a cumplir Manuel en este Mundo. Era una secta que se había formado sobre la base de los datos publicados en Internet en un blog muy popular, una vez procesados por una complicada fórmula críptica, e interpretados los resultados por el hermano Alfa Z. El último calculo había sido por demás exacto en todos los aspectos.

-Por eso estábamos esperándote. Tuvimos dudas hasta que la Organización Gris te raptó

-¿Como se llama su iglesia?

-No es una Iglesia. Somos librepensadores. Librepensadores pero no boludos.

-Boludos, no. Tal vez les manden a otro. Yo no he venido más que a vivir en paz unos años junto a mi familia.

-Vení, te voy a presentar al hermano Alfa Z. Él te va a mostrar las razones por las que te estábamos esperando.

-¿Una hermandad...? Que viene a ser eso...?

-Somos hermanos en el conocimiento.

-¿El conocimiento de qué...?

-De que siempre nos han tenido engañados. Nada es como parece.

sábado, octubre 01, 2011

833. La Tierra Plana.




También llegamos a enterarnos, por la misma y complicada ruta, que a pesar de la liviandad conque al principio se lo había tomado, poco a poco la situación de encierro, e indefinición, fue calando el ánimo de Manuel y llenando su alma de dudas. Ahora todo era distinto. No sólo tenía a la flaca, su eterna compañera, sino también a aquel pequeño ser que entre ambos habían traído al mundo.
Se puso a probar, si logrando un alto grado de concentración, no sería capaz, también aquí, de salirse del lugar mediante el método de reducirse a un punto. Hizo respiraciones profundas, visualizó el concepto, no teórico sino perfectamente recordado de tantas veces que había transitado tan extraño procedimiento. Trató de convencerse de que era posible... y casi lo logra justo antes de que una insoportable picazón se le desparramara por toda la superficie de la piel, especialmente en los brazos y las piernas. Se dio de cabezadas contra las paredes, tratando de romper la imposibilidad. Hasta llegó a pedir ayuda a todo aquello desconocido que pudiera haber de bueno, más allá de todo lo conocido. A los sospechados planos más espirituales y amorosos que podrían dar sustento y explicación a todos las infinitas dimensiones de Multiverso... Pero nada.

Se encontraba solo frente a cuatro estúpidas paredes sostenidas por la demencia de aquellos seres grises. Condenado tal vez, como un maldito terrorista, por quienes ven terrorismo en todo aquello que no comprenden ni tampoco intentan comprender. Acusado por la necedad de una ley despótica cuyo único fundamento era el desprecio de todo lo que se ignora. Condenado por la misma razón y procedimiento que animaba a la Inquisición y que después fuera alegremente adoptado y repetido por todos los regímenes despóticos del Universo.

Derramó una cuantas lagrimas de bronca, tras lo cual fue recuperando la serenidad.

No había sido vencido por el viejo Dios de las alturas, ni por el mismísimo Satanás de los infiernos. No iba a dejarse vencer por cuatro grises personajes predicadores de la creencia en la Tierra Plana sostenida por cuatro elefantes sobre el lomo de la enorme tortuga que flota sobre un océano de nada.
Pero dejaría de rebuscar por los rincones de su memoria en busca de una herramienta adecuada. Se daba cuenta de que no era dentro de los límites de su mente personal que podría encontrar una solución.

Comenzó a hacer hondas respiraciones y a relajarse. A olvidarse de sus fronteras, a no importarse más que de dejarse llevar por aquello más hondo que entreteje de sabiduría y amor toda la insondable profundidad que da sustento a la aparente complejidad de las infinitas dimensiones. A dejarse llevar...

De pronto se vio en medio de un bosquecito de durazneros en flor. Cada árbol era una esfera de flores rosadas flotando en el aire de aquél lugar primaveral. Y él caminaba  entre ellos... Se había liberado.

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