sábado, febrero 27, 2010

792. El Cubo de Aladino

Más que sensible, sensiblero, o más correcto hipersensible, porque ahora caía en la cuenta de que en ningún momento se había desconectado del aparto a pesar de haber perdido contacto visual con él. En la playa que los había arrojado por culpa del inexperto pensamiento de Dengue, tal vez habría quedado debajo del agua. Pero ahora se había venido arrimando como el perrito a su amo. De modo que cada cosa que había pensado había sido escuchada y dentro de lo posible obedecida. Como si fuera la lámpara de Aladino y el la estuviese frotando. Había querido sentirse en la piel del bosquimán y ahora lo estaba sintiendo. Había pensado en ver de cerca aquella figura de Duende de la biblioteca y se había divertido un instante pensando en las travesuras que se le atribuyen a esos seres de la fantasía. Irreales... Inexistentes...

De modo que el hipercubo estaba de vuelta.

-Esperen. No se acerquen a esas cuatros telarañas! Es una puerta abierta.
-Pero si ahí no hay nada... Apenas un cuadrado...
-Es una entrada que todavía no conduce a ningún lugar. Está esperando órdenes. Hace un rato en la oscuridad entré sin darme cuenta y terminé en Namibia.

Magdalena le tomó de un brazo.:

-Entonces podemos  reanudar nuestro viaje... Tendríamos que ir a buscar a Dengue.
-Pero antes rescatar a los prisioneros y... dejar establecido un contacto entre esta gente de arriba y los de abajo... Vengan, vamos adentro y hagamos un plan que abarque todo.




miércoles, febrero 24, 2010

791. Mejor no hablar de ciertas cosas...

En vez de ocuparse en contestar, la mente de Manuel se disparó en otro sentido, recorriendo el camino que una hora antes había recorrido hasta el fondo del terreno y encontrarse tras el meo con aquella grisverdosa barba  parlante. Qué había ido pensando sino en dos imágenes recientemente observadas, una estatuilla de un viejo duende, aquella que todavía restaba sobre el único estante despejado de la biblioteca del fondo, y la mencionada fotografía vista en las páginas de National Geographic. El duende era el mismo. Aunque llevado al tamaño de un niño grande y dotado de movimiento y palabra. El bosquimano también, este que ahora habitaba con total naturalidad una vez que hasta las cuerdas bocales le habían comenzado a responder. Dos imágenes sucesivas en su mente y dos viajes que se le habían impuesto con tanta fuerza perturbadora. La duda que el duende le trasmitiera era la vieja duda que siempre había empujado al último rincón del subconsciente. Podía haber resurgido vistiendo la figura que le llamara la atención, pero el muchacho? La trasmutación de los cuerpos no era un simple producto de su fantasía; los rockeros y Magdalena acababan de mostrarse incrédulos cuando les dijera ser quien era...Preguntó por las revistas que un rato antes estuvieran sobre el banco pintado de verde. Estaban caídas en el suelo y aquella... abiertas sus páginas aun en la foto. La levantó y sin alteración la arrojo sobre la mesa.

-Si ese fuera yo, estaría todavía en Namibia. En cambio...

Tantas  manos arrebataron la revista como ojos devoraron la foto del bosquimán con el arco enhebrado en el hombro izquierdo. Sin disimular el asombro le pidieron que se parara y mirase al otro lado de la misma manera que el personaje. Era el mismo. No quedaba la menor duda. La misma piel, el mismo pelo de motas apretadas... incluso el mismo arco!

-Está bién... Pero en qué consiste tu juego..? ¿Sos un mago?

-Si lo soy todavía no me he dado cuenta, pero...

No. Mejor no hablar de ciertas cosas.

-¿Como ha sido posible..?

- Tal vez no pase de ser una alucinación colectiva, ja. El hecho es que miré esa foto y... bueno, pensé algo sobre cómo sería vivir sobre un desierto rojo así y sentirse dentro de ese cuerpo bajo los rayos del sol y con las patas sobre las piedras calientes... Después salí a echar una meada al fondo y... (mejor no...) parece que viví en un instante toda una aventura en África, conocí al dueño de este cuerpo y... me vine en él dejando al mío allá... ¿Quieren una explicación...?  Bueno... podría inventar alguna. En realidad no la tengo, pero... ¡Esperen!

(sonó un tanto teatral)

Salió hacia la puerta haciendo señas de que le siguieran. En el patio oscuro les condujo apiñados como fanáticos tras el monje milagroso y llegados al fondo les detuvo abriendo los brazos como un Cristo negro pigmeo. Había en su voz aquella vibración trémula de los farsantes testigos de lo increíble.

-¡Miren ahí!

Ahí no había nada más que algunas telarañas huérfanas todavía tirantes en el aire. Rectilíneas y apenas visibles bajo el relumbre que desbordaba la pared del fondo. Una arriba y otra abajo... casi al nivel que pudiera tener un escalón pequeño. Perfectamente paralelas y ortogonales a otras que ahora se empezaban a descubrir, verticales e iguales... Cuatro en total formando un perfecto cuadrado de  tal vez un metro...

-¡El hipercubo! -gritó Magda.

Todos intentaron verificar si aquel pedazo cúbico de oscuridad era perceptible por el tacto. Manuel les detuvo interponiéndose.

-¡Cuidado...! Puede producirse otro accidente. Es muy sensible a los pensamientos ajenos...




domingo, febrero 21, 2010

790. Yo soy Manuel

Ya estaba. Después de decir si y no, todo lo demás se iba a poder decir de alguna forma.
Decir por ejemplo que ahora más que antes quería terminar con este compromiso de rescatar a los muchachos prisioneros, para enseguida ponerse en marcha con la flaca hacia su verdadero mundo, aquel que sin haberlo visto nacer, le llamaba desde su misteriosa lejanía como a un hijo perdido. Y a estos muchachos rockeros decirles, que era muy poca y tímida su rebeldía, encerrados en un galpón, en vez de salir a buscar  los aliados naturales, sus compañeros de generación, e incendiar el mundo con ideas nuevas, las antiguas ansias de libertad vueltas un programa político.
Aunque capaz que fuera inútil...

-¿¿QQuee noo, queeé???

Como todo consejo inutil. Como todo consejo. Que sólo sirve al que ya se encuentra a punto de llegar a la misma conclusión. Más valía seguir con el plan elaborado...

-Dijiste no...

-Sí, q... no. Q... no. Que no!

-¿¡Que no a qué?!

-Que no so...y queen creeeeen....

Manuel Bosquimano se levantó sobre sus piernas y comenzó a dar zancadas para uno y otro lado, entre-parándose a cada ida o vuelta a mirar al grupo de muchachos, como a punto de explicarles sus anteriores balbuceos.
Logró recuperar un vocabulario práctico.

-Tenemos que dar pasos para lograr el rescate.

Por supuesto los escuchas quedaron perplejos considerando extrañas convinaciones por las que Manuel en aquellos minutos que había permanecido afuera, no sólo se hubiera conseguido este nuevo aliado sino que también le hubiese trasmitido lo que un rato antes habían conversado.

-Y Manuel...? Conversaste esto con Manuel, no es así...?

-No. Yo soy Manuel. Escuchen...

Lo de siempre. Demostrar que las cosas no son como parecen. Que lo imposible a veces ocurre y que a él, lo imposible era lo que más lo ocurría. Que se encontraba adentro del cuerpo de un muchacho bosquimano que se cruzó por su camino allá en Namibia poco antes de que la hechicera le introdujera en el mundo de las semillas y los huesitos y que de alguna forma, que por supuesto no comprendía, le enviara de regreso sin avisarle de qué manera. Terrible contratiempo  tener que demorarse en peroratas que de última no fueran a ser creídas más que por la vía de los hechos. O sea cuando se pusieran a fabricar la bola, ese sistema de transporte que antes le refiriera, y una vez terminada, si es que todo salía bien, le vieran elevarse con la sola voluntad de alguna mente que se comunicase con ella.

-¿Entonces puede ser que de última no vuele? -Preguntó Jack el Destripador.
-Todos los mundos tienen algunas cosas diferentes... En algunos no funciona la telepatía...
 Ahora fuel el veterano el que interrumpió:

-Además estás diciendo que sos un E. T.? ¿No será demasiado...?

miércoles, febrero 17, 2010

789. Afirmativo y Negativo

¿Qué, acaso le estaban reconociendo como Manuel?

-DDDee ddddoonnnddee soOOOs????.

No, simplemente estaban tuteando al otro a pesar de ser desconocido.

-Tteee PpaassOOO aalllggoo eeeenn eeeelll ffffooonndddooo????

Ja, que si le había pasado algo...!

-¿¿TTtee ssseentiiiiss mmaaarreaaadddoo????

¿Mareado...? Si se podría decir que se sentía mareado y tal vez por eso a la vez sentía que los sonidos le llegaban como a través de un tubo. Pero más que mareado, se le había aumentado el tiempo de reacción por el concentrado esfuerzo en  poner la boca en posición de articular alguna mísera palabra. Como aquellas que redcordaba haber dicho muchas veces, pero que ahora no recordara cómo. Había una -se decía- que requería poco esfuerzo y ni siquiera pensarla mucho... Se decía de un golpe y nunca sonaba de la misma manera aunque igual era entendida. Casi un gesto que brotaba cada vez que su mente pensaba en esa idea que era la afirmación. Pensamiento y acción casi juntos en el mismo instante. La afirmación en la mente, el gesto de los músculos, y... el sonido ese que salía de la boca hacia los oídos y la mente de los otros, para que entendieran reconstruyendo el camino inverso de las traducciones. Es decir: Sonido de la palabra que afirma. Reconocimiento  del significado e integración con el resto de los significados que se venían conversando. Ahora... Pensamiento de la afirmación, así. La afirmación de cuando uno quiere aceptar algo, o afirmar o decir sí.
 
-sí...

¡Eso era! Pero lo había dicho muy bajito.

Intentarlo de nuevo más fuerte.

Quiero decir sí, fuerte.

-SÍ.

-Tttee eencoonttrraáammoss tiiiraadooo eeenn eell ffffooonndo.....

-Sí.

-QQuueée ttee passsóooo???

-Sí.

-Noo eenteendéees loo que tee deeciiimoos??

-Sí.

-(Puf!)

Bueno qué tanto! Necesitaría tiempo para poder reconstruir algunas cuantas palabras como para conversar. Por lo pronto debería poder decir lo contrario de la afirmación. La negación que puesta así en posición de ser expresada con una palabra cortita que niega, que rechaza, que se cierra a toda aceptación como la del sí...

-No.

lunes, febrero 15, 2010

788. ¿Qué te pasó?

De modo que otra vez estaba metido en un embrollo. Metido más bien en un cuerpo ajeno, sin saber cómo manejarlo. No, metido a comandante de un cerebro ajeno al que no había enseñado. O tal vez tampoco eso...
Del bosquimano ni rastros. Es decir de su mente, alma, personalidad,  recuerdos , o cosa alguna...
Estaría alla en Namibia tratando de hacerle hacer algo a su porfiado cerebro y lengua, acostumbrados a hablar palabras articuladas. ¡Qué garrón! Ojalá que no lo lastimara.

Bueno... De alguna manera tenía que recuperar el dominio de una conversación como la que se estaba desarrollando alrededor. Reconocía al menos el significado de las expresiones faciales, pero aun ni idea de lo que aquellos ruidos pudieran estarle diciendo.
Veamos -se decía- Han de estar todos ellos sorprendidos con el hecho de su desaparición... y la aparición de este muchacho mucho más oscuro y con aspecto de salvaje.

¿Quién y de que modo le habría traído al interior del galpón?

Por otra parte estaban preocupadamente tratando de comunicarse con el africano sin imaginar que esos chasquidos que estaba haciendo su lengua eran similares preguntas que él les hacía a ellos.

El tono. Debía primeramente tratar de reconocer el tono general de las frases que en este caso sería interrogativo... algo urgente y también preocupado.

Bueno, ¡pero es que le llegaban los sonidos pegados como si todos estuviesen haciendo gárgaras a destiempo! ¿Qué cosa de todo ese ruidaje podría estar denotando una pregunta?

En primer lugar separar los ruidos que hace uno de los que hacen los demás... por el timbre de la voz...

Parecen todas iguales.

No. Nunca son iguales los timbres.

Claro, si yo supiera cual es el timbre de todo eso! No te olvides de que nunca en mi vida he escuchado voces hablando. Me resultan como trompadas en la oreja.

Tendríamos que poder recordar... ah. ya veo! La memoria quedó en el otro!

No. ¿Qué estás diciendo? Yo me acuerdo de todo. Lo único que no recuerdo es el significado de esos ruidos. Y por otra parte...  haber hablado conmigo mismo de este modo...

No te preocupes es uno de los mecanismos para los casos de emergencia que tenemos... ¿O preferís que nos llamemos YO?

No, sería muy confuso. Mejor así, me siento más acompañado.

Bueno, intenta nuevamente reconocer los timbres de las voces.

De pronto, como al principio de aquellas películas se empezaron a abrir imágenes gigantes en algún lugar del panorama mental:

A...AAAAAÇÇÇÇÇ?????&??ssssszzzzz...ZZZ......ooOojjjJJJJJ

¡Las letras! ¡Esas son la letras! ¡Mirá vos... se van separando como globitos!

¿¿¿¿¿qquuuuEEEEEE.....TTTEEeee....pppppaaasssóóóóóóÓ..??????



sábado, febrero 13, 2010

787. El arco del bosquimano

Tanto daba si por de pronto no se le aparecía el otro yo a perturbar la calma como otras veces en escenarios por el estilo... Ahora se estaba alejando de aquel cultivo viviente de tejidos neuronales. Navegaba un espacio vacío, gris, indefinido. Una región silente y escasamente iluminada desde sí misma. Sin antorchas ni estrellas, ni luminarias de ningún tipo. Apenas iluminada desde sí misma. Tan tenuemente iluminada que allá en los confines parecía negra sin serlo, porque el vacío no tiene color, ni forma. Era otra vez la nada. Como al principio, pero esta vez en serio. La nada tenuemente iluminada por su autoconciencia. Que también la tiene como todo lo que existe, porque además, la nada existe, claro. Que de no hacerlo... Eso sería otra cosa. Ya no un espacio vacío o un tiempo vacío, o ambos. La no existencia ha de pertenecer a otra historia. En ésta, todas las cosas existen, y tienen conciencia de sí mismas al menos, sin necesidad por ello de pensar autorefiriéndose más que en lo estrictamente necesario.
Existo.
Le pareció bien la manera lacónica de expresarlo. Un escenario tan espantosamente gris no iría bien con un cartel escrito en francés. A la uruguaya. Existo. Aquella era una nada uruguaya. Un poquito monótona y tal vez aburrida, pero por cierto llena de otras virtudes inexistentes. Uruguayos campeones de américa y del mundo. Esforzados atletas que acaban de triunfar. ¿O acaso la música que ahora se entreveraba era otra vez la Marcha de Tres Árboles? No se le podía negar la belleza...

Abrió los ojos con la nuca apoyada sobre la falda de Magda... No se le podía negar la belleza. Ni la ternura que despertaba esa exacta colección de proporciones en otros lugares equivalentes. Sin manera de decirlo... Por qué no llamarlo amor?

Claro que tuvo que enderezarse en el asiento, todos le rodeaban con miradas como al náufrago tirado en la playa. Evidentemente su regreso había sido con bemoles. Se miró a lo largo de su casi total desnudez. Descubrió que llevaba enhorquetado en el hombro el arco de aquel joven bosquimano... Sus mismos pies y piernas, y ahora hasta sus manos de palmas rosadas y espaldas oscuras. Quiso hablar, pero sólo salían de su boca chasquidos que su lengua hacía cada vez que pensaba en una palabra. Se había transformado, es decir... se había traído el cuerpo del otro!

Bien que no fuera posible.

¿Pero y su verdadero cuerpo...?

Le interrumpió una horrenda catarata de sonidos que estaban brotando de la boca del mayor de los rockeros. Uy uy! La cosa se complicaba. No entendía lo que le estaban diciendo! Se había traído algo más que el cuerpo del bosquimano. Todo el sistema nervioso encargado de entender los textos y los sonidos.
A ver, a ver...
Él estaba pensando en español, por supuesto. ¿O no..? Acaso uno no piensa en el mismo idioma que habla? Cuando uno dice... Claro pero hay otro pensamiento por debajo del pensamiento que... no está diciendo nada! Uno piensa con las palabras lo que el de abajo le está diciendo de otro modo... algo sin sonido ni letras... que vendría a ser el verdadero pensamiento, o el que manda al pensamiento. El ser del tipo. El que sabe lo que quiere...
Bueno por ahí debía estar el corte que se le había producido. Justo entre medio del pensamiento hablado y el silencioso.
Él seguía siendo el mismo, por supuesto.
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sábado, febrero 06, 2010

786. Tras la colina

Le había hablado en bosquimano seguro. Porque otra cosa no podrían ser que palabras aquellos chasquidos variados que había emitido con la lengua en distintas posiciones. De tener la menor idea de como utilizarlos también él hubiese chasqueado la lengua en respuesta, si no se corriera el riesgo de decir algo inconveniente.
Por eso prefirió seguirle los pasos sobre la tierra roja rumbo a aquella colina que adelante mostraba su lomo pelado y todavía caliente. Es que no se podían dirigir a ningún otro lugar. No los había, aquello era un desierto duro que raspaba las plantas de los pies y se extendía vacío en cualquier otra dirección. Detrás de la colina seguramente había algo. Tal vez vegetación. Un río lleno de animales peleando por parcelas de agua barrosa. ¿Mosquitos?
Pero el muchacho caminaba sin mostrar urgencia. Las gruesas plantas de sus pìes se hermanaban a la tierra en cada paso. Su oscura piel vendría de pasar toda la jornada al sol como aguanta satisfecha la del tiburón la constante corriente de las aguas. No le quemaba la tierra, ni le secaba el aire seco. No corría en busca de heladas bebidas efervescentes, ni masticaba chicle. Era una parte del paisaje. Un ser humano puesto en su justo exacto lugar.
Manuel se sintió un intruso. No sólo por haberse venido envuelto en las sábanas que ahora le protegían de los rojos y ya tibios rayos del sol. Sino porque nadie le había invitado...
Pero estaban llegando a la parte alta de la colina... y ya se confirmaba la teoría de Manuel. Aquella mancha oscura que allá en lo bajo se veía cerca de achaparrados arbustos y tal vez una pequeña cañada... Parecía un conjunto de chozas, aunque no de barro. Aquí y allá sobresalían varejones que de mala gana sostenían trozos de géneros alguna vez coloridos. Tampoco eran carpas. Y todo alrededor muestras de actividad humana.
El bosquimano chasqueó varias veces la lengua volviendo agudo el tono. ¿Sería un llamado de atención? Comenzó a descender frenando con los talones un posible desliz. Porque la bajada estaba resultando mucho más brusca que la subida. La colina tenía la forma de una enorme cucharada de helado de chocolate mal puesta sobre un plato lleno de arena roja. Helado caliente, claro. Y sólido.. En fin...
Les salieron a recibir unas viejas flacas con apenas ropas que chicheaban de continuo las bocas mientras Manuel se les iba acercando para la múltiple inspección. Que fue detallada y llena de expresiones graciosas. Algunos dedos palparon con disimulo la tela de la sábana y otros intentaron desenvolver alguna parte del paquete... Pero de la choza más cercana salían tres pequeños hombres, no más altos que el muchacho guía y se quedaban esperando de brazos cruzados sobre el pecho...
Ahora el muchacho se hacía a un lado y dejaba a Manuel asumir protagonismo.

Chasquearon los tres sus lenguas al unísono.
A Manuel sólo se le ocurrió mostrar la palma de la mano derecha a la altura del hombro, aquel saludo de los Maquis de Lagomar; y sonreír, por supuesto.
Uno de ellos procedió a correr algo parecido a una cortina y descubrir la puerta de la penumbrosa vivienda.
Allegada al fondo pronto se pudo ver una mujer no tan flaca pero sí tan vieja como las otras, que miraba hacia la luz con su hermosos ojos almendrados. Tenía delante suyo y sobre una bonita esterilla, varios huesos y semillas vegetales. Una gema azul, una verde y otra roja.
Manuel entendió que la otra esterilla de adelante era su futuro asiento y lo utilizó justo para verse enfocado por aquella mirada que le forzó a bajar la vista hacia los elementos mágicos... que ya habían cambiado de posición...
Él no creía en magia pero si en que las semillas se estaban moviendo frente a sus ojos... y transformando... Tal vez ese perfume seductor que embebía el ambiente fuera apenas algún alucinógeno, pero aquellos pequeños objetos se estaban transformando en un complejo diagrama tridimensional que parecía estar reproduciendo su propio estado mental y anímico. Se sintió de pronto inmerso en el conjunto de equivalencias visuales que le rodeaban. Tocando el ritmo del corazón que palpitaba a su costado. Oyendo la catarata de aire que entraba en sus bronquios, Observando de cerca algunas neuronas de su mismo tamaño, cómo ronroneaban mientras bebían ese plasma luminiscente que les llegaba desde otros mundos.
¿Estaba dentro de si mismo o el sí mismo de había volcado afuera?