domingo, enero 31, 2010

785. Rojos bosquimanos

Ni que decir que toda esta verborragia del duende le cayó a Manuel más pesada que una comida indigesta. Estaba completamente harto de tantas objeciones. Las ajenas y las propias. Las dudas eternas sobre la realidad de sus experiencias y hasta de su existencia. El duende negaba la suya con el donaire de un petulante, sin importarle que la negación se pudiera extender como reguero de pólvora que consumiese toda la realidad desde el inicio de los tiempos hasta el punto omega de la última perspectiva.
Por eso decidió dejar al barbudo con la palabra en la boca y volver a la reunión, donde le esperaban la flaca y estos nuevos amigos con los que estaban a punto de iniciar la nueva aventura: "El rescate de los aborígenes".

Dio vuelta sus pasos queriendo volver hacia la puerta del galpón, pero no vio ningún galpón, ni casa ni lugar conocido alguno. Lo que vio le petrificó las entrañas. Hacia adelante, en una planicie demasiado plana para cualquier gusto, se extendía un desierto pintado de rojo por un sol que tal vez estuviese ocultándose en el horizonte, o tal vez saliendo... Un desierto infame, hecho con mal gusto por una computadora mal programada. Liso, excesivamente liso y compuesto -lo supo- por teratrillonadas de granos exactamente idénticos y exactamente nivelados al gusto de una maestra histérica. Ni un yuyito moribundo siquiera, ni una mosca perdida, ni un arbusto seco, una espina de abrojo o tal vez una antigua huella. Nada. Ni una brisa, un sonido o una sombra... Agónicamente decidió no aceptarlo. Lo declaró truco y tanta fuerza hizo por encontrarle la falla, que pronto la planicie comenzó a ondularse en el silbido del viento que rasaban las dunas rojas hasta allá, donde aquel pequeño grupito de hombres diminutos -bosquimanos se dijo- parecían saludar con manos en alto al más joven que, bastante más cerca, les atendía sin dejar de descansar su mano en la madera del arco que llevaba enhebrado en su hombro. Claro que no entendería nada de lo que pudiera decirle porque se trataba de una persona real que recordaba haber visto en una fotografía del National Geographic que había ojeado un rato antes dentro del galpón.
Caminó hacia él y justo cuando levantaba la mano para tocarle como saludo, él giró el torso y le miró con aquello que en realidad no era una sonrisa pero se parecía. Tan serena era la expresión de aquel rostro, que se podría decir que sonreía con toda su superficie y con todos los rasgos a la vez. Pero además... estuvo lo áspero y cálido que había por un momento rosado su conciencia en ese lugar apto para organizar las palabras. El muchacho, porque era un muchacho menor que él, pensaba en algo que quería decirle y que no tardó en manifestarse en movimientos de los labios y de la lengua que por varias veces se vio brillar detrás del borde de los dientes. Y el sonido...
Claro, hablaba en bosquimano.
Pero los ojos, por una chispa de tiempo se habían desviado de la línea, como siguiendo la trayectoria de una pelotita de ping pong y vuelto a mirarle, dejándole tiempo para que comprendiera que el desvío indicaba la dirección aproximada en la que deberían caminar juntos si es que decidía aceptar la invitación.
No le quedaba alternativa.

viernes, enero 29, 2010

784. Yo no existo

Pero hete aquí que en ese preciso instante a Manuel le acometieron fuertes deseos de orinar, cosa que  le ocurre con bastante frecuencia a mucha gente, pero pocas veces mientras discurre una conversación tan profunda. Ni siquiera habían estado tomando cerveza o haciéndose cosquillas en las plantas de los pies. De todos modos averiguó en pocas palabras que dentro del galpón no había baño y era completamente deseable que quién quisiera orinar saliese el tiempo necesario al exterior y se las ingeniase para hacerlo en alguno de los rincones oscuros del terreno.
Así lo hizo... y casi terminaba de guardar el instrumento dentro del vaquero cuando sintió que desde de unos setos que a la derecha continuaban la vieja pared de ladrillos asomados tras un deteriorado revoque... ¿Qué? Que una voz aterciopelada le estaba diciendo cosas. Bien que la voz aterciopelada saliera sin dudas de la boca de aquel gnomo verde musgo que mecía sus barbas sentado sobre unas cuantas piedras número cinco que hacia ese lado descansaban gracias a la gravedad, Manuel no se sobresaltó. Siempre había considerado posible que de alguna manera y fuese la que fuese su ruta,  algo o alguien le venía siguiendo. Sería harto inútil intentar un senso de cuantas personas ven cosas en la sombra de la luna o pronuncian fórmulas mágicas de su propia invensión ("cábala"), nadie confirmaría la verdad, o muy pocos. Lo cierto es que Manuel tenía esa precognición al menos desde las primeras escaramuzas de esta demasiado larga historia. O preconcepto al menos.

Bien. Lo que la voz decía, con una entonación sólo apta para un coloquio entre personas de cercano conocimiento y confianza, era que se dejara de joder Manuel con todos esos cuentos de las bolas voladoras y de las dimensiones de aquí y de allá.

-¿Acaso te creíste la historia de que tu abuelo muerto podría venir a rescatarte?
-Ya lo hizo algunas veces.
-Pamplinas, muchacho! Los muertos, muertos están. Te vengo siguiendo desde hace mucho y puedo decirte que nunca has salido del entorno de tus propias fantasías. Yo, por ejemplo. Dónde has visto que un duende sea parte de la realidad? Yo no existo.
-Bueno! Menos mal!
-No te hagas el pelotudo... Sabés bien a qué me refiero. En este momento me estás imaginando a mi como poco antes alucinaste, tal vez a un conjunto de rockeros anarquistas...
-Veo que los has visto, No han de ser tan irreales entonces...
-No te olvides que te he dicho que yo solo existo dentro de tu imaginación, Los rockeros son mis vecinos de la izquierda.
-Ah, están clasificados en un casillero?
-Más o menos. El asunto es que vos  tenés una pequeña lesión cerebral que se ha manifestado como un sorpresivo derrame de fantasías... Aquel día aparesiste sin conocimiento, tirado en el suelo de tu casa. Algo te habría golpeado tal vez... en la cabeza, por ejemplo... Nadie pudo nunca ver alguna huella de esos agujeros que vos declaraste haber visto abrirse en el piso...
-Por supuesto, los agujeros se formaron en el piso del mundo paralelo, no en este.
-No, no. Vos estuviste de vuelta en tu casa en tu mundo natal, y tampoco viste nada!

Manuel quedó sin habla. Las lejanas órbitas de sus galaxias neuronales seguían a años luz con sus complejos entramados, casi indiferentes. La sospecha debía  ser insostenible. Ahora... ¿por qué no encontraba modo de contrarrestarla. Era cierto, absolutamente cierto que no había encontrado en el suelo de su casa el más mínimo rastro de haber habido allí mismo, en algún momento, una serie de huecos semi o totalmente esféricos... A no ser que,  por alguna razón, Oesterheld y su abuelo hubiesen dotado a sus bolas experimentales de una capacidad  infalible de dejar las cosas como estaban antes de la incursión? ¡Eso! Seguramente eso era lo que había ocurrido!

El duende se le adelantó.:

-No. Esa capacidad la imaginaste mucho después para que las bolas pudieran entras a las cavernas sin romper sus paredes. Aquel día estabas bajo el primer shock epileptoide. Todo lo que imaginaste al principio eran cosas burdas, de esas que ni los niños creerían. No digamos la escena del prostíbulo filipino que tenía lo suyo sino por ejemplo tu caída sobre la banda de papel continuo que iba a dar a la imprenta. ¡Por favor...!
-Sí... Eso fue medio guaso.
-¿Y el camionero que se transformó en un pulpo verde?!


miércoles, enero 27, 2010

783. El sonsonete y el contrapunto

Contestar esa pregunta de la forma que a él se le ocurría como correcta era meterse en camisas de once varas. Decir que una cosa puede fundamentarse en el futuro. Que el futuro puede ser causa del presente, porque... (y no se sentía seguro de que sus interlocutores estuviesen maduros para tales ideas).
Sin embargo ninguna otra explicación parecía probable ante el hecho de que una cuerda pudiera quedar tensada entre sus dos extremos sin que ellos se tomaran de ninguna otra cosa, considerando que el círculo quedaría cerrado recién cuando pudiera ser colocada la décima y entonces el espacio  de la bola fuera cerrado y autocontenido, cosa sólo posible al final. Un final perfecto que habría sido la causa de la conducta de los elementos desde el principio...
Tampoco tenía voluntad de contar las veces que intentándolo, desde el comienzo la cuerdas caían flácidas sobre el piso negándose a dar ninguna clase de sonido.

Prefirió lanzarse a un ejercicio de oratoria, explicando que la cuerda no es más que el pretexto que tiene la frecuencia para expresarse en una realidad material. Puestas las cosas de ese modo no puede la cuerda más que permitir que la frecuencia le ponga en vibración aunque para ello sea necesario mantenerse en un estado a todas luces inexplicable. Una bola de la clase y el tipo de las que él sabía fabricar, constituía otro caso de estructura perfecta, como un cubo o un octaedro regular. Cosas que fueron concebidads mucho antes que cualquier otra y que perdurarían hasta después que el último fotón se apagara cansado de su eterno viaje hacia la nada.

Una bola es una cosa imposible.

Y sin embargo no es por ello muy distinta de otras. Una persona, por ejemplo, o el tiempo mismo. Las explicaciones, por supuesto, habrían de abundar. Nunca falta un cagatinta que se plante a darlas frente a quienes nunca las pidieron por saberlas inefables. Un profesor que dice la la poesía estriba en el sonsonete y el contrapunto que un verso mantiene con el otro. Otro para quien la música es aquello del arte de combinar los sonidos. Por no mencionar la persona (en este caso una conocida mía) que te conmina a ser agradecido con aquellas personas cuya conducta les han hecho merecedoras del tal reconocimiento, aunque a nosotros nos conste que todo se ha hecho en busca del propio beneficio.

Lástima no ser geómetra para poderlo demostrar.

Por otra parte... A quién le podría caber alguna duda de que estos cinco rockeros formaban parte ya de un grupo con ellos? A nadie. Bastaba con verles fijar la mirada en lejanísimos mundos escondidos en algún lugar del aire, allí mismo, sobre y a través de todas las personas que le rodeaban. Niños. Niños asomándose por vez primera a la lectura de una historia increíble como El Eternauta.



lunes, enero 25, 2010

782. De frecuencias y anclajes

Pura lógica puesto que volar se vuela con un aparato, que si vuela es volador. Porque debían allegarse hasta los cerros de Pan de Azúcar sin ser vistos, y de ellos rescatar unas cuantas personas, o todas las que hubieren. Cosa por demás complicada considerando la total carencia de otros medios más idóneos, o simplemente  de un conjunto de ideas que ejecutadas en el orden adecuada dieran por resultado la liberación de esas personas. Un aparato volador vendría a ser lo necesario, especialmente si se tratara de uno de altas prestaciones en cuanto a velocidad, maniobravilidad y silencio. ¿Sería ese el caso?

Le tocaba a Manuel dar razones convincentes y para ello le pareció adecuado hacer un racconto de las experiencias anteriores. Tanto las exitosas como las desastrosas, comenzando por las primeras, involuntarias, cuando eran las propias bolas las que se abrían bajo sus pies como forma de raptarle. Y siguiendo por las explicaciones recibidas de los inventores de aquellos artefactos, que le había ilustrado sobre las dificultades que se presentaran en el proceso de perfeccionamiento. Sin embargo no quiso cargar las tintas sobre las equivocaciones cometidas, atribuibles enteramente a fallas humanas y nunca mecánicas.

-Es lo que les decía: El pensamiento puede lograr cualquier cosa. El Universo es pensamiento. Pero nuestro pensamiento es demasiado débil, dice mi abuelo que para lograr efectos visibles es necesario amplificarlo por lo menos un millón de veces.

Después quiso mechar una idea que le había quitado el sueño más de una noche, diciendo que en realidad una bola no es una nave en el sentido que lo es un barco o un avión. Una bola venía siendo un sintonizador de universos y de coordenadas. No lograban ellas el traslado de los pasajeros sino que los adscribían a un nuevo juego de coordenadas vibratorias. Con eso bastaba, sin gasto de energía, ni casi de tiempo. Como si lograra en un piso de baldosas distintas, intercambiar dos de ellas cualquiera... Aunque no.  No creía que hubiese en ningún caso un verdadero intercambio. Recordaba perfectamente cuando se había encontrado con su otro yo en un mundo en particular! ¡Hasta habían estado conversando sin que se produjera ninguna explosión aniquiladora!

-El universo es mucho más complicado que todo lo que podamos pensar... Pero volar de esa manera es posible.

Volvió su mente a las primeras pruebas realizadas. Las dificultades para comprender, o al menos concebir que una persona se pudiera poner en resonancia con un aparato tan simple como un conjunto de cuerdas afinadas. Que una cosa así pudiera funcionar a favor de una idea o una imagen que apenas existe durante unos instantes en nuestra conciencia.

-¿Pero las cuerdas de qué están hechas?

Esta vez calló las palabras alambre y tiras de plástico. En cambio resaltó la extraordinaria importancia de la relación matemática que debía existir entre las frecuencias vibratorias de las distintas cuerdas y el ángulo de anclaje a los puntos extremos.-

-Que aunque parezca un cálculo difícil, puestos en resonancia somos capaces de resolver aun estando dormidos.
-¿Y cómo hacés para ponerte en resonancia?
-Mientras afino la cuerda me voy afinando yo... llega un momento que la cuerda empieza a expresar algo que vos sentís como adecuado... Estás en resonancia.
-¿Y en qué se apoyan los puntos extremos...?
-Ehhh...

sábado, enero 23, 2010

781. Consecuencias Prácticas

Otra vez estuvieron conectados. El que más o el que menos alguna vez ha leído algún libro sobre meditación oriental aunque más no fuera por no tener que quedarse con cara de boludo cada vez que alguien mencionaba el tema. Se entendiera o no, que no hace a lo fundamental. Como cuando se fuma y conversa las horas perdidas sumando ideas imaginadas como cuadros en continuo movimiento, lo importante no es el tema, ni la probable realización de ninguna de las ideas; es el mismo hecho de dejar fluir las palabras durante ese mágico tiempo sin contradicciones, ni oposiciones, ni pedorras cuestiones como la ciencia o la realidad. Tal vez una vuelta al primitivo paraíso aquel donde unos y otros éramos nosotros, y juntos jugábamos a fabricar el universo con la magia de las palabras... (¿idealismo?) O algo así.

Pronto varios disertaban mejor que Manuel sobre las probables consecuencias prácticas de los saltos dimensionales, olvidando que cada dimensión, o juego de ellas constituye un mundo completo y complejo, con su propia dinámica y leyes propias, no un lugar vacío al que se puede acceder desde donde nos parezca, a dejar las pruebas del crimen cometido al otro lado del muro. Sin embargo ni media hora tardaron en estar hablando todos de lo mismo, sin por supuesto haberlo premeditado ni ser acaso un tema recurrente entre ellos. (los rockeros) Hablaban todos sobre las notables facilidades que la existencia de mundos paralelos venía a arrimar a una hipotética posibilidad de que algunos planearan con ese conocimiento el inicio de una revolución política y social probablemente inspirada en las ideas anarquistas. Vaya, vaya..!
Sobre que en caso de una encerrona militar las huestes ácratas pudieran escapar de la vista huyendo hacia el otro mundo... pero de alguna manera que no avivara al enemigo sobre la posibilidad de hacer lo mismo y masacrarlos del otro lado...

Partamos de la base de que el enemigo nunca es estúpido... (no sería digno de nosotros).

Pero bueno... No quiso Manuel contarles sobre algunos enemigos que ya se tenía conocido por no perturbar la tan notable maduración de las ideas. Por momentos parecían prestos a vaticinar que se pudieran ver enfrentados a los ángeles del cielo así como tantas otras entidades dedicadas a la destrucción de las buenas ideas.. Eran inteligentes y aspiraban a vivir en un mundo donde reinara la paz y la hermandad entre los hombres. Espíritus delicados y sensibles puestos dentro de cuerpos comunes y silvestres. Quién lo fuera a imaginar? Pregonaban la igualdad a raja tablas y creían que el hombre nace libre y la sociedad le vuelve esclavo. Que cada uno está capacitado para descubrir por sí mismo las propias verdades. Que no hay más verdad que el amor. Y que en definitiva nadie sabe para qué mierda vive.

Así y todo ya estaban olfateando el perfume de la aventura =parecían niños=, siguiéndole el rastro y comenzando a dar los primeros pasos que les podrían acercar a la acción.

=Hablemos sobre ese aparato volador
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sábado, enero 16, 2010

780. Cosmografía para principiantes

Fue un quíntuple silencio por demás significativo. Tan profundo y prolongado que hasta Magna se había sonrojado al comprender su significado de incredulidad y de sorpresa. Bien que los muchachos estuviesen todavía un poco fumados no era fácil para nadie con algunos conocimientos elementales de aeronaves tragarse tanto desparpajo. Entonces el silencio, que comenzó siendo expresión de esa primera sorpresa, se siguió prolongando, tal vez para dar una oportunidad a la rectificación.
Hasta Manuel lo comprendió. Por un momento descendió de la naturalidad conque recordaba los hechos de su historia para ponerse en el lugar de los oídos ajenos y escuchar a este inverbe, irreverente, ignorante sujeto, queriendo hacerle creer que con cuatro trastos recogidos de un basurero, era posible dominar las más ocultas y poderosas fuerzas del Universo.

-Tengo que explicarles algunas cosas...

Iba a ser difícil. Los pensamientos de aquellas cinco cabezas estaban a punto de superar la barrera de su primitiva privacidad y saltarle encima como ladridos de una jauría. A nadie le gusta ser tomados como tontos y mucho menos por parte de alguien a quién minutos antes se ha decidido aceptar como compañero.

-En este caso no importan la aerodinámica ni casi la resistencia física porque...

Las caras se habían puesto verdosas. Los puños comenzaban a apretarse...

-El verdadero mecanismo son diez grandes cuerdas que deben templarse hasta que entren en resonancia con... ¡Es como afinar una guitarra...!

Ahora el renovado desconcierto aflojaba la tensión.

-Cuerdas...?
-Guitarras...?

Manuel se afirmó:

-El Universo, como les dije antes, es un conjunto de vibraciones. Cada cosa responde a una vibración, tiene su frecuencia... Pero las dimensiones mismas, también vibran, y el tiempo.... y todo...

Alguien logró susurrar:

-¿Y eso qué tiene que ver...?

Se jugó;

-Tiene que ver conque existe una cosa llamada resonancia... que según como sea puede sumar o restar la energía de la otra vibración.
-Cual otra vibración?
-La de las dimensiones del espacio! Podes quedar flotando en el medio de la nada... No tenés peso ni estás en ningún lugar... o en un lugar distinto...

Alberto comenzaba a entender lo que Manuel decía.

-Pero eso... Si es así... dependerá de ecuaciones como para las más grandes computadoras...
-Cada uno de nosotros tenemos una mejor -se tocó la cabeza con un índice encorvado. -Solo  hay que darle la orden...

jueves, enero 14, 2010

779. Se necesita vehículo

Magda preguntó por el tipo de clave que usaban en la comunicación. Que no era clave le contestó Alberto sino manera indirecta de decir las cosas para que el robot de Inteligencia Planetaria no les descubriera.
Ellos tenían sus propios buscadores basados en fórmulas que se cambiaban en cada caso. Secuencias alternadas de letras que debían figurar en el texto escrito de una manera natural. Alberto mostró que la secuencia de números por el introducida determinaba la colocación de cinco letras entre las primeras cincuenta:

Telaraña cae desde el cielo/Grises alguaciles ..... ..../Q.... .. v.... el vuelo siguiente?/el nido del alguacil/el nido escondido/Allí donde guarda su alimento?

Lo demás era simple: Nunca llamar a nada por su nombre... y leer con un poquito de imaginación. De todas maneras no había que abusar. En cualquier momento I.P. podía cambiar sus algoritmos de búsqueda.

En concreto les habían contestado que probablemente entre los cerros de la zona de Pan de Azúcar había una base de helicópteros. Ahora bien... ¿De qué manera podrían ellos trasladarse hasta allí sin llamar la atención...?

-¿Cómo fue que ustedes llegaron  a este mundo...?

Manuel explicó que habían tenido una especie de aterrizaje forzoso perdiendo contacto con el aparato, si es que así se le pudiera llamar... No con el aparato en sí mismo, expansor dimensional que lograba abrir un puente entre dos juegos distintos de dimensiones. No sabían dónde había quedado el extremo abierto... Tal vez debajo del agua, en cuyo caso....(uf!!). Pero que pensándolo bien... Cabía la posibilidad de que en este mundo funcionara otra clase de nave que él sabía construir.

-¿Nave...?
-Bola.
-¿Bola...?

Claro, bola, bolas construidas como resonadores de las dimensiones... aunque pareciera cuento chino, comandadas por la mente de un piloto. En algunos mundos no funcionaban, pero...

A Jack le brillaron los ojos.

-Te podemos ayudar y probamos! ¿Qué materiales se necesitan?
-Diarios viejos, harina, alambres... botellas de plástico...
-...
-...
-...
-...
-...









lunes, enero 11, 2010

778. Contacto con Pan de Azucar

Después sincerar las cosas. Explicar que sin ser aborígenes sí eran amigos de ellos y pretendían averiguar a donde eran llevado los prisioneros, especialmente algunos que habían sido capturados la tarde anterior en la playa, con redes desde un par de helicópteros.
Los rockeros se sorprendieron al enterarse que  tan cerca de ellos pudiera haber una guarida de aborígenes. Preguntaron dónde se escondían y por qué no se comunicaban nunca con otros opositores al sistema, como ellos, o muchos otros que aun siendo minoría... Luego comprendieron que existieran criterios de seguridad y que se manejara la información con absoluta reserva, aunque de todos modos...

-Cállense. -ordenó Alberto. Sobre la palma de su mano titilaba un pequeño prisma negro. - Apaguemos las luces y hagamos silencio hasta que pasen!

Cuando callaron, en lo oscuro entendieron que la luvia aun no cesaba. Repentinas salpicaduras correteaban sobre un techo de chapas acanaladas que de tanto en tanto goteaba sobre el piso interior y los trastos. Por cierto que el aire olía a humedad y el silencio se amoldaba de forma natural a  la invisible forma del ambiente, como casi siempre, cuando nadie venía a invadir el diálogo, presencia junto a presencia, tal vez conciencia...
De afuera no se sentía llegar ningún sonido, a no ser alternados silvidos del viento en las copas de los pinos con períodos de silencio, o acaso... lejanas voces de cosas o sucesos que por distantes (o por propósito) dejaban siempre la duda de ser quizá nada más que imaginación.
Al cabo de cinco minutos el prisma cambió algo en su secuencia de luces.

-Ya se fueron.

Enseguida todo se volvió acción. Del interior de un cajón de plaguicidas agrícolas sacaron una computadora con todos sus adminisculos más otros no comunes. Una antena, compuesta de una ristra de bobinas de cobre que engancharon del techo fue lo más llamativo. Alberto se sentó frente al teclado y tecleó su primer intento:

-Telaraña cae desde el cielo/Grises alguaciles la dejan caer/Quien ha visto el vuelo siguiente?/el nido del alguacil/el nido escondido/Allí donde guarda su alimento?

En un apartado de la pantalla escribió además una larga secuencia de números antes de apartar las manos y dejarlas caer a los lados.

La pantalla se volvió una tira contínua de texto que pasaba más rápìdo que la vista de nadie. Pasaba y pasaba, pero en un momento se detudo sobre una línea marcaca en trazo más gordo:

-Al amanecer cuadrúpedo. Al mediodía bípedo. Al anochecer trípedo.

Alberto se mostro entusiasmado.
-Contestan de Pan de Azucar, -comentó mientras retomaba el teclado.

-Te conozco hombre. Cualquiera diría que Río esta a tus pies, pero no hablás brasilero. ¿Que saben de las moscas de hoy?

Enseguida el rollo de letras se detubo en un nuevo renglón:

-Muchos insectos se elevan de entre los cerros. Algún animal muerto tal vez?

-Gracias.




viernes, enero 08, 2010

777. Imágenes de Gris Celuloide

Y al cabo... Al cabo de un instante impreciso, tal vez de semi-eterna duración, durante el cual los impávidos rostros contemplaron el relumbrón de una súper-nova frente a sus narices.. olvidado ya el destello, su posible duración, y su siempre intraducible significado... La ley de la existencia cotidiana les llevó en tiempo de alegro con brío a cuestiones de vulgar curiosidad. Cómo era eso de viajar entre mundos paralelos. Qué pasaba si se encontraba uno con su duplicado. ¿Era posible que alguien ajeno a una dimensión actuara en ella cambiando las cosas...? Al volver, ja ja, a su propio mundo, ¿no se encontraría con su abuelo muerto... o algo por el estilo?
No tardaron en expresar el deseo de también ellos emprender la aventura. Declararon estar hartos de vivir fingiendo ser ciudadanos correctos para no enfrentar el juicio de sus vecinos o parientes pasible de transformarse en denuncias -siempre secretas- que les internarían en clínicas de rehabilitación de las que nadie sale cuerdo. Vivir trabajando en doble horario mientras todos los demás, familiares, amigos y hasta hijos se encuentran ocupados en procurar un bienestar que nunca alcanza para adquirir lo que el mercado les obliga a consumir a tontas y locas, en un mundo donde las cosas ya no vienen acompañadas de instrucciones de uso que nadie tendría tiempo de leer.

Pero Magda les mintió diciendo que antes de cualquier viaje, ellos necesitarían de ayuda para la misión que se habían propuesto: Rescatar a sus dobles de los campos de concentración donde probablemente se encontraran prisioneros.

-¿Campos de concentración...?

Pareció que hiciera tiempo que esas palabras se hubieran pronunciado una a continuación de la otra por última vez. Que despertaran de un sueño gris de celuloide marchito. Maldito. Que fueran ajenas al nuevo mundo del progreso incesante, construido sobre las ruinas de un pasado que nunca volverá.

-Les hemos dicho que no sabemos si existe algo así... De eso no habla la televisión 3 D. Oficialmente los detenidos siempre son devueltos a la sociedad una vez reciclados... transformados en zombis... Suponemos que...
-No podrían asesinar a tanta gente sin que se supiera.
-Los medios de comunicación sólo distraen. La gente no comenta las "cosas negativas". Produciría mala impresión en los demás. ¿A quién le podrían importar unos cuantos locos que desprecian las ventajas de la vida moderna?
-Siempre hay excepciones.
-Sí, nosotros por ejemplo. Pero no logramos saber qué es lo que en verdad sucede.

Manuel hizo una pausa teatral antes de dar su última estocada:

Han de ser cientos de miles de prisioneros. Gente que piensa parecido a ustedes... Las cosas podrían empezar a cambiar...

Resultó suficiente. Uno por uno tendieron la mano y pronunciaron su nombre.

-Alberto Bionda.
-Rafael Delgado.
-Sebastián Munro, alias Jack.
-Julio Sandoval.
-Daniel Silverstein.
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martes, enero 05, 2010

776. Frente al misterio

Vueltos al rectángulo del rededor de la puerta, mesa, se sonrieron en reconocimiento del miedo sentido que les aunaba más. Magda hizo volver la atención sobre la fotografía que había quedado en el medio. Mostró allí, señalando, que sobre un costado del grupo se veía asomar la cara inconfundible de Manuel, con rulos y todo, cayendo sobre la frente, y más a la derecha, apenas asomado entre dos desnudos, una banda vertical de piel morena que ondulaba debajo de lo que parecía ser el brazo del mismo Manuel.

-Esa se parece a mí...

Todos quisieron comprobarlo. Porque las cosas extrañas se miran mucho más que las comunes. Tenerlos allí y haberlos tenido allá... Sacarlos de aquel pasado legendario y dramático para sentarles enfrente y sufrir el miedo de la existencia actual con todo el sudor del pulso y la materia palpable....

-¿Pero cuales son los verdaderos...?

Pregunto Jack, sin querer preguntar sino expresar su desconcierto ante las realidades duplicadas.

-¡Entonces en otro mundo hoy no disparé corrido por los bichos...? ¿En los otros mundos también existen los mismos días? ¿Existen al mismo tiempo...? Es decir...

A qué discursear sobre lo que se ignora? Hubiera podido decirles su parecer sobre las múltiples dimensiones del tiempo que se entretejen como los hilos de un tapiz hecho en un telar incomprensible, en el que lo de abajo está arriba pero también al costado, sin estarlo ni poderlo palpar en ningún lado. Decirles que en su opinión no se puede afirmar que hayan cosas simultáneas. Mundos simultáneos, días y horas de un año y de un lugar en el espacio. ¿Cómo probarlo? Apenas sabía que era posible viajar entre los mundos y encontrarlos en momentos aproximadamente similares a veces y según algo tan frágil como la memoria personal que... ¿es acaso continua y coherente?
Prefirió callar y dejarles disfrutar de la sabiduría del ignorante: Enfrentarse al misterio.

domingo, enero 03, 2010

775. Bajo el casco de Bucéfalo

No es cosa linda sentir que tu mundo se viene abajo. Cuando aquellas columnas que soportaban todo lo existente comienzan a ceder y hundirse desparejamente en la tierra vuelta barro, ya nada ofrece refugio ni cobijo. Ningún sitio sirve para construir un hogar ni criar los niños, ni sentir a la noche sobre el techo, la lluvia mansa que nos lleva hacia el sueño. Porque ya no hay lluvias mansas sino borrascas  amenasadoras. Ya no estaciones definidas sobre cuyas llanuras planificar el trabajo o las vacaciones. Ya no futuro predecible. Ni siquiera futuro...

Con toda brusquedad se abrió el postigo cuadrado de una ventanuca arrojando chapuzón de agua con hojas muertas sobre las caras y los muebles. La estructura del galpón volvió a crujir al volverse oblícua como una caja de cartón pisada por un caballo, apenas pisada, como muestra suficiente para cualquier entendedor acerca de lo que un Bucéfalo enloquecido puede llegar a hacer con nuestras frágiles ideas. Nuestros castillos de naipes. Nuestra colección de pequeños objetos queridos. Nuestras sonrisas o nuestras lágrimas.
Corrieron a cerrarla tropezando cajones ahora mojados y resbalando pisadas, sin alcanzar las manos el objetivo sino al cabo de quedar los cuerpos bajo la inclemente lluvia, que entraba como si fuera aquello un barco pirata con la panza rajada por un peñazco; y recuperarse a tientas, manoteando y empujando aquellas maderas que se resistían a encajar otra vez en sus lugares.
Se cortó la luz. Los rayos soldaron el interior vuelto negro. No música sino truenos y ruidos desde todos lados. Y una sensación de brusco frío...

-La fuerza del viento es cada vez mayor.

Al menos alguien volvía a hablar poniendo un toque humano en medio de las fuerzas desatadas que, aunque resultara más increíble que todo lo anterior, a partir de ese instante comenzaban a contenerse. No ya por contradecir la afirmación, sino tal vez porque también el hombre forme parte del sistema, no solo como causante de estúpidos desequilibrios, sino también, probablemente, y aunque más no sea como una posibilidad en potencia, como una voz calmada que pueda calmar a las bestias.