domingo, mayo 31, 2009

699. Completamente Pelotudo

Recién entonces ambos, es decir, Magda y el licenciado Giorgionne, preguntáronle por la causa de los rastros de sangre seca en la cara, en vez de percatarse de lo que les estaba diciendo. Cosa común que ocurre cuando uno quiere decir algo importante a esas personas que ve todos los días. Andás con los cordones desatados. Y después todavía insisten con porfía, como si ese pequeño detalle por ellos observado fuese lo más importante del mundo!

-¿Me escuchan...?

Claro que le habían escuchado decir que ese asunto de los olores que olía estaba relacionado con los recuerdos de su abuelo muerto. Naturalmente. Estaban dispuestos a escuchar cual fuera aquella relación. Faltaba más.

-No se trata de recuerdos...Es un mensaje cifrado. Me está llamando!

Giorgionne se interesó. Después de todo a las fantasías del muchacho no se les podía negar ingenio. Fallaban solamente en los hechos, como era de esperar, pero en cuanto a coherencia, parecían poseer más que muchas historias reales.

Veamos... El abuelo muerto, desde el más allá, trata de ayudarle y para eso le envía mensajes cifrados a través de un alfabeto de olores. No es él quien arma los mensajes sino el abuelo que no encuentra otra manera más práctica y segura de comunicación.

-Creo recordar que a veces te comunicaba cosas por telepatía.
-Sí. Pero en este mundo eso no funciona.
-Lo de los olores, sí?
-Sí. Acabo de descifrar un mensaje.
-¿Y qué decía?
-Mi nombre...
-Ah...

Es que Vittorio se había puesto completamente pelotudo. Volvía a mirarle como a un loquito que no sabe lo que dice. Por eso...

-Sabés que allá en mi tierra, en la otra, vos y mi vieja vivían juntos...?

Agarrado con la guardia baja el licenciado sintió que se le encendía la cara, pero al contrario de reaccionar se metió, por cobarde, hasta las bolas en el papel de psicólogo.

-¿Celos?

Era inútil. Si no encontraba una prueba contundente nadie le iba a creer. Ni , siquiera servía esto de contarle los detalles de sus propias vidas, porque eran vidas distintas. Posiblemente muy distintas...

-Flaca...
-¿Qué, flaco...?
-Nosotros hicimos un pacto... Bailar cada uno con la música del otro...
-Sí.
-Bueno, ahora quiero que me ayudes a pensar.
-¿A pensar...? ¿...qué?
-¿Cómo puedo enviarle una respuesta al abuelo...?


viernes, mayo 29, 2009

698. Pedos en bolsas

Con el manubrio chanfleado por el golpe, las piernas doloridas y la cara ardiendo, solo consiguió dirigir el artefacto de dos ruedas por arenales y cuesta arribas, gracias al momentáneo entusiasmo que la posibilidad de reiniciar la comunicación con su abuelo le había provocado.
Llegó exhalando brutos resuellos y con la voz llamando a Magda mientras desde la puerta abierta ya estaba viendo que quien estaba sentado en el taburete verde no era la flaca sino Giorgionne de perfil, chupando tranquilamente un mate.

-¡ Es el abuelo, ya está todo claro !

Para él lo estaba.

Giorgionne, descartó de inmediato su tonta interpretación de aquello fuera una burla a sus cuarenta y pico de años. Por otra parte el muchacho se veía como pasando por un pico de euforia.
Pico. Palabra en común en dos pensamientos distintos que le dan sentidos distintos. Primero una cantidad imprecisa. Pico. Cuantitativo. Y después... "...un pico de euforia". Algo mayor en altura, supuestamente en un gráfico, o sea... Bueno... también cuantitativo.

(hubiese sido más bonito siendo cualitativo, yo creo, porque muchas veces, como en esta, se entrecruzan conceptos, ejemplo: burla con euforia, frente a la repetición por el otro lado: pico, pico. O sea que hay un pico que es burla y hay otro que es euforia...)

-Digo que los olores... me los manda mi abuelo... son una forma de comunicación!

Hasta gracioso. El abuelo envolviendo pedos en bolsas de nylon...
Ah, los olores aquellos que le venían...Dice... que son mensajes del abuelo que estaba en el otro mundo pero le ayudaba...
Sustituyendo la figura del padre ausente...

-Si se juntan las iniciales de los nombres de los olores aparece un mensaje.


jueves, mayo 28, 2009

697. MANVEL

Julieta le saludaba ya desde media cuadra cuando la oleada maciza de olor a mierda le dio de lleno en la cara haciéndole perder el equilibrio. Cayó Manuel enredado con el manubrio de su bicicleta y arrastró algo más que la mejilla izquierda y la rodilla derecha por la gravilla hasta detenerse, girar el cuerpo, y ya sentado agarrarse la cara con las manos.

Julieta gritó y corrió levantando el otro brazo casi a las risas pero preocupada.

El fuerte olor a ajo que sobrevino resultó como un alivio. Tampoco la sangre parecía ser mucha y a pesar del fuerte ardor comenzaba a reírse de su torpeza cuando una ola de naftalina le sumergió en el olvido del ropero de su antigua abuela. ¡Qué olor tan viejo y oscuro!
Pero enseguida una oleada húmeda, como si metiese la cabeza dentro de un barril de vino, y después caminase por un monte de eucaliptos, o ahora estuviese rozando la nariz con un limón recién cortado.

Julieta se detuvo junto a él preguntando cómo estaba.

-¡¿MANVEL?!

No llegó ella a comprender qué pudiera querer decir, pero se alegró de que hablara. Muchas veces, después de un porrazo decimos cosas inesperadas en vez de La Puta Madre.

-Vení a lavarte y desinfectarte.
-¿Porqué Manvel en vez de Manuel?

Ella le estiró una mano para que se tomara.

-¡Esto es cosa del abuelo!

Miró hacia la casa para ver si Rulo se aparecía. Dudaba de tener fuerzas para levantarle.

-Sí, ha de ser el abuelo Avelardo... pero... ¿por qué Manvel?

Era patético verle con la cara cubierta de tierra y esos rayones de sangre media seca, con la mirada perdida y las piernas abiertas sobre la calle, junto a la bicicleta.
Pero de pronto se levantó y la levantó.

-El abuelo me está llamando. Después vengo, Julieta. Quiero que la flaca me ayude...


domingo, mayo 24, 2009

696. El País Donde El Tiempo Gotea Como Si Fuese Miel

A todo eso Manuel iba llegando con su bicicleta lo de Rulo. No es que hubiese demorado tanto por ser muy lejos, ni que se hiciera difícil pedalear sobre frecuentes calles llenas de arena, es que... simplemente no llevaba apuro y, al no llevarlo, se detenía a cada tanto a constatar similitudes y diferencias entre sus recuerdos y las cosas tal cual las contemplaba. Había encontrado pocas diferencias y, en general, bastante explicables por el paso del tiempo, aunque fuera poco. Hasta se había bajado a buscar en la esquina pasando lo de Luque, el lugar aquél en que, quizá un mes antes de lo que ahora sería el presente, se había tropezado con una rama caída que le apuntara con un extremo afilado a la altura del tobillo. Estaba aun allí. Cambiando la mancha roja de sangre fresca de entonces por otra marrón que empero se negaba a desaparecer.
Así que cuando llegaba, venía mascullando su confirmada sospecha de estar pisando el mismo planeta que le había visto nacer. De ser el mismo que siempre había sido aquí. De estar rodeado de aquellos que siempre le habían rodeado... salvo que... La historia no se iba a repetir. Ya no se estaba repitiendo. Simplemente, la historia, para los demás, seguía por el mismo rumbo que trajera antes de que aparecieran aquellas extrañas burbujas de nada en el baño de su casa y se iniciaran los viajes de los que, contrariamente a lo que había todo el tiempo creído, nunca había regresado hasta ahora. Para él la historia era tan otra como pudiera serlo. Estaba de vuelta en aquel lejano paisito de grisuras añoradas, donde el tiempo pasa con a viscosidad de la miel, el ayer es igual al mañana y todas las revoluciones terminan en lo mismo. Él en cambio era otro.Ya no el muchacho ingenuo que pudiera pasarse igual una semana panza arriba sobre la arena de la playa. Feliz con sexo, amor, y poco trabajo...aunque lo fuera... salvo que ahora sabía que lo que se ve no es todo lo que existe.

miércoles, mayo 20, 2009

695. La inevitable Libertad

Porque los recuerdos se amontonaba todavía sobre las pieles desnudas y transpiradas. Los visajes continuos procurando ver si el otro aun le miraba, sin demostrar demasiado, ni poder contener el deseo de hacerlo otra vez. Profesora y alumno. Alumno y profesora. Con el fondo continuo de las voces de la clase y ese maldito timbre que sonaba siempre demasiado temprano.
 Hasta la próxima.
 Aunque la próxima fuera esa misma noche, sin sueño, dándose vueltas en la cama o tal vez masturbándose. Una y otra vez. Y otra clase, y otra noche constatando en el recuerdo, el nuevo matiz de aquella mirada que parecía encenderse... ¿O sería la propia imaginación de la calentura...?
Todo verdad.
Una verdad presentida desde el principio, aunque nunca el coraje hubiese dado para dar el primer paso. Ni a él ni a ella. Contenidos por simétricos tabúes que se expresaban en larga lista de pretextos.

-Lea por favor, Cholo, su discurso sobre la Libertad.- Había dicho ella, temerosa de que la voz le traicionara al pasar su visa por aquella vena sinuosa que palpitaba al costado de aquel cuello moreno.

Cholo había levantado las cinco hojas garabateadas con birome, hasta demasiada altura; como para taparse la cara ante posibles cambios de colores, cada vez que consideraba que ella le estaba distinguiendo de los demás aunque más no fuera por sus ideas.

-"La Libertad es inevitable"

¿Se habría ella percatado del estilo sensacionalista de aquella composición suya que ahora le había servido de pretexto para encontrarle?

¿Se habría percatado él de que una cosa no quitaba la otra, y que admirada ella de su inteligencia, de todos modos le hubiera deseado físicamente aunque fuera bastante más idiota?
¿Se habría ella dado cuenta de que su atracción nada tenía que ver con su condición de profesora y sí, tal vez con su particular manera de mirar, abierta y directa?
¿Y él, que ella, aunque agotados ambos, aun le deseaba?



martes, mayo 19, 2009

694. Desnudos y sin misterios

Manuel tuvo la precaución de quedarse afuera suponiendo el temprano desenlace que se comenzó a desencadenar cuando la mirada de Cholo por fin encontró de lleno aquellos ojos que tantas veces desde el escritorio le había hecho sentir la inmensa extensión del universo. Eran los mismos senos aquellos que rellenaban las sinuosas curvas de aquel sweter que vibraba con su clara voz remedando la de Artigas, diciendo las "Instrucciones del año trece", no por burlarse. Era ella otra vez. Más madura pero también mucho más abierta a la impensada posibilidad de la profesora con el alumno. El.

(alumno también de cualquier otro arte que le quisiera enseñar)

No obstante la profesora insistió con su gastada estrategia de pretextos. Extrajo papeles del portafolios que aun retenía apoyado en sus pechos, con la boca abierta, de una manera bastante torpe. Por supuesto los papeles se deslizaron unos sobre otros al suelo, entre los dos pares de zapatos y la simultánea flexión descendente de los cuerpos y también de los ojos. Como en una película, los dos agachados pretendiendo estar juntando papeles tan junto al otro que... Inevitablemente se besaron como tal vez siempre habrían deseado.

¿cómo decirse apenas mirando que a pesar de que quedara muy fulero que una profesora se quisiera encamar con un alumno...eso justamente era lo que había sucedido?
¿que nunca le habían preocupado aquellas bromas sobre la edad de su madre ni que...?

 En realidad tampoco importaba. Ya habría tiempo para explicarse cuando la pasión dejara de brotar a borbotones, ahora... Las cuatro manos acababan de traspasar las fronteras del pudor y navegaban entusiastas las praderas del placer. Es decir que recorrían por debajo de la ropa y encontraban todos los huecos y las preponderancias mientras las lenguas se entreveraban en resbalosa refriega.

Cayeron al piso sin alfombra del rancho, iluminados desde la ventanita del fondo, bajo el parral con sus uvas maduras, y se revolcaron tratando de romperse las ropas y los labios, como si estuviesen ya sobre la cama de un rato después. Desnudos y sin misterios. Incendiados y amainados por varias veces hasta que por fin pudieron hablar. Decirse que había sido mutuo siempre el deseo y los sueños eróticos. Que las noches de aquel verano, después de terminadas las clases... Ah! ¿Quién hubiese tenido el poder de volar directamente hasta dónde estuviera el otro?

sábado, mayo 16, 2009

693. Discurso sobre la Libertad

Pero intempestivamente comenzaron a golpearse un para de manos allí no más, a cuatro pasos, es decir enfrente de la puerta del rancho de Cholo. Una mujer. Cuarentona. Con polleras! A cuadros medio escoceses y bastante larga, que hacía juego con la cabellera castaño oscuro que la brisa ya acariciaba, mientras la dueña miraba fijamente en el sentido incorrecto. Como si dentro del rancho quedase alguien y estuviesen por atenderla.

-¿Sí...? -inquirió Cholo sin mucha convicción.

La figura casi ni se movió más que en forma un poco cómica, como si fuera una figura recortada en una tabla. Una veleta de lata, o un adorno de manualidades escolares puesto en la pared de la cocina. (junto a la herradura de verdad que sirve de fosforera)
Giró apenas la cabeza lo mismo que el cuerpo, y de pronto fue Cholo quien quedo recortado en una tabla.

-¡¿Profesora...?!

Ella recobró la naturalidad de forma exagerada, revoleando el portafolios, y sonriendo.

-¿Sos Cholo, verdad?

Manuel no pudo menos que darse cuenta de estar presenciando un reencuentro inesperado. -Profesora, él le había dicho. Y ella le llamaba por su apodo y le tuteaba... Por otra parte Cholo se había quedado helado, sorprendido, aunque tal vez a punto de manifestar alegría. Tan reservado era.

-Hola... ¿Que la trae por acá?

!?La trataba de usted?!

-Ah, yo nunca me olvido de mis buenos alumnos!
-Ya veo... Yo tampoco he olvidado...

Tendría entonces algo para recordar.

... eeh... de... sus clases de historia.

No se animó. Pero algo recuerda. Tal vez tan solo el escote con su contenido visto desde el banco. Tal vez recuerda lo que sentía mientras en la clase los dos senos flotaban en el rumor de las voces, como si fueran una embarcación y la adolescencia continuara... Por las barras de amigos apoyados contra los muros o sentados en el cordón de la vereda. Y ese deseo que todo lo llena y todo lo transforma en carne palpitante con tanta sangre y latidos....

-Bueno, es que venía justamente por la historia... Las historias... Que...

Ahora la fugaz mirada que barrió la estampa de Cholo lo dijo todo, a pesar de querer ella aparentar que venía por motivos aburridos. Demasiado fuego puesto para simplemente pedir autorización personal, a otro de aquellos alumnos que hace diez años habían escrito historias para el periódico estudiantil que ella orientaba.

-Estamos haciendo ahora un blog, y queríamos rescatar todo lo mejor de los últimos años... Tu discurso sobre la libertad, todavía es recordado por los profesores de aquella época...

Cholo oscureció aun más el tono de su cara, pero ahora era él quien se nutría de la presencia. Los dedos de sus manos en el aire hacían flexiones como de agarrar silenciosamente algo.

-Pase, pase... Pasá.





martes, mayo 12, 2009

692. Argumentos

Ese era Cholo. La fuerza del pensamiento retratada en un rostro oscuro de esos que a los blancos les parece tosco. Mandíbulas anchas provistas de buenas muelas. Cejas rectas siguiéndose mutuamente la línea. Ojos, tal vez pequeños, casi escondidos en lo alto para desde allí escrutar.
Con eso basta.
Por supuesto que de seguir la esgrima de los argumentos tendría siempre nuevas maneras de atajar los golpes, pero...

-Pero sin embargo vos sos anarquista. No lo haz de considerar imposible...
-Todos tenemos alguna fe. No me hago ilusiones, pero, tampoco puedo renunciar a mis ideas.
-¿Y si yo te dijera que...
-¿Que qué?
-...que dentro de poco el anarquismo va a ser la idea de todo el mundo?
-¿Por qué se te ocurre eso?
-Eh, digamos... una premonición...
-...

No se dejaba seducir. Siempre había sido así.

-Fijate si no, en que la gente de todos los países cree cada vez menos en los políticos. Lo dice hasta la televisión. Dentro de poco ya no querrán votar más a los diputados ni aunque les prometan un puesto público. Sólo falta que vean que hay una manera de no tener que alimentar a todos esos vivos. Terminar con los representantes.
-No se si eso es tan nuevo. Los reyes y los políticos siempre fueron ladrones y engañadores. La gente siempre lo supo pero se sentían amilanados por el poder. No se atrevían a desafiarlo a cara descubierta. Hacían pequeñas trampas cuando creían que nadie les veía. Ahora también. Nadie cree en la justicia del modelo, pero le considera el único posible. Simplemente que ahora el estilo de los medios es más informal, te preguntan hasta por el color de los calzoncillos.
-Eso era así hasta ayer. Ahora ya...
-¿Qué cambió, ahora?
-No sé... Pero estoy seguro que...

domingo, mayo 10, 2009

691. Quiero hablar con vos

También de él, Manuel sabía ahora un montón de cosas que antes no. Sabía por ejemplo que pertenecían a un mismo origen como negros. Mandingas. Y que Cholo era uno de esos que cuando las papas queman no se arruga ni le tiembla el pulso aunque no fuera del partido de Chumbo ni se hubiera fogueado desde muy chico en la vida bandolera. Que tenía una enorme capacidad para organizar cosas y que sabía argumentar en defensa de sus ideas como pocos.
Pero además siempre le había sabido un amigo leal.

La bicicleta describió un semicírculo sobre la arena descubriendo la dura tierra que había más abajo. Fue dejada de costado sobre el suelo al tiempo que las piernas zafaban sincronizadamente de los caños, los championes marcaban pasos y entre ellos sonreían.

-Opa. En qué andás, Manuel?
-Quiero hablar del anarquismo con vos.
-¡Bueeeno!

Claro que Manuel recordaba el origen o significado de la palabra. Tal vez antes lo hubiese olvidado varias veces pero... ¿Como decirle que en el futuro iban a hablar largamente acuciados por la condición de involuntarios protagonista de la más fabulosa revolución de todos los tiempos? El tenía muy vívidos recuerdos de los próximos dos años y justamente en este momento le volvían al corazón aquellos latidos.

-Lo que te quiero decir, Cholo, es que se puede hacer una revolución anarquista sin necesidad de disparar ni un solo balazo... Bueno... tal vez muy pocos.

Claro, el viejo verso de los que no se animan. Que es un proceso lento, que hay que ganarle al continuo lavado de cerebro que se hace desde arriba. Que...

-Me parece que es más sencillo.

Je. Sin decirle, claro, nada de lo que conocía por experiencia directa. Sino armando un discurso convincente. Estaba hablando con Cholo.

-La libertad es inevitable. Nunca van a poder matarla.
-El egoísmo también.
-Están en un empate, pero... nadie hace nada por la libertad. Cualquier cosa que se haga produciría un desequilibrio. Los otros ya hacen todo lo que pueden.

Cholo se sonrió satisfecho. Nadie hubiese podido decirlo mejor, con palabras tan comunes. Se seguía sorprendiendo de Manuel.

-¿Hacer qué? Los otros deben ser libres de pensar que estamos locos. Convencerlos de lo contrario lleva tiempo.
-Sí. Si los querés convencer sólo con palabras.
-¿Y de qué otra manera? ¿A Punta de ametralladora?
-Nooo...

Ahi estaba el tema. En realidad no se había detenido a considerar que lo sucedido en Tierra 2 parecía en realidad increíble. Que un grupo de locos sueltos pudiesen contagiar un sentimiento que se propagó como un reguero de pólvora... Desde Lagomar y El Bosque a toda América Latina, por lo menos. ¿Qué habían hecho? A parte de formar una sociedad secreta para defenderse de los ángeles y sobrevolar las multitudes con enormes bolas de cartapesta? ¿Cuál habría sido la chispa que encendió la mecha...?

-Si unos cuantos se animan derrepente a empezar a actuar como si fueran libres...
-¿Qué...?
-... los otros los verían libres y querrían ser como ellos...
-Ya ocurrió. Los hippies...
-Me parece que ese fue un movimiento sólo de jóvenes.
-Son los más propensos a cambiar.
-Pero los viejos también quieren ser libres...
-Nada impedía que los viejos se hicieran hippies, pero no se hicieron







viernes, mayo 08, 2009

690. Radio a Válvulas

A las cuatro de la tarde Manuel  sacó la bicicleta del galponcito del fondo y empezó a pedalear el repecho arenoso que le acercaba a lo de su supuesto primo, y verdadero contratista de pequeños trabajos y remiendos. Iba con ánimo entreverado. Por momentos se divertía de estar vivo y movedizo dentro de un mundo tan luminoso, pero enseguida la sonrisa se le cuajaba al considerar que de quedarse en este mundo, debería mantener en secreto casi todas sus experiencias.

Aunque no sus ideas.

Ya desde antes de ser raptado él había participado de discusiones políticas en el comité de base, siempre del lado de lo que Cholo llamaba el anarquismo sistemático. La sombra en esto tenía razón. En este o en cualquier mundo uno puede defender sus ideas, aun las que pudieran parecer por demás absurdas aquí. En este mundo donde los dirigentes de izquierda sólo tratan de que nadie haga olas mientras acomodan los nuevos enanitos en el jardín.

En vez de pasar primero por lo de Rulo mejor pasaría por lo de Cholo.

Claro que la casa tenía que ser la misma. Los dos ranchos en ángulo con aquel parral que todavía daba uvas. La pieza principal con la guitarra atravesada al poster del Che junto a la biblioteca sobre el pìso de tierra. Ese silencio. El mismo que cuando chicos servía de fondo a lo que imaginaban leyendo revistas de historietas sentados en el piso con las espaldas contra los adoves. A Cholo le gustó que el Sargento Kirk abandonara el ejercito para pasarse a la indiada aquella vez vez que él trajo las "Frontera" desde la casa de su abuelo. Claro Cholo no tenía televisor en esa época, es decir sus padres. Pero enseguida aprendió a arreglarlos.
Igual no los miraba. Los arreglaba mirando para otro lado. Ja. A él lo que le gustaba arreglar eran aquellas radios viejas a válvulas que cuando se rompían había que sustituirlos por transistores. Las válvulas. Pero dejando la misma estructura de afuera aunque quedase bastante vacía.
 Y toda clase de aparatitos que anduviesen con imanes que según decía eran el combustible del futuro, ya que no gastan nunca su energía.
 Que no logró hacer funcionar nunca. Al menos bien. No más allá de dos o tres vueltitas de una rueda que ha recibido bastante impulso.Una lástima. Porque hubiera estado más que bien que ya en aquella época ellos hubieran podido armar algún aparato volador como una bola y ponerse a viajar sin que vinieran a raptarlo a uno. Pero con la resonancias de las ondas nunca se metió...

Allá estaba. Frente a su casa mirando para este lado. Sonriente con sus negros antebrazos cruzados sobre el pecho.




lunes, mayo 04, 2009

689. La Importancia de ser Loco

¿Qué tanto?

O era que acaso no pudiera existir una historia que nadie hubiese escrito.Una historia que se contase a sí misma a medida que improvisadamente fuera sucediendo. O no se contase. Existiese meramente ese tiempo y después, tal vez, se perdiera en el olvido. Más aun, que ni se olvidase, por nunca haber sido recordada. Nunca consciente. Aunque... ¿merecería llamarse historia una cosa así...?

Una historia al parecer debería ser algo que alguien cuenta, aunque más no fuera para su propio conocimiento, que le llaman consciencia. Sin consciencia no ha de haber historia, ni personajes ni nada. Le pareció.
Y además. Que a veces parecería que la historia ya estuviese escrita, como una película que simplemente se va desarrollando ante nuestros ojos, tacto y demás extremidades de nuestro ser...
Pero sin que recordemos haberla conocido antes, ni haber estado haciendo el trabajo de inventarla. Nos sorprende, y hasta a veces nos llega a doler como una puñalada en la barriga...
Por eso, nos parece extraña. Siendo nuestra historia, nos parece ajena y la vivimos con tal pasión y realismo que por momentos creemos ser los protagonistas. ¿O lo somos acaso?

Volvió Manuel la mirada desde el cielo encuadrado por el marco de la ventana a la colorida cara de Vittorio que en ese momento susurraba cosas amables a los oídos de Margarita, para preguntarle, cual había sido la conclusión que sacara sobre el estado de su salud mental.

-De uno a diez, por dónde ando...?

Vittorio ni siquiera se dio por aludido. y si se levantó del taburete en que había estado sentado toda la mañana, no fue más que porque era hora de presentarse a su trabajo de psicólogo en la policlínica. Las doce menos cuarto y siete cuadras para caminar.
Se estaba despidiendo.
Margarita tenía pensado tomar el Copsa de las dos y media a Maldonado. Al otro día tenía feria.
Magda también hizo referencia a retomar el ritmo normal. Ella por ejemplo debía volver a pasar por las casa en que hacía limpiezas. Ya ni tenía plata para tarjeta de teléfono.
Manuel se quedó callado. Tan así de golpe había descendido en la consideración pública desde el alto pico del loco que a todos les complica la vida, hasta el chato valle de los seres insignificantes, esos que grismente arrastran su anodina existencia.

Ja ja ja...

Ya iba él a encontrar la manera de sacudirles la modorra!!

domingo, mayo 03, 2009

688. Inventores del tiempo

Entonces, lo que había comenzado siendo un encuentro provocado por anómalas circunstancias, poco a poco devenía en una simple reunión familiar que se olvidaba de lo anterior para adentrarse en los temas cotidianos de horarios de ómnibus y comienzo del invierno.
No, no había sido este un verano particularmente caluroso a pesar del calentamiento global que en otras partes derretía casquetes polares o secaba lagos que siempre habían estado en el mapa. Por eso tampoco había que creer aquello de las inundaciones y fríos extremos programados para el invierno. Suerte de países pequeños que algunas veces quedan escondidos entre medio de cataclismos sin ser tocados ni molestados. Pequeñas excepciones que el azar permite siempre y cuando no se prolonguen demasiado en el tiempo...

Manuel miraba por la ventana del frente afuera. La luminosidad de la media mañana en el hemisferio sur, sobre las copas de los árboles, mancha oscura cubriendo toda presencia del Río Ancho como Mar que más allá chorreaba aguas hasta la solitaria Antártida (respirar) a no ser que alguien diera vuelta el globo terráqueo. Recordó su vuelos y alguna fotografía mental de alguna batalla aérea de aquellas contra los ángeles, sobre las aguas quietas de aquella expansión que antes sólo había sido una playa...

Y sin embargo seguía siendo el mismo.

Miraba en lo celeste del cielo un más allá de oscuro cosmos poblado de estrambótica caterva de espíritus belicosos, entre los que estaban sus amigos de allá y sus compatriotas latinoamericanos de las patrias anarquistas... ¿Todo ilusión?

Porque lo que no se ve ni se siente, ni nunca se va a sentir en ningún futuro... existe? O es acaso pura ilusión basada, como decía el Dr. Bermúdez, en otra ilusiones que llamamos recuerdos. Recuerdos de ilusiones. O tal vez simple ilusión y siempre. Pudiendo nosotros producir esa serie de recuerdos que se van disparando en un sentido que llamamos pasado y que sentimos provenientes de aquella nada que cobra vida a cada momento y que llamamos futuro... Se nos antoja uno primero y otro después, al tiempo que pasan por nuestra consciencia como una película que nos llena de sobrecogimiento y entusiasmo.

-¿seremos meros espectadores? ¿inventores del tiempo? ¿lectores de nuestras propias historias?

Aunque estuviese exagerando los términos, por supuesto, de todas manera...Quién le podría negar con argumentos que las cosas que imaginamos no son como las imaginamos, sino de una manera que no ha de tener nada que ver con eso. El pasado bien podría ser el cartel que tiene el casillero donde vamos tirando los cuadritos de la historieta a medida que la vamos leyendo. Y cada instante tener un número que le permite presentarse en el orden adecuado cada vez que se le quiera recordar.
Acaso alguien le podría discutir entonces que barajando los instantes de forma distinta se puedan armar otras historias? Todo es probable. Por poco que lo sea. Así que alguna vez cualquier cosa puede llegar a ocurrir.
Aunque fuese una sola vez las piedras podrían llegar a tener sentimientos mucho antes de que los ricos se den cuenta de que son ladrones. Ja.

Ahora bien... Si es una historia volvíamos a lo mismo.... ¿Quién la escribe?

viernes, mayo 01, 2009

687. Bienvenido a Lagomar

Y darse tiempo a sí mismo. Para considerar. Sopesando. Cual habría de ser el camino. O el método. Que le condujera suavemente, desde la angustia de un retorno problemático, tal vez a la aceptación de un nuevo capítulo en su vida. Que no debería ser tan distinto a la anterior, pero muy distinto sí, ya que antes nunca había tenido experiencias como las vividas en los últimos dos años.
Antes... Antes había sido un muchacho como todos los que trabajan lo menos posible y se divierten lo más. Playa y chistes. Sexo, amistades y un permanente deseo de llegar a ser un dibujante de historietas como Hugo Pratt. ¡Qué genio!
Ahora ya no podría ver las cosas con los mismos ojos. Últimamente ni chistes hacía. A la playa no iba... y en cuanto al sexo... tal vez la mitad. Todo lo demás se iba guerras cósmicas y arcángeles despatarrados. Chivos que gobiernan galaxias e intrigas en el palacio celestial. ¡Se había transformado en un viejo lleno de preocupaciones sobre cosas que  lo superan, con menos humor que un empleado público consciente de su inutilidad. Con poco tiempo para cosas tontas.

¿Cuánto hacía que no se divertía en serio? Pero en serio, como despatarrarse de risa por la cosa más estúpida que se le ocurriera decir a un amigo o ir con la flaca a tirarse por los médanos abajo marcando los paralelos surcos de los talones y llegar abrazados como dos milanesas de arena... Quedarse en la cama hasta cualquier hora... y comenzar de nuevo a darle sin haber terminado de abrir los ojos...

Claro que habría que trabajar. Por mera subsistencia. Que no para tener algo que los vecinos ya tienen. Ni para dejar de ser nadie y comenzar a ser alguien. Ja ja Trabajar, porque es la manera que este mundo adoptó como solución para ganar dinero con el que comprar trabajo ajeno y ganancia patronal. Trabajar, dentro de lo posible, de forma divertida, por cuenta propia o en esas sociedades eventuales que se podían hacer con el Rulo tal vez todavía. Y volver a realcionarse con los viejos amigos... Y volver a olfatear el olor de la madera quemada que sale de las chimeneas cuando se enfría el otoño. Lagomar! Estaba de vuelta en Lagomar.

-Mañana comienzo a trabajar.