lunes, abril 28, 2008

523. Viaje en moto

Con las luces del amanecer arrancó el motor de la Harley, ya con su piloto a horcajadas y la pareja de muchachos en el carrito. Eran las luces aquellas que alumbraban primero las lánguidas nubes, vueltas rosadas al sólo efecto de dar motivo a lo que dijera Homero sobre la aurora. La vieja Eo. El resto iba siendo de un tono desde añil hasta turquesa y más allá, el todavía oscuro trasfondo de lo que había sido la noche. Toda una noche al pedo, trabajando para que el boludo se mandara la cagada de no saber ni lo que había estado diciendo antes !
Tomaron por Aerosur. Es decir Ernesto junto con la moto, porque dentro del sidecar aun la pareja no terminaba de entrecruzar las piernas de una manera muy satisfactoria. Verse de nuevo, así de cerca, cosa que no habían hecho en el último par de días, desde que Manuel tuvo que ir a Montevideo a pedirle unos pesos prestados a un amigo que... ...se interrumpió el relato por la llegada de un fogonazo de culpa en el corazón de Magdalena ! Era el momento preciso para confesarlo, explicar el extraño primer capítulo de la historia de ese extraterrestre que pretendía ser Manuel, quien en horas de la madrugada y sin que ella lo advirtiera por estar durmiendo, se le había introducido en la cama, aprovechando el extraordinario parecido con el dueño de casa y que... Por otra parte el corazón de Manuel pasaba por semejante martirio recordando que él había sabido de antemano que era altamente posible que pasara lo que había pasado con Fátima en Montevideo, y sin embargo... Pero es que ella recién se había enterado de que no era Manuel cuando este apareció negando haber venido en la madrugada....Desde el primer cruce de miradas, apenas se había levantado a salvo de los torturadores del otro lado del tejido de mierda aquél y el puto club de bochas... aunque después de todo que puede importar todo eso si ahora puedo ser feliz mirando esa cara que me llena de placer.
La madrugada se iba mostrando embriagadora y a la vez romántica, ahora se comprendía la particular belleza que a veces adquieren las cosas completamente cursis como ese cielo, que estaba mostrando, en la zona donde el turquesa le iba ganando al azul oscuro, unas pegatinas de brillos extendidos, que daban un marco muy recontrarococó a los bordes del cuadrito. ¿O estampita?

Mientras restallaban las explosiones del motor y por el escape niquelado huían presurosas varias chispas por minuto, ellos, dentro de la carlinga saboreaban morosamente sus respectivos labios y lenguas.

Por último la claridad general se había extendido cuando una cuadra antes de Becú, la Harley abandonó la ruta adentrándose en el balastro claro con dirección al norte. Estaban llegando de vuelta a casa. No importaba que ya fuese de día.


domingo, abril 27, 2008

522. Paparruchadas

Después de un rato Manuel confesó sus dudas acerca de que tal vez el inconveniente estribara en la reducción de las dimensiones. Las cuerdas cortas no podían dar la misma nota que daban las largas, a no ser que estuvieran mucho más flojas... Claro que a ellos les habían quedado tan flojas que en realidad, en vez de vibrar, colgaban flácidas de sus extremos. Le escuchaban como quien oye llover y hasta Miguel, que ante los argumentos había estado confirmando con la cabeza, prefirió quedarse callado antes que de dar razones a lo que no las podía tener. ¡Cuerdas vibrantes tomadas de un circulito de alambre flaco! Techo sostenido por tres alambrecitos que cruzaban. No. La lógica era la lógica y las leyes de la física eso. Que una cuerda no puede estar tensa sin transmitir esa tensión al elemento que la sostiene, que la tiene que aguantar por lo menos haciendo esa misma fuerza en el sentido contrario. En vez de círculo de alambre tendría que ser de barilla de acero, ese y todos los otros círculos y óvalos que sostenían las tensiones... Con lo que el enorme armatoste multiplicaría su peso por cien...
Ya iba de vuelta llegando a Gianastassio, Miguel, acompañado de un silencioso Ernesto, cuando esto último iba pensando, enojado todavía consigo mismo por haber tenido tamaño momento de credulidad idiota. Justo él.
Ernesto suspiró y con eso llamó la atención de Miguel quien creyó que nunca le había visto tan triste. Quiso saber el motivo y con eso tal vez apartarse de su propio abatimiento.

-¿Qué te pasa Ernesto, te noto muy callado...?
-Es el muchachito este... el nieto de Abelardo que hoy de tarde lo he tratado mal por no comprender que... aunque no sea cierta esa historia de los mundos paralelos... de todas maneras no es un simple loco, en primer lugar existe, lo que ya es todo un portento.
Miguel preguntó qué era lo que quería decir con esa exaltación de la existencia y Ernesto replicó que si no le parecía portentoso que existiera por segunda vez. Miguel cayó en la cuenta y tuvo que reconocerlo rindiéndose a la evidencia de que ese muchacho, por muy rayado que estuviera, era la prueba viviente del límite del conocimiento científico...
-Abelardo ya me había estado hablando de él, es decir del hermano, pero no los conocía... Abelardo tiene inventado un sistema astrológico basado en la estadística con el cual hizo una carta natal del nieto, que coincidía con otra hecha en base a la información de Buda...
Miguel le interrumpió para acotarle que ya debería saber su opinión sobre todos los sistemas de astrología.

-Un montón de paparruchadas cuyo único mérito es ser antíguo.
-Pero si se basara en datos objetivos?
-Objetivos te pueden parecer los datos de Buda, por ejemplo? Todo lo que se diga de Buda tiene encima por lo menos dos mil años de mentiras acumuladas...
-Bueno, mirá... Te puedo decir que de ese estudio Abelardo había concluido que el muchacho iba a tener características extraordinarias
-¡Pero este es otro muchacho!
-No importa... Aunque fuese así, mirá qué destino, tener que encontrarse con otro que es él mismo. Que se sepa a nadie le ha ocurrido.
-¡Y por qué decís que es el mismo. ¿Porque él lo afirmó...? Podría ser un... hermano mellizo... un...
-No jódas. Hasta Manuel se dio por vencido. No podía evitar que el otro se le metiera en la cabeza.

Paso a paso habían doblado en Gianastassio y ahora caminaban la tarde noche, alumbrados de vez en cuando por algunos autos, hacía el puente -ya no pasaban omnibus- y tácitamente se iban acompañando...

sábado, abril 26, 2008

521. Ridículo sujeto

La contundente frustración hizo que por varios minutos Manuel quedara rumiando su bronca, sin ponerse a considerar la jungla de pensamientos contradictorios que reverberaban entre las paredes del galpón. Es que siempre los más asquerosos prejuicios reaccionarios surgen cada vez que el héroe muestra alguna de sus muchas debilidades. Una especie de fiebre destructiva de todas las esperanzas y al mismo tiempo de castigo impiadoso, no sólo al héroe destronado sino a todo aquel que por un momento hubiese confiado en él. La religión del eterno castigo al que es débil y osa no arrodillarse frente al poderoso destino que ha determinado cual es el orden del mundo. ¡Ridículo sujeto!
No obstante, cuando Manuel por fin se levantó y antes de hablar miró a los ojos a todos los circunstantes, nadie tuvo temple para expresar lo que había llegado a su mente como una ola de viejas razones conservadoras. Suponía cada uno que aquellas cosas solamente se le habían ocurrido a él y entonces... Nada dijeron. Después poco a poco ayudaron a poner en orden las cosas caídas y los alambres doblados. Margarita fue a traer la última tanda de empanadas y Ernesto sirvió vino en vasitos de papel.
Fue recién entonces que la mente de Manuel se puso a dejar pasar los datos del entorno, eso como susurros y rumores de sombras, que pasan desde un lugar a otros como si fueran niños jugando al panadero desde los troncos de los árboles. Eran pensamientos que salían a la intemperie apenas una pizca de tiempo y se escondían enseguida, detrás de las sombras desde dónde se veían brillar los ojos atemorizados. Toda una lucha que si se producía seguramente estaba provocada por algún miedo.
No sabia Manuel. Porque no podría saberlo. En qué mundo se había metido. Uno, por cierto bastante más conservador que el suyo. No de balde había ganado Lacalle y se sorteban las atenciones entre los pacientes del hospital. No tenía ni idea de que por casualidad había caído en el centro de uno de los grupitos de mente más abierta de toda la zona, ni que ese Ernesto Federico que acababa de reconocer en esta versión elegantemente deportiva, era no más un fiel representante de el ala izquierda del Frente Amplio, ni que... Eran muchas las cosas que Manuel ignoraba, pero con todo tenía su olfato y su olfato le indicaba que se había exhalado por el aire del galponcito un spray con holor a miedo. Un miedo ancestral, cavernícola.¡¡ El miedo al ridículo!!

Jaja, los veteranos se estaban sintiendo terriblemente expuestos al temible monstruo al ser descubiertos culpables del delito de ridícula credulidez. ¡Un trío de viejos que se pasan el día hablando de la verdadera ciencia! ¡Parece mentira, hombre! ¡Amigos de las ciencias exactas, de las pesas y las medidas! Como todo hombre de bien. Y ahora venirse a creer los embustes de un pobre muchacho chiflado...!
Jaja, por eso rumiaban los espiritus como viejas desconformes por el aire de la pieza, embozados en sus oscuros paños. Pasando de las tonalidades grises y azules hacia las marrones claras que flamean y tal vez por simple azar pareciera que se ven figuras...
Jaja, evidentemente era necesesario comprender un poco a la gente de este mundo.

jueves, abril 24, 2008

520.Números y números

A la caída de la noche tenían todos los materiales acopiados y Manuel como maestro de ceremonia comenzaba a entorchar la primera cuerda con treinta y dos tiras paralelas de plástico botelleril. Nunca lo había hecho, ahora tomaba conciencia a medida que probaba método tras método de entrecruzamiento que llegara al termino del círculo con una disposición simétrica pero sin marearse por el camino. Requería mucha atención y esa habilidad que tenía el viejo Dengue en los dedos, para mantener tiras reservadas entre algunos, mientras seguía trenzando las que sostenía entre otros. ¡Qué carajo! Por último redujo el problema al dividir por cuatro, haciendo ases de a cuatro que se movían juntas para uno u otro lado. Le quedaron ocho haces de cuatro, que como tenían que ir girando alternadamente para uno y otro lado, se hacían cuatro ases en un sentido y cuatro en el otro. Más gobernable...
Cuando le agarró la mano tomó velocidad y las cuerdas quedaban más parejas. Se puso de pie y le empezó a enseñar al otro Manuel que ya se había sentado en un cajón enfrente a la otra máquina que estaba quedando rodeada de tiras recién cortadas por las dos mujeres y los otros dos hombres.
A media noche tenían terminadas las diez cuerdas y los círculos y óvalos de alambre que nunca habían considerado más que un sustento para la cartapesta pero que...
Miguel quiso convencer a Manuel justamente, de que esos círculos no parecían suficientemente rígidos como para soportar que las tres cuerdas quedaran tirantes. Ese era el punto y a Manuel le dio mucha risa pensar que visto como sustentos aquellos alambrecitos daban risa. Por eso, tal vez nadie había hablado allá en la caverna, de ellos cumpliendo esa función, y sin embargo...
Con todo las reflexiones no llegaron a sofrenar el ritmo del trabajo. A la una estaba armado el primer triangulo de cuerdas inscrito en uno de los círculos que iba a ir horizontal. Comenzaron el otro y en media hora lo estaban terminando. Tenían que ponerlo por encima del primero hasta tensar las tres cuerdas verticales que quedarían como columnas rígidas... es decir... Claro que se caería ni bien dejaran de sostenerlo parados arriba de los cajones a dos metros de altura. ¡Caería por cierto! Por eso nadie se animaba a soltar el punto que le había tocado sostener, mientras Manuel llegaba a la conclusión de que por algo en el dibujo original, estaba bien dibujados los óvalos que rodeaban los dos triángulos, pasando exactamente por las dos aristas en que enganchaba la cuerda vertical. ¡Eran los tensores verticales que en su imaginación nunca habían existido! Claro que de apariencia tan débil..!
Se bajaron de los cajones y fueron a tomar las medidas de los óvalos. Más de tres metros en su eje mayor después de reducir a escala 3/5 los datos de la memoria de Manuel. Bueno no exactamente 3/5 porque Miguel había obtenido a su favor la elección de regla de oro como factor de reducción. Con eso se había llegado a seis cuerdas principales de 3.09 metros, tres verticales de 1.91 y una décima de ¡Exactamente cinco metros!
Con los tres óvalos armados el triangulo de arriba se sostenía lastimosamente sin lograr darle tensión a las cuerdas verticales. El conjunto todo parecía un pan sacado antes de tiempo del horno, que muchas veces se desinfla más de una lado que del otro. Pero seguramente la vitalidad del conjunto estaba esperando para manifestarse una vez que estuviese colocada la última pieza. La décima cuerda. La que según Manuel confesaba recordar, debería pasar alternadamente por un lado u otro de todas las que ya estaban armadas, empezando y terminando en el mismo punto.
-¿Otro óvalo...?
-No, es una cuerda larga y recta... Cuando la vas colocando te das cuenta de que es perfectamente recta.
-Pero vuelve al mismo punto...
-El mismo punto viene... La llevás derecha y cuando querés acordar te encontrás con la otra punta. No se agarra de nada y queda resonando enseguida... Yo creo que es el alma de la bola. Con quién en realidad te comunicás... creo que las otras son resonadores para aumentar la potencia.

Abelardo en nombre de todos tomó el extremo de la cuerda y se lo entregó a Manuel el extraterrestre. Era el momento solemne de hacer la botadura de la estructura, cortar la cinta, romper la botella... Manuel saltó dentro de los círculos y comenzó a hacer una danza seguido de la cola de lagarto que se enredaba entre las otras cuerdas y los alambres y... Se detuvo. Aquella cosa gelatinosa se negaba a ir encontrando su lugar! No colaboraba. Y entonces... bueno fuera que la reducción de las dimensiones hubiera recortado algunas posibilidades, aunque... El tamaño nunca debiera ser una condición tan necesaria y.... ¿Por qué no querrá colaborar...?
Alrededor las cejas comenzaban a bajar y hacerle techo a las miradas de extrañeza. Nadie podía entender cuál era la relación entre aquel espectáculo grotesco y la inauguración de los viajes interdimensionales... Algo no estaba funcionando.
Manuel pensó lo mismo y al levantar la vista se encontró con la de su tocayo que parecía estar adquiriendo un matiz reprobatorio y hasta algo despectivo. No quiso importarse y así, como estaba, con el extremo de la cuerda en su mano volvió a la posición del comienzo, donde aun estaban los cajones que había apilado, para volar desde con la cuerda que iría pasando alrededor de todas las otras. Ahora no pretendería volar, sino apenas, llegar a pasar la cuerda al otro lado de la primera horizontal. Forzarla a pasar, porque era importante que de alguna manera se terminara cerrando el círculo, de donde surgiría la energía que inflaría toda la bola...
Quiso la casualidad que la pila de cajones perdieran el equilibrio justo cuando Manuel se estiraba al extremo en puntas de pie...
Los cajones al caer hicieron mucho ruido.


miércoles, abril 23, 2008

519. Pasemos al punto 2

Sellaron la paz con un apretón de manos, dispuestos ambos a afrontar la extraña situación con el mejor de los espíritus. Porque no dejaba de ser extraño esto de estar en dos lugares al mismo tiempo. Tener dos cabezas pensando en paralelo, aunque no exactamente lo mismo, y... ¡Qué carajo! Tener que colaborar uno con el otro para poder volver a separarse. De eso se trataba. Lo supieron sin necesidad de hablarlo.
Por último Manuel quedó un momento contemplando a la flaca. Esta que ahora resultaba ser la otra y no la que había huido de Satanás junto a él, en el punto móvil del accidente. Un momento, sólo ese momento de detención visual que casi no dio para el resurgimiento de ningún deseo.Casi...
Después reaccionó encarando a toda la rueda para pedirles que se sumaran al proyecto que ya tenían esbozado con Abelardo y Miguel, que no era otra cosa que la construcción de una sencilla nave -bola- en la que pudiera volver sano y salvo a su verdadero mundo.
Manuel le pidió que le informara sobre eso agregando que no se podía imaginar como era que ellos pudieran fabricar un cohete tan poderoso como para llegar a otro mundo... En todo caso... ¿Cuál mundo...?

-¿Fuera del sistema solar?
-Ya te lo dije. Estamos en dimensiones paralelas... Juegos de dimensiones, conjuntos... ¡¿Yo que se!?

Fue suficiente. Pasaron entonces al punto 2, que era volver al galponcito y terminar de entender los planos, hacer la lista de materiales necesarios y salir a conseguirlos. Cincuenta metros de alambre de acero, para empezar. Una carretilla y una cantidad enorme de botellas de plástico y revistas viejas que no fueran de historietas.
Miguel se iba a encargar del alambre. Margarita con Magdalena de las revistas y para alguno de los manueles le iba a quedar la carretilla para recoger las botellas... Juntos no se podían dejar ver.
Dos horas después que Miguel dejara de tratar de corregir el perfil aerodinámico del dibujo, salían cada uno con su misión que debía cumplir antes de terminar la tarde y sin llamar demasiado la atención. Cartapesta claro... para una especie de carro alegórico... reforzada con tiras de plástico y alambre para que cuando... los niños se subieran en él... porque era para los niños jugar encima, los niños de la ecuela... una escuela de... Paso Carrasco. Eso es.
Al caer la noche todos volvieron a estar bajo el techo del galponcito que gozaba ahora de iluminación reforzada. Ernesto había hecho acopio de comidas ligeras y jugos de fruta porque los chapatis de Margarita parecían improbables. Abelardo se había construido unos compases de multiplicación con puntas graduables robadas de un juego de dibujo técnico y unos dispositivos para mantener tensos los alambres mientras se hacen los trenzados. Miguel seguía ensayando maneras de relacionar las ideas de Manuel, el nuevo, con sus enredados recuerdos de la mecánica cuántica.

-Toda partícula tiene asociada una onda, una frecuencia y una longitud de onda, como una cuerda... ahora...


martes, abril 22, 2008

518. ¿De qué te las das?

Fue suficiente para que Manuel mirara nuevamente a Manuel de aquel modo agresivo que había sobrevenido después de la atemorizada sorpresa. Se sentía él , agredido, por esta marioneta que no sólo le estaba imitando sino que ahora mediante algún otro truco estúpido acababa de leerle el pensamiento!

-¿De qué te las das?

Manuel le sonrió con resignación. Se conocía lo suficiente como para comprender que aquella era la primera reacción natural que a él se le hubiese ocurrido si se hubiese visto en el pellejo de Manuel. No es gracioso sentir que alguien se ha metido sin pedir permiso en tu cabeza. Y menos si el otro te ha venido a impresionar con extrañas ideas sobre tu verdadera identidad, que significa una identidad que también pudiera ser falsa. Una de las dos y por lo tanto las dos. Hasta que los golpes de la vida te hace comprender que no sos capaz de comprender ninguna de esas cosas sino apenas vivirlas. Capaz la única manera de existir...
Ante el silencio de Manuel y su actitud pacífica, Manuel dudó de la justicia de su tono anterior, pensando que podría haber sido un accidente casual que a este "primo" Manuel, se le hubiese antojado decir eso de la historieta de Mort Cinder, cuando él lo estaba pensando, y más, imaginándose el cajón de abajo de la pila que era dónde él sabía que habían muchas de ellas. Sonrió.

-¿Vos hablabas del cajón de las revistas?
-Sí, del cajón de abajo, que es donde vos sabés que están las historietas de Mort Cinder. Era lo que estabas pensando mientras te imaginabas ese cajón que yo también conozco.
-¿Y vos cómo lo sabés?
-Porque igual que vos cada vez que venía a visitar al abuelo terminaba metido de cabeza ahi, para sacar las revistas. Nunca me viste, claro...no me podías ver.
-También te volvés invisible, eh?
-No, boludo, yo estaba en otra dimensión.
-¿De qué carajo hablás?
-De eso. Que nosotros dos somos el mismo, pero en dos versiones, una para cada conjunto de dimensiones paralelas.
-¿Que quéee...?!
-Dale, no te hagas el boludo. Vos entendés las palabras que estoy usando y lo que te estoy diciendo.
-Bueno, sí,... Pero no te creo nada. Esas cosas pasan en las historietas.
-Ja. Me parece que tu pensamiento de fondo no está diciendo lo mismo. Allá veo tu imagen infantil sentada en el piso del corredor de esta casa...
-¡Pará!!
-...escuchando la explicación que daba abuelo sobre la existencia de muchas otras dimensiones.

Manuel se subió la remera roja tapándose la cabeza y corrió a lo ciego hasta darse con la pared.

-¡Callate, callate, salí de acá!!

Se acercaron a Manuel, Abelardo y Ernesto, muy impresionados pero al mismo tiempo apiadados del pobre muchacho.

-Manuel, se te está yendo la mano!

Manuel pensó que la dosis de realismo que le estaba dando a su tocayo, era fuerte, pero completamente soportable. Por lo menos estaba teniendo la explicación tranquilizadora junto con la impresión

-No se preocupen. Va a aguantar.

Cuando miraron ya Manuel venía de vuelta con los ojos llorosos que miraban a Manuel.

-Está bien, te creo. Pero no lo hagas más.


lunes, abril 21, 2008

517. ¡¡ NO SE TOQUEN !!

Fueron un para de minutos tensos, de espeso silencio, que como dicen, se podría haber cortado en rebanadas, con alguna cimitarra filosa manejada por un brazo enérgico. Se buscaban, recorriendo las dos miradas dobles las imperceptibles huellas de la identidad, que encontraban casi siempre del lado contrario, sin advertir que no se estaban mirando en ningún espejo...
A dos metros de distancia volvieron a tomar aire. Aflojaron poco a poco la pierna de apoyo y.. nerviosamente insinuaron una doble sonrisa idéntica. El recién llegado por último decidió saludar.

-Nunca me habían dicho que tenía un primo. -Extendió la mano.

Pero cuando Manuel empezaba a hacer lo mismo fue que al grito unánime "NO SE VAYAN A TOCAR", saltaron Abelardo y Miguel, interponiéndose entre las dos manos.
El grito hizo que Manuel recordara la anterior advertencia de Miguel, pero Manuel, en cambio y hasta la misma flaca volvió a sentir de nuevo esa sensación del principio cuando el Abuelo había salido del galpón con tanto cuidado de cubrir la abertura de la puerta, como si... Y la actitud de Margarita...

-¿Qué está pasando aquí?

De pronto no le pareció más que fuera posible que dos primos se pudieran parecer hasta tal extremo. Aquello debía ser un truco... Un actor convenientemente maquillado,... una ilución óptica...
Manuel, en cambio, apartó con las manos a los dos temerosos veteranos. Ya se había convencido de que lo que habían estado por hacer no implicaba peligro. No era capaz de explicarlo, ni encontraba razones para estar seguro, pero se acercó de golpe a su otro yo, y con la mejor de las sonrisas llegó hasta él para abrazarlo.
Por supuesto nada ocurrió. Apenas el reconocimiento de sutiles diferencias. Manuel usaba perfume más fino, pero Manuel parecía poseer un poco menos de masa corporal. No usaban la misma pasta dental. Uno con remera roja, el otro con camisa a cuadros. Los dos igualmente mulatos.
Claro que enseguida Manuel quiso saber la razón de tanto misterio y entonces, fue Manuel quién ordenó con una mano en alto que los otros le dejaran hablar a él. La bajó frente a los ojos de Manuel y le pidió que colocara la suya en paralelo.

-¿Ves, son absolutamente idénticas!!
-¿Y por qué...?
-Porque somos la misma persona...

Manuel se rio. Obvservó socarronamente a toda la rueda y metió las manos en los bolcillos como para esperar resignado que la broma llegara a su término, total, lo único que tenía que hacer era ir hasta la casa de este Ernesto Olivera que acababa de salir del galpón. Por lo demás, ya conocía lo inclinado que era su abuelo a dejarse llevar por extrañas historias, al estilo de las que tenía coleccionadas en los viejos cajones llenos de revistas.

-¿Estás pensando en aquella de Mort Cinder, no?

sábado, abril 19, 2008

516. LAS CUATRO MANOS DE MANUEL

Manuel explicó para Abelardo y Miguel a qué se refería Ernesto. A los tucus gigantescos y mutantes que habitaban en el otro mundo enormes cavernas debajo de la casa de Ernesto Federico. Los Dogones. Que esa era el nombre que rezaba en el portal por encima del grueso y restaurado portón. Como que no?
-Bueno allá se llama así y a pesar de todos los arreglos hechos por esos Tucu Tucus...
-¿Mutantes...?
-Sí, mutantes. Eran tucu tucus comunes... sus abuelos, o bisabuelos, pero... de golpe empezaron a crecer y se volvieron inteligentes.
-¿Inteligentes...?
-Sí, muy inteligentes... Con decirles que formaron un país anarquista mucho antes que nosotros... Ja, hoy los anduve buscando dentro del monte.

Margarita asomó su cara re-pálida por la hendija de la puerta. Era evidente que venía anunciando a alguien que todavía no mostraba su figura. Pero nada anunciaba, sino que con temblor en los labios, como en aquellas viejas escenas de cine en blanco y negro, trataba inútilmente de articular alguna palabra. De pronto entró el ligero cuerpo y casi sin pensarlo entornó mejor la puerta, volviendo todo a la anterior penumbra, cuando ella, manos en la espalda, buscó la protección de la pared sin dejar de mirar horrorizada a su propio hijo...

-Ahí afuera está Manuel

Abelardo saltó gallardamente sobre sus largas piernas y fue a abrir la puerta, pero se contentó enseguida con apenas abrir lo suficiente, para verlo no más a su nieto que venía con la Magdalena a felicitarle por el cumpleaños. Sacó todo su cuerpo afuera y cerró por detrás.
Los de adentro fueron a espiar por las rendijas, incapaces de escuchar lo que afuera se hablaba por el paso simultáneo de una pequeña moto, enemiga de los tímpanos. Se estremecieron. Especialmente Manuel que no estaba acostumbrado más que a verse en el espejo, a lo sumo a intercambiar algunos párrafos consigo mismo. Miguel se apoderó de la hoja y hablándole con una voz baja que se oía desde una cuadra, le advirtió que no osara aproximarse a su otro yo. Que era sumamente peligroso. Se podría producir una explosión de esas en las que toda la masa de las partículas se transforma instantáneamente en energía.
Manuel, en realidad estaba paralizado por la perplejidad, no por el miedo. Apenas si atendió a lo que le advertía Miguel, porque en cambio se miraba las manos y volvía a poner el ojo en la rendija, para ver las de Manuel que se movían allá afuera. Sin que él las estuviera moviendo, ni estuviese charlando allá del brazo con la Flaca que,... ahora se veía contenta...
Y acorrió lo que tenía que ocurrir para que la puerta cediera y Manuel saliera hacia el frente casi cayéndose sobre la figura de sí mismo. Al enderezarse no supo si saludarlo...asrse... con un ¿cómo te va? que hubiera terminado por desmayar, tal vez, al pobre Manuel que pareció querer meterse en el pecho de la flaca. Abelardo acercó sus manos sostenedoras y balbuceó algo como "tu primo" que enseguida desechó. Siempre les había enseñado a sus nietos... A su único nieto, Manuel, que ante todo había que decir la verdad.
No. Nadie se desmayó, pero tampoco nadie decía algo distinto que un silencio mientras los dos Manueles se miraban fijamente como los gallos antes del primer espolonazo. Miguel volvió a advertir.

-Por favor, no se vayan a tocar. -para enseguida dirigirse a Abelardo como advirtiendo al hermano mayor, ya bastante capaz de la responsabilidad. -Pueden estar constituidos de manera especular, con todas las condiciones al contrario. Un contacto los podría convertir en una colección de fotones... o en nada.

jueves, abril 17, 2008

515. ECONOMÍA DE ESPACIO

Y por esas cosas, fue presisamente entonces que a Manuel se se le ocurrió hacer la misma pregunta que su otra madre nunca había contestado.

-Alguna vez podrías decirme algo sobre el que fue mi padre, no? Después de todo...

Margarita pestañeó infligida por el golpe certero de la culpa. Acomodó su falda bordada de motivos paquistaníes, así como retirando migas de pan con ambas manos.

-Ya te lo he dicho, hijo... Sólo recuerdo que era grande.

En realidad ni eso le había querido confiar la otra.

-¿Grande...? Sólo grande. tenés que acordarte de alguna otra cosa. ¿Como se llamaba, qué era lo que hacía...?
Impaciente ella contestó que se debería ubicar en la situación del momento. Había ido a ver Las Llamadas con una amiga y entre tantos tamborileros vieron sobresalir a este por su tamaño...

-Me da vergüenza decírtelo pero nunca había visto un negro tan bien puesto.

Que en el entrevero del festejo y del desparramo final le volvieron a encontrar y ya fue un encuentro definitivo... que duró tres días con sus noches.

-Nunca hablamos de nuestros nombres ni mucho menos de cuestiones de trabajo.

-Nunca más lo viste?

-No. Pero quedaste vos, que tenés sus mismos ojos.... Ah, sabés que de una cosa sí me acuerdo... Que dijo ser un autentico mandinga...

Manuel se quemó la boca con el agua del primer mate que chupaba. Lagrimearon sus ojos y dijo que ya debía llevarle el brebaje a los dos viejos. Tropezó con el marco de la puerta, casi rompe el termo y llegó al galponcito en completo silencio, ausente de lo que se habían estado hablando todo el tiempo.
Ernesto ya empezaba a entender que Manuel era el nieto de Abelardo sin ser aquel que una vez Abelardo le contara que tenía una carta natal parecida a la de Buda. Es decir el mismo, aunque venido de otro mundo, y tal vez nacido en otra fecha. De un mundo paralelo a este cuyos átomos y moléculas pasan a través de nosotros sin tocarnos y sin producir siquiera accidentales reflejos de luz. (Economía de espacio)(Una broma)
Pero ya Abelardo estaba inspirado y nadie hubiese sido capaz de impedirle disgregar sobra la engañosa apariencia que nos muestran los sentidos y también nuestros criterios. Los criterios especialmente o como aquello que decía el viejo Kant y que él nunca había acertado a llamar correctamente, acerca de que nos vemos forzados a meter todo en las dos canastas de "Espacio" y "Tiempo", sin pensar siquiera que algunas cosas no son ni espacio ni tiempo y que además no sabemos qué es lo que estamos nombrando cuando pronunciamos esas palabras.

-Para la ciencia el tiempo...
-No me jodas, Miguel. La ciencia tampoco sabe lo que es el tiempo.
-En concreto, protestó Ernesto- Me decían que los espacios o mundos están todos empotrados uno dentro de otro y que Manuel...
-Manuel ha llegado desde uno de ellos.
-Sin embargo sus moléculas interactúan con las moléculas de acá... sostiene el mate sobre su mano....
-Viajó... hizo la transformación estando en un aparato muy...
-¿Se transformó?
-Lo transformaron, tal vez por accidente.
Cuando vió Manuel que Ernesto aun dudaba, entonces quiso aclararle alguna.
-Yo hoy todavía estaba confundido, cuando fui a tu casa. La entrada de esa cueva que te decía estaba allá en mi mundo... pero aquí puede no haber nada parecido.
-Ni esos animales gigantezcos...

miércoles, abril 16, 2008

514. Trecientas treinta y tres veces

Margarita retiró su cara del hueco de la ventana y Abelardo volvió a reír, de frente a Ernesto, pero no por su atuendo, que era llamativo, sino... porque sintió que le debía un afloje en la broma, que no era tal, pero que el pobre nunca iba a imaginar... ¿Decirle todo de golpe...?

-Perdoná Ernesto, es que por ser mi cumpleaños no estoy en vena para temas tan aburridos como la política, mejor... Bueno mirá... hemos resuelto que ya es hora de darle rienda suelta a todas las otras ideas...
---las otras ideas...?
-Sí, las otras ideas, esas que... ¿pero decime, vos nunca has tenido una idea que parecen contradecir toda lógica y que sin embargo...?
-¿Una premonición?
-Mucho más que eso... ¡Una teoría descabellada! ¡Una locura! Una locura que te hace reventar el corazón dentro del pecho. De sólo pensarla y animarte a asomar la cabeza dentro de las consecuencias infinitas que esa loca idea, de ser verdadera, traería aparejada para transformación del futuro y comprensión de lo que es el universo?

Miguel confirmó su acuerdo con un movimiento de cabeza que hizo a Ernesto reparar en su sonrisa satisfecha. El también con esa cosa extravagante? Por lo visto contagiosa y... ahí no más, el muchachito de la cueva debajo su casa poblada de tucu tucus gigantes... ¿Qué estaría pasando aquí?

-Vas a tener que explicarme. No se de que me podés estar hablando...

Tomó Abelardo con una de sus grandes manos un cajón vacio de los que abundaban a un costado y lo arrimó con gestos de pensar en sentarse arriba.

-Traigan ustedes también. Vamos a tener que hablar del proyecto.

Margarita dentro de la casa cocinó su arroz con lentejas y comió masticando trecientas treinta y tres veces cada bocado, respirando como la rayuela con una y después otra de las narinas,para terminar con las dos a un mismo tiempo. Preparó y tomó su te de orégano, para la memoria, el de cáscara de zapallo para quemar las grasas y el de cedrón porque le gustaba más que todos los otros. Hizo su minuto de silencio para concentrar sus energías en los puntos necesarios y se tiró sobre el diván del lívin a ojear cualquier revista que le quitara de la cabeza su idea fija de que el tarado de su padre otra vez perdía el tiempo conversando con los pajarracos de sus amigos...
(Válgame Dios!)
¿Por qué sería tan difícil de entender, para la mayoría de la gente, que lo importante era lograr el equilibrio. Y que para lograr el equilibrio era necesario apartarse de todos los factores desequilibrantes, la política y el futbol entre otros. Comer poco, masticar bien y sobre todo respirar correctamente.
No lo lograba. No lograba del todo olvidarse (desinteresarse) de lo que se estuviera debatiendo dentro de aquellas paredes. Bien que no le interesara el tema, se lo suponía en línea con lo que en aquella misma casa, cuando en ella aun vivía su madre, había sido por años el rosario de todas la oraciones diarias. La revolución. La bendita revolución que por suerte nunca había llegado a mucho más que arruinarle a ella la infancia y parte de la adolescencia, hasta obligarle a emigrar tras las motas de aquel negro gigantezco y bailarín que por último la había abandonado tras unas pocas noches de fiesta. Otro desequilibrio. Otro más, como los que se siguieron cada vez que intentaba dar un golpe de timón sin lograr otra cosa que irse de un extremo para el otro. Rodolfo, Sebastián, el pardo Santana, el flaco Cleanto... y la época del frenesí en las arenas de Playa verde, cuando se había convensido de ser la nueva encarnación de la eterna hembra insaciable. Después... Pero nunca el equilibrio!

Apareció Manuel en procura de poner agua a calentar y preparar un mate. Margarita se conmovió. Había visto, de repente en la miráda brillosa de su hijo, aquella misma mirada de quien creía que fuera su padre.... aquella noche de llamadas en el barrio sur de Montevideo, calurosa y ferviente de libertad. ¡1986, qué año! Sólo la mirada y el tono café con leche de la piel... Porque, pobre Manuel, aun sin ser feo, nada en él pudiera nunca llamar la atención de una mujer...




-


martes, abril 15, 2008

513. Elegante Sport

Ya estaban entre los tres limpiando el galpóncito para instalar el astillero allí, cuando los latidos de un motor de explosión retumbaron en aproximación sostenida. Miró Manuel por la ranura de la puerta y vió aquella estampa conocida, envasada en elegante sport, de Ernesto Federico de Oliveira e Souza llegando en su impresionante Harley Davidson con sidecar y todo. La máquina parecía otra desde el brillo renovado de sus bronces y el apresto del capitoneado cuero de gato milanéz. Ernesto no.

-Visitas para vos, Abuelo.

Por cierto que Abelardo largó por lo bajo algunas maldiciones antes de tirar al suelo la pila de cajas que pretendía trasladar en conjunto. No había cosa que le embolara más que la conversación de su amigo Ernesto, cuando no tenía tiempo para la paciencia, como lo dijo, tal vez queriendo decir lo contrario, o alguna otra cosa que no era momento de averiguar. Miguel sonrió y Manuel abrió la hoja procurando quedar fuera de la línea de tiro cuando Ernesto , que ya había apagado la maquinaria, transitaba a largos pasos la distancia hasta el feliz cumpleaños deceado a su amigo. Lo hiso sin percatarse de la presencia del muchacho, pero sí de la de Miguel, el tercer contertulio del club Lagomar y organizador incansable del comité de base.

-¿Trabajando juntos...? ¿Qué están por organizar?

De pronto a Abelardo la bronca se le trastocó en humor y, con gesto adusto, le contestó que nada que ver con actividades políticas. Que ahora se iban a dedicar a los viajes espaciales y a todo tipo de investigación científica que les condujera al aprovechamiento del la energía del propio espacio para producir aceleraciones. En ese momento Ernesto vio a Manuel que se había quedado entretenido en revisar una pila de revistas que estaban dentro de un canasto. Le saludó y preguntó si por fin iba a hacerse cargo del trabajo que le había encargado. Se lo preguntó, pero mirando a Abelardo como preguntándoselo a él, junto con la curiosidad de saber cual era la verdadera actividad que se desarrollaba en aquel lugar entre personas tan dispares. Su viejo y loco amigo de tantas charlas especulativas. El químico farmacéutico Don Miguel Apolinario Figueroa... y este muchachito jardinero que tan pocos jugadores le quedaban en la cabeza. Uno, alocado poeta de la ciencia. El otro un ortodoxo materialista y... Pensó que allí estaba pasando algo raro y sin atender lo que Manuel le estaba contestando se dispuso a cambiar de tema.

-He estado pensando en la propuesta de ustedes en el comité para incluirme en la lista de diputados...

Abelardo largó la risa.-Esas ya son cosas del pasado! Para qué seguir en la lucha si ahora el candidato va a ser Astori... ¿No viste que ni siquiera acompañó el boicot cuando se aprobó el TLC con los yanquis...?
Miguel entró al ruedo:
-Nunca va a ser lo mismo. No te olvides de que somos una fuerza de izquierda donde lo que importan son las bases...
-A Sí, las bases, las bases... ¿Sabés dónde se va a meter éste las bases si llega a ser presidente?

Ernesto se sintió incómodo. Su viejo loco amigo estaba mostrando una actitud que no le conocía. Como un entusiasmado adolescente estaba arremetiendo contra el mundo a golpes de pecho y de palabras a toda voz. Qué decir palabras, aquellos gestos y además que seguía haciendo ahora, como de mandarlos a todos a la mierda...
En eso asomó la cabeza Margarita por la ventana. Se había comido dos horas en la parada del ómnibus sin saber que había un paro del transporte. Ahora tenía hambre pero, ni por mucho que tuviera pensaría en comer carne de animales asesinados. Iba a cocinar arroz integral con lentejas

lunes, abril 14, 2008

512. La décima cuerda

Manuel se puso a contar todo lo que recordaba sobre el esqueleto de las bolas, acompañando el relato con contínuos pedidos de paciencia. ´Él no había participado del estudio de los planos que había mandado el otro Abelardo, aquel que... Las líneas generales sí las recordaba, el largo exacto de las cuerdas principales que formaban el triángulo de arriba y el de bajo. Preguntó si le iban comprendiendo mientras mantenía una palma sobre la otra, paralelas y horizontales a doce centímetros. Como dos triángulos imaginarios, en realidad rectángulos.
Le pareció increíble, mientras les seguía hablando con la cara inclinada sin motivo, le pareció increíble que esos dos viejos sabihondos le estuvieran escuchando en ceremonioso silencio. A él que de pronto ni tenía mérito alguno por haberse enterado de cosas extrañas. Y que menos estaba capacitado para enseñarles nada. Se calló y enganchó las manos en los bolcillos.

-Bueno, cuando nos pongamos a trabajar me voy a ir acordando...

Miguel protestó pidiendo teorías, al menos para algún generador de impulsos superlumínicos. Algo que ir mascando ahora que se había terminado el asado y las mentes continuaban con hambre. Trajeron papeles y lápices. Despejaron la mesa. Manuel se puso a dibujar.
Al cabo de una hora y veinte hojas en el suelo se sabía lo que físicamente venía a ser una bola. No se comprendía en cambio nada. ¿Cómo era que ese cachivache alegórico del carnaval pudiera por ninguna causa levantarse del suelo? Claro que, siempre se había presentido que el principio revolucionario pudiera tener características desconcertantes, como las de este muchacho, que sin haber terminado el liceo les venía a hablar de Teoría de Cuerdas, explicada como para ineptos mentales. Era cuestión de tomarlo como hipótesis verdadera por un momento. Con un verdadero espíritu científico. Sin preconceptos... No, claro, con el marco general de lo ya descubierto por la física, pero sin descartar que pudiera estar bastante equivocado. Como el que dice no creer en brujerías pero igual si el asunto es grave recurre a lo que fuera, por lo general con buenos resultados.

-¿Pero y la décima cuerda, cómo es que va a calzar sola entre el punto "a" y el "q" pasando por todas estas otras líneas, sin tocarlas, porque se trata de una cuerda que está vibrando?
-Mirá, yo sólo te puedo repetir una explicación que me dió Mandinga... Nos dijo que la cuerda podía pasar porque en realidad tenía una forma sinuosa...
-¿Una cuerda tensa y sinuosa?
-...con una curvatura dentro de otra dimensión... Me dijo que una vez que se cerraba el círculo... mejor dicho que había certeza del que le círculo se iba a cerrar, ya el círculo estaba cerrado generando el intercambio de las dimensiones que circulando por el entramado de las cuerdas iba transformando ese corazón de energías que fluyen, en una cosa que deja de estar en un lugar determinado... que queda afuera de la realidad común y....
Abelardo se rió.
-Me estás haciendo acordar de tu madre... ¿No te me estás yendo al carajo, Manuelito...?

Pero siguio pensando callado, en lo mismo. Ahora que le había terminado de dar forma mental y veía con mucho mayor claridad. Más allá de lo que el librezco conocimiento de estos ancianos pudiera llegar, probablemente. Aunque tal vez... ¿No sería que la mente misma presiona cuando quiere en cualquier sentido, la realidad, para que sea como uno quiere? O por lo menos está claro que no hay leyes que se cumplan siempre y en todos lados. Cada lugar tiene su propia vibración y un poquito de sus propias leyes, como nosotros los hombres que cada cual tenemos creída una verdad que da sentido a la vida y nos metemos a opinar como si fuera la misma para todos.
Abelardo bajó la voz arrepentido.

-Perdoname, nieto. Seguí con tu explicación.

Ahora fue Manuel quien sonrió.

-Lo gracioso es que no se preguntaron en ningún momento cómo es que las cuerdas están tirantes si se agarran unas de las otras...

Contestó Miguel que sí lo había anotado entre las cosas absurdas del supuesto aparato, pero que igual estaba dispuesto a pagar los gastos y acompañar el emprendimiento porque... Por favor!. No podría estar atendiendo la farmacia mientras otros fabrican una nave transdimensional a cinco cuadras de distancia!

La carcajada de Abelardo fue estentórea y dio para el comentario de su amigo en el sentido de no haberle visto reírse así desde la juventud. Aquellos tiempos en que todavía tenían las colecciones de Hora Cero y Frontera con las tapas relucientes en alguna biblioteca de la casa. Y El Eternauta conducía sus mentes al vuelo sin parar hasta Arthur Clarke o El Hombre Ilustrado.

Una carcajada contagiosa que terminó por derribar cualquier otra barrera de vergüenza intelectual que mantuvieran entre ellos
Una carcajada feliz.

sábado, abril 12, 2008

511. El Proyecto

El asado fue comido a dentelladas. Sobre el mantel de la mesa armada bajo la parra, cayeron, no sólo algunas rodajas de tomate escapadas de la fuente, sino pedazos de asado, y vasos de vino que se derramaron completamente, mientras ellos a gritos y superposiciones de voces, discutían la mejor manera de hacer vibrar varias dimensiones al mismo tiempo con varias cuerdas convenientemente dispuestas... y (¿qué tendrá que ver?) además dejando espacio, como para instalar la décima cuerda que era la que debía cerrar el círculo pasando por una dimensión que nadie comprendería. Un puente. Que en realidad está entre nosotros sin que lo podamos percibir...

A Miguel aquellas teorías le parecían un montón de divagaciones sin fundamento, pero..., lo sentía como el inicio de una aventura apasionante que pondría a prueba y en ejemplar lucha a los más encumbrados ingenios de la zona, él mismo y el amigo Abelardo, tan proclive a las ensoñaciones románticas. ¡Vendería la farmacia! Podría venderla evidentemente. -Nunca se había puesto a pensar- ¡Venderla y liberarse! Para vivir por fin la vida apasionada que soñaba en la juventud... la única que se lograba imaginar en aquella época. Y se fue viendo, Miguel, proyectado en la juventud de aquella barra de amigos que habían sido. Se vió riendo y lanzando afirmaciones audaces con la tranquilidad del que está contento y sabe que arreglar el mundo es sólo cuestión de arreglar dos o tres cosas. Y se vió afirmando errores perfectamente justificados por la necesidad de acción en vez de reflexión, esa reflexión de siempre parado frente al mostrador de la farmacia. Supo que la vida es cada instante que vale por su contenido. Que los instantes siempre iguales se anulan porque sólo se recuerdan los cambios. Que una vida sin cambios no pasa por ser una vida. Y que...

-Yo financio el proyecto.

Manuel explicó que casi no se necesitaba dinero, sino materiales de descarte y un rollo de alambre de acero. Lo importante era montar todo de una manera perfecta.
La convicción de Miguel se desequilibro un poco con esto de que el dinero no iba a importar. Así no solía suceder en este tipo de historia. Pero se contuvo en el punto en que el famoso aparato a construir se le empezó a representar como la combinación de tres grandes arpas que pudieran sonar sus cuerdas mientras levantan vuelo. Nueve largueros rígidos y una cuerda por c... no! Son tres direcciones por triángulo, pero de cuerdas , no,... son diez cuerdas, así que...

-Pero explicame otra vez cómo es que van instaladas las cuerdas...
-Te puedo decir cómo van las primeras nueve... la décima después calza sola.
-Bueno las nueve primeras, a ver.

viernes, abril 11, 2008

510. Ondas Resonantes

Entonces la palabra telepatía salió de los labios de Miguel justo cuando llegaba el vermouth a mojarlos des dramatizando enseguida los conceptos y las posturas corporales. Abelardo con el tizón reordenaba los leños en el fuego para que rápidamente generaran brasas. Margarita, pocillo de té entre las manos, parecía oler la esencia del brebaje dorado a la espera de que , facilitada por la ausencia de azúcar, la espiritualidad contenida se le incorporara definitivamente. Miguel ya llevaba medio vaso vacío, según algún punto de vista, y sentado en aquellas maderas torcidas que parecían formar un sillón de patio,continuaba mirando al joven que acababa de entrar según él por accidente, a las circunvoluciones de su cerebro. Manuel se había sentado a esperar la evolución de los hechos..

De pronto Margarita reaccionó saliendo de su éxtasis oriental.

-Manuel, me parece que no te estas alimentando bien, mi amor... Equilibradamente, quiero decir. Sabés que tanto vale el Ying como el Yang...


Manuel no supo qué contestar. Abelardo bromeó conque por un día iban a comer buena carne y Margarita aseguró ni pensar en tamaña cosa. Miguel exprimía el resto de vermouth que se deslizaba desde los cubos de hielo en el vaso, Manuel se rascaba la rodilla y Abelardo colocaba en ese mismo momento la última de las cuatro tiras de asado cortadas a la moderna, sobre la parrilla. Enseguida brindó elevando aquel recipiente cilíndrico y rojo, frente a las caras de los presentes. Estaba contento. Sí, estaba contento a pesar de las múltiples preocupaciones que debería tener como abuelo responsable que siempre había sido. Pero es que no se sentía preocupado sino... ¡Entusiasmado! Irresponsable de él mismo, con un nieto desaparecido y otro tan loco como su abuelo. No debería estar de brindis ni de festejos sino buscando la lógica o la ausencia de lógica a todo lo ocurrido en el último par de horas. Porque las dos cosas eran posibles, o hasta aún, una situación que participara de las dos características, sin ser ninguna de las dos cosas.. Una cosa a-lógica por ejemplo, o para-lógica.
Porque.... desde atrás del vidrio coloreado mirando las facciones deformadas de su nieto, continuaba pensando, sin parar de sentir que una vitalidad renovada le venía brotando desde los talones para arriba, insuflándole viento en los pulmones y haciéndole efervecer el plexo solar. ¡Sus ideas de antes no habían sido nada descabelladas!

Miguel se inclinó hasta alcanzar con la mano la botella del vermouth que había quedado sobre el cajón chato que hacía las veces de mesa. Nadie lo notó, por suerte, para no perturbar el duro trance que motivaba tanta sed etílica venida de golpe. El era un profesional de las cuestiones fisio-psicologicas y químicas relativas a la alteración de los estados de conciencia, pero... nunca hubiese creído que alguien pudiera leer el pensamiento... y menos con esa axactitud! No tenía siquiera noticia de que se hubiese comprobado una lectura de poca aproximación. Quiso averiguar algo más.

-Y... ¿esa habilidad, o posibilidad... la tuviste siempre...?

Manuel se sintió aludido y puesto frente a la posibilidad de demostrar que si antes había dicho cosas raras, había sido justamente por tener necesidad de hablar de cosas raras. Por ejemplo...

-La existencia de mundos paralelos.
-No parece tener relación con la telepatía...
-Sí. Que las dos cosas son ciertas.
-Me consta que repetiste textualmente lo que yo acababa de pensar... Pero me he dado cuenta de una cosa. Vos repetiste sólo la parte de mi pensamiento que yo había pensado en forma de un informe verbal que en mi imaginación rendía frente a alguien. De todo lo otro que generó ese pensamiento, toda esa parte que yo puedo recrear en mi emoción pero que no podría transmitir con unas cuantas palabras... de eso tampoco vos pudiste decir nada. A ver... ¿tratá de decirme cuales eran esos pensamientos confusos?
-No yo escuché esa parte que te dije. Antes y después era como que nadie estuviese pensando.
-¡Ahí está! ¡Es como me lo había imaginado! Podés leer los pensamientos si estamos pensando en cómo se dice en palabras sonoras lo que estamos pensando.
-Puede ser... Pero además es algo involuntario... o casi. A no ser que... los pensamientos sean amplificados por un conjunto de cuerdas especiales...
-¿Qué?
-El interior de una bola, por ejmplo.

En ese momento nadie notó que Margarita huía por el callejón de Aerosur rumbo a la parada del ómnibus, ni que el asado se ponía muy a punto de ese lado y necesitaba que le dieran vuelta, ni que Miguel ya había vaciado la botella, ni que varias otras cosas. Porque en dos o tres minutos discutían apasionadamente las maneras en que una onda de carácter sub energética se pudiera potenciar hasta que fuera detectable. La influencia de la sensibilidad psíquica de cada individuo en el resultado final. Y hasta una introducción a la ética del accionar telepático. ¡Tenían un tema!
Por el momento el interés de Manuel estaba totalmente centrados en conseguir ayuda para volver a su mundo, pero comprendió que debía tener la paciencia suficiente como para permitir que los dos veteranos se familiarizaran con el tema. Miguel desde la sistemática y la petrea escritura que debía volver a borrar cada dos minutos. Abelardo con el despertado vuelo de su inteligencia dormida. Se levantó y dió vuelta el asado justo a tiempo. Ahora sí advirtió el agotamiento de la bebida y la ausencia de su madre.





miércoles, abril 09, 2008

509. Vermú, té con limón.

Se sintieron golpes en las chapas de la puerta y la voz de Margarita que sin disimular la preocupación preguntaba por el asado, si no sería ya hora de encender el fuego y por ejemplo invitar a Miguel para que se quedara a almorzar. Abelardo había olvidado a su amigo y de pronto se acaloró de indecisión, aunque...

-Sí, haceme el favor hija... Nosotros ya vamos para ahí, dejame el fuego...

Total, ya tenían sellado un pacto tácito con su nieto aceptándose las respectivas historias como verdaderas. La segunda presidencia de Lacalle por un lado y el Satanás de cuernos y pezuñas por el otro, por no decir más que aquellos puntos que habían sido más duros de tragar -aunque al parecer Manuel ya venía curado de espantos...
Lo increíble era ver la semejanza casi perfecta entre los dos Manueles, que a no ser por esa cicatríz en el brazo derecho de éste, que no había visto nunca en el otro... En cuanto a las personalidades, se podrían decir perfectamente paralelas, todas las características que conocía del primero aparecían en este nuevo, más o menos destacadas, produciendo en conjuntop una apariencia de ser el mismo aunque distinto. Aquél más alegre e inocente, este... se notaba un poco preocupado...

-Abuelo, necesito tu ayuda para construir una pequeña bola para...

El abuelo hizo ese gesto que quiere decir dejate de joder y tambien después hablamos, vamos nosotros a hacer el asado, total, que comámos a las tres de la tarde da lo mismo. O cosa por el estilo, mientras abría la puerta a la luz del oriente.
Claro, no habían previsto que la reunión continuaba frente a dos testigos nada proclives a las especulaciones multiespaciales. Se dieron cuenta mientras caminaban hacia donde Miguel aguantaba su gesto de querer hacer preguntas. Explicar lo que habían conversado dentro del galpón parecía por el momento, apresurado, pero nada se perdía con lanzar algunos datos y esperar la respuesta. Hubo una mutua mirada.
Se puso a juntar trozos de leña, Abelardo, para ir colocando en el parrillero, armó lo que iba a ser una hoguera, pero antes de encender la llama preguntó si preferían degustar la reunión con el agregado de algún aperitivo. "Vermú tengo blanco y rojo." Blanco -dijo Miguel. Margarita un té. Manuel, nada y Abelardo, con limón.
Por esas cosas Miguel se puso a decir unas cosas que al juntarse con otras pasaban a significar algo como amnesia movil cerebral, porque de eso se trataba el síndrome recientemente tabulado en el vademécum psicopatológico, Síndrome de Pornoi...(Sin quererlo se refería a Las lagunas mentales que había demostrado este joven aparentemente sano y normal. Tu nieto. No no lo llegó a decir así, pero casi, porque por dentro hervía de evidencias diagnósticas y científicas. Hay drogas, se decía por dentro, que obran maravillas en el equilibrio fisiológico de las funciones espirituales, y este muchacho, necesita eso...

-Ya me lo habían dicho antes -rió Manuel antes de darse cuenta de que acababa de leerle el pensamiento a alguien. Y pensar, que la victima estaría reconociendo sus joyas en las palabras que oía, llegando a la conclusión de que le estaban robando los pensamientos, y levantando la mirada acusatoria en busca de descubrir al ladrón. Pero, no. Al pasar de los segundos ninguna mirada se veía. Nadie se sentía robado, porque nadie había pensado.... Y Miguel tenía presencia de ánimo suficiente para contener cualquier manifestación de sorpresa.
Fue cuando Manuel aprovechó para repetir casi palabra por palabra, hasta con las difíciles, como vademécum y esas, todo el diagnóstico que se le endilgaba. Fue suficiente. Miguel reconoció entonces su sorpresa y la autoría del diagnostico, pensado en la intimidad de su propia mente antes de haber sido invadida. Esa era su protesta. Nadie tenía derecho, por muchos poderes que le asistan, a entrar a nuestra casa sin permiso.
Manuel pidió disculpas explicando que aquel era un poder o habilidad que le traía más problemas que provecho, que cuando lo quería ejercer, no funcionaba, que funcionaba cuando no se lo pedía.


lunes, abril 07, 2008

508. Análisis Literario

Bajó Manuel su voz, como entrando en un clima más intimo o confidencial.

-Mil veces he pensado que aquello era una extraña historia. A veces estando en plena acción, al mismo tiempo esperaba despertarme en cualquier momento, pero no... Todo eso fue tan real como lo que hay dentro de este galpón, abuelo.. Vos tenías razón, existen infinitas dimensiones, o por lo menos, muchas. Dice Mandinga que incluso no en todos lados están actuando todas al mismo tiempo. Que hay mundos con menos y con más. Que hasta la gravedad puede ser distinta...
-¡¿La gravedad¡?
-Y ha de ser cierto, porque cuando anduvimos del otro lado nos sentíamos más livianos...
-...del otro lado...
-Yo fui llevado dos veces a los reinos de Dios, como prisionero.
-¿...los ...ángeles...?
-Sí, esa manga de imbéciles!

El Abuelo se estaba interesando.

-Y decime, che... Sí, ya lo veo. Los ángeles y el que llaman Dios viven en una región apartada entre las muchas dimensiones y...
-Esperá te quiero aclarar una cosa: El tipo es Dios. Es el famoso Dios de todas las religiones, no hay manera de negarlo. Lo que pasa es que... ¡Es un gran hijodeputa!
-Pero Manuel. ¡Cómo el tipo va a ser el Dios de todas las religiones y además hijodeputa?
-Porque les mintió a todos... A cada uno en su idioma y con el estilo de cada región
-Se les apareció y les susurró cosas al oído?
-El seguro que no. Habrá mandado a algún arcángel de esos que brillan
-Me estás diciendo que Dios existe, pero es malo. Que el creador del mundo es un hijodeputa.
-No, pará! Lo de creador no corre. Descubrimos que él no creó nada sino que lo conquistó con bruta guerra. Muchos dioses perdieron sus dominios y fueron condenados por la alianza triunfadora a soterrarse en el interior de los planetas.
-El Diablo.
-Sí. El Diablo entre nosotros, como mi amigo Mandinga, el que vino a ayudarnos a pesar de nuestra desconfianza.
-Un diablo...¿Y cuál es su aspecto?
-No no tiene guampas... Este, porque Satanás sí que tiene guampas.
-Ah, pero no lo puedo creer, Manolito, no lo voy a poder creer, es demasiado!
-Abuelo, te estoy hablando de seres de carne y hueso, que yo he visto de cerca. Que sean dioses o diablos, no es tan importante.
-Tal vez tengas razón... Trataré de escucharte como si fuera un análisis literario... aunque... ¿tienen alas los ángeles?
-Los comunes tienen unos alerones atrofiados que más bien parecen feos... y los que mandan andan en preciosas naves relucientes.
-Más o menos como acá.
-Sí, ja.


domingo, abril 06, 2008

507. El avestruz dorado

Manuel no quería dar muchas explicaciones sobre lo que era Internet porque en realidad nunca se había puesto a pensar en ello. Para él era como un lugar que no estaba en ningún lado y que contenía todo lo que se quisiera meter en él. Desde libros y cartas hasta fotografías o música

-Bueno, la cosa es que alguien que no terminamos de averiguar quien era, ha estado publicando todos los días las cosas que nos ha venido pasando desde hace dos años, a mí y un grupo de personas que seguro vos conocés. Desde el momento que esa bola de papel me llevó para Filipinas hasta todo lo que pasó una vez que fue triunfando el anarquismo en América....
-¡Anarquismo...?!
-Sí... Es como esto de acá que yo no sabía del gobierno de Lacalle, hallá ha triunfado el anarquismo en toda Ámérica del Sur, empesando por Uruguay.

Abelardo no lo podía creer mientras se alegraba como si aquello fuera noticia de un mundo real,

-¿Pero y el frente... iba junto con los anarcos...?
-El Frente ganó las últimas elecciones con Tabaré... pero.... Esto del Anarquismo surgió después como un movimiento espontáneo... Practicamente espontáneo.
-¿Desplazaron al gobierno... sería un golpe de estado...
-No, abuelo, qué golpe, la gente se empezó a reunir en comunas que se fueron declarando autónomas de todo poder, como un reguero de pólvora.
-¿Pero cómo fue posible si la gente siempre...? ¿Sin un trabajo previo de concientización?
-Tal vez ayudó que los ángeles empezaron a acozarnos...
-¿A quienes llamán de ángeles?
-A los autenticos ángeles del cielo que empezaron a meterse con nosotros para hacernos otra vez fieles del viejo Dios.
-Ja, Manuel.... lo contás de una manera...!
-Viven en otras Dimensiones, en enormes ciudades de oro llenas de pirámides.
-Pero ángeles es un apodo que ustedes les habrán puesto...!
-No, abuelo. Te digo que son los mismos ángeles que aparecían en las estampitas aunque más grandes... son rubios y...vienen en una especie de huevo de avestrúz dorado.
-¿De avestruz dorado?
-Los huevos, son dorados.
-¿Qué huevos?
-Las naves en que vienen los ángeles, tienen, forma de huevo, y son doradas....
-Ya entiendo....
-Bueno, La invasión de los ángeles creo que ayudó a que todos nos uniéramos.
-¿Los vencieron...?
-No, la llevamos ahí, pero, tenemos muchos miles de bolas fabricadas gracias a los planos que vos mismo con tu amigo ...Germán Oesterheld nos mandaron a tiempo. También nos ha ayudado Mandinga, (un gran tipo) de una familia de dioses negros.

Abelardo pidió una pausa diciendo que nunca le habían gustado las películas de fantasía. Esos mundos irreales con pretenciones de aleccionar sobre la ética.

-Parece que me estás metiendo en una historia de Disney.

Manuel se encogiío de hombros haciendo ese gesto que en el otro lado siempre le había causado gracia al otro abuelo. Quería decirle que nada se ganaba con decir que la historia se estaba poniendo ridícula. Él ya lo había notado, pero...

jueves, abril 03, 2008

506. Luciérnagas

Manuel se había quedado esperando alguna señal, alguna respuesta, aunque fuera el definitivo rechazo. Esperó ese tiempo interminable que el aire se mantuvo inflado en los alvéolos, los supuestos latidos retumbando en las sienes de aquel pobre hombre, el sudor frio que estaba brotando por los dilatados poros de la nariz y la frente, el mareo conque giraban las cosas del galpón y la ventana, cuya luz se venía encima encandilando las pupilas y haciendo ver todo blanco, con la blancura del infinito... o de la nada...
Cuando por fin aquel tórax comenzó a desinflarse, lo hizo bajo la forma de un largo suspiro que pareció a su vez no querer terminar mientras quedase algo de lo que había sido el anciano. Un montón de trapos arrugados sobre una silla de mimbre. Una piltrafa que sin embargo tuvo coraje restante para sollosar sus razones.

-Siempre temí que algo así me pudiera suceder... He vivido con miedo.
-¿Lo presentías...?

La respuesta fue una oscilación del cráneo en equilibrio precario sobre el devilitado cuello. Manuel quiso animarle.

-No son cosas terroríficas... Sólo que tus ideas no eran tan descabelladas.

El viejo sonrió amargamente con un sólo lado de la boca. Recuperó algo de compostura y de color, el pulso y la respiración.

-Ps. Mis ideas. Mis viejas y locas ideas que quise ocultar en el zótano tapadas por una gruesa capa de buenos deseos.... urbanidad... responsabilidad por mi hija y mi nieto que no creciera a la intemperie de un mundo... que se me ocurría peligroso...Todo al pedo. Mi hija, una vez muerta su madre, desarrolló un fuerte rechazo por mi persona, quiso conocer el mundo, se hizo hippy, fue madre soltera y... a vos te tuvimos que criar entre todos. Claro. Nunca fui un buen padre aunque me lo propusiera. Mi cabeza estaba llena de luciérnagas...
-Cada uno es como es...
-Ni un buen abuelo... Te hubiese traído a vivir conmigo, ayudarte a estudiar...
-En mi mundo fue bastante parecido pero, de todos modos, abuelo, te he querido mucho y creo que lograste enseñarme cosas importantes.
El viejo lebantó sus cansados ojos con la esperanza de que le realizaran una ilución.
-¿Qué...? ¿Qué te pude haber enseñado de importancia...?
-A no conformarme con las apariencias. Claro que yo era un niño y no tenía capacidad para esos razonamientos pero, tus palabras me siguieron acompañando por dónde anduviera y... cuando comenzó todo esto...
-...hace dos años?
-Sí, de la manera más cómica. Yo estaba cagando en el baño y leyendo una historieta de Ernie Pike, cuando en el suelo se empezaron a abrir agujeros redondos cada vez más grandes. Caí en uno de ellos que se me cerró por encima y me sacó de allí para llevarme, así como estaba , en calzoncillos, hasta un bodegón de puerto en Filipinas y el tiempo de la guerra de corea. Allí hubo un tiroteo y... bueno la cosa ya no paró.
-Te viste involucrado en la guerra?
-No, en esa no. Sería muy largo de contar... Está en Internet, si querés lo podés ver ahí.
-¿Inter...?
-Internet.
-¿Qué es eso?
-¿No lo conocés...? Eso que se transmite con las computadoras.
-¿Computadoras... ? Sí, Se habla de que tendrían un gran futuro si se simplificara el manejo de los sistemas operativos... No sabía que se estaban utilizando para archivar historias personales... y transmitirlas.
-Sí... No has sentido hablar de los ciber-café, de los ciber...?
-Ciber...nética.... La ciencia de los cerébros electrónicos...
-Uh! Bueno, abuelo, es que los mundos paralelos... no son del todo paralelos..
-Entieno. Eso es algo que en tu mundo ya es cosa normal. Bueno, contame entonces de qué se trata. Después de todo ya estoy metido en este baile.

miércoles, abril 02, 2008

505, Peter Pan

-Para empezar te quiero contar que un día... alguien me llevó hasta un pueblo llamado Guichón y me mostró la casa donde vos habías vivido tu infancia...

La mandíbula de Abelardo terminó de caer.

-Conocí a una persona que se llama Bosco y que me dijo haber sido tu amigo. Tu gran amigo y compañero en eso de imaginar posibilidades fabulosas.
-Sí, Bosco...
-Él decía no saber cómo era que yo había sido llevado no sólo a tanta distancia sino a tantos años para atrás, porque era el año 1967...
-¿Pero, qué decís Manolito?!
-...En ese momento Bosco parecía tener mi edad. Mi misma edad de ese momento. 20 años.
-Tenés 22.
-Fue hace dos años...
-Pero si eso fuera así... ¿Por qué nunca me lo dijiste en estos últimos dos años?
-Yo acabo de llegar. El que vos veías era otro Manuel. El manuel de este mundo. El que ahora ha de andar metido en grandes lios sin entender que se encuentra respirando el aire de otra realidad.
-Parece una historia de "El Hombre Ilustrado", ¿cuando la inventaste...? Bueno, está bien, no te enojes. Es que todo me parece tan increíble...
-...
-Seguí, seguí Manolito.
-Bueno, al parecer quienes me raptaron y llevaron hasta allá fueron... Germán Oesterheld y... un amigo.
-¿Oesterheld? ¿Germán Oesterheld! El guionista de historietas...! ¿Sabías que yo intercambiaba correspondencia con él hasta poco antes de que lo desaparecieran?
-El mismo. El mismo que tenía la idea de fabricar una nave que dasafiara las leyes de la física... Seguro que de eso hablaban en las cartas...
-¿Cómo lo adivinaste? ¡Es cierto! Yo le comunique varias ideas audaces y el me devolvía dibujos y esquemas de funcionamiento... Un día... en una carta, se puso a divagar conque sus personajes seguramente serían seres reales de otra dimensión y que le llegaban por algun misterioso medio que no se podía imaginar pero que demostraba la posibilidad de contacto entre los mundos paralelos...
-Ves. Ves que es como te decía? Todo eso existe.

Ahora el silencio fue largo y compartido. El tórax de Abelardo se llenó involuntariamente de aire y todo él se aquietó sobre el respaldo de mimbre. No exhalaba ni dejaba de mirar a su posible nieto de la otra dimensión. Este muchachito travieso que ciertamente parecía ahora (ahora que le observaba detenidamente) un tanto más serio y preocupado de lo que nunca le hubiera visto. Una historia truculenta, la que se acababa de abrir frente a su vida después de preserbarla durante décadas de todos los posibles desvíos que su afiebrada mente le había tentado a seguir. Allí estaban todas juntas la teorías y las alucinaciones. Frente a él, encarnadas el su propio nieto, que ahora, como un Peter Pan moderno aparecía extendiendo la mano para llevarle de viaje al mundo de las posibilidades infinitas...
Apenas musitó:
-...esto es una locura...




martes, abril 01, 2008

504, Pensamientos Secretos

Se lo llevó al galponcito y cerró con cuidado la puerta. El viejo había puesto cara de asustado, se dio cuenta Manuel y pensó en hablar con suficiente claridad, como para que enseguida se diera cuenta de no estar hablando con un loco. Lo sentó en una vieja silla de mimbre con redondos y deshilachados posabrazos, le hizo señas de calmarse con las manos, mientras arrastraba ese taburete que aun tenía tres de las cuatro patas, se sentó y encaró lo que iba a ser su elocuente demostración.

-Como vos me dijiste alguna vez, he comprobado que existen infinitos mundos paralelos.
-...
-Estamos acá en uno. Un mundo donde vos has dejado de lado los inventos, tus grandes inventos, aquellos que siendo chico me mostrabas y explicabas sin que yo entendiera un corno.
-Cuales inventos, Manuel... El que te mostré hoy es el primero que intento hacer...
Manuel se golpeó la sien con la palma derecha.
-Bueno, es otra diferencia más.... ¿Pero te acordás de que me hablabas de ciencia?
-Sí, te trataba de enseñar los principios...

Le había explicado los principios básicos de la ciencia. Nada se crea ni nada se destruye, sólo que todo se transforma. Las energías entre sí y la materia en algunos casos. Le había contado la historia de María Curie antes que la de la manzana de Newton. El efecto fotoeléctrico y el principio de acción y reacción.

-No tenía a nadie con quien hablar... y vos me escuchabas...
-¿Pero, te dabas cuenta de que yo no entendía nada...?
-Pensaba que de tanto escucharlo...
-Abuelo... No tenía más de diez años.
-Después no te hablé más de esas cosas porque tu madre se enojaba.
-No entendía pero igual me gustaban esas explicaciones que me hacían pensar en cosas fabulosas.
-¿Fabulosas...? Tu madre decían que eran fabulosas... Pero yo te enseñaba cosas comprobadas por la ciencia. Cosas que te podrían servir para comprender los mecanismos y los aparatos, el porqué del vuelo de los pájaros, de la flotación de los barcos, del nivel de las aguas...
-...de los vuelos en aparatos sin motor, de la cuarta, la quinta y todas las otras dimensiones...
-¡No, eso no!... Yo nunca te hablaba de eso! ¡Manuel, yo nunca te hablaba de eso!

Imploraba Abelardo con las manos temblorosas puestas en vertical paralelismo frente a su cara sin taparla.
Manuel giró rápidamente el enfoque.

-Pero lo pensabas. En realidad todo el tiempo estuviste pensando en viajes extraordinarios...O no?

Abelardo se puso pálido y dejó escurrir sus mejillas a medida que aflojaba la mandíbula.

-Bueno, abuelo. Yo he hecho varios de esos viajes extraordinarios y te puedo dibujar el plano de una nave que sirve para hacerlos.
-¿Viajes extraordinarios...?
-Sí viajes al pasado, a otras dimensiones... esas cosas...
-Eso no es posible Manolito... Reconozco que he pensado mucho en eso pero...
-¿Probaste alguna vez de sintonizar la onda de cada dimensión por separado?
¿De reunir esa información en un sólo punto? ¿De generar por separado la onda contraria que anulara la natural...? Te estoy hablando de una zona del espacio que quedara aislada del resto de las influencias...

Abelardo estaba temblando, especialmente su mandíbula. Su gran mandíbula de equino desbocado. Sufría, porque por todo lo que oía se sentía culpable. Haber engendrado en aquella mente tierna la semilla de su futuro delirio.

-¿Me leías el pensamiento?
-¡No, abuelo! Apenas me fui acordando de tus charlas cuando pude entenderlas... Cuando tuve la experiencia.
-¿Y qué experiencia pudiste tener...?

Ya estaba. Ahora podía hablar por las claras