martes, julio 31, 2007

357 Al borde del estallido

Se levantó Manuel sobre sus piernas un instante antes de sentir la vos del Dengue que sonaba allá tras los eucaliptos, reclamando su presencia, como un hijo abandonado por su madre, de cuyas polleras quería volver a prenderse. Era lastimosa aquella vos sonando así en la noche con todo ese timbre desgranado que parecía por momentos volverse más agudo y desprotegido.

Caminó derecho a la vos, sin reparar en que hundía los champeones en donde el pasto estaba inundado de agua superficial que se volvía barro líquido cuando era pisada. Mientras lo hacía, ya su cabeza planeaba la lista de acciones que habrían de ser ejecutadas. Primero, segundo y tercero, después de consultar con el Cholo y los otros para asegurarse de no estar perdiendo el sentido de la realidad.

Ahí estaban los brillantes reflejos de los ojos del Dengue tratando de penetrar esa oscuridad que tal vez temía que se cerrara otra vez sobre su pobre vida que sin embargo había logrado salvar, escondido entre los trapos de su camastro, un corazón bondadoso y una sensibilidad intacta.

-Aquí estoy.

Estaban ocurriendo muchas cosas y peligraba el estallido de una guerra civil. Grupos de militares tomaban las zonas aledañas a los cuarteles, conducidos por los hombres grises. Algunas comunas no se podían poner de acuerdo con nadie y seguían sin servicios públicos. En Carrasco un comité de vecinos había enarbolado banderas extranjeras. La producción de alimentos estaba casi paralizada.

-¿Han vuelto los ángeles?

-No.

-Bueno, vamos a la base.

En la Galería se encontraron con Giorgionne y su hijo Maximiliano que quería ser piloto cuando hubiese bolas suficientes. Ambos marcharon para la cueva del Queguay donde se concentraría el armado de las naves y los cursos de pilotaje, al mando de Ernesto. En el bosque quedaba el comando operacional: Manuel, la flaca, el Cholo y el Dengue. Los informes desde la capital seguirían en manos de Pepponne. Comenzaba la tercera etapa.

En 24 horas fueron visitadas 18 de las 20 comunas más activas, incluidas entre ellas las más intransigentes. Se lograron acuerdos importantes en continuidad de producción de alimentos y otros productos de primera necesidad. Se logró un consenso provisorio de funcionamiento basado en cinco puntos:

1) No hacer cambios al pedo hasta no estar preparados para sostenerlos.

2) Mientras no se arbitraran sistemas generales, el dinero seguía teniendo valor a la par que las libretas de intercambio.

3) Toda ley anterior seguía teniendo valor mientras no contradijera las resoluciones de las comunas.

4) Los delitos serían tratados dentro de cada comuna como brotes de enfermedad, priorizando la reparación del daño y la reinserción del rebelde.

5) Toda resolución puede ser revocada

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

sábado, julio 28, 2007

356 ¿Quién Empuja a Quién?

Se sentó en la barranca de la cañadita como quién estuviese pescando mojarras por entretenerse y no para comerlas fritas ni para encarnar otros anzuelos más grandes. Se quedó sentado viendo en la penumbra de la noche los reflejos de la superficie del agua que iban y venían en concéntricos círculos plateados, que en eso se transformaban mágicamente las lucecitas que al otro lado de la laguna mostraban las casas del vecindario ahora que había vuelto la luz. Tiró unos palitos en silenciosa parábola, que se perdieron de vista, tragados por la noche, sin caer nunca o cayendo fuera de la zona de los reflejos que hubiera mostrado un cambio en los concéntricos. Tragados por la noche esa que se adentraba en un cielo y un espacio tal vez personales de un ser ignoto que se ha negado siempre a presentarse, dejándonos a merced de cuanto mentiroso anda por esas indefinibles dimensiones. El silencio era su estilo, para dejarnos pensar en paz o para confundirnos más y lograr que al fin seamos libres aún en contra de nuestra voluntad. Un silencio que de pronto no era tal, sino sólo el resultado de nuestra incapacidad de escuchar las claras voces con que nos está siempre hablando, al pedo y por joder, ya que no ha de ignorar nuestra sordera.

Necesitaba estar con la flaca en una cama. Sólo eso podía llenar ese vacío que se agrandaba cada vez las luces engañosas de la vanidad intentaban llevarle al país de la fantasía, dónde las cosas son más alegres que en una comedia musical de holywood y más claras y distintas que una lección de geometría. Esa tierra sin dolor donde la nieve cae siempre a través de los cristales del ventanal, un poco más allá del arbolito con las guirnaldas y los leños crepitando en el hogar. La flaca era el país de la verdad, esa verdad que se construye de la nada en apariencia, más allá de la apariencia. Y que sola se pronuncia a sí misma, sin necesidad de decir nada.

Después venía el tema de su responsabilidad como ¿conductor? O..

Sintió el aguijón doloroso de saber que cualquier título o adjetivo que se prestara para designar su condición, iba a ser siempre de su desagrado. ¿Por qué la gente necesitaría a alguien para decir que lo está siguiendo cuando en realidad es ella quien lo empuja al pobre tipo hasta que se cae por la barranca.

Se rió. Supo que era inútil romperse la cabeza con esa clase de problemas. Si había una cosa que tenía ya comprendido es que nunca las cosas se te van a presentar de forma que con un poco de observación puedas estar seguro de haber comprendido cómo son las cosas. Las cosas pueden ser así, de la forma que muchos indicios te están indicando pero…al mismo tiempo, si te ponés a mirar otros indicios que también están ahí, la indicación sería la contraria, con el mismo grado de convicción. Y ese argumento ni los curas se han dado cuenta de usar para probar que Dios existe. No se puede creer que las evidencias siempre estén jugando al empate! Así vamos derecho a decir que Dios existe pero al mismo tiempo no existe, Tenemos buenos argumentos para las dos cosas y entonces esa ha de ser la verdad. Que existe pero no existe. Que no existe pero existe, tal vez en otro sistema de dimensiones que nosotros no podemos percibir, ni los del otro mundo tampoco. De dimensiones y de formas del pensamiento dentro de las cuales algo puede existir y no existir al mismo tiempo.

Uno de los palitos apareció cayendo sobre el contraste de un reflejo grande haciendo enseguida clic en el centro del círculo plateado que ya se formaba creciendo. Era una respuesta.

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

jueves, julio 26, 2007

355 El Eco de la Existencia

Manuel se fue alejando tras un pensamiento en dirección a la lagunita y sus orillas llenas de juncos, después del pasto, en la oscuridad de donde las luces de los faroles no llegaba. Tenía esa extraña sensación que otros hubieran llamado “deja vu” aunque no fuera exactamente eso, porque no creía haber vivido antes esa misma situación sino, y en esto creo haber entendido cabalmente el sentido de este oscuro y ajado manuscrito de donde copio todo, que sentía estar viviendo la situación en duplicado simultáneo. Con una oreja su voz que retumbaba entre los troncos de los árboles y con otra…Con otra oreja que pudiera estar apuntando para adentro de su mente…Otra voz que decía lo mismo…¿O sería su propia voz escuchada en el extremo de un largo y angosto pasillo? Rebotada tantas veces en las paredes que le llegara ahuecada de tantos golpes y con un pequeño retraso, pequeñísimo, pero suficiente para saber que había un dúo…Y esa emoción que había sentido, la que le había hecho ponerse de pie adecuadamente para las frases históricas que acababa de decir. “Sean los Orientales…” No. Para reírse si no fuera porque de esas cosas se le estaba llenando la vida. Llenando de tal manera que el fuego de un orgullo extraño le había quemado por dentro el pecho cuando las pronunciaba. El, Manuel Aquelarre hablando para la posteridad! Porque…No tenía dudas de que estos momentos formaban parte de una historia que iba a ser contada de distintas maneras pero que siempre iba a respetar más o menos las mismas frases de ese diálogo con el Cholo durante al cual había pasado por varias ideas distintas que en seguida descartaba. El Cholo lo había entendido, como siempre, ha sido capaz de hacerte entender las cosas más difíciles… pero al mismo tiempo entenderte aunque se lo expliques mal. Aunque creo que no se dio cuenta de que esa podía ser una conversación histórica. El Cholo es modesto.

(Y ahora yo que hago conmigo transformado en una bolsa de pedos vanidosos…)(Puedo escribir la historia, ya lo se, en cuatro cuadritos de historieta donde yo soy el más grande héroe) (Volar con una escuadra de bolas y dominar el país o el mundo, haciendo caer todos los gobiernos y poniendo de los míos…) (Hacerme adorar como a un dios y recibir regalos, mujeres cariñosas, falopa y vino…) (Con sólo quererlo…)
(Pero eso no borraría esta sensación de estarme leyendo a mi mismo la historia de mi mismo) (Qué por último…) (Parece que estuviese leyendo mi historia para poder representarla!) (Yo vengo a ser el actor principal y también el personaje escrito por… )
(O estaré cansado -lo estoy- con esta vida tan extraña que me ha tocado vivir…)(Cansado estoy) (Y más me cansa tener que decir esas cosas que sé que están esperando que diga, para confirmar que yo soy yo, el personaje que cambió la historia según lo que ellos deseaban y no se atrevían a pedir) (Porque estaba escrito)( En realidad son ellos los que escriben esta historia a fuerza de querer cosas imposibles) (Y toda la gente queriendo…) (No me puedo negar)


---------------Nota del copista-----------
No soy más que un copista pero puedo dar fe de que Manuel por primera vez en la historia se equivoca totalmente al sospechar o insinuar que la misma podría haber sido escrita por sus camaradas de los Maquis de Lagomar. De otras cosas no opino, pero tengo noticias ciertas de quién ha escrito estos papeles y cómo es que me los hace llegar para que los introduzca en Internet.


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martes, julio 24, 2007

354 Chismes de Gobierno

Se sintió mal y quiso cortar la conversación.

-¿Qué querés de mi?

-Nada, muchachito, nada… Me sigo considerando un amigo… He hecho todo lo posible para parar a los militares.

-No fue suficiente.

-¡La pipeta! Así que están embroncado conmigo? Te creés que es fácil estar en un gobierno de coalición? ¿Qué digo? En un gobierno a secas…

-Lo que me molesta es el juego político. Que hagas de todo un cálculo.

-Ah, ja ja. Ya te voy a ver. Acordate de lo que te digo. El poder que tenés no es tuyo. Vas a tener que transar con los verdaderos dueños y con los ladrones, para que te dejen jugar con ese juguetito que ya te tiene atrapado. Buena suerte.

No era posible. Este hombre no podía estar pensando eso de él, lo diría por revancha ante tan poca bola que le estaban dando o por celos…por quién era el que tenía el poder… Juguetito, había dicho. ¡Juguetito!

Tuvo que acercarse Cholo para sostenerlo cuando los ojos se le pusieron en blanco y no pudo con una mano apoyada en un respaldo de silla sostenerse sólo. Lo acomodo en esa misma silla pidiendo a los del derredor que se retiraran para que circulara el aire que no precisaba Manuel, medio desmayado o epiléptico o por lo menos frío y rígido cayendo en un abismal embudo hacia el agujero de sus pensamientos y temores. Ahogado. Se sentía ahogado por ese muñequito de gallina de trapo que retenía entre sus manos y ahorcaba con tanta fuerza que le dolían los dedos, en su garganta de pollo con la lengua de afuera…

Pero de pronto se repuso y saltó a la posición vertical, desde la que fue entendido en su intención de hablar.

-El poder que tenemos no es nuestro. Se lo hemos pedido prestado a la gente. Tenemos que hacer nuestro trabajo y devolverlo.

-¿Devolverlo?

-Si no, sería un robo.

-¿Elecciones?

-No, lograr que cada uno use su poder.

-¿Democracia directa? ¿Asamblea permanente?

-Lo que hacen los tucus.

-¿Pero cómo instrumentarlo?

-De eso sabés vos…pero, que no sea complicado, eh?

-Se podría llamar Consenso Permanente.

-¿No te gusta Río Sonoro, como le llaman ellos?

-¿En pequeños grupos?

-Sí… Y después otro con los delegados de todos los grupitos y…¡No! Delegados, no! Tiene que ser siempre la gente la que hable y haga las cosas.

-Entonces sería un grupo único. Pero como mantener la conversación entre todos?

-No tenés que inventar nada. Ya existe. Los vecinos hablan con los vecinos…

-Claro… ¡Claro! Así circulan los chismes.

-Dejarían de ser chismes al pedo.

-Serían actos de gobierno.

-La gente tendría mucho de qué hablar.

-Y menos que chismear…Bueno.

-¿Bueno, qué?

-Me voy a poner a trabajar en eso

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lunes, julio 23, 2007

353 El Cogote de la Gallina

Otros se acercaron con problemas de repartos de bienes en parejas desavenidas, tenencia de hijos, deudas impagables, muelas careadas y hasta sonambulismo. A todos trataron de dar consuelo y esperanza, qué más remedio, aun sin tener vocación para ello, conmovidos por la inmediatez del dolor ajeno, llaga abierta en la carne de una humanidad desorientada, empujada día a día hacia caminos e intereses que termina por confundir con los propios.

Llegada la medianoche seguían en eso, ya terminados los chorizos con los que habían convidado a los dolientes también, que a veces los rechazaban aunque nunca al vino. Iban quedando un rato más en la rueda a medida que terminaban de oír los consejos o comentarios, pero tenían vino aun en los vasos y bastante timidez como para retirarse de golpe para volver a sus vidas y poner en práctica lo que a su manera habían entendido.

En eso comenzaron otra vez a llegar las llamadas al teléfono de Magda que había traído Dengue. Peponne al habla con novedades. Se había entrevistado con Mujica en la clandestinidad al que le había pasado ese número, ahora sin peligro de ser rastreado porque era tal el relajo en los organismos de seguridad que no quedaban aparatos de rastreo en uso. La luz se estaba restableciendo por sectores mediante acuerdos rápidamente negociados y basados provisoriamente en intercambio de servicios. El dinero dejaba de circular sustituido por algo parecido a cuentas corrientes entre las distintas comunas. El tránsito en la ciudad se reducía a ambulancias y algunos omnibuses urbanos. Los comedores comunales desbordados de gente de toda clase en ambiente festivo. Las plazas eran romerías. Los cordones de las veredas, largos asientos en primera fila para los jóvenes con sus guitarras. Desde mañana no abrían los bancos… no quedaba nada en sus interiores…. Había una llamada en espera. La llamada del Pepe.

Primero para felicitar por el éxito, nobleza obliga, de juntar de un manotón todo el manojo de los poderes dispersos, “muchachito”, como en ningún manual revolucionario hubiese aconsejado hacer, o intentar hacer, o…Claro que nadie antes había contado con tamaña arma como esas naves espaciales que…Le parecía que aun daban para mucho más si se las usaba a fondo y sistemáticamente con un plan previamente trazado. Porque… el peligro era que pudiera caer alguna en poder del enemigo que no era, ya se habrán dado cuenta, las fuerzas armadas uruguayas. A pesar de que otra vez se hablaba de movimientos golpistas, ahora pretextando el vacío de poder. Ese era uno de los puntos sobre el que no se debía perder tiempo, como viejo zorro se los decía. El poder es el poder. Exige siempre que lo ejerzas…

-¿Una dictadura?

-Llamale como quieras, muchachito. El poder está en tus manos.

Manuel sintió el fuego de la vergüenza que le recorrió de pronto todo el cuerpo y se le detuvo en la cara. Supo que era verdad esa horrible frase. Sintió la tensión de los músculos de sus manos que parecían retener algo que no querían dejar escapar, como un ladrón de gallinas que aprieta el gaznate del bicho para que no cacaree mientras él trepa el tejido de alambre tratando de meter la punta de los pies en los rombos, sin hacer ruido ni engancharse el pantalón con las puntas sueltas. No era una gallina, era el poder. El poder sentarse en una casa de gobierno y dar órdenes para que sean cumplidas, a los ministros que se vengan acercando con sonrisas simpáticas y los pelos bien peinados. A cada cual lo suyo que ellos se iban a encargar de transformar en algo que les sea útil personalmente o a algún amigo que les deberá un favor….Hasta que el poder se disgregue en muchísimos pedacitos peleándose entre ellos pero sin llegar a donde anda la gente…y todo siga como antes con el nuevo dictador que poco a poco se acostumbra a su ineptitud pero no suelta la gallina.

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sábado, julio 21, 2007

352 Entre el humo de los chorizos

Terminada la asamblea, grupos de vecinos se reunían continuando el análisis de casos concretos para cuando tuviesen que resolver haciendo todos de jueces, de consejeros o de simples amigos, como se sobreentendía que iban a ser casi en todo momento, sin distinguir demasiado entre cada uno de esos roles, porque no era eso lo importante, sino el desarrollo permanente de las mejores condiciones humanas para volcarlas a la sociedad y con ello salir todos beneficiados.

Los muchachos estacionaron las dos bolas sobre el techo de la sucursal de UTE y bajaron hasta la vereda de la farmacia desde donde se elevaba aquella columna de humo con perfume de carne asada. Era un buen costillar y unos cuantos chorizos los que chirriaban sus gotas jugosas sobre las brasas. El asador era Miguel, quien sin contener la alegría que desparramaba su rostro, sonreía con las manos apoyadas sobre una vara chamuscada que le estaba sirviendo de fogonero. El asado era para el que quisiera acercarse, como igual eran los otros que cuadra a cuadra tentaban el desvío a tantas gentes que habían iniciado el regreso a sus casas abrazados bajo las celestes estrellas que parecían esa noche guiñar sus luces más que nunca. La alegría era tranquila como tranquila es la corriente de los grandes ríos que sin apuro llevan adelante toda su masa líquida que no es sólo agua, sino vida, variada y compleja manifestándose y desarrollando hasta el máximo posible todas sus posibilidades potenciales.

Alguien trajo música que se fue dejando sentir bajo la copa del gran eucalipto que sostenía las lamparillas mientras Miguel cortaba en dos y a lo largo el primer chorizo para despanzurrarlo sobre el pan y entregarlo a la primer mano que se acercaba en la espera. De Cojinillo por Los Olimareños, sonrisa amorosa que por el aire se desparrama sobre esos personajes que somos todos o fuimos en algún momento, simples humanos tratando de adaptarse a unas condiciones que nunca son del todo elegidas, entenderlas o al menos intentarlo, mientras alegremente nos vemos vapuleados por oleadas de emociones pasajeras. Aquí o en la China a todos les llega ese momento aunque más no sea antes de morir, cuando el complicado edificio de nuestras vanidades se demuestra inservible para protegernos de nada y nos largamos a nadar las grandes aguas de la verdadera vida sin otro escudo que la desnudez.

Un vecino se acercó al fuego trayendo su rostro desde las sombras para mirar, levantando unos ojos no muy acostumbrados a hacerlo, hasta los de los pocos que permanecían junto a Miguel, e iniciar un discurso sordo que no parecía haberse iniciado recién, sino venir desde un largo monólogo sufriente. Dijo:

Perdonar cuando ya no existe más rencor, no sería nada. No sería mérito. Más que perdón es aburrimiento. Entonces…Qué puedo hacer para reconciliarme con mi hermano ahora, cuando todavía lo odio.

Terminó de hablar teniendo los ojos puestos en Manuel. Esperaba alguna luz, algún bálsamo que viniese a calmar sus ardores. Por eso calló y esperó en silencio la llegada de una condena que no imaginaba leve.

Manuel apenas se acercó para poder apoyar una mano sobre su hombro y decirle casi sordamente, que él no era nadie para darle un consejo, pero que, por lo que veía, ya había perdonado a su hermano, sólo restaba perdonarse a sí mismo, eso sería la reconciliación

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jueves, julio 19, 2007

351 Todos para uno y...

Con la escasa luz que largaban las bolas detenidas sobre las cabezas, aunque escasa suficiente, se olvidaron del grupo electrógeno y siguieron como antes intercambiando conceptos de cada vez más subida elaboración. Que no otra cosa hacía aquella muchedumbre, que pensar de golpe lo que nunca en sus putas vidas habían pensado. Porque eran los mismos que se peleaban entre amigos por un partido de fútbol que jugaban veintidós jóvenes de negocios mientras ellos trabajaban. Cuando no por poner en la tele un programa ganso y no otro, como si no fuera cierto que con cualquiera se iban a dormir a los cinco minutos.

Ahora en cambio estaban alzando vuelo en círculos elevados que se dibujaban no en este cielo casi invernal sino en uno de brumoso verano, en el que las masas calentadas por todo un día sereno de sol quemante, se comenzaban a elevar sin hacer por cierto más que un sordo silencio. Allá iban los pensamientos recién salidos de los cascarones, ya volando en las alturas sin demostrar ninguna torpeza, como si este fuera un movimiento previamente ensayado con acompañamiento de música, galante por cierto, que saliera de algún lado. Tanto y tan hondo filosofaban que en el análisis de la manera que debería ser tratada por la sociedad los casos graves de desvío de conducta, les venía faltando tiempo nada más que para la introducción, durante la cual entre tres vecinos terminaban de destripar de una manera sanguinaria todos los conceptos anteriores de falta y castigo. Crimen y Castigo. Acusaban a la sociedad de cobardía y egoísmo por no querer hacerse cargo de las consecuencias de sus propios errores pero ni tampoco del cuidado y contención de las victimas, que no eran otros que los mal llamados criminales. Y no argumentaban desde ningún aparente sentimiento culposo, sino desde el optimista modelo de sociedad libre que esbozaban entre los tres, en el que comenzaríamos por primera vez a vivir como hermanos, en una familia donde la infelicidad de cualquier miembro fuera la de todos. No habiendo ningún Dios, deberíamos reconocernos como una comunidad de huérfanos en la que fuera cierto aquello de “todos para uno y uno para todos”

A esa altura de las ponencias muchos lloraban abrazados para no caer en la soledad, aquella soledad que desde el rincón más oscura del alma tantas veces les habría ladrado el encono y la revancha. Escuchaban a Miguel, a Leonardo o a María Luisa como si lo que estuviesen diciendo, fuesen las cosas más obvias, las que siempre hubiesen pensado, o practicado, lo cual no era cierto. Por cierto, que nunca lo habían pensado más que como un reverendo disparate que algunos locos sostienen por no tener en la cabeza más que un montón de ideas mal leídas y peor entendidas. Y sin embargo no se mentían, al sentir que estaban de acuerdo con lo que escuchaban. Acababan de saldar la lucha entre la maligna condición humana y la benigna para el lado de la última y se sentían dispuestos a sacrificar todo lo que hubiesen podido rasguñar para si, de la antigua sociedad, e invertirlo en la bolsa común de la nueva hermandad. La batalla de Lagomar y la Ciudad de la Costa estaba ganada.

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

350 La R.A.C.

Entonces llegó una llamada de Miguel que estaba con la gente de San José todos a oscuras pidiendo la llegada de las bolas para acarrear un grupo electrógeno que pensaban robar del aeropuerto. Como explicarles ahora que eso era imposible de hacer sobre un piso de cartón pegado con engrudo? Y como no decirlo, sin repetir las viejas mentiras de todas las religiones adoradoras de personajes eternos, todopoderosos y etc. Porque supuestamente la gente les estaba creyendo por lo menos semidioses… Se había ya corrido la noticia de la levitación de Manuel cuando el médico milico le había querido acogotar y otras muchas, mitad verdad y tres cuartos mentira, como la afirmación de que los pilotos de las bolas emitían luz desde sus ojos y que Manuel cruzaba la laguna caminando sobre las aguas.

Ya vamos, le dijeron a Miguel porque en el teléfono de Magda se conectaba Pepponne tranquilizando conque el golpe había abortado un milico preso por alguno de sus subalternos decididos a mantener la democracia, única barrera que creían capaz de resistir el avance de las masas. Por otro lado, según fuentes confiables, Mujica sin renunciar habría pasado a la clandestinidad, desde donde estaría armando células a la vieja usanza, capaces según ellos, de resistir el cumplimiento de los pactos militares preexistentes. Qué viejo loco! Pero al menos…

-Qué? No. No está solo, claro, los ultras por otro lado, y algunos grupitos de estudiantes de Bellas Artes…

-Todo bien, Pepponne. Nosotros te dejamos ahora para ir a recuperar sobre el suelo la vieja república anarquista.

-Bueno, pero creo que cuando volvamos a hablar no existirá en Uruguay otro poder que el de las comunas.

-Danos dos horas…

Salieron Manuel con la flaca en una bola y el Cholo con Dengue en otra, fueron con las luces prendidas y se detuvieron sobre la multitud de la asamblea, brillando apenas lo suficiente como para que se vieran las personas entre ellas y a los que pasaban a subirse en aquella silla cuando querían hacer sentir una propuesta.

La República Anarquista de la Costa se acababa de pronunciar por un régimen libertario con consensos adheridos personalmente, aunque fuese bajo protesta, cuando las resoluciones tuviesen que ser tomadas por mayoría, cosa que se aconsejaba evitar dentro de lo posible. Los desvíos o consecuencias indeseadas de las acciones sólo la misma asamblea estaba potestada para juzgar, castigando siempre con penas reparativas más que punitivas, aquellos extremos u otros semejantes que pudiesen ocurrir dentro del marco de los errores colectivos. Porque la sociedad, dijeron varios vecinos sin ser negados por nadie, es la verdadera culpable de la delincuencia en general. La sociedad con sus normas discriminativas generaría, según ellos, las condiciones psicológicas para la aparición del delito como errado mecanismo de defensa, que, al ser castigado públicamente terminaban creando la ilusión de una justicia defendiendo la justicia. Con la consecuencia directa de la inversión de los valores y la confusión general. Soltemos todos los presos! Encerremos a los guardias. Prohibamos la virginidad…a no ser cuando ese sea el deseo de la interesada, claro!

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jueves, julio 12, 2007

349 HAGASE LA LUZ

El milagro comenzó por ser una luminiscencia que rodeo la bola y que de pronto se prolongó en una lengua plana, una cinta de luz cada vez más delgada y brillante a medida que se acercaba a las barras de cobre que enseguida comenzaron a vibrar sonoramente y a ponerse al rojo. No resistieron verticales apoyadas contra la pared de arenisca. Se cayeron juntas con un gran estampido que no fue mayor porque Cholo supo a tiempo que se le estaba yendo la mano con la potencia y ya había cortado el chorro. Tampoco resistió la lamparilla que Ernesto había conectado al otro extremo de los cables.

Ernesto estimó la diferencia de potencial en 500 voltios cuando menos y esperó a que Cholo volviera para preguntarle si se animaba a mantenerla estable por debajo de los 250. Cholo reía nerviosamente mientras asentía con la cabeza. No entendía el origen de tanta electricidad porque -intentó razonar en voz alta- ese rayo portaba mucha energía que por supuesto él no había producido. Estaría en ese caso totalmente agotado, si no muerto. Las cuerdas de las bolas no hacían otra cosa que resonar, supuestamente reforzando poco a poco sus oscilaciones pero…

Magda les contó cómo Manuel había desintegrado al arcángel con un disparo semejante en singular duelo y que por eso las cohortes celestiales se habían retirado del campo de batalla con la cola entre las patas.

Mandinga salió de su bola tarareando un reggae con los auriculares puestos y las piernas queriendo bailar al tiempo que caminaban. Se destapó las orejas al ver que Cholo le hacía señas y como siempre largó su risotada divertida de cada vez que los humanos se ahogaban en un vaso de agua.

-Ya les dije que la energía nunca es el problema. Parece que ustedes han aprendido de algún prestamista avaro! Nuestras mentes son aparatos capaces de canalizar grandes cantidades de energía que sacan de…yo qué se…del universo digamos… o tal vez sea El Verdadero quien nos la regala..

Se acercó Manuel a la conversación recordando que a él lo habían colgado de un rayo de luz allá en el purgatorio. Un rayo capaz de mantenerlo en el aire pero que no logró fundirle los fusibles del cerebro. Apenas un poco de confusión y un gran mareo.

-Son los tratamientos que usan para idiotizarse entre ellos. En realidad los que los vuelve zombis es el miedo. Después de eso son obedientes pero carecen de imaginación, son lentos y todo lo quieren arreglar con más y más mortíferas oraciones.

Dengue se reía. Se reía tontamente como para sí mismo mientras hacía dibujitos con el dedo sobre el polvillo del piso.

-Los tenemos dominados…

Manuel lo corrigió.

-Bueno, tampoco tanto. No nos podemos descuidar.

-No…yo digo –continuó Dengue- porque el arma que tenemos es la libertad. Siempre vamos a encontrarle otra salida a los problemas. En cambio ellos…

Se cortó la luz. Cholo entró con la linterna otra vez a su bola y la encendió. Abrió una de aquellas ventanillas corredizas que nunca se habían usado y desde allí le dijo a Ernesto que asegurara bien las barras de cobre a uno y otro lado de un trozo de madera seca y a esta en una grieta de la pared.

Enseguida tuvieron luz pero ahora la caverna empezó a temblar de una manera extraña. No, no caía nada sobre la bóveda tan bien afirmada por los tucus. Era el piso el que temblaba y se estaba rajando.

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miércoles, julio 11, 2007

348 Cincuenta Ciclos

Sonó el teléfono de Ernesto. Miguel el farmacéutico conque por fin reiniciaba el contacto después del bombardeo, enterado de todo por los tucus, pero igual preocupado al no tener noticias y sobrevenir los acontecimientos en avalancha progresivamente acelerada. Había visto dos bolas maltrechas dentro de la caverna y restos irrecuperables de otras tres, pero no sabía cuantas habían logrados sobrevivir a la batalla que todo el mundo viera sobre las ruinas de Los Dogones. Ahora no podía moverse de la farmacia porque estaba llegando gente para continuar la asamblea de San José de Carrasco, pero más tarde…

-Che, habría que llamar a Vittorio.

Ernesto lo hizo y pasó el teléfono a Manuel mientras Magda llamaba a Pepponne para informaciones complementarias, Cholo hacía unos esquemas en un papel, Dengue ponía cara de no hagan ruido que estoy escuchando, Cholo le pasaba la hoja del esquema a Ernesto, cuando este ya había largado el aparatito, Magda terminaba de saludar a Pepponne, Manuel sin haberlo hecho con Vittorio, escuchaba callado lo que el otro le iba contando de la situación, rumores de golpe de estado, renuncia de Mujica y pelea de éste con Huidobro, por supuesto que no toda la gente se ha volcado hacia una ruptura con el orden anterior, pero el único barrio con mayoría partidaria de la democracia representativa era Carrasco, los demás…

-Bueno, Vittorio, nos mantenemos al habla mientras funcionen los celulares, después vas a tener que venir cuando tengamos copias de los guijarros para todos.

El esquema de Cholo tenía buenas posibilidades de éxito como método de producción de electricidad alterna en 220 volts y cincuenta ciclos por segundo. Faltaba que se pudieran agenciar de una horquilla de dos metales separados por una suficiente distancia para ser visualizados desde el interior de una bola pongamos a 8 o 10 metros. No tenían de ese tipò de material pero…Ernesto hizo un gesto con la mano para llamar al botija Tucu que hacía rato les espiaba vergonzoso desde la boca de una galería secundaria y le cuchicheó al oído –se habían enterado de la adopción definitiva del español como segunda lengua tucu- la necesidad que estaban pasando de un par de trozos de metal de no más de medio metro de largo. Taladro y mecha tenían.

-Voy a buscar unos metros de cable que vi por allá.

A la vuelta también trajo el taladro eléctrico con el cable de arrastro y la mecha puesta, justo cuando el tucucito asomaba de la galería mordiendo las dos barras de cobre lustroso que apenas si podía sostener con las mandíbulas más que con las cortas manitas mientras orgullosamente avanzaba enhiesto sobre sus patas traseras. Puf. Había que hacer los agujeros antes de que se cortara la luz. Las barras eran ideales para el uso y para el grosor de la mecha, los tornillos con tuerca para fijar los cables a los colectores, en el bolsillo de Ernesto.

Lo que contara Pepponne a Magdalena no difería demasiado de lo contado por Vittorio a Manuel con la explicación de ser informaciones que le llegaban desde Montevideo por teléfono y que Margarita ha apuntado en un cuaderno para cuando se pudieran contar.

Dengue supo de una plumada lo que intentaban hacer los otros. Vio esos gruesos cables que Ernesto fijaba a esas barras de metal y fue lo mismo que ver un par de rayos que llegaban a los metales y se metían por dentro de los cables. Querían hacer vivir algo con esa energía que iban a canalizar desde las bolas de alguna manera que él no se imaginaba…

-Todo pronto. Probá a ver qué pasa.

Cholo entró a la bola más cercana e hizo ronronear las cuerdas en un ritmo muy sereno. Luego sin prisa se puso a imaginar lo que podría ser un poderoso chorro de electrones que la unidad que formaba él más la bola iban a canalizar cada dos centésimas de segundo a cada una de las barras de metal que estaban allá adelante.

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martes, julio 10, 2007

347 LA PRESENCIA SOBERANA

Por casualidad descendieron sobre la Teja cuando unos milicos a caballo, sable en mano arremetían contra algunos valientes que habían sobrepasado sus propias barricadas para ahuyentarlos a fuerza de pedradas como en aquella película filmada en la dictadura que por eso la escena se veía en blanco y negro. Los sables se congelaron levantados casi paralelos desde encima de los cuadrúpedos, pero no bajaron nunca, acobardados por el espanto de verse enfrentados a enemigo superior. Quedaron también registrados por los flashes –belleza de lo macabro- en ese preciso instante en que las bolas llegaban a ser el vertiginoso fondo neutro de la toma, movida por cierto y que a la postre no se sabe si fue revelada. O aquella en que la cara del milico gira advirtiendo que algo se acerca a la derecha, y la izquierda se retrasa la mejilla (con ese lado de la boca) por donde escapan gotas de saliva que también quedan retratadas.

Las bolas pasan al rape de las caballerías asustando a los animales. Una ovación resuena por las cuadras y se abre en las ventanas con ropas tendidas en los balcones. Pasan de nuevo, ahora por encima de los amotinados, en marcha serena de hasta luego todo queda en orden y levantan vuelo para aumentar la perspectiva que enseguida les llama sobre 8 de Octubre y una muchedumbre mayor que muestra contornos movedizos. Pero… No siguen esa marcha. Sobrevolando Bulevar Artigas les ha detenido la espeluznante visión de una columna de blindados que avanza hacia el sur. Hacia esa gente que sigue creyendo aquello de la presencia soberana. No pasarán, dicen los corazones mientras las bolas se lanzan en picada junto con una lluvia de huevos podridos que el ingenioso sistema de las resonancias crea a partir de pensamientos bien dirigidos. Las orugas se empantanan en la tortilla y los uniformados huyen como pueden a quitarse las ropas corriendo por la calle Yaguarí, por Pedernal o a lo largo de la avenida en dirección a los Cuernos. En el medio de Bulevar y a lo largo de tres cuadras, yacen los fétidos blindados.

Enseguida es el barrio del hipódromo el que los llama. Allá han quedado algunos contusos entre los que no han sido detenidos por perturbar la paz social de los otros socios, que son los que definen lo que es la paz. Y lo que es social. Porque ellos son los que estudian para saberlo y enseñárselo a sus hijos para que en futuro sepan defender sus derechos por encima de esa mersa ignorante que sólo sirve para perturbar la paz y reclamar beneficios sin haber trabajado lo suficiente. ¿Verdad doctor?

En el Buceo sobrevolaron un baile callejero que había llenado los árboles de farolitos de colores entre las pancartas que decían TERRITORIO LIBERADO-SOLO DIALOGAMOS CON MANUEL. Por allí no andaban las tropas.

Por el Barrio Sur se vieron algunos turistas tratando de fotografiarse con los tamborileros. Very nice off corse, sin enterarse de lo que pasaba en la ciudad que estaba más bien silenciosa, escuchando sobre su viejo corazón la presión de los tiempos que cambian.

Las bolas parecían multiplicarse al atravesar los cielos en todas direcciones, largando aceite quemado aquí, bolitas de vidrio allá y otras cosas más allá. Por nombrar las menos chanchas y no hacer de esta crónica una larga lista de supuestas gracias insertadas dentro de un relato más bien trágico.

Porque lo cierto fue que al llegar la noche Montevideo lloraba y reía. Se había dividido en un montón de pueblitos autónomos que todavía no agonizaban por la falta de agua y de luz, ni que decir de teléfonos… Recién al otro día se iban a poder iniciar las tratativas con las otras y las otras comunas salvo algunas que habían optado por cortar todos los caños y los cables. Había confianza en lograr acuerdos mutuamente beneficiosos con los vecinos que permitieran el paso del líquido elemento, pongamos por caso, por cañerías que herían su territorio. Porque la cosa se había puesto territorial, vaya a saber por qué. Cada grupo que rompía con todas sus normas anteriores reclamaba primero que nada un territorio como propio para después ver si se escribían o no reglamentos de convivencia o de trabajo en común o separados, para las necesidades internas de la comuna o para su exportación en pago de servicios recibidos de otras.

A la noche se reunieron todos en la caverna reconstruida por los Tucus. La computadora se había salvado intacta del derrumbe y fue el centro de la reunión cuando la usaron como radio porque los canales no transmitían e incluso las radios eran dos o tres. Algunos cronistas aficionados hacían notas muy en caliente en los núcleos de las comunas que hervían de ideas innovadoras que rompían con todas las tradiciones criollas…salvo tal vez las de los indios, entre gente que ayer nomás…o anteayer…eran a veces señores clase media que se habían ganado una posición como pago a sus esfuerzos por trabajar y estudiar al mismo tiempo. Se hablaba de igualdad. De llegar por una vez a realizar la sociedad igualitaria donde lo básico posible estuviera asegurado y al esfuerzo se le premiara de acuerdo a las posibilidades de cada cual sin comparar resultados que no se pueden comparar

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

domingo, julio 08, 2007

346 HABLANDO DE ROMA...

Una hora fue suficiente. Se hundió otra vez en el interior del cerro a tiempo justo para gustar el desayuno que se estaba sirviendo en el piso de la otra bola nueva, la que habían bautizado 5 pintándole un pentágono. La otra nueva era la 6, que obviamente llevaría un hexágono, así como cada una su respectiva figura. La de Manuel por ser la uno (no la primera), lo que llevaría sería un punto.

Se habían olvidado de Mandinga también los otros, pero cuando la carcajada resonó desde la abertura de la puerta, todos lo recordaron y quisieron decirle que le iban a mantener como propia la bola en que había ya realizado varias hazañas. La número dos, que graciosamente se iba a distinguir por un signo de menos y que en otra oportunidad iba a pasar por los talleres de mantenimiento. Levantó una mano Mandinga y al modo de Alf contestó que no había problema. Se le escapó una risa y sacudió la cabeza. –Ah, estos humanos –dijo.

Oscar quiso saber por qué le llamaban Mandinga sin que pareciera ofenderse.

-Me llaman Mandinga porque ese es mi nombre. N’gur Guiñan Yusun Melquisedec Mandinga. Pero me dicen sólo Mandinga como a mi padre y a mi abuelo. Melquisedec fue un antojo de unas tías que habían andado curioseando las costumbres de los judíos y volvieron llenas de trapos transparentes y de arena dentro de las orejas.

-Así que vos sos Mandinga, nomás. Pero yo no creo en el Diablo!

-Yo tampoco, -contestó el grandote a las risas.

Manuel cortó la charla. Habían llenado el estómago y debían partir cada uno en su bola. Tenían que llegar a Montevideo y paralizarlo a fuerza de poner a prueba todos los sistemas de seguridad, pero siempre atentos por si aparecían los ángeles o algún piloto humano atrevido. A los primeros, guerra de guerrillas. A los humanos acrobacias y bromas.

Se despidieron de Oscar y partieron.

En el aire sólo se sentía algún soplido que vibraba algún trozo de cartapesta despegada. No se veía nada, pero a la vez se percibía un paisaje pleno y sereno extendiéndose por debajo, pasando lentamente, como pasaban los campos europeos en las películas de cuando con aquellos aviones de juguete y aquellos tremendos lentes los pilotos pretendían tirar tres bombas sobre una aldea que dormía semitapada por la nieve. Era igual, salvo que con luz de sol y campos verdes, algunas vacas y ninguna casita. Pero igual dormía el planeta de los humanos, su sueño de dejar pasar, que la vida es corta y hay que disfrutarla antes que se venga el fin del mundo. Coger, sí, coger pero, también no dejarse pisar la cabeza todos los días un poquito más por esos tipos que siempre dicen que van a gobernar por el pueblo y para el pueblo! Dejáme de joder!

Se imaginaba ahora que las seis bolas eran seis superbombarderos b… que bombardeaban el frente de batalla enemigo acompañado de una serie de spitfires que entrevolaban los disparos antiaéreos y se cruzaban en curvas con los otros. Todo en un estilo de pinceladas en negro, claro, y unas rayas de pluma que delineaban el borde de una ala más cercana. Toda una batalla en un dibujo! Pero no! Esto no es un juego, estaría bueno, pero…Es la patria! Parece joda pero se siente así, ese cuerpo allá debajo, de mujer que se extiende indolente…Y vos la querés…

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

345 la Rebelión de los Más

El flaco no sólo traía las botellas, traía nuevas noticias del estado de la convulsión social. Más que estado, desestabilización progresiva e indetenible. En varios lugares había intervenido la policía para quitar las barricadas que cerraban calles o apagar antorchas que amenazaban propagar su fuego desprolijo hacia las hojarascas secas que cubrían las veredas. Las proclamas eran contra el gobierno, este o cualquier otro. El slogan, “Democracia Directa Ya” Nadie quería obedecer, pagar impuestos ni cumplir con leyes que no fueran consensuadas. El problema se complicaba momento a momento por las discrepancias entre las distintas comunas ya establecidas. Algunas sólo admitían leyes votadas en la plaza pública, otras ni siquiera eso. Estaban proclamando la absoluta soberanía de cada individuo para hacer y deshacer lo que se le cantara. Lo que se dice un caos. La ruptura del consenso mínimo. Había tenido que salir el Pepe en persona a tratar de calmar los ánimos y tender puentes de diálogo entre el gobierno legal y la masa oceánica de la soberanía popular, pero la gente pedía la renuncia del gobierno y que vinieran todos de a pié a conversar de igual a igual. Preguntaba qué le habían hecho a las bolas, que ya no se veían. En algunos lados solo aceptaban hablar con Manuel.

-No nos queda tiempo. Armemos dos bolas y salgamos. –Dijo Manuel.

Ernesto estuvo de acuerdo, era de temer una escalada represiva.

Juntaron algunas herramientas y fueron todos a ver el problema de la camioneta que con alambre quedó sobre su rueda. A la vuelta comenzó el trabajo de ajustar una fija entre las rocas para que Dengue tensara los alambres antes de empezar con las trenzas. Oscar, sin entender, nada se puso a la par de Magda en el corte de las botellas y Ernesto a cocinar engrudo en la garrafa.

Cuando llegó Cholo ya habían cuatro cuerdas listas descansando a lo largo del piso. Calzó otra fija y repitió lo que le veía hacer al Dengue, trató de repetirlo, deshizo lo que trenzó mal, ajustó más las pasadas que le quedaban sueltas, se lastimó los dedos con el filo de las tiras…Se fue a verificar las medidas en los planos. Para la medianoche empezaban a pegar las hojas de papel con el engrudo. Las cuerdas ronroneaban mientras entre todos daban forma a la segunda nave. Terminaron a la madrugada. Estaban cansados.

Fue poco lo que durmieron porque temprano a Manuel se le ocurrió aprovechar el tibio sol de otoño para secar el engrudo. Montó en la bola más fresca y luego de tantearle los distintos acordes, la sacó verticalmente hasta atravesar todo el copete del cerro y quedar encima, detenida sobre las piedras a merced del viento que soplaba…Se tuvo que quedar adentro a sostenerla con el peso, y a pensar. Fue recién entonces que echó de menos la presencia de Mandinga.

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viernes, julio 06, 2007

344 Cuatro quilómetros de cable

A pesar de todo el método resultaba lento. Llegaron a localizar una tirada de más de dos mil cifras que apenas contenía una página del texto y nada de quién era el autor. El verdadero autor. Que tal vez entre líneas estuviera dejando pistas de su identidad, por descuido o simplemente por jugar al gato y el ratón con la perspicacia de algunos lectores como ellos que pretendieran descubrir el secreto.

Manuel se impacientó.

-Yo no sirvo para esto. Me lleva mucho tiempo identificar los números. Tendría que aparecérseme el número frente a la vista con solo mirar los guijarros bailando!

Nadie le dio bola, pero Ernesto largó su pensamiento tras la idea apenas insinuada. Un mecanismo automático de registro de todos y cada uno de los sentidos de giro de cada guijarro al correr del tiempo…Con una interfase a la computadora que podrían traer y…El cable venía a ser el problema…hasta la carretera quedaban unos dos quilómetros…una escalera para subir a los postes de la electricidad, un par de guantes aislantes…y pinzas de soldadora eléctrica, por decir algo que muerda fuerte y no se ande moviendo con el viento…Cuatro quilómetros de cable!

-Además, tendríamos que estar fabricando las bolas nuevas. No podemos dejar a esa gente en banda!

Eso martirizó al Cholo, quién, como técnico en bolas aéreas del grupo debería haber requerido ya opiniones sobre los detalles a mejorar en el diseño. Para él, por ejemplo, la décima cuerda, la tramposa, debería ser un poquito más corta para no tener que esforzarse en hacerla vibrar junto con las otras. Sola sonaba desafinada. Había que revisar los plá… NOS ¡! Que se quedaron en la caverna ! También consultar por las mejoras que a él se le habían ocurrido, que terminarían por transformar a las bolas en una verdadera prolongación de todos los sentidos conocidos y desconocidos del humano que la pilotee, le parecía. Por la sola razón de la semejanza entre lo que se piensa y lo que se percibe. Más cantidad de cuerdas en tamaños progresivamente menores, tendrían que encargarse de vibrar en resonancia con otras series de datos del mundo que nos rodea. El largo y la colocación ideal tendría que ser encontrado por experiencias que llevarían bastante tiempo…

-Los planos quedaron en El Bosque…

Cinco minutos después al cerrito que cubría la cueva le salía una burbuja de papel bastante sucio, dispuesta a ganar altura en el cielo de esos campos. Los únicos testigos fueron los Teru Terus que ni atinaron al ataque con sus rojos pinchos de los alerones porque, no tuvieron tiempo. Apenas llegaron a abrir todas las bocas para articular el primer teru cuando ya la bola se iba confundiendo con las deshilachadas nubes de allá arriba.

Abajo en cambio, por las lomas verde amarillentas de pasto seco, venía avanzando una vieja camioneta Bedford cargada con botellas de plástico. Los teros ahora sí atacaron de un modo desordenado pero al unísono, hasta meterse uno con plumas y todo dentro de la cabina dónde el flaco Pinget, por manotear el bicho como si fuera una mosca, soltó la dirección justo cuando la rueda antero-lateral-izquierda bordeaba una fea zanja en la que cayó, desgarrándose los bujes y quedando de costado. Se bajó puteando en todos los idiomas mientras reventada, primero con la mano, el sombrero aludo que había traído puesto, y después lo pateaba para arriba como si fuera un sombrero. Después siguió la marcha a pié, riéndose solo de lo anterior mientras se agachaba sin parar de caminar y arrancaba una espiguita de pasto tierno para morder

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jueves, julio 05, 2007

343 El lado de adentro del aire

Ernesto quiso ponerse a tono con la idea de que todo era cuestión de sintonizar las ondas adecuadas y entonces dijo: Traten de mantenerlo por esa zona dando vueltas mientras yo descifro las partes que ya tenemos.

Le parecía que andaba sobre zona conocida porque, ya había vislumbrado más adelante en la lista y se notaba un ciclo que se repetía cada tanto de la misma manera.

-¡Si, estamos en una página del buscador de Google!

-¿Y qué está buscando el buscador –preguntó Cholo.

-Una dirección…http://manudo.blogspot.com.

Al pronunciarse esas palabras todos sintieron que una especie de cosquilleo les corría por la piel del cuerpo tras ver que Ernesto se ponía pálido y abría demasiado los ojos.

-Las Bolas de Manuel. Historia fantástica, risueña, erótica, política, filosófica, metafísica y uruguaya. ¡Es esta!

Ernesto se acercó a las páginas escritas con números, casi dudando de que allí en esos cientos de cifras pudiera encontrarse el contacto adecuado entre billones posibles. Era increíble. No sólo la cantidad de datos totales y el hecho de encontrarlos sino, mucho más todavía poder decodificar todos los protocolos de enlaces y los distintos significados….No. Así trabajaban las computadoras… Esto ha de ser la vía paralela que decía Ernesto. Una manera de mirar hacia adentro de Internet sin estar propiamente allí. Sin dejar huellas. Caminar en puntas de pie para entrar a la casa por la puerta de atrás…ni eso. Más bien entrar por alguna dimensión en desuso y hacer un giro cuando ya se está adentro…o quedarse con alguna dimensión de menos, no más, si es que se puede seguir leyendo o viendo en esas condiciones. Como el sargento Kirk que hablaba en dos dimensiones y veía y escuchaba sin problemas.

Dengue dijo que Manuel y la Magda lo que estaban haciendo era un milagro. Porque se metían por adentro del aire hasta llegar a la nada y de la nada sacaban todo lo que se escondía. Porque el una vez había pensado que en el mundo no hay lugar para la nada pero que en la nada pueden entrar muchos mundos. Manuel y la Magda habían llegado hasta allí para encontrar esa historia que alguien está contando de su vida. A ese mismo lugar que él había siempre llamado nada, pensando que era como decir que no existía, pero que aunque no existiera, podía tragarse a las otras cosas que entonces dejaban de existir. Porque adentro de la nada, nada es diferente. Aunque volvieran a salir las cosas de la nada, ya no serían las mismas, ni nadie podría recordar, como eran las cosas antes de ser tragadas por la nada, ni menos saber cual de las que entró es la que va a salir ahora.

Ernesto apenas se sostenía sobre su par de piernas que habían empezado a temblar como las hojas del otoño. Comprendía que estaba en presencia de algo que sobrepasaba su pretendida inteligencia. No es que no tuviera idea de los mecanismos implicados para lograr el portento, era la pasmosa facilidad con que habían sido abordados y vencidos. El nieto de Abelardo! El predestinado. Porque al decir de su abuelo, que era ducho en eso de la astrología, era un raro caso de coincidencia de todos los buenos augurios sobre el día y la hora de su nacimiento. Pero además, decía el viejo, que estaba destinado a conducir a los hombres de su continente hacia la verdadera liberación, que no es nacional ni internacional. Es humana.

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

342 Documentos Falsos

-Oscar está juntando botellas de plástico para nosotros. No ha de tardar en traerlas…Quiere aprender a pilotear

-¿Y Bosco?

-Se ha empeñado en averiguar quién es que escribe la historia. Está con la computadora todo el tiempo… Ernesto le sugirió que se podría entrar a Internet con los guijarros… El piensa lo mismo, aunque ninguno de los dos todavía sabe cómo.

-Yo sí se. –Afirmó Manuel.

Lo que no entendía era cómo se podría descubrir en Internet a alguien que no quería ser descubierto. Faltaron varias explicaciones más que le diera Ernesto, para convencerlo, aunque le quedara claro que quién entra en internet tiene que hacer contacto con una serie de procesadoras que retienen la característica de la máquina del sujeto, cuando no complicadas contraseñas. (Que se pueden falsear)(Como los documentos que sirven para identificar a los que no les importa ser identificados)

-Los otros andan con documentos falsos.

-¿Qué?

-No, nada.

-¿Documentos dijiste?

-Falsos. Los documentos que usan los que andan buscando los que te piden documentos.

-¿Qué?

-No importa. Tenemos que volver a la cueva.

Llegados a la cueva, Manuel invitó a los otros a entrar a la bola dormitorio. En el suelo acomodó un pedazo de tabla y encima la bolsa de gamuza.

-¿Vos leés, flaca?

Todavía Magda se entretuvo un minuto repartiendo lápices y papeles.

-Dale.

Comenzaron como otras veces pero omitiendo la llamada. Se pusieron en resonancia con las cuerdas de la bola. Hicieron varios acordes distintos y enseguida los guijarros empezaron a largar información. Eran números, una serie continua de ellos que iba cantando Magdalena y los otros escribiendo hoja tras hoja hasta que Ernesto Federico gritó espantado.

-¡Acá hay algo!

Explicó que estaba viendo los códigos de varias letras seguidas. Se detuvo a mirar de cerca el papel mientras sus labios se ponían en posiciones distintas sin decir nada. Se sonrió…

-Googl…

Todos entendieron, menos Manuel

.¿Entramos no?

-

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miércoles, julio 04, 2007

341 La Laguna Verde

Más tarde salieron a ver como todo seguía en silencio, ya sin aroma de café que se habría ido poco a poco con un hilo de aire hacia la puerta o absorbido tal vez por el interior de la caverna, curiosa de novedad. Desde la puerta tampoco se veía otra cosa que la falda del cerrito extendida por la llanura de pasto hasta allá a lo lejos el requiebre de esa franja oscura de montecito costero que… Allí se veía el espejo de agua de una lagunita!

-Fijate, entre los dos alamillos esos flacos y pelados…

Llevaron toalla y jabón y ropa para cambiarse. Para Manuel un juego igual al que llevaba puesto. Calzoncillos amarillos y remera roja. Para Magda el cambio iba a ser mayor, incluyendo champeones en lugar de zapatos y esa remera blanca que le hace ver el bulto de los senos. En la bajada corrieron una carrera que termino en rodada por el pasto hasta topar con un matorral de chilcas. Después otra parte llena de piedras y más allá una cañadita que saltaron para tener delante la última loma antes del arroyo que habían visto.

La laguna no tenía más de veinte metros de largo, cuatro o cinco de ancho por uno y medio de profundidad. Pero el agua estaba bien limpia. Hasta lástima les dio tenerse que enjabonar y voltear espuma en el agua que después iban a tomar las pobres vacas y muchos otros animalitos que seguro andaban viviendo por esa zona. De todos los tamaños posibles hasta la vaca. Y ahora ellos. Que sin ser los más grandes podrían ser los más sucios desde que se inventó la ropa. Se dieron cuenta. Estaban rodeados de vida que les contemplaría atónita de ver a un par de seres que venían a contaminar la pobre lagunita de los alamillos, la que da de beber a todos, hasta al secreto casal de los ciervos que todos creen extinguidos , pero que solo han aprendido a ocultarse de los hombres!

Jugaron en la desnudez del agua, sabiendo que eso no era lo que ofendía a la naturaleza, pero sin embargo algo contenidos por la incómoda sensación de culpa por el jabón que no se alivió cuando en una orillas vieron varias bolsas de plástico mugriento pegoteadas arriba de los yuyos. Se indignaron. Otros mugrientos les habían ganado y ellos eran los que no habían aprendido la lección que ahora sin quererlo aprendían escuchando a penas, el rumor de ojos de las barrancas que les rodeaban. Tendrían que haberse bañado sin jabón. ¿Pero cómo? Después de varios días…

-Me parece que sentí un grito…

-Sí.

Cuando se vestían los gritos parecían acercarse. Eran los otros que le andaban buscando. Habían vuelto desde Guichón muy agitados y al encontrar la bola de Manuel salieron a buscarlos cargados de noticias que habían podido recoger de la gente y de los televisores.

De cómo fueron y volvieron lo dejaban para otra ocasión contar, porque lo importante era que estaban ocurriendo cosas inesperadas. Entre la gente. En la manera de reaccionar la gente unos con otros, es decir…Hay mucha gente a la que se le cambió la cabecita! Era difícil estimarlo pero hasta capaz un diez por ciento. Lo que es mucho tratándose de… Y bueno, en la televisión parecen querer disimular los nervios por la difícil situación en que se encuentra el gobierno incapaz de dar explicaciones coherentes sobre los extraños fenómenos que se han registrado en los cielos uruguayos. La gente cree que el gobierno miente cuando se lava las manos echándole la culpa a los ovnis. La gente cree que el gobierno está comprometido con el silencio. Se habla mucho de la República Anárquica de Lagomar. La sigla RAL, invento de la sabiduría popular aparece todos los días pintada en los muros. Hasta en Guichón y posiblemente todos los pueblos del país. En Montevideo el movimiento está centrado en cada barrio y en muchos de ellos parece que han empezado a formarse comunas!

-Hemos escuchado a varias personas que frente a la noticia comentaron que eso era lo que tendrían que hacer todos! Que las pelotas voladoras no eran malas, que las malas eran las pelotas brillantes. Que el mejor gobierno es ninguno y que ninguno debe tener más poder que algún otro…

-Tenemos que completar 20 bolas en pocos días y salir a dar apoyo a esa gente!

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lunes, julio 02, 2007

340 Acostarse en la sombra clara.

-(Vamos con los otros) –respondió el pensamiento de Magda, conteniendo apenas, por no arengar en demasía, el deseo de festejar el triunfo, aunque para ello no necesitara apenas, ninguna justificación más allá de saber que la lucha la inicia siempre el otro bando. Respondan a quién respondan y tengan o no alas pegadas en las espaldas. Que la verdad manda más que ningún endiablado engendro que venga en nombre de Dios, el mentiroso. Que nos ama dice, mientras descoyunta criaturas para calmarse los nervios, o el aburrimiento, y se reza a sí mismo la oración que le santifica el nombre…Milenio tras milenio, sin llegar a convencerse nunca, ni aun con la ayuda del millón de veces que el coro de los alcahuetes repite la palabra amén.

-(Vamos)

Los campos se veían ahora libres de pájaros con garras, corría una suave brisa del oeste, que aunque fresca, en la luminosidad de la mañana parecía augurar la prolongación del verano en pleno otoño, porque…¿para qué la luz, sino para iluminar las flores que se abren y los follajes que se crecen, dando colchón a los que se cansan y sombra clara a los que se acuestan? Pero, no importa. Vendrá después el invierno trayendo también lo suyo. Ese recogerse en los interiores junto al fuego, mientras los guisados en camino perfuman el ambiente poco a poco… Esas camas maravillosamente acogedoras donde encontrar el cuerpo compañero junto al cual amanecer en brazos. Esos brazos…

-(Flaca…)

-(¿Sí?)

-(¿Vos creés que yo soy predestinado…?)

-(No se que es eso…)

-(Que es mi destino. Que no puedo escapar de esto…)

-(Creo que todos ponemos nuestra fe en voz)

-(¿Y por qué…? ¿Por qué en mi?)

-(No lo se… es algo…Yo no puedo desconfiar de vos!)

-(Pero yo confío en todos ustedes… Hasta en Mandinga…)

-(Es distinto…)

Bajaron dentro de la cueva del Queguay, sin encontrar más que a las otras bolas detenidas en la penumbra espesa del silencio que miraba para el relumbre que venía de la puerta. Los otros no estaban, todavía flotaba el aroma del café que había estado caliente y tal vez el eco de alguna última palabra…¿Cuánto demorarían…?

Lo extraño era no haberlo pensado antes. Tomarían la bola de Manuel como dormitorio, trayendo los colchones y las frazadas. El cepillo de dientes y el bidón de agua potable. Los guijarros y la poca ropa que habían traído.

Ya lo tenían todo allí. Cerraron la puerta corrediza y con sus mentes en resonancia prendieron una tenue luz. Se desnudaron sin apartar cada cual su vista del otro cuerpo que iba apareciendo. Entonaron esa melodía mental que sola se les había despertado en la piel de los miembros y de todo el cuerpo, a medida que cada parte era revivida en la imaginación del otro. Lo hicieron a cuatro voces, ocho, dieciséis y descendieron muchas veces a las octavas más bajas, las de los mordiscos y los forcejeos, para levantar después el canto de nuevo a las filigranas de la polifonía.

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)