jueves, mayo 31, 2007

313 PICA PIEDRAS

Cuando volvió con las bostas ya la Flaca estaba colocando piedras que formaban un hogar donde encender el fuego. Quería calzarlas bien unas con otras para poder achicar el espacio hacia arriba de modo que fuera eso como una hornalla por donde saliera el calor. Lástima no tener algunos hierros como para apoyar en ellos las presas, cuando tuvieran, algún recipiente que hiciera de olla… Aunque…
-¿Cuanto tiempo tendremos que mantenernos escondidos?
Manuel tampoco lo sabía e iba a ser difícil saberlo ahora que ella le informaba de la muerte del celular. Se le había terminado la tarjeta, no había dinero ni lugar donde comprar….
-Tengo algunos conocidos en el pueblo.
-Tendríamos que ir a pié. Si ven la bola se van a dar cuenta de quienes somos.
-De noche…
Siguieron buen rato con las tareas. Armaron un especie de plumero, o escoba sin cabo para barrer el piso, una pequeña pila de bostas para encender en la boca de la cueva y repeler los mosquitos. Terminaron de armar el hogar, no se atrevieron a comer unos tomatitos silvestres que habían recogido, pensaron en qué hacer para esconder la bola, no se les ocurrió nada, Manuel enderezó un poco la herradura enganchándola en un hueco de la pared y tirando hasta gritar.
-¿Qué hacés…?
-Un búmeran.
-¿Un boomerang?
-Si, para cazar. Ahora le tengo que dar filo.
-Arriba de la hornalla podría sernos útil..
-Pero primero hay que tener algo para cocinar.
Salió afuera para poner a prueba su teoría seguido de todo el mundo que pudo observar atónico cómo aquel proyectil salía despedido como una pedrada que se iba a estrellar diez metros más allá contra las otras piedras. Pero no giraba y en eso la teoría rengueaba del lado de que aunque tuviese la herradura sus extremos afilados.. al no avanzar girando…no se iba a introducir a través del cuero de algún bicho para después asarlo. Porque según Abelardo los objetos avanzan con la parte más pesada para adelante porque… y todo eso.
Me parece que los boomerangs son más abiertos. Si querés yo te ayudo tirando del otro lado. No, lo metemos en el mismo hueco de hoy y tiramos los dos juntos.
-Vamos.
Después venía la cuestión aerodinámica que determinaba el sentido de giro del proyectil y los lugares más adecuados para conllevar el filo cortante que hiriese y penetrase las carnes de los pobres animalitos. Quedando por supuesto, libre de filo, algún lugar para afirmar los dedos e imprimirle el impulso y el simultáneo giro que haría de aquella un arma de precisión milimétrica. Rasparla contra las piedras más duras primero hasta darle la forma y después contra las más blancas y lisas para mejorar el filo. Que debería ser preservado durante las pruebas de cualquier choque contra las piedras. .. porque Iban a ser necesarias muchas pruebas…para llegar a hacer de un chambón como yo- pensó Manuel –alguien que pueda darle con esto en el cuerpo de un animalito tan chico como un tero! A no ser que…
-Y vos…¿tenés puntería?
-Si, pero no me animo a tirarle eso a…


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miércoles, mayo 30, 2007

312 Junto al Manantial

Al mediodía estaban de vuelta en la boca planeando alguna posible dieta basada en los productos del país. En el bajo Magdalena había reconocido un par de guayabos con fruta, y a la sombra de la barranca, cerca del manantial había una variedad de lengua de vaca con la que su tía había cocinado muchas comidas, desde ensaladas a croquetas, pasando por la pascualina. Claro no tenían horno pero algo iban a improvisar una vez que se hicieran de leña. Manuel partió una piedra vidriosa a la que le conocía las costumbres y de ella desprendió, a golpes, una lasca muy filosa que les iba a servir de cuchillo. Se acordó de los macachines que Ernesto rescataba para convidar a los tucus y pensando en los tucus…era posible que tuvieran que volverse cazadores de animalitos vivos porque los vegetales, a no ser el pasto, no eran lo que se dice abundantes. Ahora… cómo cazarlos? Sin tener ningún arma ni siquiera una de aquellas hondas que el Rulo hacía tan bien. Para hacer un arco se necesitaba una buena cuerda, lo mismo que para atar las gomas de la honda, si fuera que consiguieran. Tal vez una lanza hecha con alguna rama derecha o por último volver al viejo garrote que para el caso bien podría servir una alfajía de aquel alambrado deshecho. ¿Cazar qué? Porque ahora que iban bajando hacía los vallecitos se daban cuenta de que…en un lugar así casi pelado…En realidad no sabían qué bichos pudieran vivir. ¡Liebres y perdices! Una rápida para correr y la otra voladora. Mulitas que les iban a dar lástima, algún asqueroso lagarto y de repente se podía pescar algo en esas cañaditas entrecortadas. ..Más lejos que lo que se veía alrededor capaz que fuera peligroso. Donde hay gente hay comida pero también preguntas y comentarios.
Antes de la media tarde estaban volviendo cargados de todo lo que encontraron. Veinte guayabas maduras, medio kilo de macachines y un montón de hojas de lengua de vaca en la remera roja de Manuel transformada en bolsa. Con unos trozos de cuerda media podrida que encontraron habían atado dos haces de ramas secas de junto al montecito de la cañada, una herradura perdida, un pedazo de alambre negro y varias bolsa de nylon que corrieron para alcanzar.
-Esta es la leña para cocinar- -dijo Manuel cuando la estaban acomodando del lado donde pensaban armar una cocina con piedras cerca de la entrada- voy a buscar bosta de vaca para calentar el ambiente de noche y correr los mosquitos- agregó tomando las bolsas y partiendo decidido otra vez a la bajada. Tranquilo. De pronto muy tranquilo como si siempre hubiera hecho lo que ahora estaba haciendo y no lo conociera todo por el recuerdo de los cuentos de su abuelo que decía que esos eran lugares especiales donde se encontraban restos de animales prehistóricos y se veían luces de las que los paisanos llaman malas. Claro, era este el lugar donde Mandinga le había traído a buscar las piedras negras para hacer el juego de guijarros. Estaba seguro. Aquí había comenzado toda esta historia. Estaban en el punto de partida.


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martes, mayo 29, 2007

311 LA CUEVA DE ABELARDO

Allí iban trepando aquellos pocos metros de terreno escarpado y pedregoso, observados tal vez muy de lejos por alguna pocas vacas distraídas, o algún teru teru desconfiado que anidara allá en el bajo. El silencio era abrumador, sólo atemperado por algún silbido que la brisa de cuando en cuando sacaba de las filamentosas hojas de las chilcas. El grito hiriente de aquellos mismos teros pero a lo lejos y los pasos propios que arrancaban pedruscos del declive poco acostumbrado a hacer las veces de camino. Junto a la boca de la cueva restaban algunos arbustos espinosos, con más frutitas rojas diminutas que hojas verdes para vestirse. Desnudos y empecinados a pervivir remoloneando los recuerdos de tiempos idos. Tal vez habría que saludarlos, al llegar uno a pararse frente a ellos que, aunque escuálidos y resecos, quién podría atinar a darles edad? Conocimiento de otras gentes, cuando esos campos no eran estancias y los amigos marrones acampaban a veces en la boca de la cueva.

Se dieron vuelta y miraron desde allí la playa hondonada que, surcada por algún hilo de agua se ponía a trepar ya la subida de otros cerros. Ese era el hogar. Estaban parados frente a la casa. La Cueva del abuelo Abelardo que había sido medio aficionado al alpinismo criollo como escenario apropiado para sus fantasías interplanetarias. Tuvieron que agacharse para pasar la puerta que en su parte media era más alta, justo donde ese promontorio, seguramente caído del techo -porque ahí faltaba un pedazo- impedía pasar. Obstruía pero por último quedaba bien allí para recostarse a él y mirar otra vez hacia fuera, la distancia del campo. En vez de hacia adentro, porque no se veía nada para adentro hasta que se fueron acostumbrando muy de a poco y observaron que aquello era un hermoso lugar con forma de carpa redondeada. Casi limpio, que ni telas de arañas tenía y un piso firme, horizontal y a penas ondulado. Daban ganas de quedarse oliendo eso imperceptible que estaba en el aire, en las paredes y pronto en ellos mismos que no habían parado de caminar acariciando las piedras que los rodeaban como el vientre de una madre. Se besaron. Se vieron pausadamente iluminados casi fosforescentes, como las piedras de las paredes que se habían vuelto. Seres de piedra marrón, amarronados de sol y de viento seco, todo el día…y a la noche negros de oscuridad nocturna.

Probaron de recostarse sobre las losas del piso…

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lunes, mayo 28, 2007

310 ZAPICAN MARLEY

Apenas Zafando los cerros chatos de la cuchilla, allí estaba ese pueblo que una vez Manuel visitara en contra de su voluntad, otra con el Cholo en vuelo de pruebas y otra, con la flaca cuando el proyecto revolucionario aun estaba en marcha. Tomando altura sintieron la columna vertebral de la cuchilla que seguía hacia el oeste tirándose de a poco para el sur. Cinco quilómetros eran una distancia como desde Shangrilá a Solymar pero ahora no iban en bicicleta… Buscaban una cueva que nunca habían visto sobre el costado de un cerrito blanco como todos los que habían allí abajo, verde seco por los lados y con una coronita de piedras como si fuera una vincha para sostener una cabellera que no estaba. Se imaginó el personaje, medio charrúa con su vincha y medio Bob Marley descolgando las rastas al modo de las palmeras que había allá abajo.
-¿De qué te reís?
-De un personaje que me imaginé saliendo de esa tierra, medio Bob Marley y medio indio Charrúa. Grandote y bastante bruto, así como para ser amigo de Mandinga.
-Y por qué Bob Marley?
-Y..yo qué se… El tipo tenía onda, viste. No digo tanto por ser negro, porque hay cada negro boludo! Pero… algo hay en nosotros, no se como explicarlo, que… Ahí está! Cuando dejamos de tener vergüenza de ser como nacimos… entonces el campo se nos hacer orégano. Nos damos cuenta de que también se nos admira. Que se nos mira más que a los blanquitos y que cuando nos movemos, como cuando estamos bailando bueno… las mujeres…
-Sos un negro vanidoso!
-Yo no me creo ni feo ni lindo. Es que me miran y piensan eso, Flaca.
-Ya se.
Dejaron la bola apoyada sobre el pasto de la ladera y arrimaron unas piedras para que no rodara. Habían llegado en medio de la charla y allí diez metros más arriba se abría aquella boca llorosa de la cueva que por tener un promontorio en el medio se le veía cono una u invertida y despatarrada. Oscura y enmarcada en cordones de piedras más que blancas plateadas por la costra de los líquenes que tenían adheridos. Dentadura postiza completa y casi cerrada que si uno ponía buena voluntad hasta capaz que estaba sonriendo una bienvenida.

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domingo, mayo 27, 2007

309 NARCOCAEDA

Mientras Manuel se empeñaba en encontrar la bolsa de los guijarros entre los escombros de lo que había sido aquel dormitorio, Magda conseguía comunicarse con Giorgionne para deprimirse en caída libre con las noticias. Si bien el militar había sido detenido y se encontraba ahora en el hospital, el gobierno a punto de disgregarse había aprobado la ocupación militar de Lagomar hasta tanto los cabecillas de la rebelión terrorista no se entregaran y fueran puestos a disposición de la justicia. Atentado a la constitución y a la integridad territorial de la república, rezaba el bando que hoy poblaba la primera página de los matutinos y llenaba de palabras las emisoras, los teléfonos y las conversaciones. Algunos medios clarividentes argumentaron encima contra la predica antisocial del grupúsculo terrorista que estaría en principio trabajando en alianza con Al Kaeda y los narcotraficantes. No dijeron por educación que fueran en su mayoría afro-uruguayos, aunque lo estuvieran pensando mientras la nota escribían. Tampoco dijeron, unos por engañosos y otros por ignorantes, que el grupo de los Maquis no había en ningún momento sido peligroso para nadie, cosa que no se podía decir de las fuerzas del orden, con lo que los conceptos se entrecruzan y… Bueno, ese grado de relatividad no siempre es cómodo para las cabezas que siempre todo lo tuvieron claro.
Tanto revolvió y revolvió los escombros que por fin dio con la bolsita y con ella colgando en vez de levantada en victorioso gesto, fue a dónde Magdalena iba terminando esa conversación con varias exclamaciones que bajaban en importancia o en interés. La tomó desde atrás por los hombros con ambas manos que apenas hicieron contacto con el calor del cuerpo y se detuvieron apoyando sólo el calor y la vibración incontenible que había armado un puente colgante entre los dos.
-Tenemos que escondernos…
-Irnos…


La bola blancuzca se levantó somnolienta sobre las copas de los pinos, buscando el viejo cielo de Lagomar en el otoño. Alto, más alto para mientras ir pensando para dónde irse, que hacer y en qué entretenerse hasta que apareciera el próximo capítulo de esta historieta.
-Preguntale a tu abuelo…
Manuel se puso a desear que hubiese como una especie de piloto automático en su inconciente que manejara la bola mientras él se ocupaba de otra cosa. Disponer en el centro de la bola, entre él y la Flaca un espacio para hacer bailar los guijarros. Así lo hicieron y pronto estuvieron mandando la pregunta a Abelardo de si sabía de algún lugar seguro para esconderse.
-¿Manolito!
-¡Tenemos que escondernos!
Abelardo sabía sí. Conocía un solo lugar con esas características, un lugar que había descubierto en su infancia…
-Hacela corta.
-¿Te acordás de Guichón? Bueno siguiendo para el oeste por sobre la cuchilla de Haedo unos cinco quilómetros vas a encontrar una cueva al costado de un cerrito que se distingue por sus piedras blancas. La boca mira al sudoeste y adentro es grande como una casa. Ahí van a estar seguros, es una estancia, no pasa nadie, ni las vacas.
-Gracias. Después te llamamos.
-Llámenme. ¡Les tengo una sorpresa…!

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sábado, mayo 26, 2007

308 CONSTANCIA NOTARIAL

Difícil sería decir cuanto tiempo pasó por ellos sin respiración ni pulso. Sin saliva ni sudor. Pero compenetrados igual en ese extraño contacto tan íntimo y sensible como el mejor sexo, el de ellos, de siempre, que se prolonga y aumenta poco a poco para llegar al clímax muy tarde, cuando ya las fronteras entre las personalidades han dejado de existir. Hasta era más fácil, sin cuerpo. Yendo directo a lo esencial, el contacto entre las almas. Que se reconocen en ese mundo sin luz de la única manera que se puede conocer sin posibilidad de error: Por el contacto entre las conciencias que mucho disfrutan cuando pueden dejar de estar solas dentro de esa caja de nada que sin embargo limita. Mente con mente, recorriéndose como recorren los ojos del lector las páginas de un libro o la sensibilidad auditiva llevada de la mano por Motzart. Allí estaban todas las historias sin palabras, a pura sensaciones simultáneas y un débil pensamiento que intenta inútilmente poner un nombre a cada cosa. Una etiqueta a la vida! Con sus componentes en miligramos para poder después repetirla bajo la firma de la constancia notarial. No, historias como las del Hombre Ilustrado que se ponen en movimiento involucrándonos por entero como si nadáramos bajo el agua sin necesidad de respirar. Daba gracia saber que el pobre pensamiento se había quedado atrás ya desde el principio con su libretita de anotaciones dejándoles navegar por los rápidos de la existencia con las almas desnudas del temor por el devenir constante. Y daba gusto sentirse liberado del eterno tiempo aunque siguiera pasando, pero ya no como el tic tac que nos acerca a la hora de la alarma, de la comida o de la muerte. El tiempo también se había liberado de toda esa carga de fenómenos que siempre debía estar empujando para que no se retrasaran y todo funcionase como dios manda. Aquí no había tareas. No habían cosas ni fenómenos, sólo había conciencias.
Sin embargo, en algún momento algo se abrió en el aire sobre las ruinas de Los Dogones y las rozadas luces del alba. Sobre la tierra gris sonaba un acorde de inmenso silencio para enmarcar la imposible desolación que allí reinaba. No salían humos ni olores, no había huellas de fuego, no quedaba más que un montón de escombros y tablas quebradas alrededor de un pozo central. No quedaba nada.

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viernes, mayo 25, 2007

307 NI CUERPO NI ESPACIO

Otra vez en el lugar que no existe para que el tiempo siguiera pasando sin zumbido ni dolor. Estratagema genial del Mandinga que sólo era posible para los del lado de acá de la raya. Qué joder! Hasta en eso nos parecemos. Aunque no se lo fuéramos a decir por orgullo que ya no por desconfianza. El tipo… El tipo…¿me estás escuchando Flaca? El tipo es medio como bohemio. Entre los dioses estos ha de ser…Como un artista. ¿No te parece?
Más bien un payaso…Bueno, sí, un artista. Un artista como sos vos, que lo transformás todo y uno no puede dejar de mirarte, como si fuera una película re-buenísima, de esas.
Yo no transformo nada, son las cosas las que cambian. Empezaron a cambiar de golpe pero no sólo para mí.
Claro. Pero el que está en el ojo de la tormenta siempre sos vos.
Ja. Y vos al lado mío.
Quisiera estar.
Sí…nuestro plan para esta noche.
Acercate…
¿Acercarme…?
Aunque no tengamos cuerpos y no exista el espacio…
…la idea de acercarse sigue existiendo…
…no podemos estar lejos…
…dentro de un punto los dos…
…tratando de acercarnos…
…te presiento…
…te siento como…
…en todos lados y por adentro…
…te estoy tocando…
-Sí, me haz electrizado!

¡Miedo? No, broma. Tocame otra vez…¿De esta manera…? Ah, sí! ¿O de esta? Oohh…Bueno ahora tocame vos. ¿Cómo se hace? Pensá que queres tocarme, pero no pienses en mi cuerpo. Que me querés tocar a mí. Te quiero tocar a vos. Ahí va! Te quiero…creo que empiezo a sentir. Sí me haz rozado. Te.. ah, mi amor! Ahora los dos juntos


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jueves, mayo 24, 2007

306 Tres Angeles Caídos

Todo se volvió muy confuso. Cuando salieron al espacio se encontraban debajo de una lluvia de padrenuestros que caían como meteoritos y ya habían aplastado por completo la Villa los Dogones. Algunos se metieron para adentro pero la bola de Manuel no respondía a sus órdenes reiteradas. Enseguida Mandinga, que venía para el mismo lado, le gritó pensando, que se fijara en lo que traía arrastrando atrás. Que se desprendiera de las cinco burbujas mientras él distraía a los angelotes.
Pensó Manuel que más bien le hubiera dicho cómo deshacerse de las burbujas y su contenido. Qué carajo! Si los bajaba a tierra iban a perecer bajo los rezos. Si los dejaba flotando solos, iban a reventar en el aire como pompas de jabón. Debía pensar una solución y al mismo tiempo mantener media cabeza en comunicación con las cuerdas de la bola, sentir los padres que se acercaban y mantener esa vibración que los desviaba.
También saber que Mandinga iba a los gritos trepando altura a las gambetas cada vez más cerca de la flotilla que se estaba abriendo por el medio no para dejarle pasar sino para encerrarlo cuando llegase, entre dos mandíbulas. Por eso dejaron de bombardear y se acomodaron en abanicos lamiéndose de expectación. Mandinga casi entro en el ojal y eso creyeron los brillantes, pero a último momento cuando ya iba entrando hizo varias vertiginosas maniobras que activaron enloquecidamente los disparadores mentales mientras él bajaba saliéndose de las líneas de tiro de las dos alas que ahora se estaban disparado entre sí.
Cayeron tres ángeles abollados cerca de donde Manuel acababa de dejar los prisioneros con burbuja y todo. Entonces levantó la atención a la batalla, para ver qué otra travesura inventaba Mandinga ahora que volvía a carcajear. Fue cuando un fulgor le encegueció desde lo alto, por detrás de los novatos que habían mandado a borrar la casa del demonio. El fulgor de los arcángeles! Manuel supo que debía retirarse. Se unió a la mirada de Magdalena y enseguida se metieron en el punto.

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miércoles, mayo 23, 2007

305 CADENA NACIONAL

Sobrevolaron las acacias bajo las que Ernesto ya no estaba y siguieron para la caverna haciéndose ver a baja altura para lograr la vuelta de todos los Maquis. Ernesto estaba por volver a salir en la bola. Se sentía mal por su flaqueza que había puesto en peligro a los demás y también a la bola misma, arma secreta que de ninguna manera podía caer en manos del enemigo. Lo consolaron con verdades y le pidieron que llamara a Vittorio para saber quién había dado la orden de la invasión.
-¿Cómo que nadie?
Parecía ser que mientras en el gobierno se discutía acaloradamente sobre los principios constitucionales que impedía ninguna sombra de extraterritoriedad que no fuera para proteger a contingentes extranjeros, un grupo de milicos, encabezado por un militar en retiro habían pergeñado un plan de ataque relámpago para refugiarse en el hecho consumado, después de limpiar a ese grupito de terroristas. El general retirado era el mismo que firmó el ingreso de los hombrecitos grises a la plantilla del ministerio de defensa.
-Pero les habrán mandado la orden de retroceder!?
-Tienen cerradas las comunicaciones y ahora el cielo de Montevideo está lleno de ángeles luminosos
-¿Qué hacen?
-Nada. Dan vueltas, van y vienen.
-No, digo…¿qué hacen ahora los del gobierno?
-Parece que en una hora habrá cadena nacional.
-¿La gente está en la calle?
-No. Sabés que no. No anda un alma en la calle…Es que esas luces no son como las nuestras. ¡Son autoritarias hasta para brillar!
Llegó el Dengue traído a rastras por los otros aunados todos en el olor a vino. Se caía, el Dengue, sin los hombros que le sostenían y las manos que lo agarraban. Se había diluido brindando por los nuevos tiempos, con el Chumbo y los amigos, que alguna vez debía llegar a ser primavera para las golondrinas oscuras y los gorriones flacos que ya iban pasando demasiados inviernos en la pobreza. Trató de explicarlo, pero no pudo más que repetir la misma frase de cuatro palabras entonadas de diferente forma.
-Les rompimos el culo!
Lo sentaron entre almohadones y luego que Ernesto volviera con la taza de café cargado se dispusieron a iniciar la discusión o el acuerdo sobre las medidas a tomar. Fue entonces que toda la caverna se sacudió en un terremoto que desprendió un enorme trozo del techo que vino justo a caer encima de una de las bolas estacionadas.
-¡Nos bombardean!
Sin mediar más palabras todos corrieron hacia las naves. Ernesto cargó a Dengue sobre sus hombros y lo colocó en el piso de su bola. Hubo otra explosión y una de las paredes dejó avanzar una grieta profunda. Magda entró a la nave de Manuel. Julieta a la de Rulo. Margarita a la del Cholo. Se hundió el techo del lado sur. Mandinga se rascó las rastas y entro a una de las bolas que quedaban.
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martes, mayo 22, 2007

304 El aleteo del murciélago.

Cayeron en la caverna como bomberos arrojándose por el caño cuando el carro ya marcha probando la sirena. Estaba mandinga comiendo salamín con queso, pero nada preguntó, lo supo y enfiló también para las bolas.
-Salgan primero que yo los sigo –dijo.
´¿Por qué los ángeles no pueden meterse para adentro? –preguntó Manuel, sin bajar la marcha.
-Porque les da pánico. Ellos son de los espacios abiertos, a esta cueva no entrarían jamás.
-Voy a probar las armas.
Eso fue lo último que dijo Manuel cuando ya se perdía en el interior de su bola y la ponía en levitación por tres segundos antes de desaparecer como una luz azul por dentro de las paredes de la cueva. Al otro lado fue la sombra de un murciélago blancuzco que trepidó silenciosa mientras subía seguida de tres escoltas hasta las nubes entrecortadas que de abajo casi ni se veían. La noche arriba estaba serena, aunque bastante fría. Se reunieron en la tradicional rueda y sintieron se presentes unos a otros, envalentonados por el temor y calmados por la resonancia mutua. Volaron al oeste, como vuelan los pájaros oscuros en la noche cuando alguna causa grave les ausenta de sus nidos.
Enseguida supieron que estaban encima del parque como a 2000 metros y desde ellos se tiraron en picada sobre los miliquitos camuflados con plumeros de chilcas que manoteaban hacia arriba como espantando un eclipse.
Manuel juzgó de pronto que había llegado el momento. Concibió y lanzó su primera burbuja teledirigida y enseguida otra y otra más, que salían sabiendo cual era la meta y que debían volver -como un boomerang- al punto de partida una vez cobrada la presa. Después, desde la derecha se animó el Cholo y después el Rulo. Fue cuando todos sintieron la carcajada que estaba pensando Mandinga al tiempo que lanzaba unas ráfagas de bolines de no más de un centímetros que pronto sobrepasaron a todas la burbujas y empezaron a caer sobre la militada que de pronto largando las armas se ponían a hacer movimientos de malambo y abandonaban sus puestos. Detrás cayeron las burbujas capturando cinco presas, entre ellas dos cabos y retornando a los aires, cerradas y contentas a la retirada que comenzó antes del fuego cerrado que desde adentro del monte surgió impetuoso e inútil.
Tenían que ver si Ernesto había zafado de su embargo. Tenían que ajustar los planes para una serie de ataques que detuvieran la invasión. Tenían que comunicarse con Vittorio, en Montevideo, para saber quien había roto el acuerdo. Tenían que ver que iban a hacer con los prisioneros…
Por eso Manuel había decidido no renunciar a la vuelta a su casita propia. Hasta los que van a morir en el frente al otro día, suelen encontrarse entre las ruinas humeantes alguna muchacha temerosa de no ser amada antes de que la próxima bomba le caiga encima.




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303 IMAGINACION TRABADA

No habían pasado ni dos minutos cuando se sintieron las primeras ráfagas. Fueron tres seguidas, que en el silencio de la noche sonaron como si la profunda cúpula del cielo se hubiera rajado de pronto dando término a una ilusión demasiado bella. A Manuel se le pararon los pelos de la nuca, se le congelaron los huesos a lo largo de las piernas, señaló al oeste sin atreverse a decir lo que estaba pensando que era lo mismo que decía aquella mirada hueca del Cholo.
-Vamos a buscar las bolas!
Enfilaron para El Bosque, pero enseguida se desviaron para reencontrarse con Magda y tratar de hacer contacto con
Ernesto por el celular. Magda había salido detrás del Rulo y Julieta que acababan de pasar en frente, pero Julia les prestó su teléfono y llamaron gracias a que Cholo recordaba el número. Ernesto contestó desde su bola. Estaba sobrevolando el parque cuando sintió el sacudón de una bala de grueso calibre que pasaba desde el piso al techo sin dañar por suerte ninguna cuerda. Se había refugiado en la baja altura buscando la playa pero tenía que salir de allí tratando de lograr mucha velocidad para que no le pudieran apuntar de nuevo.
-Aguantate un poco que nosotros vamos por el otro lado para distraerlos.
Justo venían los otros llegando y sumaron al Rulo para el operativo. Magda y Julieta debían encontrar a Miguel o algún otro Maquis de San José de Carrasco y a Margarita. Nadie había visto al Dengue desde la tarde, ni a Mandinga desde el mediodía.
Ahora se sintió una sorda explosión que había venido por la tierra sacudiéndola y otras varias más aéreas que rebalsaron las copas de los pinos y cayeron como truenos sobre el grupo de las almas. Detrás y de inmediato, una escuadrilla completa de bolas angelicales con todas sus luces prendidas.
Manuel tomó otra vez el teléfono y le gritó a Ernesto que se metiera para adentro, pero Ernesto no podía. Se le había trabado algo en la imaginación y las manos le temblaban. No estaba seguro de poder conducir la bola de la manera más conveniente. Qué vergüenza. Aguantate como puedas entonces, le dijo. Pero ustedes se arriesgarían mucho, veo pasar los ángeles. Metete abajo del agua. La bola está agujereada, no se… Bueno tratá de volar apenas sobre el agua y te metés en Shangrilá donde están aquellas acacias altas enfrente del pescadero. Si no te animás nosotros vamos. No, ya salgo, me tengo que tranquilizar. Si, tranquilizate, pensá que la bola va a hacer todo lo que vos le pidas. Si vos lo creés, va a ser así…
Treinta segundos después estaba llamando él.
-Estoy debajo de las acacias.
Además estaba más tranquilo y se acordó de informar del motivo de su vuelo y la confirmación de dos versiones que había escuchado de una gente de Shangrilá. Los milicos habían juntado tantas armas y vehículos dentro del parque que no se podía ni caminar. Tal vez por ello estaban haciendo avances periódicos de cuerpo a tierra y caras pintadas de casa en casa, en lo que parecía ser un cerrojo que se comenzara a estrechar, seguramente que en simultáneo con otras fronteras.

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domingo, mayo 20, 2007

302 DERECHOS ESTETICOS

Salieron en busca de los otros para ver como marchaban las cosas. Encontraron a Magda en la mercería de Julia comentando asombradas la naturalidad con que la mayor parte de la gente había tomado los cambios. Todo el mundo quería poner a resolución los temas y opinaban como si siempre hubieran gobernado. Como lo estaban empezando a hacer en esta republiquita de 20 x 5 kilómetros, que era más o menos desde el Parque Roosevelt al arroyo Pando –Casi 100 Kms cuadrádos-pensó el Cholo. No estaba mal para empezar.
Manuel al contemplarla se dijo que no estaba nada mal la flaca. Y la flaca supo por esa sensibilidad de la piel a la mirada que Manuel la estaba mirando con deseo. Al fin, pensó Magdalena, si todo está en calma podemos volver a la casita. En serio vió que Manuel le estaba haciendo un sí, con la cabeza que asomaba por encima de los estantes. Y en los ojos ese brillo tan característico de cuando está pensando en eso.
-Vamos a hacer una recorrida y volvemos –dijo Manuel para decir que a la vuelta se iban para allá
-Aha…
Salieron los dos por esas calles a la pesca de que hubieran grupos de gente por algún problema o por que estuvieran haciendo algo de forma colectiva. Encontraron un premier grupo que debatía si era aceptable para la comunidad que el vecino, aquí presente, se niegue a poner el caño en la cuneta de frente a su casa porque alega que no le tiene simpatía a los caños y sanseacabó. No era problema de costo. El caño venía del corralón municipal. Ni de trabajo. Lo hacían entre todos. Pero lo curioso fue que los presentes consideraran con mucha atención el peligro de estar violando los derechos estéticos de un vecino en el caso de que le metieran a la fuerza uno de esos caños demasiados gordos para el tamaño de la zanja, que después queda más alto que la vereda y le hacemos un precioso caminito con piedras que sube y baja del otro lado. Otro grupo que vieron estaba tapando unos pozos de la calle que el municipio no iba a tapar nunca y nosotros nos pasamos la tarde tomando mate y mirando como por otro día más no tapan los pozos! Más allá se sintieron gritos de horror y alguien que corría, pero eran unos muchachos que jugaban con amigas a esconderse detrás de los árboles y salir Todo en calma.
Pasó una bola apenas por encima de los árboles. Sería Ernesto o el Rulo que fuesen para San José de Carrasco. Manuel quedó mirando el cielo con la imagen detenida de la bola al pasar como si fuese una inmensa luna de color apapelado y lumbre ténue que apenas se distingue de sobre el profundo azul del fondo y unas pequeñas estrellas que se ven. Lo encontró hermoso. Pero no supo saber por qué la hermosura que veía era tan particular, como si fuera más hermoso que la misma escena pero con la luna. Más hermoso no. Más…Más…
Como si fuera el descubrimiento de que tenés otro sentido, que no se parece a ninguno de los anteriores pero que te está enviando poderosas señales. Ese sentido le había indicado la escena anterior como particular y le había inducido al pensamiento de que aquello era hermoso, para retener la imaginación un poco más sobre lo mismo.

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viernes, mayo 18, 2007

301 FASCINACION

Cuando se fue a bajar, los amigos le pidieron que se quedara un poco más para poder observar el portento que no era del estilo de Coperfield porque no había ni música ni tomas espectaculares de las cámaras ni cara de boludo mirando para el otro lado. Manuel se quería bajar sin saber el mismo como hacerlo y estaba flexionando las piernas para saltar cuando se dio cuenta de que debía bajar por el mismo método que había usado para subir… Era nuevo en esto, pero enseguida dio con una variante de lo que pensaba cuando salía volando con la bola. Imaginarlo. Esta vez imaginar que algo como un globo de aire que estaba debajo de sus pies se desinflaba por el simple efecto de su voluntad y listo. Claro que los amigos querían que les mostrase como lo hacía, que lo repitiera.
-No, porque van a descubrir cómo hago el truco! –les dijo Manuel a las risas y se fue a llenar el vaso de vino que alguien se había tomado. Recién entonces miró la mirada del Cholo en la que se descubrían rápidos y microscópicos relampaguitos de miedo que iluminaban casi las pupilas renegridas.
-No tengas miedo…Soy yo, Manuel.
-Ya…se….
Pero era más admiración que miedo lo que tenía. Fascinación. De contemplar a un niño resolviendo el más impenetrable teorema matemático que ha sido estudiado por cien sabios que por años no hicieron otra cosa que rascarse la cabeza. Y enseguida ponerse a entibiar la garganta con el vino que le va goteando levemente la remera, por suerte que roja, la misma que lleva puesta siempre. ¡Porque estaba seguro de que era la primera vez que lo hacía! Y ahí lo tenían enseguida de enterarse de que es capaz de levitar, tomando vino y jodiendo con los locos de la barra! No era un ser normal. A ningún escritor se le podría ocurrir pintar un personaje así porque… No existen personas así! Ni siquiera los personajes de las historietas! Esos poderosos que tienen también esos poderes, pero, nada que ver!
Esto era algo distinto. Un loquito que uno conoce de toda la vida, ni muy idiota ni muy genio, que de repente se te desata con un montón de poderes que ha mantenido bastante disimulados y pretende que vos lo tomes con naturalidad. Pobre Manuel! No ha de ser fácil estar en sus zapatos. Tiene miedo de que lo dejen solo.
Manuel se puso amoratado. Era la primera vez que le leía el pensamiento a un amigo sin pedir permiso.

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jueves, mayo 17, 2007

300 SUBVERSIVO O TERRORISTA

Volvían caminando para Becú cuando se sintieron vencer por el delicioso hilo de olor a asado que les llegó al acercarse. Había fiesta de todos en mesas improvisadas y una gran parrilla. Damajuanas de vino y todos dando vueltas por ahí de gran jolgorio. El Roque con Aníbal y la Yiya, más atrás andaba la Mulata. Luque con toda la familia y hasta el Pichi, que fue unos de los primeros en reconocer a Manuel que se acercaba. Hubo gritería pero no tanto como de tarde ahora el ambiente era de fiesta y ya estaban conectando los parlantes para darle al baile. Algunos no sabían el motivo de la fiesta. Preguntaban. Por Manuel dijo alguien y los que preguntaban creyeron no entender por qué se le iba a hacer una fiesta tan grande a ese Manuel. Porque los que preguntaban el motivo de la fiesta casi nunca sabían quién era Manuel. Y vise versa o al revez. Todos los que conocían a Manuel sabían que la fiesta no era para Manuel sino por la Libertad que el venía a representar, como la mayoría había caído en la cuenta que era, aunque nunca hubieran puesto atención en el muchachito ese mulato, que andaba cortando pasto con el carrito… el primo del Rulo. Ah, ese sí, un gran muchacho! Se le veía algo particular en la mirada…
El Cholo y Manuel se sentaron con los otros amigos un rato y comieron asado mojado en vino, entre alharacas y felicitaciones de los que decían estar enterados de quien era el jefe de la revolución. Trató el Cholo de explicar los términos pero sin dejar de comer mientras Manuel masticando hacía que no con la cabeza y trataba de tragar para después decir algo. Que no llegó a decir porque al otro lado de la calle en otra hilera de mesas estaba sentada la señora de las blancas tetas que le saludaba sonriente con la mano y en el medio de la calle el marido con bigotes y ojos a los dos lados que empezaba a enfilar para donde él estaba. En tres pasos se le estaba tirando encima directamente a la garganta con las dos manos. Mientras la boca desencajada decía algunas cosas como subversivo o terrorista.
Pero las manos se cerraron estrangulando el aire cuando Manuel se escabulló hacía arriba dejando ver la suela de sus championes por encima de todas la cabezas. Estaba levitando sin haber terminado de tragar el asado!
Sorprendido como cualquiera, porque ni por un instante había pensado en salir volando cuando como en imágenes a de cine mudo estaba viendo las manos del milico que se acercaban a su garganta. Y encima el clamor de los vecinos que otra vez se empezaban a juntar. Quería bajarse pero se contuvo un poco hasta que Ferrari fue levantado por sus amigos e invitado a pasarse unos días por Montevideo hasta que estuviera más tranquilo.

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miércoles, mayo 16, 2007

299 EL ARCHIDUQUE FILIIS DEI

Cuando ya sonaban las bisagras de la puerta que estaban cerrando del galpón de la villa Los Dogones por haber guardado la Harley allá al costado de los viejos barriles alguna vez de vino y tapado con la lona verde con el número 33 pintado con moldes de lata y ya sin cuerdas como vienen para atarlas a la baranda del camión… En ese momento Manuel, que venía saliendo dos pasos más atrás, fue que quiso interrogar al cholo, en serio, para que como quien dice, de hombre a hombre le dijera la verdad, sinceramente, sin andarse con rodeos ni gregreses para decir Gregorio. Que le dijera por ejemplo cual había sido su primer pensamiento cuando aquel día empezaron a leer el manual para hacer bolas que le había mandado el abuelo por intermedio de 25 pedazos de piedra, para que con las bolas volaran a rescatarlo al purgatorio. No pensaste, acaso Cholo, que todo eso era demasiada locura, como decir de repente que nada existe y que lo que sí existe son cosas que nunca te habías imaginado?
-Nooo….
-¡La verdad, Cholo!
-Bueno… Para decirte la verdad, también pensé eso, entre un montón de cosas que pensé…
-Todas las otras no eran cosas razonables, verdad?
-Claro lo más razonable era pensar que eso era una locura pero… estaban los hechos testarudos mostrando que había que tomárselo en serio aunque pareciese una locura…
-¡Ves? Y a vos alguna vez te han contado o has visto que alrededor de otra persona ocurran tantas cosas raras?
-Nunca.
-¿Y entonces, decime, por qué alrededor mío, sí?
-Eso yo no lo sé… Pero creo que no sos común, ya lo hablamos.
-Y qué? Todos tenemos nuestras cosas, vos por ejemplo te haz leido miles de libros y sos capáz de recordar qué decía en cada uno, pero no por eso… te van a venir a llevar en una bola hasta arriba de aquella pirámide para que pidieras perdón.
-Te hicieron eso?
-Si el archiduque Filiis Dei, digo arcángel, la puta que lo parió!
-Ves? Te tienen en la mira.
-¿Pero, por qué, Cholo? Decime, a ver, por qué…?
-Porque… Sabés una cosa…yo se por qué te persiguen. Acabo de terminar de pensarlo gracias a tus preguntas. Mirá no hay que fijarse tanto en tus superpoderes, que los tenés, porque hay una cosa que te caracteriza más que ninguna y es que no creés en el poder. Vos haz nacido distinto, y ahora me acuerdo de tus actitudes de cuando éramos chicos y yo luchaba para justificarme la necesaria existencia de los jefes y los gobiernos y vos…
-Yo de eso no sabía nada
-¡No te importaba!
-Al Dengue todavía no le importa…
-A todos nos importa. Aunque luchemos por liberarnos, toda la vida, pero de alguna manera nos atrapa. Por eso, Manuel este movimiento sólo confía en vos, yo ni siquiera confío en mí mismo cuando la vanidad te rodea en su baile descubriendo su desnudez que cubre con sedas.
-¡Que bien que lo dijiste…pero, no será para tanto…
-Manuel. La vanidad es uno de los motores que más mueve al mundo. El poder se desea por vanidad.
-¿Y el dinero?
-El dinero es poder acumulado. Y el poder es el de poder obligar a alguien contra su voluntad. El poder siempre es contra otro semejante. No hay mayor vanidad que hacer que otro se arrodille frente a mí.
-No la compliques…


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martes, mayo 15, 2007

298 OBEDIENCIA DEBIDA

Como ya sus pensamientos dejaban de generar ecos, Manuel enderezó el cuerpo sobre las piernas y buscando la claridad de las luces eléctricas entre los troncos, se dispuso a caminar. Serían las nueve y ya estaba muy oscuro por el otoño que se venía sin que él hubiese hecho aun la estufa de leña que le había pedido la flaca. En la casita, sí, la nuestra –pensó, imaginándosela una vez más llena de gurises a las risas correteando mientras los dos cocinaban algo en la cocina, él a la espalda de la flaca rodeándola con los brazos y besándole el pescuezo. Por qué no? Aunque tuvieran que esperar un poco que las cosas se calmaran, que la gente se acostumbrase a decidir todo entre todos y que los ángeles se dejaran de joder. ¿Se dejarían? Al decir de Mandinga eran clones y los clones no han de tener alma ni razón, ni poder de tomar decisiones, porque…el alma y la inteligencia no se han de poder clonar, se supone… Aunque él no sabía nada de eso ni de otras cosas pero…cuando estuvo con ellos parecían estúpidos, como esos niños muy pegados a su papá que lo único que hacen es portarse bien y decir cosas graciosas para que papá festeje. Bueno, ellos no decían cosas graciosas, cumplían las órdenes con obediencia debida. Y mantenían los ojos duros en el medio del redondel como se pone Homero Simpson cuando se desconecta. Casi siempre que tiene que pensar. Ja, y lo digo yo, Manuel, el gran pensador. Que si no fuera por esos chispazos de locura que a veces me vienen y que… Claro, no es ningún mérito. Me vienen porque estoy medio loco o porque… yo qué se…No serán esas las cosas que escribe Germán con mi abuelo y que a mi me llegan en forma de ideas locas? Pero los otros me entienden! Es decir… no parece que les resulte extraño lo que digo y yo mismo… sí, en realidad termina siendo que en esos momentos tengo razón.
Pero aquel de allá era el Cholo que le estaba haciendo señas de que se apurase. Habían surgido algunos problemas en Shangrilá, en el boliche de josé cuando parece que unos borrachos quisieron tomarse las botellas de los estantes porque ahora ya no había dueños ni patrones.
Le pidieron la Harley a Ernesto y marcharon con espíritu pacificador pensando que todos esto podría ser un cambio demasiado rápido para mucha gente acostumbrada a que el que más fuerte ladra es el que la gana. O acostumbrada a no ladrar por mucho tiempo y con ganas acumuladas.
Llegaron justo para sumarse a la cantarola que todos abrazados desentonaban. El dueño del boliche tan mamado como los otros se adelantó a dar explicaciones entre risitas que se le escapaban. Había comprendido. Que para el Pirincho y el Mulita él, José Fermín Alcorta, venía siendo un acaudalado capitalista que había que fusilar. ¡Seguro! Al paredón. Y por eso, antes de que lo fusilaran con los tacos del billar, se había dejado de pelear por unas botellas de vino mugrientas y había dicho que las descorcharan no más, que la casa pagaba la vuelta y que aquí ya no hay discusión.
Desde entonces estaban cantando abrazados

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lunes, mayo 14, 2007

297 No hay columnas.

Las últimas palabras de Manuel produjeron más conmoción que la mera presencia del Chumbo, al que benévolamente algunos vecinos justificaban, en parte, por la extrema miseria de todo tipo en la que se había criado. Hijo de la negra Luisa, una morena que apareció embarazada y borracha, un día, contra el tronco de un eucalipto y sin memoria más que para las fechas de los cumpleaños. De oficio limpiadora a domicilio por hora de trabajo cuando lo hacía, porque los días que se quedaba sin ir, no cobraba. El Chumbo se había criado en patas por las calles a las que salía por su cuenta cuando no había de comer. Se entiende. Pero que te lo pongan de jefe de policía!
Saliendo de la sorpresa quisieron preguntarle a Manuel, ya que lo había presentado en sociedad, cómo pensaba hacer para controlar las transas que ya estaría gestando el Chumbo. Pero no lo encontraron con los ojos porque Manuel se había escurrido a lo zorro por detrás de unos ligustros y se había adentrado en el monte llevado por sus pensamientos si es que pueden arrastrar a una persona que como se sabe se compone de dos partes bien distintas. Una, el cuerpo que es algo pesado y difícil de mover y la otra el espíritu liviano y cambiante como la donna. Aunque en el fondo puedan ser la misma cosa es más fácil separar en dos y poner frente a frente las ideas y ver cómo se pelean, se vencen y se derrotan continuamente. Si hasta puede ser placentero. Y para Manuel casi lo estaba siendo cuando tropezó con aquella raíz y fue a darse con la cara sobre las pinochas del suelo. Porque dentro del monte no hay columnas. Putear apenas un poco, por la costumbre y quedarse sentado de patas abiertas y brazos sobre las rodillas.
(¡Qué cagazo, hermano!
(No, si ya se que no puedo volver atrás…)
(Es bueno que lo comprendas! Ahora, estando de acuerdo, vamos a andar mucho mejor.)
(¡La puta que te parió!)
(Manuelito… no empieces con tu costumbre de llevar la contra porque sí.)
(¡Vos jedés a milico!)
(Seguro que vos, a doctor….)
(…)
(Vamos… levantate que todo el mundo te precisa.)
(¿Y quién sos vos para mandarme?)
(La razón.)
(¿Qué razón, anda a cagar!)
(Mirá que te bajo la llave.)
(Seguro que también vos te quedarías desconectado)
(No, yo no, la razón es eterna)
(No me vengas a joder! Nosotros dos somos el mismo)
(Podríamos serlo si a vos no te llevaran los caprichos)
(Entonces no eras la razón)
(Represento a la razón)
(¿Ah, sí? ¿Y por qué yo no?)
(Ja, porque sos lo menos razonable que se pueda pedir, con esos sueños locos de vivir todo el tiempo cogiendo, como si no hubiera otra cosa para hacer en la vida)
(¿Y qué tiene de malo?)
(Que te haz transformado en un vago que no trabaja ni hace nada!)
(Pero vos querés que haga de héroe y por eso no se cobra)
(Te parece? Es otra manera de cobrar…)
(Como el sargento Kirk)
(Que pasó a la historia)
(Por ser un rebelde)
(Obedeció a la razón)
(Lo razonable sería hacerse el boludo y pedir traslado)
(Eso sería indigno)
(Y si no le hubiera dado el coraje?)
(En ese caso lo razonable era pegarse un tiro)
(Menos le iba a dar el coraje)
(Por eso digo que obedeció a la razón)
(¿O al corazón?)
(A la razón, hizo lo más razonable)
(Y si no se hubiera hecho famoso, ponele que en el primer enfrentamiento con el ejercito le hubiesen pegado un tiro entre los ojos, vos ¿qué dirías?
(Que había muerto un héroe)
(Anda! Eso pudiera decirlo yo. Para vos hubiese sido un pelotudo que no supo cumplir con su deber…Ahí está! Te tengo. Vos sos el deber. El famoso deber que me parece que está medio vendido para el bando de los que ganan)
(…)



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domingo, mayo 13, 2007

296 OLA DE ROBOS

No creían que fueran a necesitar armas. No porque no fuese razonable en una situación semejante sino porque simplemente nunca se habían puesto a pensar en manejar un arma y menos contra los compatriotas.
Tampoco creyeron o se imaginaron que tan rápidamente estuvieran precipitándose las consecuencias de lo que habían iniciado. El gobierno había estado otra vez al borde de la ruptura, por la puja entre los secesionistas y los unitarios, que se había transado en que se sacase a la policía por una semana y se rodeara la zona con tropas del ejército bien pertrechadas.
La policía en ese preciso instante se estaba retirando hacia Pando y llegaban los primeros camiones de guerra a instalarse entre los árboles del parque Roosevelt.
Algunos curiosos entraban a la comisaría que había quedado desierta y con las luces prendidas.
La noticia corría de boca en boca porque las pantallas todavía estaban en la novela.
Sonó el teléfono de Ernesto.
El dueño de la barraca que había estado hablando a la tarde con él para preguntarle como iban a hacer ahora para evitar que se produzca un ola de robos.
-Sí, la policía ya se ha retirado ahora me acordé que me dijo que la unidad entre los vecinos era mayor garantía para todos que la mejor policía del mundo. Bueno… A mi todo esto me parece muy bien pero, esta noche voy a tener que pasarla con una escopeta en la mano.
Al enterarse de esto Manuel tomó una decisión que no había pensado, dijo que ya volvía y se dirigió apurado para su bola. Todos quedaron sorprendidos de que se retirara justo en el momento en que había que tomar la sartén por el mango. Después Cholo pidió que salieran otra vez a hablar con la gente y tratar de lograr acuerdos con la mayor cantidad de vecinos posible. No debía ocurrir nada desagradable para que la gente no reavivara en su mente el miedo ancestral a la libertad.
Salieron y se fueron conectando con aquellos que tenían a su vez buenos contactos de confianza con otros vecinos. La red comenzó a tomar vida y a palpitar de opiniones libremente expuestas, en algunos lugares se hicieron reuniones en las que se podía entrar y salir sin pedir permiso, en otros era alguien que pasaba avisando por las casas las últimas novedades. También por arriba de los cercos. Solamente algunas parejas metidas entre los pinos quedaron sin notificar.
Manuel demoró dos horas y cuando apareció por la policlínica, venía con el Chumbo al que Dengue corrió a abrazar, Magda le dio un beso y el Rulo torció la boca.
-Chumbo va a hablar con la gente para que no haya ni un solo robo.

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sábado, mayo 12, 2007

295 LOS MANDINGAS

-Bueno y como le decía, Germán me pidió que les siguiera ayudando. A mi no me cuesta nada en realidad y ustedes van a precisar algunas cosas para dominar el territorio liberado.
A Cholo le hizo gracia eso de dominar lo liberado pero no le quiso cortar el tema porque quizá el tipo tenía nomás algo que les sirviera adentro de ese enorme cráneo de pitecántropus. Manuel sí lo cortó con unas preguntas sobre Germán y su abuelo que lo pusieron contra las cuerdas evidenciando que no quería decir mucho.
-Yo sólo te pregunto qué hacen. Durante todo el día, que hacen, porque no me vas a decir que los muertos también trabajan.
-Trabajar por unos pesos como ustedes no… Aunque siempre hay mucho que hacer, en este o en cualquier mundo…Pero no me quiero olvidar de dos temas pendientes porque enseguida tengo que salir otra vez para Iruruqui
–¿No sos como Dios, que puede estar en todos lados al mismo tiempo?
-Ah, y vos te lo creíste? Que va a poder ese viejo carcamán que no es capaz de limpiarse el culo sin la ayuda de los ángeles. Hasta ustedes están haciendo cosas más poderosas…Ese truquito de meterse dentro del punto los ángeles no lo pueden hacer.
-Y vos no venis a ser un ángel también? ¿No sos uno de los ángeles caídos?
-Mirá, la cosa es así. Esa historia que te contaron es toda una mentira, pero además vos nunca la entendiste. Yo no figuro en ella. Nosotros andábamos para el lado de África cuando algunos traidores de cristo se aliaron con el imperio romano y empezaron a rescribir los evangelios. Mucho después los españoles en sus barcos fundan un imperio en América con el trabajo de los africanos pretextando que los indios eran indolentes. También ayudó que un cura dijera que los indios tenían almas. A los negros no les hizo la prueba pero en cambio les encontraron un montón de maldades que únicamente se podían subsanar si dejaban de adorar al demonio dijeron, ese Mandinga que ustedes dicen. Mi familia. La que por siglos había ,mantenido la cultura y las costumbres del continente donde apareció el hombre. Yo me sigo sintiendo en deuda con los negros que no logramos proteger de la barbarie blanca y por eso no descanso de tratar de organizarlos otra vez aunque estén desparramados y mestizados con cualquier raza…pero aquí vine por encargo de mis amigos a tratar de darle una mano… les manda decir Germán que lo que el viejo les dijo sobre los guijarros no es tan así, que los ángeles no están interceptando ese tipo de ondas y que el señor Mandinga, aquí presente no tiene objeciones que hacer. Que las partan con cuidado en cuatro cada una y que las pulan de nuevo con la misma forma. Que esos serán sus celulares inviolables cuando las cosas se compliquen. Por lo menos cuatro juegos para empezar.
-Bueno, ¿y la otra noticia es la mala?
-No que mala, me pasó todos los diques, de cómo hacía pequeñas bolas que las manejaba desde allá. Al principio eran difíciles de guiar con precisión pero ahora ya pueden ser usadas como armas.
-Y para qué sirven?
-Para hacer raptos de personas o cosas…para hacer rescates… Se abren de repente en un lugar y se traga a alguien.
Manuel largó la risa.

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viernes, mayo 11, 2007

294: CONOCER EL SEXO

De vuelta todos en la caverna se encontraron conque Mandinga había vuelto del Perú con las orejas llenas de música negra y haciendo pábulo de que el yengué era un invento de su abuelo… o bisabuelo del que había fabricado sólo dos con pequeñas diferencias y regalado a un par de griots, uno de lo que ahora es Senegal y otro del actual Malí.
-¿Y ustedes, qué han hecho? –preguntó recién después de largas onomatopeyas del sonido del instrumento hechas con su proteiforme boca y golpeteos en las piernas.
-Nada… - apenas le contestó el Cholo con la boca llena de pan que estaba comiendo allí contra la pared de arenisca y una rodilla doblada. Para qué decirle que tenían la mitad del poder por lo menos dentro de un limitado territorio que nadie pretendía escindir del Uruguay por mucho tiempo. Iba a ser por poco tiempo. Para organizarse, lo que es decir darle tiempo a la gente para que se organice de alguna manera para que se pueda vivir sin tener que siempre estar organizando. Una sola norma, la libertad, que se dice libremente y sin mucho esfuerzo cuando uno no piensa que si fuera tan simple ya se hubiera logrado..-
-Ah. Manuel, estuve un rato charlando con Germán…
-¿Y con mi abuelo?
-No Abelardo anda medio de luna de miel.
-¿Se consiguió una vieja?
-Sí, tu abuela!. Se volvieron a juntar.
-Claro! Ella también está muerta…Mirá vos, yo casi no me acuerdo de…Margarita…apenas de haberla visto asomada en una ventana.
Margarita terció.
-Ustedes están hablando de mi madre. Y dígame don Diablo ¿Usted la vio?
Mandinga sonrió y hablo con toda la boca.
-No… yo no la conozco.
-¿Y papá como está?
-Como siempre, medio rezongón, pero como buen curioso… Qué le voy a decir mejor que contarles como lo tenté con mi extraña apariencia y tamaño apareciendo por el medio de su pueblo perdido entre las pampas. Un loco no podía ser porque no conocía locos tan grandes, un ladrón menos, que no se hacen propaganda ni tampoco un extraterrestre porque no andaba en ninguna nave. Conclusión que debía ser un especie de héroe muy sabio que venía a revelarle algún secreto a poco que domine el miedo que le da ese aspecto espantoso lleno de crines de caballos y mandíbulas de vaca. Los amigos le gritaban desde una cuadra que volviera, sin gritar ni decir que no irían a ningún lado con un personaje así, que volviera o al menos les tirara la pelota que se estaba llevando por la mitad del partido.
-Entonces ahora entiendo quién fue que lo volvió loco.
-Muchacha. Primero, que Abelardo no es ningún loco. Y ojalá tuviera yo el poder de volver loco a alguien!
-Pero si agarra a un gurí chico y le llena la cabeza de cosas raras…!
-Eso decían que te había pasado a vos.
-A mi nadie me llenó la cabeza. Lo que pasó es que mi padre sólo vivía para sus experimentos y yo quedaba sola en casa con mis discos de blues o de rocanrol y ganas de ser hippy.
-Para los vecinos eso era que estabas loca.
-Y un poco tenían razón. Pero mi padre sí que estaba cada vez más loco, pobre. Me decía discursos interminables para demostrarme que todo era mentira siendo eso verdad. Que la única verdad era la esencia de no se qué cosa que parecía recibir cuando se ponía a hacer yoga en el galponcito del fondo. Un día me fui para volver después que descansara y conociera el sexo… pero me fui quedando. Habían tantos muchachos en aquella época! Ja ja. Era otro tiempo nuestra generación no conoció mucho de política pero si de la hermandad entre pocos bajo la dictadura. Los artesanos…
Margarita pudo perderse en sus recuerdos por varios minutos que callaron los otros pendientes de la continuación del relato que nunca llegó, porque Margarita recordó de pronto que había dejado una pizza en el horno de la cocina.

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jueves, mayo 10, 2007

293: ¡Qué rompehuevos!

-Sí, pero al final, apenas si pasó unos cuantos avisos. Quería juntar a todos los dioses vencidos de América, embalarlos en un movimiento que juntara lo antiguo de los dos continentes vencidos América y Africa, más las ideas políticas modernas, ya lo sabés. Pero no ha logrado juntar más que algunos nietos de Quetzacoatl y otros de Tupac. Porque no se sabe por donde andan los descendientes de Inti y otros tantos que en el nuevo reparto del universo parece que han sido aislados en los espacios oscuros.
-Es lo que te digo. Tenemos que organizar unas expediciones. No puede ser que no sepamos ni hacer un mapa medianamente completo de nuestro universo!
-Y sin embargo cada vez observamos mejor la tierra…
-Observar…Observar…Observar no es lo mismo que estar ahí! Yo necesito tocar y pisar la tierra firme.
-Tocar…pisar… Sí, es lindo… Te das cuenta que se cumple aquello de igual en los cielos que en la tierra…
-Al revés.
-El reparto del poder, digo.
-Bueno, decilo.
-Y… los que se aliaron con Dios dominaron la tierra. Aquí nos tiene en un gueto sin posibilidades de salir a conocer.
-Porque somos el enemigo.
-Vencido.
-Bueeno…! También es más emocionante así. Ya me imagino preparando las naves para hacer una incursión a las zonas prohibidas!
-Ya te hiciste la historieta.
-Ah, no?
-Che, cambiale la yerba a esa porquería que parece agua sucia. No querés que te regale un mate?
-Ahí, al lado, tenés la lata de la yerba. Echale…
-Y qué yerba es esta, che?
-Mitad paraguaya, mitad brasilera.
-Claro, vos allá eras famoso. Conseguís de todo.
-(fingiendo la voz para burlarse) Claro, conseguís de todo.
Abelardo lo vió hacer el remedo justo en el momento en que había decidido dejar de hablar pavadas como siempre discutiendo con el loco Germán sobre casi todas las cosas en lo que estaban de acuerdo. Tal para cual, aunque nunca se le iba a decir con claridad por no quebrar la magia de aquellos encuentros en los que los dos fingían se un par de tercos que nunca se iban a poner de acuerdo. Era divertido colaborar en esas escenas de teatro en vivo que bien sospechadamente habría escrito en algún cuaderno por ahí el Flaco. Representar los papeles que fueran surgiendo y que supuestamente después iban a ser dibujados en tiritas de recuadros por el Gordo. Pero no tan perfectamente definidos para que no se haga evidente que estamos al tanto de las reglas del juego. Así el otro lo vive más real a pesar de las imperfecciones voluntarias dentro de la actuación. Es una variante novedosa al dilema de que cada uno crea que el otro cree que… Sería así…Uno sabe cual es el juego. Y tal vez crea que el otro no. El otro sabe cual es el juego y además sabe que el otro también. Aunque queda muy lineal. Si fuera en espiral a cada vuelta el grado de complejidad de todas las autoconciencias va quedando dibujadas…¡Qué rompehuevos que soy!

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miércoles, mayo 09, 2007

292: LOS CAMBIOS DE TELONES

Abelardo sacó la cara del mirador multidimensional de oscilación de spín gravitínico sólo cuando el calor de la latita de tomar mate le empezó a quemar la piel del antebrazo. Era martes, tocaba mate de lata enlozada en lo de Germán su amigo que ahora le volvía a hacer la broma mientras él miraba cómo su nieto superaba una vez más la prueba de la vanidad.
-Tomate uno y dejame bichar un poco a mí.
Mañana miércoles tocaba mate grande de calabaza y bombilla de paleta grande en lo de Abelardo que ahora sí era también la casa, otra vez de Margarita, la primera, la que por mucho tiempo, después de muerta había rehuido los embates del viejo amor, su Abelardo.
El jueves volverían al mate de lata en lo de Germán…
-¿Se puede saber cuál es la causa que te hace sonreír así, medio sobrador?
-Recuerdo haber escuchado a alguien protestando porque yo le iba a destrozar la vida a su nieto.
-Pero es sólo mérito de él, que ha sabido sortear todos los peligros y las tentaciones!
-No, viejito testarudo. Es lo que te digo yo, que la libertad no te la cambia nadie, ni te la quita. A lo que le hicimos cambios fue al decorado del espectáculo y Manuel se ha movido con total libertad sin casi notar los cambios de telones.
-Puede ser…
-Y vos lo sabés, porque si no por qué me ayudaste a perfeccionar el mirador?
-Por idiota, ja, ja!
-Y ahora no te desprendés del aparato festejando las hazañas de Manuel. Entendelo de una vez, yo siempre supe que era un muchacho muy inteligente y bueno, capaz de tener muchos éxitos y vivir muy bien, pero al mismo tiempo –y sobre eso te cansaste de argumentar a favor- daba el tipo justo del nuevo líder que necesitaba América Latina. ¿Acaso siendo líder no iba a encontrar la manera de seguir en libertad?
-…Y…
-Mirá Abelardo…las cosas marchan bien. Sobre las primeras ideas tuyas, te acordás? Sobre los guiones escritos en un mayor número de dimensiones, te acordás…? Que yo recogí con entusiasmo…
-Con demasiado, según mi modo de ver.
-No rompas! Mirá que al final yo me voy a quedar con todos los méritos. Vos siempre estás en contra! Hasta lo asustaste para que no volviera a usar las piedras…
-No! Para preservarlas! Ah, todavía no te dije que me di cuenta, de que las van a necesitar ahora, cuando se empiecen a quedar sin los servicios públicos.
-¿Un solo juego?
-No…Las piedras se pueden partir y hacer de uno, varios juegos pero, además…
-…les podríamos dar una mano consiguiendo otros mil…?
-El que sabe de eso es Mandinga. Él me enseñó a fabricarlos…
-….con cuasi-cristales de alternancia bariónica, me contaste.
Que para mí gusto eran iguales a la que llamábamos piedra mora, aunque más pesadas.
-¿Y de dónde los sacaron?
-De la Cuchilla de Haedo. Mandinga me llevó a ver un lugar donde habían quedado enterrados, cinco pedazos grandes de un extraño aerolito…digo…por esa característica de estar formado en un 80% por esas piedras cuasi cristalinas…Ja! Si lo vieras a Mandinga, en ese tiempo, todavía queriendo ser medio diocesito, meta misterio…¡Me dijo cada zamba! …pero las piedras funcionaban.
-…sí, y después te las embargó…


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martes, mayo 08, 2007

291: Por Quinientos Pesos.

Un largo silencio, durante el cual los impetuosos temblores que recorrían la flacura de Manuel fueron disminuyendo poco a poco hasta que, al desaparecer, devolvieron el valor al muchacho como para intentar el descenso desde aquella inestable tribuna. Estaba en eso, flexionando ya las piernas para saltar desde la mesa al suelo cuando un nuevo clamor se levantó desde las gargantas. Sobre las copas de los altos eucaliptos del fondo, venían avanzado tres bolas en silencio. Parecían inmensas y su blancuzca imperfección les daba una realidad, casi imposible de creer ingrávida… Pero no caían ni emitían sonido alguno, sólo se acercaban a la vertical de dónde aun estaba Manuel tratando de bajarse de la mesa y una vez encima completaron un pequeño círculo y después otro mayor antes de alejarse aceleradamente en direcciones equidistantes.
Manuel habló con quienes tenía cerca, pidiéndoles que repitieran, que no esperaran nada de él, ni de las bolas ni de nadie. Que tomaran todo en sus manos, que resolvieran como mejor les pareciera todo… que hablaran entre ellos y se pusieran de acuerdo… Y sobre todo, que no reconocieran otra autoridad que la de ellos mismos.
Esas flacas palabras fueron repetidas de boca en boca, de oído en oído y de corazón en corazón. Fueron afirmadas por movimientos de cabezas y por golpes de puños en los pechos. Por abrazos entre gente que antes no se había conocido, aun siendo vecinos, separados por quinientos pesos más en los sueldos o techos de tejas en vez de chapas. Entre aquellos que alguna vez fueron amigos, hasta que dejaron de serlo, apartados por el afán del lucro, el orgullo de una profesión o el pretexto de la política… Por un momento se olvidaron de Manuel. Caminaron en grupos sin dejar de conversar sobre las mil cosas en las que estaban de acuerdo. Sobre las tantas que quisieran cambiar y que tal vez no fuera imposible, si cada cual hablaba con el corazón y el cerebro y no con el hígado y el bolsillo…Porque ahora… ¿Qué cosa nueva habían comprendido que no supieran de antes…? Sí, había una cosa nunca antes tenida en cuenta. La sencillez de la verdad. La pura desnudez de sus simples existencias que una y otra vez, porfiadamente, se habían afanado en complicar con los pretextos del progreso, los merecimientos y las virtudes. Ahora volvían para sus casas desvestidos de pretensiones, contentos de ser iguales, descargados de ansiedad. Lo habían visto todo en los ojos de Manuel, ese muchacho pobre y desgarbado que subido al pedestal no quiso otra cosa que bajarse para meterse entre la gente a ser, como todos, uno más.

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lunes, mayo 07, 2007

290: EL SILENCIO COMPARTIDO

En San José de Carrasco, frente a la farmacia de Miguel, se estaba juntando mucha gente. También en Gianastasio y Becú, pero la noticia de la mayor concentración de allá, iba llevando a los caminantes y pronto el tránsito quedó cortado enseguida del puente. Eso no lo contó Julieta, sino Vittorio que había aparecido casi corriendo con la noticia del ultimátum que su mujer le había transmitido por teléfono. O volvía al hogar de inmediato a hacerse cargo de la conmoción familiar, el desconcierto de sus hijos –eran dos- y la congoja de su compañera o -podía elegir- que ya no volviera.
Manuel le dio consuelo. Que viniera con ellos a ver lo que estaba sucediendo y del otro lado de la muchedumbre se tomara algún ómnibus de los que hasta allí llegaban desde Montevideo. Eso le volvió la sonrisa a la cara, el entusiasmo y las ideas. Porque después de todo, el movimiento iniciado iba a necesitar una cabecera de puente en la capital, o mejor dos, porque también Pepponne luchaba desde hacía días con su deberes parentales, aunque se olvidara de toda otra obligación o compromiso laboral.
Ni quince minutos demoraron en llegar al puente. De ahí en adelante había que pedir permiso para avanzar entre la gente y arrimarse a la veredita de la farmacia donde ya con la voz bastante gastada Miguel peroraba levantando las manos por sobre sus escasos pelos. En eso estaban, pidiendo permiso y caminando como hormigas demasiado cargadas cuando alguien gritó el nombre de Manuel por sobre las cabezas. La multitud contestó con un clamor que fue creciendo mientras muchos brazos le subían en andas y le llevaban junto a Miguel. Trajeron una mesa y sobre la mesa una silla donde le colocaron en problemático equilibrio por encima del oleaje sonoro que la repetición de su nombre sin acuerdo ni orden producía. Desde esa altura pudo ver los lejanos límites de la asamblea más allá del entronque con Aerosur. Se sintió abrumado por saberse el sujeto de semejante clamor. Se salió de los límites temblorosos de su cotidiana estampa y de pronto estuvo en todas las gargantas y la espuma hirviente de las voces que no cesaban de arrullar un nombre que ya no le pertenecía. Cerró los ojos. Llenó el pecho no de aire sino de ese algo luminoso y vibráctil que sentía expandirse como una gigantesca burbuja de emoción compartida. Levantó las palmas de sus manos sobre ella y supo que iba a decir algo.
-Somos los dueños de este planeta.

No lo había gritado. Ni siquiera había hablado fuerte y sin embargo la multitud se recogió en el silencio que entre todos habían inventado.
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domingo, mayo 06, 2007

289: EL RAYO Y LA SERPIENTE

Se fue Ferrari carraspeando las cubiertas en el balastro de la banquina. Se fue el comisario despidiéndose con una extraña mirada, mitad saludo, mitad amenaza. Quedaron ellos en la vereda risueños pero pensativos, porque trataban de dilucidar pensando, el significado de aquella información que acababan de robar.
Por el extremo de la calle vieron venir al Dengue con Julieta retrasada que levantaba los brazos como para alivianar la panza y volar hasta ellos antes. Los iban a esperar, pero ya la mente de Cholo se encaminaba al callejón dónde el comité de base se tendría que reunir por rutina esa tarde. Como se hacía los jueves y hasta a veces sin tener de qué hablar. Comunicados de los gremios y proclamas que no llegaban ya a su destino censuradas por el pragmatismo en uso. No dejes volar tu ideas, pequeñoburgués romántico, y no pretendas el milagro otra vez de los panes y los peces. Hasta ahora. Porque ahora sí se iban a abrir las alamedas –quiera decir eso lo que fuere- y caminarían las gentes, codo con codo y la mirada clara a ocupar los puestos más altos de los estrados.
El Dengue llegó sin resuello y haciendo gestos de yatecuento esperó que la buena de Julieta terminara de descontar los cinco metros de la ventaja, se llenara los pulmones y se riera.
-Contalo vos.
Habían recogido las impresiones de todos los Maquis luego de los primeros encuentros con los vecinos. El ambiente estaba increíblemente preparado para recibir cualquier tipo de propuesta. La gente se mostraba inquieta y deseosa de llevar esa inquietud al plano de la acción. Se habían convencido de entender el mensaje que las bolas de papel habían dejado sobre las multitudes caminando por las calles. Reúnanse. Caminen. Ocupen los espacios públicos. Un nuevo tiempo ha comenzado!

-Fijate Manuel, que hasta Palomeque! –Exclamó Julieta- ¿Te acordás del viejo Palomeque sentado en la reposera abajo del corredor…? Bueno, cuando escuchó que con la Magda hablábamos adentro con su esposa de las bolas y los ángeles, se vino rapidito a proclamar su apoyo a los que están a favor del pueblo. Dijo que aunque sea cierto que estén forradas en papel de diario –como los huevos- era evidente que no pretendían otra cosa que juntarnos a todos y hacernos entender que el mundo nos pertenece. Que se inclinaba a creer que no fueran extraterrestres, justamente por el aspecto de cosa hecha a mano y que, de ser así, eso significaba que por primera vez las masas tendrían a su disposición el rayo y la serpiente que antes, en manos de los poderosos, descargaban su exterminio sobre todo brote de rebeldía.

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sábado, mayo 05, 2007

288: CON PLATA TAMPOCO

Cuando Ferrari encontró un pretexto y se retiró Cholo ya estaba agitando la revolución en una mesita con tres parroquianos. Luque se había arrimado con el trapo de limpiar las mesas al hombro y una idea clara. Que todos los gobiernos nos han currado, decía, y que este ya iba camino a ser lo mismo. Más impuestos y casi la misma corrupción.
-Es el sistema ¿no es así Cholo? No se les puede cobrar más a los ricos porque sino se llevan los capitales y los pobres se quedan sin trabajo. Entonces cobrémosle a los pobres mientras tengan trabajo y dejemos que los ricos igual se lleven la plata a las Bahamas. ¡Y las multinacionales, ni que hablar!
-Por eso. Por eso hay que empezar de otra manera, cortando con los capitales
Remigio largó la risa. Nunca se había oído tamaño disparate de boca de un ser humano que se dice pensante. Como se te viene ocurrir muchacho que se puede hacer algo sin dinero. Acaso viene alguien a darte de comer si no trabajás y ganas plata.
Por supuesto que el dinero es el dueño del mundo -le retrucó imperturbable- por eso mismo lo tendríamos que eliminar. Para librarnos de nuestros dueños.
Jacintito y el Retruco eran los otros de la rueda que sonreían mientras seguían con la mirada a los dos litigantes. Les gustaba. Porque algo así habían pensado en algún momento sin poderlo decir por no encontrar las palabras o la convicción. Las dos cosas habían alguna vez… lo que decía uno y lo que el otro, que después de todo tenía también razón. Porque sin plata no se hace nada, pero con plata tampoco
Vinieron los gritos de la calle que resultaron ser exclamaciones que el Ferrari exclamaba ante la cara del comisario que se había bajado del Mustang y pretendiendo apoyarle una mano en el hombro para acercar una cara condolida y amistosa que ambientara la comprensión de la extraña e inquietante noticia que le tenía que transmitir. Gritaba Ferrari de indignación e incredulidad al serle comunicado oficialmente que debería abandonar las tareas de vigilancia formateadas fuera de planilla escrita, por un tiempo al menos, hasta que se encontrara una solución al problema este que tiene al país parado.
-¡Préndanles bala! ¡Préndales bala! Eso es lo que tienen que hacer!
-Pero parece que son de otro mundo.
-Las balas matan en todos los mundos!
Manuel y el Cholo de a poco se acercaron a la vereda trayendo los vaso de la poca cerveza para disimular y tratar de escuchar mejor. Al menos parecía que empezaban los movimientos…

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jueves, mayo 03, 2007

287: Yo no dije torturarlos.

Tenían claro que podía sobrevenir un ataque masivo y ciego. En ese caso iban a dar batalla, pero no iban a desestimar la posibilidad del acuerdo pacífico por improbable que pareciera. Por eso mientras esperaban la última respuesta decidieron movilizarse entre los vecinos, preparando y agitando el tema de la posible invasión angelical.
Margarita se visitaría sus viejas amigas de la zona con las que había compartido tantos carnavales y diversiones. Vittorio a los médicos de la policlínica que le estarían echando de menos y a las maestras. Ernesto a los fuertes comerciantes. Rulo a los del club de fútbol. Dengue se iba para el parador del Pichi y donde más quisiera, igual que Julieta y Pepponne. Manuel con El Cholo habían elegido tomar cerveza en lo de Luque…
Dio la casualidad que en el mostrador de Luque apoyaba un codo Ferrari mientras mirábase en el espejo de tras las botellas.
-Ah, por fin aparece el joven Manuel! Ya hace días que tengo un nuevo trabajo para ustedes…
-Ahora va a ser imposible –fue la respuesta de Manuel. –Y menos con esta situación.
-¿Qué situación?
Manuel echó una mirada significativa a los parroquianos.
-¿Qué…? No se ha enterado de los ataques de esas naves sobre plazas llenas de gente?
-Revoltosos, querrá decir.
-A usted le parece bien?
-Si la gente no saliera a perturbar el orden… Pero la culpa la tiene este gobierno de Tupamaros…Ja, si ellos son terroristas! Como van a hacer para mantener el orden?
-¿Qué orden?
-Y… salir a la calle todos juntos siempre fue un desorden! Cuando estábamos nosotros eso no ocurría.
-Y que nos invadan esas luces que no son uruguayas, ¿También le parece bien?
-Ellos tienen el poder… El poder no se discute. Más bien que si ganaron la guerra con el comunismo ahora van a imponer sus ideas. Siempre es así. El que gana tiene la razón.
-Pero la otra vez ustedes empezaron ganando y terminaron perdiendo.
-Ya se va a dar vuelta la tortilla. Cuando no puedan más, los del gobierno van a venir mansitos a pedirnos que los salvemos.
-Y las bolas?
-¿De qué me habla?
-Esas bolas luminosas que era lo que la gente salía a ver.
-No esos son unos globos que tiran los de alcaeda, diseñados por los judíos a control remoto! Nosotros los reventamos un un día!
-Y si no pueden…Si no son globos?
-¿Qué van a ser? Pero no importa, aunque fueran platos voladores nosotros los aniquilamos.
-Pero para torturarlos, primero tendrían que agarrarlos vivos.
-…yo no dije torturarlos!
Entonces Manuel calló antes de decirle al bicho que sí había pensado en la tortura, es más, había visto en su imaginación una truculenta escena presenciada cuando era un cadete….un pasillo oscuro entre hileras de chiqueros humanos apenas asomados entre la mierda. Su conmoción primera, por la identidad humana todavía presente en aquellos gestos, su temor después de poder algún día estar en aquellas covachas y por último las luz salvadora del entendimiento que le veno a avisar que estaba fuera de peligro por ser miembro de una casta privilegiada. Ese fue su orgullo.

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miércoles, mayo 02, 2007

286: EL ATREVIDO

Manuel pidió a la flaca que digitara el número del Pepe. Tomó el aparatito y con expresión adusta se puso a esperar el contacto.
-¿Quién, la muchachita?
-No. Te habla Manuel.
-Por fin. Tienen una respuesta entonces?
-Sí. Mirá sería algo así: Pactos por ahora sólo de no agresión. Si cumplen eso, después podemos seguir hablando.
-Bueno, pero… Ustedes paran ese show de los ovnis, eh?
-No es tan fácil. Lo que podemos es mantenerlos controlados para que no pararles el país.
-¿Pero quienes son los de los ovnis? ¿No son ustedes mismos? Yo he visto fotos y me parece…
-Te preocupan nuestaras bolas, pero no te preocupa que a cada rato bajen escuadrones de ángeles!
-Manuel…bien sabés que hay poderes que nos superan.
-¿Ahora trabajás para ellos?
-Sos un atrevido, no sabés ni lo que decís!
-Está bien, perdoname, pero no vamos a darnos por vencidos. Queremos que nos saques a todos los milicos y los ángeles de la franja de la costa. Que eso es una imposición agresiva? No lo creas. Ustedes nos están agrediendo. Para que haya un pacto de no…
-…no son una República aparte!
-Yo no sé lo que somos pero…
-…unidos o los comen los de afuera.
-No me hagas versos.
-¿Pretenden quebrarle el espinazo al primer gobierno de izquierda de la historia?
-Uhhh!...mirá te paso aquí con el comandante Cholo que entiende más de esas cosas.
-¡Esperá Manuel, muchachito…! Vos sabés que no somos enemigos… Tus amigos me rescataron… Pero ustedes tienen una alianza con el diablo y nosotros heredamos otra con dios. Estamos condenados a entendernos en secreto entre nosotros!
-Puede ser…pero vamos despacio. Primero lo primero.
-¿Pero qué querés…? ¿Qué de un golpe de estado? Eso que vos pedís no se puede hacer. Va contra la constitución y todas las leyes. Y en cuanto a los ángeles…
-Si ya se, ustedes no les pueden dar órdenes…
-¿Y entonces…?
-Eso no ha de ser fácil de conseguir pero ustedes han conseguido cosas más difíciles. En realidad es la única ventaja que nos podría dar ganas de hacer un pacto.
-Ah…
-Ustedes saben hablar…
-Y ustedes tienen las bolas, no?
-Ahora sí.
-…
-Si pasa mucho tiempo capaz que ya ni necesitemos aliados.
-Bueno, tampoco será para tanto. No fanfarronees… Dejame pensar un poco, no creo, pero… Me pongo a pensar y averiguar si nos queda alguna chance…no creo…

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martes, mayo 01, 2007

285: EL OLFATO

Manuel, así nomás como estaba, siempre, con su remera roja, sus vaqueros medios gastados y sus champeones, se puso a caminar entre todos, sin darse cuenta de estar haciendo el papel del estadista.
-Ahora sí que va a ir en serio. Tenemos que jugar al juego que ellos siempre juegan. Entrar en el tire y afloje de la política. Una sonrisa y una cachetada. Una amenaza y una traición… Y sobretodo no creerles nada de lo que digan!
Giorgionne se empezó a deprimir, esperaba algo menos prosaico, algo con mayor vuelo poético.
-Eso va a durar hasta que estemos más o menos seguros y hallamos por lo menos empezado a practicar un verdadero socialismo en el que cada uno recupere la cantidad de poder que le corresponde. Esa cantidad igual que no le hace daño a nadie.
Margarita tampoco se entusiasmaba. No les gustaban esas palabras que parecían decir que cada cual mediría exactamente un metro sesenta. Para ella había que volver a los Hippie y hacer el reino del amor.
-Tenemos que lograr que todo el mundo se acostumbre a usar su poder…
A esta altura se detuvo y largó la risa.
-Pero qué estoy diciendo! Lo digo de una manera que parece horrible de aburrido!
El Cholo vino a abrazarlo comprendiendo recién la comprometida situación de su amigo que a los veinte años se tiene que cargar la bolsa de las indecisiones ajenas que le obliga a decidir. Manuel no era para los discursos, mucho menos sobre esos temas, pero le retuvo con una mano en la distancia y encaró otra vez a la rueda de los Maquis sin dejar a penas de reír.
-No de la política en serio mejor lo discuten con el Cholo que creo que es el más capo en esas cosas. Yo, si ustedes quieren puedo usar el imán que tengo para las desgracias como antena para olfatear las trampas. Y…
Ahora se adelantó con paso viril Vittorio y con gesto un poquito teatral al modo de Jorge Negrete le dijo:
-Queremos que seas el comandante.
-¡No, militar no!
-Llamale como quieras, pero tenés mejores condiciones que nadie. En eso estamos todos de acuerdo.
-Entonces seré el olfato.
-Bueno, en nombre de todos te nombro Olfato de los Maquis de Lagomar.

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