viernes, marzo 30, 2007

256: SACERDOTE DE SATÁN

Se sintió el ruido de una moto que paraba adelante sobre el pasto. Entró el Toba con el casco rojo en una mano casi amenazante.
-¿Pero qué hacés, Manuel!
-Estoy en mi casa.
Las miradas rebotaron en todas las barandas haciendo carambolas. Del Toba para las hermanas Bronté y de las Bronté para Manuel. También el Toba para Manuel en abanico de ping pong. Porque volvía a mirar a las Bronté muy bien vestidas aunque…raras… y a Manuel totalmente desnudo, sonriente y sin taparse con nada. Ellas se retiraron un paso de Manuel y giraron los cuerpos en dirección al recién llegado, hicieron una casi reverencia como muñecas a cuerda que bailaran acordadamente entre las dos. Una reverencia y mutis por el foro.
La Magda le tiró una toalla encima que fue contraproducente en cuanto a la desnudez de Manuel porque, si bien primero se le había colgado del hombro en diagonal para abajo, cubriendo las partes pudibundas, pronto se fue resbalando, justo cuando todas las miradas confluían en ella… desnudando otra vez al desnudo para renovado asombro del pobre Toba que aún no sabía qué pensar y renovado placer para las hermanas Bronté.
Toba trató de recomponerse.
-Entré porque supe que los milicos se habían ido y al ver luz…
-Cuando llegaron las vecinas Manuel la prendió.
Ellas se sintieron aludidas.
-Nos dijeron que aquí se celebraban rituales diabólicos.
Manuel bromeó sobre que si se venían a inscribir y ellas apenas si sonrieron antes de afirmar que la de ellas había sido una sana curiosidad intelectual.
-Para saber de qué se trataba. Hay mucho material sobre esos cultos que a nos suena como una exageración interesada. Queríamos participar de una celebración real para volcarla luego por escrito.
-¿Escrito?
Volvieron a agarrarse de las manos una junto a la otra como las muñecas que había sido.
-Nosotras escribimos…Somos escritoras…
El Toba temió por un instante estar haciendo el papel del ridículo boludo frente a todos estos que le estuvieran tomando del pelo.
-¿Qué escriben? ¿A quién le escriben? ¿Para qué?
-Es nuestra profesión. Vivimos de eso.
La flaca agarró la onda de lo que las mujeres decían y se acercó con su sábana.
-¿Escriben novelas?
-¡Claro…! Ahora estamos escribiendo una en la que el personaje central, una muchacha de la alta sociedad se enamora del jardinero de su familia que en realidad es un sacerdote del culto de Satán.
Toba se agarró la pera con la otra mano.
-Ahora empiezo a entender.
-El se le presenta como un hombre, que aparte de ser hermoso, está vestido de todas las virtudes, desde el valor a la generosidad. Desde el buen humor a la galantería…
-…pero es el Diablo!
-No, el Diablo mismo, no! Es un sacerdote –tenemos que averiguar como se le dice- de la secta de Satán. Nos ha parecido mejor decir Satán que Satanás porque, si bien Satanás suena como una serie de golpes que pudieran ser definitivamente mortales, en cambio Satán es algo más concreto, también con ese aire de cosa fatal, pero la oscura fatalidad corporizada en un sujeto.
Para escucharlas mejor Magda se fue a recostar con Manuel sin percatarse que el Toba había dado el mal paso de pisar la cola de su sábana que se le quitó de encima, dejándola, al llegar ella a sus brazos, tan desnuda como él y tan campante.


(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

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jueves, marzo 29, 2007

255: LA CASUALIDAD DE ESTAR VIVOS

Se sintieron de pronto encerrados y quisieron salir. Pidieron la Harley a Ernesto sin pensar que podrían ponerlo en un compromiso por tratarse de una pieza de colección. Pero Ernesto sólo dijo que se le sacaban el sidecar llamaría menos la atención. Era lo conveniente. Salieron al aire libre con un cielo añil que se platinaba en filamentosa nubes mientras los pinos fosforecían sus verdes en la penumbra. Por esas calles fueron, protegidos por los montes y pasando lejos de la comisaría. Fueron a dar al camino del horno y volvieron rodeando los barrios hasta llegar a dos cuadras desde donde vieron los camiones manchados detenidos frente la casa mientras un enjambre de uniformes los cargaban. Se refugiaron en el monte de panza otra vez sobre las dunas a esperar lo que se hacía sin ninguna prisa. Cerrándose la noche recién roncaron los motores y se encendieron los faros volviendo la imagen en blanco y negro. Se fueron.
Ellos se acercaron como indios entre las, hasta convencerse de que ya la casa no estaba vigilada. Tomaron posesión de ella, comprobaron el despelote y volvieron para el monte a rescatar la Harley de la intemperie y traerla. Estaban en la casa. En aquella vieja casita dónde tantas veces se habían amado, fornicado, lamido y chupeteado. Magdalena se rió al encontrar lo que buscaba en el fondo del cajoncito de los cubiertos. Una punta. Manuel también sonrió.
Enseguida estuvieron desnudos, festejando la casualidad de estar vivos y despiertos con toda la juventud. Maravillándose en la perfecto hecho de que uno tenga lo que al otro le falta y las pieles! Las contiguas pieles buenas para acariciar o para ver o para restregar y morder desesperadamente satisfechos por la presencia del otro….
Sintieron pasos desde la puerta que habían dejado abierta. Todo oscuro y esos varios pasos cortos y poco pesados…Silencio. Algo como un cuchicheo y dos o tres pasitos más. Manuel saltó y prendió la luz junto con el chillido de espanto de las hermanas Bronté al verlo agazapado y en pelotas, pronto para volver a saltar.
Entre ellas se abrazaron de costado aunque sin dejar de mirar, fijamente la anatomía desnuda del primer hombre en muchísimos años que veían. Se quisieron disculpar con incoherencias y confusiones graciosas de palabras. Eran tímidas y recatadas además de temerosas, por eso había optado por vivir de a dos, acompañándose en todas las frustraciones y las pequeñas alegrías. Más con todo fueron recuperando la calma y la compostura sin dejarse de tomar por ambas manos ni de mirar el cuerpo de Manuel todo el tiempo sin hacerle notar con palabras su desnudez.
Apareció la flaca en el ruedo con una sábana sobre el pecho y casi sin impaciencia. La conversación ahora se iba de la situación grotesca creada por ellas a los hechos que habían estado rodeando a esa casa en los últimos días desde que antes se paraba de noche un plato volador arriba y la alumbraba.
-Sí, me contaron –decía Manuel apoyando una mano contra la pared para no taparse nada con ella. Estaba en su casa y estas señoras…
-¿Y usted no tiene miedo…?
-Un poco. Pero si pasa algo le pediré ayuda a los vecinos…-continuaba con el juego, ahora apoyando la espalda contra la pared y doblando la rodilla del otro lado para que las hermanas no se perdieran nada.
Ellas se adelantaron de golpe un paso, largándose entre ellas de la mano más lejana,
-Cuente con nosotras para lo que necesite!



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miércoles, marzo 28, 2007

254: El Tractor de Noche


Abajo estaban los tres frente a la pantalla con los ojos tragando imágenes y los oídos atorados de estúpidos comentarios. Las imágenes se repetían para atrás y adelante hasta detenerse en el punto en que la bola ocupaba el primer plano con el máximo tamaño. Se veían las letras de los titulares de los diarios, patas para arriba y de cualquier forma, Las irregularidades del papel mal pegado…Era la Bola de Manuel! Chupada por la lente hasta que todos reconocieron algunas marcas particulares que ya le conocían.

-Los expertos suponen que serían naves teledirigidas –decía la voz por los parlantes y agregaba- a juzgar por la total carencia de cristales.

El Dengue se rió, tenía la memoria llena de las cosas hermosas que había visto desde arriba y ahora esa voz del señor que fuera siempre el dueño de la verdad, venía a decir esa pavada! Con razón a él le había dado por la bebida como a otros por romper vidrios y correr. Es que se daba cuenta que el mundo está dominado por un montón de mandapartes que se juntan para hacerte creer que saben mucho, aunque sepan pero no tanto. Y al final qué importa!

Manuel preguntó si habían pasado opiniones de la gente justo cuando la pantalla se llenó con la cara flaca de un hombre.

-Ah. De estos…si habré visto cuando andaba con el tractor de noche. Las luces que se corrían. Esto no es nada!

-Tenemos que hacer algo para que se den cuenta de que no son ovnis.

-Sacar las manos y saludar? –preguntó Dengue.

-Algo así! ¿No será peligroso?

-No. ¡Qué va a ser…!

Cholo no estuvo de acuerdo. Podrían seguir pensando que eran ovnis manejados por unos seres con manos. Tendrían que aterrizar y hablar con la gente.

Ni Manuel con Cholo.

-Antes tenemos que hacer mucho más bulla. Hacer que todos crean que tenemos miles de bolas, ja,ja …los otros también van a creerlo.

-Quienes?

-Los milicos del gobierno…Nos van a empezar a respetar…

Con lo que se engañaba Manuel lastimosamente, porque mientras eso él decía, en algunos despachos del ministerio de defensa algunas mentes escribían mentalmente en clave una consulta sobre las posibles causas de esta sorpresiva ola de naves “trans”, que de paso sería un reporte de todos los casos registrados, aspecto de la nave, velocidad aparente, maniobras y direcciones inicial y final. Una vez terminada la redacción mental el portador sólo debía conectar su propio chip con la torre de la computadora. Terminado.

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martes, marzo 27, 2007

253: OVNIS


Esta vez no hubo percances.

Las bolas se elevaron enracimadas, como si fueran globos soltados en un día de fiesta, para llamar la atención del público y traerlos con sus ropas domingueras y los bolsillos llenos de monedas para participar de los juegos y los sorteos, las espumas de azúcar, las escopetas que arrojan corchos y las mil caras del hombre orquesta.

Se elevaron hasta las pocas nubes algodonosas que mentían bien una quietud que no era tal.

Se reagruparon unos instantes alrededor de un amplio giro, como poniéndose a tono con el paisaje y quizá también orientarse antes de partir cada una a buscar su destino.

Tal vez alguien al verlas brillas blancas en lo alto haya pensado que bailaban un vals, como aquellos autos de la tevé y que de abajo no se sentía la música.

Lo que hacían era mantenerse a cierta distancia por no repetir lo de Vittorio y Miguel y dialogar cada piloto con sus encordados para convenir el punto de destino. Aproximado.

El círculo se desintegró de pronto enviando rayos centrífugos en todas direcciones. Podríamos decir que cual palomas mensajeras partieron las redondas naves a alcanzar la luz del entendimiento a aquellos que aun persisten en las sombras. Pero no vamos a decir cosas ridículas mientras podamos. Cada bola salió derecho a cumplir con su misión, es decir cada par de bolas, porque se seguía con la idea de no hacer misiones solitarias, por precaución.

Allá fueron, librada a la imaginación momentánea para inventar las piruetas adecuadas a cada lugar. Para llamar más la atención la llamaron. En todas partes, juntando ahora cientos de personas debajo de cada punto de mostración con doscientos de ojos no pudiendo creer lo que veían. Lo que otros locos les habían contado que un conocido de un conocido había visto. Una luz que apagaba los motores y que mataba las vacas o que iba por el aire de a tramos rectos que parecía recorrer de forma instantánea, formando una figura geométrica en lo alto como queriendo significar algo. Tal vez para los que mirasen de afuera del planeta, o del sistema solar…

Muchos ya lo habían visto en la tele al mediodía, después del aviso, sobre el Cerro de Montevideo. OVNIS les llamaron aunque en realidad no largaban destellos ni mataban vacas, más bien parecidos a huevos de Ñandú, pero más grandes. Como…un horno de pan, podrían ser. Pero medio blancuzco y redondo también de abajo.

-Dicen que al ministro Mujica quienes lo raptaron fueros los ovni

-¡Esos son bolazos!

-No, han sido los comunistas. No ve que entre ellos no hay acuerdo.

- Pero si están juntos!

-Ah! Y lo que le dice el Zabalza!

-Por Astori.

-¡Andá! El es mayorcito de edad, no?

-¿Y las bolas?

-¿Qué bolas?

-Que se fueron, boludos, mientras ustedes discutían!

A las cinco de la tarde estaban todos de vuelta cambiando impresiones a los gritos. Dengue saltaba de contenta expresión porque según él, volando dentro de la bola, que no era transparente, se ve para afuera. Pero no sólo para adelante o abajo, sino en todo el contorno a la vez, pudiendo fijar la atención en cualquier punto que se quiera sin mover la cabeza. También se puede volar haciendo saltitos con el rimo de una música o caer de pronto como una pedrada con sólo pensar en que hay una de las vibraciones que están llegando a vos… esa, la dejás de escuchar por un momento y la bola se suelta! ¡Casi había desfondado la cartapesta con el viento que había enfrentado!

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lunes, marzo 26, 2007

252: Hëctor, el broncíneo.

Un soplo de brisa anunció la llegada de la bola número once. Nadie se había preocupado por la tardanza, Mandinga era mayor de edad y experimentado piloto, sin embargo él pareció desencantado ante la indiferencia cuando por fin se acercó a la rueda frente al televisor.
-La televisión peruana estuvo repitiendo las primeras notas.
Cholo le miró de arriba abajo.
-Y vos no ibas a vigilar por si venían los ángeles?
-Me llamaron de apuro desde Piura. Parece que allá alguien ha fabricado una bola, también. Le llaman curuta paway y por lo que me dijeron son parecidas a las nuestras.
-¿No las viste?
-No, ha de ser una. Ja! Algún otro admirador de Germán
Manuel se despabiló de golpe.
-¿Germán fomenta grupos de este tipo?
Mandinga giró el cuerpo para mirar a Manuel. Lo hizo de una manera que varios imaginaron la estela de una capa negra terminada en luces que derrapaban. Y hasta lo cuernos y los colmillos brillantes… Estaba en escena.
-No se…
-A mi los planos me los mandó Abelardo…
-Bueno…El inventor de la bola fue Oesterheld
-Si, ya lo sabía… ¿Trabajan juntos…?
-A veces. Pero Manuel, yo no soy una alcahueta que te vine a traer los chismes.
Se había ofuscado por haber cometido un desliz al insinuar que Germán le habría mandado los planos a varias personas. El era Mandinga, el heredero y un mandinga no podía dejarse llevar por la conversación y terminar diciendo cualquier cosa! Aunque… también con eso había captado la atención del predestinado de Abelardo y ahora podría retener la atención de todos. Dio un paso más al centro y esperó a que Manuel diera vuelta la pregunta para transformarla en una afirmación.
Pero Manuel volvió a conversar con la flaca en vos bastante baja porque estaban muy juntos y sin querer se excitaban con sólo el aliento sobre la piel.
Mandinga se recostó sobre un sillón y con las piernas abiertas y los brazos cruzados suspiró con impaciencia.
Manuel olió apenas el aire que salí de las narinas de Magdalena, que al soplar acariciaba los vellos más suaves con esa cosquilla.
Cholo dijo que salieran a hacer la misión número dos.
Manuel abrazó a Magdalena como si fuera Héctor con su broncínea armadura momentos antes de la batalla. Magda, sin tener la correíta de la gorra de pilota colgando con los lentes abisagrados y sin tener el traje con algunos arreos, tal vez de paracaídas, también colgando, igual se apartó con esa sonrisa en labios que iba quedar registrada en los afiches de la película con la escuadrilla de Spitfire en el fondo alumbrados de atrás por un sol en el horizonte.
Cada uno enfiló a su nave.
Giorgionne y Miguel iban a revisar los archivos Maquis y a contarse la historia de cada uno de los grupos.



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domingo, marzo 25, 2007

251: DAÑOS COLATERALES

Ernesto había traído un aparato que pareciendo una heladera de costado, era de frente un televisor cinemascope con sonido arraun, de los que vienen ahora. Junto con los primeros adelantos de noticias empezaron a sonar los teléfonos. Porque en cuanto Vittorio le dijo a Pepponne que todavía no habían resuelto y cortó, empezó a sonar el de Ernesto que había subido al baño y después el de la Magda. Estaba desesperado! Pepponne. No solo bajo presión de que contara algo más sobre el grupo rebelde sino también y sinceramente preocupado de que no les fuese a pasar nada a ellos, los Maquis –los comparaba con el movimiento del subcomandante Marcos- a los que les tenía mucha estima…Magda grito mirando la pantalla. Lo que se veía era una toma casera hecha con una cámara de un teléfono donde se veía claramente cómo una bola blanca se precipitaba sobre el observador y luego remontaba.

-Era la de Dengue que tenía aquella foto pornográfica en el papel que no quisimos lambetear con el engrudo!

Era sí. Y Dengue no quiso decir que no se habían dado cuenta de que la puerta de la bola venía media abierta y por ella, aunque no se viera bien en las fotos, asomaba una mano suya que venía saludado. Vuelto Ernesto tomó su teléfono que estaba dale sonar.

-Pero Pepponne, ya le dijimos que ese tema lo estábamos estudiando… En cuanto tengamos u…

La toma de la barra de gurises de Guichón que habían visto el Ovni, estaba muy buena.

-Daban vueltas y vueltas por ahí y yoquesé yyy…después se fueron- decía el gurí llevando la mano horizontal como sosteniendo el vuelo del supuesto plato. Después una maestra de escuela que estaba en el patio de recreo con sus alumnos y otras…Se ponía la mano en el pecho la señora y daba testimonio de todas las acrobacias vistas por esos ojos que todavía revoleaba por las altas esferas a cada par de palabras. Faltaba alguna autoridad oficial y siguió faltando porque al parecer el notero era partidario de la voz de la gente.

Ahora sonaba de nuevo el de Giorgionne para advertirle que habían gestiones para empezar a triangular la zona con los camiones del ejército equipados con alta tecnología de rastreo. Eran una especie de unimog afrancesados que habían quedado desde la última maniobr…Material de descarte. Vittorio lo cortó.

-Sí y daños colaterales! Peppo, no me jodas. En cuanto pueda te llamo…o mejor…No te podés dar una escapada por acá…? …Sí…Personalmente se pueden decir muchas más cosas que por teléfono… ¡Tené cuidado de que no te sigan!

Y una vez cortado, a los otros:

-Es mejor que lo entretengamos aquí. Es capaz de hablar alguna cosa de más frente a los otros.

-¿No es de confianza?

-Sí, le tengo bastante confianza pero, no sé cual es su límite ni su talón de Aquiles.

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sábado, marzo 24, 2007

250:: PRIMERAS BAJAS

A las ocho ya estaban las bolas adjudicadas del uno al diez sin contar la primera que iba a ser usada por Mandinga para hacer de campana. En la base iban a quedar Julieta por el embarazo y Margarita para acompañarla. El plan era simple. Tenían elegidos cinco lugares del país, para que a cada uno se dirigiera una pareja de bolas a hacer cosas que llamaran la atención, piruetas y vuelos rasantes, pero nada que pusiera a alguien en riesgo. Quince minutos y a la cueva de vuelta. Manuel y Magda eligieron sobrevolar Guichón con corridas hasta Algorta y Piñera. Idea de Manuel que le quería mostrar el lugar en que había estado cuando lo llevaron la primera vez. Dos parejas iban sobre Montevido, la de Giorgionne y Miguel, y la de Trum y Ángel. Atlántida fue para el Cholo y el Dengue y Melo para Ernesto y Porum. Otros días se iban a cambiar los lugares y las parejas, de modo de que todos se acostumbraran a todos

Bueno, tal vez no sea interesante contar las peripecias de cada pareja y sus malabarismos frente a las miradas atónitas como si fueran los jovencitos inglese saliendo a detener a los nazis en aquellos poderosos Spitfire que hacían resonar los cielos de la guerra que esa vez estaban perdiendo. Tantas películas lo han mostrado convenciéndonos de que no todo sale bien cuando todo tiene que salir bien. Claro que al final triunfa el bando del muchachito al que le ponen una condecoración y le permiten ir a caminar por el parque un rato con su novia. A los Maquis tampoco le salieron las cosas como las habían pensado porque mucho no lo habían pensado, pero se podría anotar como inconveniente que a la vuelta faltaron dos bolas y dos Maquis. Giorgionne y Miguel que se habían entrechocado brevemente, camino a Montevideo –les tocaba El Cerro- y tuvieron que hacer un aterrizaje de emergencia en un claro del Parque Roosevelt y quemar las naves para que no fueran descubiertas. No, no podían ya volar con los espinazos así torcidos entre las ramas!

Ellos llegaron en ómnibus, bastante tarde y cuando nadie sabía aun del accidente, cansados y muy frustrados, derecho a un consuelo merecido por ser la primera vez que volaban a solas. Bajaron el declive de 45 y se encontraron con todo el resto del grupo mirando el pedazo de muro de la caverna que se veía entre una y otra nave. Se pusieron detrás de todos, muertos de vergüenza a esperar que los descubrieran, cosa que tardó quince minutos.

A la postre fue una jornada matizada. Algunos se divirtieron mucho, el Dengue más que nadie y los Tucos menos. Los Tucus odian estar solos y más si no tienen otra cosa que hacer que manejar una bola con el pensamiento. Si aunque fuera con la palabra, sería para ellos más tonificante.

Por ahora no iban a reponer las bolas perdidas

Giorgionne tiene la atención dispersa.

Se pueden hacer varias misiones por día.

Ya cuando remonta va subiendo y bajando.

Me distraje, la verdad es que me distraje.

Felicitaciones.

¿Y si prendemos la tele?


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jueves, marzo 22, 2007

249: TORMENTA DE IDEAS

Se armó una discusión general sobre los detalles. Estaban de acuerdo en lo fundamental, la creación de un territorio liberado al que de alguna forma iban a tener que llamar aunque por supuesto siguieran siendo uruguayos. El tamaño del territorio iba a ser el total de superficie que ocupara la gente que se fuera plegando al movimiento, sumados propietarios y ocupas en un plano de igualdad. Pobres y ricos, lindos y feos. Por supuesto que hombres y mujeres y también adolescentes y viejos todos con vos y voto en las asambleas barriales, pero también en cualquier lugar, público o privado, radio o televisión. A cada uno su poder. Y se establecería como mayor delito el de querer silenciar la opinión ajena ya fuese por la fuerza o por cualquier medio de presión sicológica como pueden ser la carcajada y el insulto. Esa iba a ser la base de toda legislación futura, de modo que lo único que no se podía contrariar sería esa base, porque es sabido que las leyes vienen y van y también las costumbres de la gente. Tal vez agarraban para el lado del socialismo, tal vez no. Hasta tal vez la gente una vez liberada de tantas definiciones se pusiera a inventar algo mejor que ningún sistema, como que fuera…pongamos la sociedad del amor, donde todos se pusieran a amar libremente a cuantas personas quisieran, fueran o no correspondidos. Y en base a ese principio, a su vez inventaran toda la reglamentación que por supuesto iría a controlar algún exceso pero siempre y fundamentalmente, a controlar que no se a pusieran en cuestión las reglas fundamentales. La lógica de todo sistema. O acaso –observó Giorgionne- no hemos visto como de una manera u otra siempre se castiga al innovador. Y tenía razón. Porque si nos ponemos a observar vemos siempre que el verdadero inventor es tenido por un loco y el que le compra el invento por unas monedas funda una multinacional que deja enormes ganancias a partir de convencer a la gente de que es necesario comprar esos productos para seguir existiendo un poco. Ahora bien. ¿Toda innovación será beneficiosa? No. Lo que es beneficioso es el mantenimiento del principio de la libertad casi total, que no es total sólo porque no estaría permitido el intento de liberticidio ya fuera individual o colectivo. Ah, pero eso sería la anarquía! Por supuesto. Aunque ninguna anarquía que se haya programado. Porque el sistema de esta anarquía va a ser totalmente diferente al de la otra. Unos religiosos y pacatos y otros orgiásticos e indolentes. Unos…
Cholo objetó que si cada comunidad tenía valores totalmente distintos cómo se podrían coordinar con los de los vecinos. Giorgionne respondió que el respeto de la comunidad vecina, díscola y maleducada, vendría de la misma raíz que el respecto por un semejante semejante. Margarita estuvo muy de acuerdo y comentó cómo su padre no había querido reconocerle el derecho a pensar totalmente distinto, si se quiere de una manera más conservadora y esa palabra llamó la atención de Manuel sorprendido que miró a Magdalena para juntos sonreír. Rulo pretendía algún orden para la cuestión práctica del trabajo. Porque fuera como fuera iban a tener que trabajar, o no? Ernesto respondió, hamacando las manos desnudas detrás del respaldo de la silla, que eso sería función de la asambleas decidir. Mejor que las asambleas es el Río Sonoro – acotó Trum- donde se habla, no se discute, sobre un tema todo el tiempo hasta que se cambia de tema- Hablando y hablando no se hace nada- Se hace, porque se habla mientras se hace, aunque seguro que baja la producción, cosa que la gente dirá si es tan importante. –¿Y si a la gente le paspa ir a las asambleas? O van pero no se ponen de acuerdo en nada? Por eso el
Río Sonoro…
Manuel no aguantaba las cosquillas que le estaba haciendo la flaca debajo de la remera roja.
-Mañana tenemos que empezar temprano.

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miércoles, marzo 21, 2007

248:¡MARKETING!

Tres días completos estuvieron haciendo vuelos de entrenamiento y ajustando detalles en cada una de las bolas. Tres días de mucha actividad por la Galería máxima donde era continuo el cruce de pequeños grupos que iban hacia una u otra bola, o que volvían de ellas, discutiendo los detalles de las maniobras efectuadas. Los más hábiles pilotos resultaron ser los más jóvenes, pero ninguno se quedó sin pilotear. Entre los hábiles, primeros los Tucus que, con ese oído tísico que tienen y esa manera de ser…hasta eran capaces de manejar la bola desde antes de subir. Y estacionarla mejor ya cuando se retiraban al tranquito hacia la jarra de macachines.

A la noche subieron a “Los Dogones” para festejar con un asado y buen vino el enorme progreso logrado. Eran propietarios de una escuadrilla de naves transdimensionales capaces de atravesar montañas, sumergirse en el mar o viajar a otros mundos, indistintamente, sin mayores esfuerzos ni gasto de energía. Por eso los brindis se sucedieron a nombre de cada una de las cosas que las bolas podían hacer. De lo que ellos podían hacer. De lo que iban… Claro, esa fue la pregunta que hizo Miguel y que dio término al jolgorio. Qué iban a hacer ahora con las bolas? La pretendida independencia la iban a conseguir transformando estos farolitos chinos en efectivas armas de guerra? O iban a huir hacia ese orificio interior cada vez que algún militarote descerebrado viniera a reprimirlos? No había noticia de ninguna guerra que se hubiera ganado huyendo! Primero el Cholo y después Manuel se inclinaron por los métodos pacíficos que no tenían por que ser la repetición del no comer con sal. Era el momento del salto cualitativo, como dijo Cholo como para justificar el abrazo que Manuel le regalaba en aprobación. Salvo que al Cholo salir a hacer piruetas sobre la playa para asombrar a la gente le parecía un recurso de publicidad traicionera si no iba acompañado de una explicación que le diera un sentido de lucha en común con toda la gente. –De acuerdo.- Le respondió Manuel. –Pero dame un poco de tiempo. Primero llamamos la atención sin decir nada. Que la gente comente, que se junte a determinadas horas para ver las bolas que andan otra vez haciendo cosas raras. Que diga que son OVNIS y venga Flavio Cerca de dar explicaciones. Que vengan todos los canales de todo el mundo. Entonces sí. Cuando les digamos que hay cosas en el cielo que están viniendo a raptar gente y a darle órdenes al gobierno para que se baje más los pantalones. ..Entonces nos van a creer

Gruesos golpes de manos interrumpieron el discurso de Manuel. Eran los que daba Mandinga del otro lado del portón de calle, de puro bromista, porque entró sin que le atendieran a mostrar su nuevo atuendo rastafari y a felicitar a Manuel por la estrategia. Las rastas le golpeaban el medio de la espalda cuando sacudía la cabeza diciendo sí, al modo del caballo en forzado trote. Porque poniéndose serio, con lo que se le estiraba un tanto la trompa, decía que sí con la palabra y con la cabeza mientras creía recordar que eso era, o algo parecido lo que Germán Oesterheld le había pedido que tratara de promover. Un levantamiento popular.

-Conozco varios lugares en América en los que se están generando movimientos similares.

_¿Tienen bolas también?

-No, pero están bastante embravecidos y a veces tienen las ideas claras.

Cholo se interesó. Preguntó por la línea ideológica de esos movimientos. Mandinga sonrió.

-A vos te va a parecer raro. Pero ya no quedan materialistas. Es el espíritu de América el que renace, el de la vieja América. Ya verán aparcer a los Tupac y los Quetzacoatl y tantos otros primos mios derrotados por la cruz, la espada y el dólar.

-¿Son movimientos religiosos?

-No…No…Ahora los dioses vamos a andar de pata en el suelo, como todos.

Sonó el celular de Giorgionne con Pepponne al habla. El gobierno ardía. Mujica, a duras penas sostenía la situación pero necesitaba tirarles algo. Por lo menos un juego de planos incompletos de la construcción de una bola ya que no un ejemplar real. Habían tenido que reponer al hombrecito gris en su cargo de investigaciones especiales de carácter estratégico, por ahora en su oficina… ¿Y la reunión, para cuando? Tenían la oportunidad de iniciar un movimiento de masas… La idea de Mujica era no cargar las tintas en lo ideológico sino en un renacimiento espiritual, en un nuevo gran entusiasmo generoso y emotivo y apenas un poquito místico. Necesitaban a alguien que encarnara esa masa emocional. Joven y optimista. Generoso y vital. Gracioso e inteligente, en fin alguien que no existe pero que así sería visto por la mayoría a poco que tenga sólo algunas de esas virtudes y se preste a funcionar dentro de un plan muy bien pensado.

Ahí tapó el celular con la palma de la mano Vittorio porque viendo el gesto torcido del Cholo, supuso el comentario. ¡Marketing!

Te llamo después le dijo.

Manuel sacudía la cabeza. Margarita parecía preocupada. El Rulo no podía ponerse más serio. Julieta miraba a Manuel. Ernesto se debatía en dudas que reflejaba quebrando los nudillos. Giorgionne parecía feliz. El Dengue hacía gestos de “que se vayan a cagar”. Magda metía su mano por debajo de la remera de Manuel y Cholo pensaba, pensaba…

Después Manuel dijo que los detalles los iban a ir viendo sobre la marcha. Que no iban a decir ninguna mentira aunque a veces fuera difícil explicar algunas cosas. Lo del punto por ejemplo. Y que lo primero era lograr un espacio donde no se metan las bolas de los ángeles ni los aviones secretos. A los políticos había que mantenerlos aparte.

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martes, marzo 20, 2007

247: UN NUEVO CHE ?

-Pero a lo último, Germán, me voy a ir a la mierda!
Se quejó una vez más Abelardo frente a su amigo para que no le viniera con reclamaciones por lo que hacía o dejaba de hacer “tu nieto”. Ya le había reiterado su pedido de que dejara en paz al muchacho, pero el tipo le había respondido con una lógica de fierro con eso de que ya lo habían metido en el baile y que ahora no lo podían abandonar de buenas a primeras. Por eso le había mandado a Mandinga. Y por eso él mismo, le había mandado el manual de fabricación de bolas, haciéndose el distraído como tantas veces en tantas cosas.
Ahora lo está observando con el dispositivo ese de fibras monodimensionales que yo le ayudé a perfeccionar, boludo! Que las pretendía fabricar a partir de monopolos pasados entre dos cuerdas cósmicas muy próximas, en vez de recogerlas de donde han quedado enredadas en ellas mismas, en esas burbujas donde hay algunas dimensiones de menos. Ja! Y me mato de risa con el Manolito que nunca hace lo que Germán espera por muchos emisarios que le manda y obstáculos inventados al pedo. “Un nuevo Che” Son cosas que ni se pueden comparar. Manuel es un gurí de pueblo! ¿Qué tiene carisma? Claro que lo tiene siendo nieto mío, pero además es porfiado y no quiere que lo manipulen…Mea culpa! Pero todo al pedo, porque el gurí va a terminar haciendo lo que quiere hacer que no es dar la vida por los necesitados de América…los explotados. Que tampoco es que no le importe! Es que tiene muchas ganas de vivir… y vivir casi nunca parece ser lo mismo que luchar. Ahí me viene con los versos.
-Es que se lo he dado servido en bandeja… al liderazgo. ¡Y siempre se pone con ñangadas!
El sabe que en esto no tiene razón. Pero está metido hasta las bolas, como yo en esta historia y mejor putear para afuera que para adentro. ¡Un nuevo Ché Guevara! Como si escribir las vidas fuera tan fácil. Infulas que todos agarramos los primeros tiempos cuando empezamos a movernos bien con las nuevas dimensiones y todas las posibilidades que te abren. Como gurí campesino parado frente al quiosco.
-Tiene que salir ahora y hablar con la gente! No se qué carajo le habrá dicho el pelotudo de Mandinga!
Le voy a responder!
-Tan bien vos! Mandarle a Mandinga. No sabés acaso que se muere por ganar adeptos. Todos los Mandingas han sido iguales…
-No. Este es rebelde.
-Ja! ¿Rebelde… o trabaja con métodos modernos?
-Y vos…Abelardo…¿me viniste a visitar para amargarme la vida?


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lunes, marzo 19, 2007

246: CADA INSTANTE


La flaca lo hizo de primer intento, como si estuviera acostumbrada a esa clase malabarismos. Se tiró con las dos manos el pelo para atrás, con ese gesto suyo y cuando los bajó todos sintieron que otra vez se desprendían de los límites para establecerse en ningún lugar que podría al mismo tiempo ser cualquiera. Cada uno en su pensamiento que fluía en sí mismo como las imágenes del cine que, quietas, sólo cambian de diseño para hacernos creer el movimiento…y las tensiones de la trama que con sus desenlaces sorpresivos son los que hacen vibrar las cuerdas de nuestras emociones. Momento tras momento en sucesivos e infinitos cuadros de actualidad desfachatada. Cada uno distinto, por muy parecido que fuera. Es el instante exacto que dura nuestra vida y que con él muere. Aunque uno no lo pueda comprender. Y pretenda imaginar continuidades…aunque ya no…en el medio de este om parece hasta imposible que se pueda superar el abismo que tendría que haber entre un instante y otro. Entre un punto y otro

Le tocaba al Cholo. El Cholo es un valiente que tras sentirse morir dos veces, se acerca sin dudas al foco de las ondas como si fuera a hacer algo agradable y no a enfrentar una tercera muerte en el mismo rato. Se acomoda en el lugar de la máxima resonancia, respira hondo y al exhalar el aire baja sus dos hileras de pestañas sobre los párpados. Para él la cosa no era instantánea. Caía y caía por un canal estrecho que se iba borroneando y desaparecía por fin cuando le abandonaban en ese limbo infinitamente pequeño en que se transformaba el universo al darse vuelta la media de su mente que quedaba del lado de afuera del punto. Él como algo infinitamente disperso que rodeaba al universo metido en ese punto que venía a ser lo único que él podía observar. Un punto matemático!

Para Dengue todo esto era una fiesta. Como cuando se imaginaba de chico que alguien aparecía a traerle juguetes de regalo. Ahora le prestaban el mundo para que juegue con él. Desaparecer del mundo y meterse en una cueva que nadie sabe donde puede estar y aparecer de nuevo. Por ahí cerca como cuando se zambullían en la playa jugando al bobo o como se imaginaba que se le aparecía a la Mulata desde atrás de un árbol. Pero en serio.

El Dengue se largó hacia adentro hacia aquel lugar donde estaba él -que por último no estaba resultando tan mal tipo. Porque el Dengue de adentro estaba sólo pero no asustado, ni dolorido como para ponerse a hacer cualquier cagada con tal de escapar de las fieras humanas. Y entre ellos no era necesario hablar. Porque ya se habían dicho todo y ahora sabían que eran un mismo Dengue.

Mientras volvían Manuel pensaba que aunque ya no ocurriera más ninguna cosa extraña frente a sus ojos y aunque no vinieran nuevas ideas a obligarle a pensarlas…con lo visto tenía como para todo el resto de la vida y contarle a los nietos y hasta capaz que fuera bueno un día ponerse a escribir para que otros se enteren de las cosas que hay en el mundo además del partido de futbol.

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245: YENDO AL PUNTO

Fue entonces que la bola comenzó a hacer violentas sacudidas para los costados y a emitir sonidos desagradables. Parecía quejarse y protestar ante órdenes confusas o contradictorias. Manuel lo comprendió y pidió calma. Dejar de intentarlo al unísono y relajarse. Ponerse en punto muerto mental. Fluir. El se encargaría la primera vez…
Y lo logró! Tomándose apenas un par de minutos, durante los que sólo respiró siguiendo el son de la bola, dejando llevar el cuerpo y el alma en esa danza que el sonido interior le dictaba, ese oleaje suave y lento que le hamacaba, ese oído perfecto que se iba hasta las cuerdas a rodearlas de sutil sensibilidad, eso… que ahora le hacía sentirse identificado con esa cosa de blanco papel que era el verdadero límite de su propia persona… con dibujos y casi traslúcida historieta que el leía y al mismo tiempo dibujaba, se dibujaba… tal vez un poco mejor que en aquella tapa antes vista, pero…aunque no fuera Hugo Pratt, lo estaba haciendo sobre el papel con un pincel con tinta china, así con esas ganas de mover las manos y dejar que el dibujo fuera saliendo hasta con el quiebre de cadera típico de pararse jodiendo a decir “qué te pasa” con ese gesto de ganador que había visto muchas veces en otros y que tal vez el también…Quedaba mejor con los vaqueros dibujados con esos quiebres de la tela de vez en cuando y medios arrollados abajo para no parecer muy prolijo Ja! Manuel en el lejano oeste. Hacete pintún, boludo! Mejorate algo, un poco más de lomo! O esas cosa difíciles de dibujar como las vueltas de la oreja. Te queda como una letra ge, boludo! Y bue, le pondremos un poco de sombra. Podría ser alguno de los hombres del Sargento Kirk. O el rubiecito de la película de rock. Ja! Manuel Aquelarre, el rubiecito ese…y después la salida de los tamboriles haciendo temblar el piso! Tequereque tequereque tequereque, plaf plaf!
Claro, lo había logrado y ahora estaba sólo con Manuel metido en algo que no existe! Ni luz ni oscuridad, es verdad! Ninguna sensación más que la de saber que está pensando. La única verdad. Que no hay manera de desarmarla en pedazos de verdad más chicos … y hasta que parece no poderse ver reflejada en el espejo porque es ella misma su propio espejo que sabe que ha de existir una cosa como una imagen en algún reino lejano donde se guardan las ideas que uno no está pensando en ese momento. “Pero sabe el que sabe que es él. Aunque no sepa cómo lo sabe ni siquiera qué es saber.” Como decía Abelardo en aquella época que se le había dado por la poesía y se paseaba por la pieza de un lado para otro…bueno…ya podríamos volver a las dimensiones…que ya ni me puedo imaginar! Pero volvemos!
-Estamos sobre…Colonia…¡pero qué veo allá abajo! ¿Tabaré Vázquez con Bush pescando?

Al Cholo, la experiencia le había resultado aterradora, al principio cuando sintió que se caía en un pozo sin fondo y hacia atrás, pero después se había podido ubicar mentalmente en lo que podía estar pasando que no podía ser más que lo habían estado planeando, salvo que no se parecía en nada a lo que él se había imaginado. A Magda no le había caído tan de sorpresa porque en ese momento estaba muy conectada con Manuel y se dio cuenta de que estaba iniciando un cambio. El Dengue seguía con la misma euforia de cuando piloteó la bola y creía que esto sí era lo más. Manuel puso orden en las ideas.
-Ahora le toca a la flaca.

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sábado, marzo 17, 2007

244: PUNTA INDIO

Cholo Aplaudió apenas un poco porque se había quedado mirando a Manuel que caminaba, desde el fondo hacia el grupo, como si no hubiera estado un instante antes junto a la flaca. Venía aguantando una sonrisa que se le desparramó de la cara cuando se dio cuenta de que lo estaba mirando. No sólo soltó la sonrisa sino que aprovechando que los otros miraban el marcador de trazo grueso escribir su nombre sobre el papel de la bola, se adelantó varios pasos de forma instantánea, para no caminarlos y aparecer más cerca, aunque trastabillando un poco y ahora sí, cagándose de risa!
-Vamos a probarla –dijo para la Magda.
Cholo objetó que faltaba la afinación final. El Dengue pedía posta para aprender a conducir. Trum en vez de decirlo cambiaba de a dos sus patas de apoyo. Todos querían manejar las bolas.
Manuel dijo que subiera Cholo como técnico, Magda como copiloto y el Dengue como aprendiz. Más de cuatro tal vez resultara mucho peso. Subieron. El piso de cartapesta se quejó un poco hasta que los cuatro estuvieron ubicados, quietos y mentalizados para volar. Fue un flash mental el que sintieron apenas antes de saberse en el espacio exterior, libres y concientes del extenso paisaje que se extendía allá abajo. La bola iba serena, ni siquiera entraba algún viento por los bordes de la puerta corrediza, ni vibraciones ajenas al normal canto de las dimensiones que en su sereno fluir no estaban anunciando ningún tipo de contratiempos….
-Flaca…Vamos a probar de manejarla entre los dos. En cuanto le agarres la mano te largo sola. Acercate aquí.
Enseguida Magda ocupó el lugar central, casi el mismo en que había estado Manuel. Primero un poco seria, pero se pudo relajar y disfrutó mucho de la sensación.
-Vamos sobre Santa Lucía –dijo- Parece mentira pero es como que estuviera viendo todo!
Cholo pidió que volara sobre zonas despobladas no fuera cosa que de algún lugar despegaran aviones militares a pretender perseguirlos. Magda cambió entonces de rumbo y volvió a la costa del Río de la Plata, agua adentro, sobrevolando el estuario y buscando un poco hacia el oeste la costa argentina.
-Por ahí está –dijo de pronto-
-¿Quién está?
-Punta Indio.
-¿Conocés…?
-Sí, una vez estuve. Es un lugar tan raro…
La vuelta la hizo Cholo llevando a Dengue como acompañante, explicándole cada maniobra por adelantado, preguntándole si se sentía en comunicación con la bola, si se imaginaba el movimiento que iban a hacer. Cuando Dengue quedó solo grito un especie de Zapucay lleno de gozo.
-Esto es lo más grandioso que he conocido!
Pero venía la parte difícil. Manuel y Cholo explicaron que entre todos debían ensayar esa maniobra que había dicho Mandinga por si en algún momento les atacaban. Meterse hacia adentro con bola y todo. Soltarse de los hilos de las dimensiones y dejarse llevar, flotando en la nada. Para empezar iban a ponerse todos a escuchar el canto de la cuerdas y a vibrar con ellas. Luego, a la cuenta de cinco iban a hacer ese gesto espiritual de largarse hacia adentro, coincidiendo los cuatro en un mismo punto…


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viernes, marzo 16, 2007

243: COMO CELOFÁN EN EL FUEGO

-Lo que les voy a explicar va a sonar muy extraño, pero atiéndanme igual. Sólo hagan interrupciones cuando entiendan algo, porque entonces sí han de estar confundidos. Lo que les voy a decir no es entendible, al menos para los humanos. Tienen que oírlo igual, confiando en que alguna parte de sus mentes va a hacer un registro y va a saber ejecutar el programa en el momento adecuado. Bien, el asunto es achicarse, como lo he hecho yo mismo frente a ustedes, tomar contacto con los sonidos internos de las dimensiones y deslizarse en la dirección de lo pequeño, hundirse hacia el centro sin mirar atrás, volver al punto que nos dio origen. Ustedes no podrían hacerlo simplemente con su cuerpo pero las bolas que han construido son esencialmente un resonador capaz de trabajar en once dimensiones al mismo tiempo. Entréguense a esas vibraciones y pídanle íntimamente a la bola, como si fuera una verdadera oración silenciosa, que haga aquello que quieren hacer. Es lo mismo que van a hacer para pilotear las bolas pero con la diferencia que en esto lo que tienen que pedir nunca lo han vivido ni conocido. Si lo logran las balas van a pasar de largo porque es imposible acertar sobre un verdadero punto, uno de los infinitos puntos que rellenan los huecos que tienen todas las cosas, desde una líneas hasta un cristal de diamante. Lo esencial del universo está mucho más allá de ningún número infinitesimal. Sólo lo aparente tiene dimensiones, números…colisiones. Ustedes habrán escapado por breves instantes de todos los universos posibles y navegarán tranquilos en la nada indeterminada que por ahora no establece contacto con ninguna dimensión. No estarán ni lejos ni cerca pero cuando quieran podrán volver a aparecer en el universo aparente aunque les va a costar muchas pruebas y errores volver a aparecer justo en el punto que habían elegido. No se preocupen, La misma bola los va a proteger aunque por error la hayan conducido al interior de una montaña, al fondo del mar o a cualquier lugar porco hospitalario. Claro que no hay que abusar. Las bolas no son invulnerables, todo lo contrario, deben su solidez al acorde perfecto que todas la vibraciones tienden a hacer alrededor suyo, bastaría que uno de ustedes se lanzara de golpe sobre una de las cuerdas interrumpiendo sus vibraciones, para que todo el armatoste de papel se arrugara como celofán en el fuego y ustedes perecieran de la forma más ridícula…
Manuel observó a Cholo, cómo apretaba apenas su sonrisita desdeñosa, pensando chocolate por la noticia!, acaso ha sido otra cosa lo que hemos hecho todas la veces que volamos? Aunque no nos hayamos achicado, que no sé… porque tal vez es por eso que hemos atravesado estos muros de piedra sin sentir ni un rozamiento, pero igual el método es el mismo en general!
Y tenía razón el Cholo, porque él ya tenía bastante experiencia en la navegación de las bolas y, seguramente lograba una perfecta compenetración con ellas…Y en cuanto a achicarse uno mismo…
La flaca gritó y todos miraron. Manuel venía caminando desde el fondo de la galería hacia ellos, habiendo dejado de estar junto a todos en la rueda, frente a la bola número uno que iba a ser bautizada en ese momento y nombrada. Ernesto esperó a que Manuel viniera más cerca para levantar la mano con aquel marcador de trazo ancho y tinta indeleble que ante la vista de todos comenzó a escribir sobre el papel de la nave: “la bola de manuel”
Todos aplaudieron.
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jueves, marzo 15, 2007

242: ENTRE VALSES VIENESES

Mientras Dengue le enseñaba al Rulo y a Manuel a trenzar de a 32, los otros se turnaban para traer carros de botellas, estibarlas contra el muro y/o ponerse a cortar tiras. Todo coordinado por el Cholo, explicado por Giorgionne, alcanzado por Ernesto y la Julieta y provisto de buen mate por la flaca. Margarita ordenaba el entorno de la compu y de vez en cuando traía algo de comer. Así, con pequeños cambios, tres días. Al cuarto las diez bolas tenían armado el triángulo principal de cuerdas que por momentos se ponían a vibrar haciendo extrañas escalas musicales. Al quinto se erigieron idénticos parantes en los vértices. Al sexto se terminaron las estructuras con la adecuada desafinación para que no salieran volando solas. Al séptimo empezó la cartapesta, Al décimo estaban prontas.
Llamaron a los Maquis de la UTE y a las dos comunidades Tucu. Pusieron valses vieneses por los parlantes y canciones de Fernando Cabrera. ¿Qué te parece?
Dos especies distintas de animales se aprestaban a presenciar un hecho que iba a cambiar el curso de la historia terrestre. Y lo iban a hacer juntas. aportando cada una de ellas… Se imaginó Giorgionne que diría en una ocasión semejante algún político discurseador mientras trataba de sembrar cizaña.
En ese momento apareció Mandinga desde dentro del puntito que se lo había llevado. –Los puntitos tienen un gran futuro como medio de transporta rápido y económico!- Como un globo que se infla por partes desproporcionadas hasta que la misma hinchazón se va emparejando. Así apareció y se hinchó frente a la mirada atónica de Miguel y de Ángel (el otro Maqui) quienes se habían resistido a creer alguno de los chismorreos de los roedores -como este. Que algo de eso que los humanos llaman demonio y que se come a los niños crudos se había puesto en contacto con los de la caverna para ayudarles en el proyecto. Ahora lo estaban viendo. Alto, como de casi dos metros, cruza de orangután con jirafa y con pantera negra. Ojos verdes con un dejo metalizado y unas pestañas todo lo soñadoras o seductoras que se pueda pedir. Había copado el centro de la escena y se desplazaba –a pesar de aquellos extraños chanclos- con innegable elegancia felina. Hizo un ademán que anunciaba un discurso. Lo hizo con un solo dedo que se abría de un puño flojo levantado frente a su pecho. Un solo dedo así levantado con blandura podría querer decir “Falta un detalle”, que fue lo que después del gesto y lograda la atención en realidad dijo.
-Falta un detalle. Cómo parar las balas…
-Nadie se va a atrever a tirar sobre lo que no comprende, -opinó Ernesto
-Un militar si, -terció el Cholo
-Obediencia debida, -comentó Giorgionne.
-(Simple estupidez) –pensó Miguel
Margarita miró a los lados para confirmar en alguna mirada el peligro. Manuel asumió una actitud pasiente para dar tiempo a que Mandinga se luciera.


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241: ¡DOCUMENTOS!

Seguro. Ellos iban protegidos por la penumbra que ya ganaba espacio entre los montes. Sobre a Gianastasio era mayor la claridad, pero la gente andaba apurada tratando de terminar los ajetreos antes de que llegara la noche. Además que Trum, debajo de su gorra con orejeras, rellena de papeles, parecía un hombrecito bigotudo más que un roedor mutante que escarba por las noches galerías debajo de nuestras camas Marcharon por la carretera a bastante velocidad hasta cruzar el puente del 20 y medio. Después siguieron por el pasto del costado y a la altura de Aerosur, Trum ordenó detener el aparato para poderse bajar. Cruzó el alambrado con esa habilidad que muestran cuando quieren los animales y llegando a un matorral de chilcas que por allí había pidió a Ernesto que lo esperara y se perdió para abajo como tragado por la tierra.
Un rato después, ya con la noche cayéndosele encima Ernesto sintió que vibraba la tierra debajo de sus pies y supo que Trum volvía. Claro, volvía de gran conversación con otro tucu como él. Se asomaron entre las chilcas para pedirle que se acercara. El otro se llamaba Purdrum o algo así y era el principal contacto de los Tucus locales con los Maquis del sótano de la UTE. Ahora Ernesto desconectó el cable de la bujía a la Harley y se introdujo también por la boca de la galería, tras sus amigos que lo iban a presentar a Miguel, un vecino de San José de Carrasco que de día era farmacéutico y de noche terrorista.
Miguel los esperaba en el sótano con otros dos Maquis, una caja de vino y una jarra de jugo de macachines. La conversación fue directamente al grano porque los locales no eran ningunos tontos y estaban enterados de casi todo lo ocurrido con las bolas y los raptos. Se entusiasmaron mucho con la noticia de que pronto iban a tener una flotilla propia con la que podrían recuperar un cachito de independencia. Liberar aunque fuera un pequeño territorio donde por fin se llamara a las cosas por su nombre. Al pan, pan y a la mierda, mierda.
En media hora quedó sellado un pacto provisorio. Asistencia mutua y secreto. Intercambio de información y entrenamiento.
Volvieron entonces a meterse en la galería. Trum adelante, incapaz de desorientarse aunque fueran muchos los ramales que surgían a uno y otro lado, incansable, contento. Al salir la Harley tenía varios admiradores que la alumbraban con linternas. Eran policías. Trum se escondió de nuevo entre las chilcas mientras Ernesto llevaba la mano al bolsillo de atrás y comprobaba que allí estaban los documentos. Al cruzar el alambrado una luz se incrustó entre sus ojos. Documentos, esdeustedestamoto? Notienepatente tiene los papeles? Porque si no…No puede andar por la calle sin patente, don. Si no tiene documentos vamos a tener que llevarlo a la seccional con moto y todo… pero…aparte. Parece conservada con todas las piezas originales…Aunque es viejaza, no… Bueno vaya, don. Pero no la saque más a la ruta sin patente…Por lo menos a la ruta vio?

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martes, marzo 13, 2007

240: GORRA CON OREJERAS

Golpearon Manos en el portón del frente y se sintió el quejido de la bisagra junto con el arrastre de gravilla que la puerta iba haciendo al abrirse. A Dengue se le representó en la mente el padre loco de Ernesto que venía con el tío Bernabé a sembrar el escarmiento. Pero era la Julieta y el Rulo que volvían trayendo tortas, mate y termo y una cara de susto que daba miedo.
Ernesto salió por el costado a avisarles que por allí mismo vinieran con él, para no abrir más la puerta del frente hasta que el comisario estuviera debajo para que le cayeran los escombros. De eso se trataba el susto que traían. Del comisario que había estado por la casa de ellos metiéndose sin permiso para ver si por allí estaba Manuel y haciendo preguntas que más bien parecían amenazas. Hasta por un momento habían temido que los siguiera cuando terminadas las tortas salían con el envoltorio dejando un rastro de olor característico. Pero no. Cuando pasaban por frente del Pichi, allá se veía junto al mostrador y el vaso a medio tomar, disertando frente a un par de sujetos que le seguían los ademanes con apenas movimientos de cabeza.
Ellos estaban preocupados y pensaban que Manuel seguía siendo un perseguido que no debía dejarse ver la cara por la calle, o sea… ¿Cómo iba a poder vivir enterrado en una cueva? Ernesto trató de tranquilizarles y les invitó a bajar a la caverna, donde Manuel seguramente ya tenía todo planificado con la ayuda de Cholo. Iban llegando al aljibe, cuando otra vez la puerta del portón arrastró la gravilla. Ahora era Giorgionne con los sus pocos pelos parados y un pilot doblado en el brazo, como si fuera invierno.
-Hola. ¿Estamos todos?
Se levantaron las medias tapas del aljibe y apareció la cabeza de Magda preguntando el por qué de la tardanza, enseguida saludando a los llegados y después bajando.
-Sí, todos.
Abajo se armó rueda para discutir los detalles. Eran tres etapas que se iban a realizar según Cholo en un período de siete días. Acopio de materiales y enseñanza por Dengue del oficio de la trenza. Armado propiamente dicho de las bolas y aprendizaje por parte de todos de la técnica de vuelo.
Ya hablé con Trum y Porum –explicó Manuel- así que contando a mamá como otro maquis, vamos a tener un piloto de reserva. Pero además alguien se tiene que quedar en tierra…
Ernesto fue con Cholo a enganchar el sidecar en la moto llevándose sendas tortas en los bolcillos. Margarita se puso a rociar el suelo con agua para poder barrer toda la galería sin levantar polvo. Magda llevó a a Manuel hasta la computadora para mostrarle los primeros pasos en el manejo de los sistemas de Ernesto Y los otros empezaron a hacer inventario de las cosas que se iban a necesitar y las cantidades. Pero al rato se suspendieron todas las acciones. Había pasado Trum Urum a lo largo de la galería y se había metido por el hueco que conduce al declive de 45. Todos lo siguieron para ver una vez arriba, que Ernesto le colocaba a Trum una gorra con orejeras y le ayudaba a subir al sidecar donde el pobre al fin quedó incrustado, más que sentado, entre los almohadones que Ernesto le acomodó para que no fuera a perder el equilibrio. Ernesto en cambio estaba elegante, con pantalones de montar, una campera de cuero oscuro y una gorra de piloto 1914 cuyos lentes entubados esperaban sobre la frente a ser bajados para empezar a recibir viento.
Los que no entendían seguro que no habían estado cuando eso se pensó y ni siquiera lo habían leído. Les explico. Se habló en algún momento que era tiempo de concretar la alianza con los Maquis de San José de Carrasco, si es que querían proclamar su independencia de todos los poderes. El vínculo venía a través de los Tucus, especialmente Trum que tenía un cuñado en aquellas galerías de San José que un día perforó el revoque del sótano de la sucursal de UTE y se encontró con cinco humanos conspirando alrededor de una sola lamparita.
Les abrieron el portón y les saludaron con las manos.
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lunes, marzo 12, 2007

239: EL CAÑAVERAL

Dengue se daba cuenta, sí, del interés de aquella historia tan distinta a la suya y escuchaba todos los detalles posesionado en el papel de Ernesto y su nostalgia por una madre de la que no se acordaba pero que creía descubrir en cada perfume y en cada palabra que sonaba extraña a los oídos. Como el llamado de la otra lengua, la que no había hablado nunca…salvo dos palabras que se repetían en sus oídos desde pequeño y que ahora no se atrevía a pronunciar para no sacudirlas con la brusquedad del ruido de su torpeza y la vulgaridad de las cosas cotidianas. Podía sentirlo Dengue, sacudida su alma de un extraño dolor y el pecho herido por una historia ajena, igual que si lo hubiese vivido, en vez de andar durmiendo entre los trapos, de costado para no lastimar las heridas. Así tuvo ganas de levantarse y hacer el movimiento que se imaginaba había hecho Ernesto cuando su padre por fin cayó al suelo, herido por su propia arma entre medio de aquel cañaveral impenetrable donde apenas silbaba el viento, aquel viento enloquecido que había arrastrado al pobre loco hasta el lugar de su muerte.
Podía imaginarlo. Y sin dudas hubiera preferido verse en esos dolorosos trances en vez de acarrear los baldes de comida para los chanchos día a día, con las patas en el suelo, mientras los demás salían a jugar a la pelota. O prender el fuego aquel con ramas y hojas, en el invierno mojadas, pero igual, de alguna manera hacerlo o te aguantás el moquete. Día tras día y ni que hablar de las noches… cuando aullaban los perros y el tío Bernabé chupaba caña de la botella hasta que los ojos se le ponían de vidrio, esa mirada que le anunciaba las intenciones de querer cobrarle el haberlo recogido de la calle en que había sido abandonado, o extraviado, o tal vez simplemente olvidado por descuido… Por mi hermana y la puta madre, mirá el clavo que me dejó!
-Por eso te decía hace un ratito que si yo puedo entender la historia de mi madre puedo entenderme a mi mismo porque no he hecho otra cosa que revolotear alrededor de su imagen ausente, como si fuera una avispa perdida que sigue apenas un rastro de aroma…. Pero perdoná Dengue, me estoy yendo por las ramas…!
-No! Nunca había escuchado a alguien hablando así! No se. Me corre una cosa por todo el cuerpo… Claro…yo no sabía lo que es una madre…
-Tampoco te acordás de ella?
-No se…tengo recuerdos de algunas caras…
-¿Ves que tenemos cosas en común?
-La plata no.
-La plata es lo de menos… Mientras haya.
-En serio vos… pensás eso? ¿Me estás cagando?
Ernesto entrecerró los ojos y sonrió por ellos con una sonrisa ufana que comenzó a fluir sobre Dengue en oleadas de amistad y complicidad desde su ancha cara de negro de los que no se consideran lindos. Sonreía también al público dispuesto ante el escenario partícipes de la misma interpretación de los hechos que mostraba cuales eran las reglas de este juego y por consecuencia cuales eran los verbos a conjugar. Se aplaudía a sí mismo por los acertados pasos dados y su pausamiento, aunque fuera bien cierto que igual, sin pasos ni nada de alguna manera la luz de un pensamiento alto es admirada por todos.
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domingo, marzo 11, 2007

238: LA AFRICANA

-...como de pronto se le desviaba ese ojo justo antes de tomar alguna de esas decisiones precipitadas que rompía con todo lo que se había estado haciendo, con mis hermanos entendimos que ese ojo desviado era producido por el mismo revire que le torcía los pensamientos. Un Día…

(Qué lo parió esa historia! Los hermanos asustados, pero todos juntos para defenderse del loco como mi tío. Porque son locos que no se ponen en el lugar del otro)

-…entre todos decidimos hablar con la tía María Eugenia, que vivía en Montevideo y que venía de paseo. Le preguntamos si mi padre estaba loco contándole las cosas que hacía y fue ese día, yo creo, que al enterarse de esa conversación, él decidió que nos íbamos a Brasil, aunque no dijo…

(¡Pobres, ellos querían entender qué le pasaba, porque era el padre. Ese sentimiento que… Entre la gente es muy fuerte…)

-…era toda una cagada para nosotros que teníamos nuestro amigos aquí y que íbamos a la escuela de a pié. No sabíamos hablar en brasilero…nuestra madre era africana

-¡Africana?

-Sí, de Malí. Ella era del pueblo Dogón y por un malentendido huyó de su casa a los doce años… a pié primero y después a dedo por carreteras que nunca supo donde estaban. Terminó en Nigeria…No importa que no sepas dónde queda, pero ahí se encontró con el barco que la trajo al Brasil después de que en el puerto alguien pronunció ese nombre que le resultó tan dulce al oído que no pudo creer que allí pudiera haber gente mala.

-Y cómo hizo para que la trajeran?

-Se coló entre unos cajones que un carro venía atracando al barco que salía para brasil. Los cajones eran jaulas con unos ciervos vivos, unos animales que no habían en el país de ella y que jedían a más no poder. Vos me dirás que te estoy contando la historia de mi madre, pero vas a ver que esto valía la pena, porque con esos ciervos ella fue hasta que se entregaron en la casa de un comendador, un señor muy rico que tenía una facenda no lejos de San Pablo y que estaba armando un zoológico privado. Salió de la jaula y se encontró con quien iba a ser mi padre y que al parecer en esa época no era loco…

-No te servís otro vasito…?

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sábado, marzo 10, 2007

237: EL VIEJO VINO

Ya que estaban, una taza de té, entre los dos en la cocina. O café si no era su costumbre o cualquier otra cosa. Sí, por ejemplo vino, podría ser un vasito de uno que tenía en el armario. Ha de ser este. Tannat para tomar uruguayo… y capaz que te acompaño, mientras me seguís contando aquella historia tuya de cuando te fuiste de la casa de tu tío. ¿Qué hiciste, solo, adónde fuiste?

Dengue levantó el vasito de vino a tres cuartos, por delante de su cara risueña, ocultando la mirada de Ernesto frente a él. El vino es el vino, rojo de siempre que te calienta las tripas hasta en un rincón contra una pared. Se puede vivir sin él, sí, se puede –pensó sacudiendo un sí con la cabeza que parecía corresponder al brindis que Ernesto acababa de pronunciar sin que nadie le atendiera. Sintió el cling niquelado que los vasos hicieron al entrechocar, y la risa de Ernesto y la mano sobre su pierna que… Pero ahora se separaba y quedaba sentado en la otra punta de la cama como esperando…que

-¿Te acordás que me contaste hasta que te fuiste de la casa…?

Era eso. Historias… Mis historias que cambio cada vez que voy viendo como cambia la cara del otro. Ja ja! Pero en serio que tienen razón, que tuve una niñez de mierda. A nadie le pasa. A mí. Y aquí estoy, tomando este vinito que me tenía desesperado de ganas y por contarle la historia de mi vida a este hombre que no sé quién es pero me trata muy bien

-Bueno…

Claro que tengo que acordarme lo que le conté en el cumpleaños de Manuel, no sea cosa…Pah! Y le conté que allá me… ¡El vino! Mi compañero que dos por tres me jode! Otra vez.

Tomó otro trago casi hasta el fondo y cuando hizo ese movimiento con la mano, ese gesto que brotó de un pensamiento instantáneo, una luz que le hizo ver de pronto toda le escena como filmada de nuevo, cuando lo hizo, ya estaba cambiado el dial de la sintonía y Dengue sonrió.

-Para qué querés que te cuente esa historia…es muy triste. –sonrió con su amplia boca- Contame vos.

-¿Qué te podría contar yo?

-De cuando eras chico…

-En esta casa –Ernesto levantó los ojos para recorrer el techo y mucho más allá.

Dengue se imaginaba que lo que le iba a contar Ernesto iba a ser una sucesión de fiestas y regalos y comidas de helado.

Ernesto temió de pronto que algunas cosas de la vida de su familia pudieran lastimar a Dengue y decidió estar alerta con cosas que parecieran valorar demasiado la riqueza o la ostentación

-Éramos cinco hermanos con mi padre en esta casa. Cuando me acuerdo más claro ya mi madre había muerto. Mi padre estaba loco, o se había quedado al enviudar, como decía mi tía. Y como era loco…hacía toda clase de locuras. No tanto que nos castigara físicamente, que lo hacía, pero nos castigaba mucho más con sus actitudes extrañas. Un día decidió volverse al brasil con nosotros. Yo tenía diez años, volví a los treinta.

El Dengue sonreía de una manera casi tonta. Nunca había imaginado que una persona mayor se pusiera a contarle su vida. ¡Le estaban contando la vida de otra persona! Porque él se daba cuenta que aquello no era la novela. O una de esas cosas que se cuentan en el parador del Pichi, frente al mostrador, en voz alta para que todos se enteren que taita que es el tipo. La verdadera vida. Esa que sólo nos contamos a nosotros cuando nos vamos a dormir.

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

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viernes, marzo 09, 2007

236: DOS MUERTOS Y UN QUEBRADO

-Perdone, creí entenderle que me invitaba con una tasa de té, vecino. Pero no es nada de todas maneras debería revisar esa cornisa que se ve muy rajada no vaya a ser cosa que se le caiga encima a usted mismo o a algún vecino. Yo tendría que mandarle a los bomberos, no sé si me entiende, porque está entre mis obligaciones la prevención de accidentes u otro cualquier daño que puedan sufrir los ciudadanos.
-Yo soy brasilero.
-No, enriéndame, no es que se los vaya a mandar, que aunque sea mi obligación, eso le acarrearía un sinfín de complicaciones. Ni que decir que hasta que se hicieran las reparaciones nadie podría vivir aquí. Yo sólo quiero, justamente, colaborar con usted y le puedo indicar, porque algo se de esto, cuales serían las reparaciones más urgentes.
-¿Es albañil?
-Je je, no albañil no, mi padre era constructor… Déjeme ver, a ver el estado de los cielorrasos. –Y ya se metía al salón lateral, el más deteriorado no sólo de arriba sino especialmente de abajo, las tablas del piso estaban… Bueno, fue allí que el comisario fue a meter la pata en la parte más podrida consiguiendo que le hundiera hasta la altura del tobillo, rasguñándose todo y quedando atrapado por pretender mirar el techo con un ojo y el resto del espacio vacío con el otro.
Ernesto con toda sorna le reprochó el deterioro producido en su piso y le preguntó si no sabía algo de carpintería de obra. Pero sin esperar la desconfiada respuesta del jerarca pasó a exponer el porqué del mal estado del inmueble, que según la explicación no se había debido al paso del tiempo ni la falta de mantenimiento, como cualquiera hubiese pensado, sino a una antigua maldición que pesaba sobre el lugar y que él aun no había atinado con el medio para neutralizarla.
-Ya cuando se cavaron los cimientos, allá por 1955, murieron dos de los peones y el arquitecto se quebró una pierna.
-¡Pobre hombre!
-¿Y los peones?
-Los peones también, claro.
Ernesto miró a Dengue con intenciones de coordinar futuras acciones como la de deshacerse del pelmazo ese que se las daba de listo y que pretendía recorrer la casa para cerciorarse que allí no se estaba dando alojamiento a elementos inadaptados de esos que de buenas a primeras suelen transformarse en brutales asesinos seriales o lo que sería peor en peligrosos terroristas tipo 11 de septiembre. Por lo pronto hablarle tonterías y no dejarle meter bocadillo hasta lograr que de puro embarullado sintiera deseos de volverse. Dengue ayudó a su manera que fue imitarse a sí mismo cuando estaba mamado y se le daba por contar historias tristes . Lo hizo bien. Sin interrumpir la perorata de Ernesto sino poniendo su gangosas palabras justo en el punto en que Ernesto necesitaba hacer la pausa para respirar.
El comisario retrocedió. Estaba claro que no era allí que vivía Manuel. El polvo del piso indicaba algunos zapatos pero un solo champión, seguramente del Dengue. Se vio el respaldo de una silla y la punta de una cama destendida. En la casa sólo estaban el dueño, hombre de color y basta fortuna y ese negro que se revuelca borracho por cualquier lado. Faltaba más!

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)


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jueves, marzo 08, 2007

235: AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD

Ernesto Se levantaba para ir a llamar a Trum cuando le sonó el teléfono lleno de palabras de Giorgionne que venía por la altura de Shangrilá en un 214 pelotudo que daba asco. Y bueno que si venía viniera, por supuesto. Ah, que traía cuestiones urgentes –dice- pero que las quiere decir acá. Está bien. ¿Está no? Que si viene que venga por supuesto, o acaso no sos también socio o no estamos en la misma lucha? Bueno, por eso. Para qué hablás ahora y me decís que no me lo podés decir? Claro para que no nos fuéramos a ir –dice- (Y aparte Ernesto) –Si no hubiésemos estado no se hubiera vuelto, me parece.

-¿No vendrá con Pepponne, no?

-No viene solo y parece que está muy nervioso.

-Tenemos que organizar el trabajo.

-Como la otra vez.

-Pero con Vittorio tenemos que ser sinceros…

-No es lo mismo. Ahora van a ser diez…Todo el largo de la galería.

-Hay que separar las cosas. Vittorio es un Maquis fundador. Peppone alguien muy conectado con los políticos de los que queremos mantenernos independientes…

-Conoce la galería.

-Podemos poner los materiales en esos huecos de las paredes.

-No parece mala gente.

-No, pero…

-Y vamos a tener que organizar primero el acopio.

-Le voy a enseñar a trenzar a alguno que quiera.

-El carro lo prendemos en la Harley.

-¡8000!

-Cuando llegue Vittorio nos va a decir hasta dónde se puede confiar.

Sonó la alarma de cercanía superficial a la casona. Ernesto subió con Dengue detrás y al querer abrir la puerta del frente decidieron dar la vuelta por el costado para atender al comisario, no fuera cosa que a la bendita puerta se le diera por caérsele encima con marco y todo, como ya tiempo venía amenazando.

Era una cuestión de rutina de esas que de vez en cuando los comisarios que intentan integrarse en la sociedad para servirla mejor, se ven necesitados de ir haciendo un día si y otro también viéndose cara a cara con los vecinos y conociendo las cosas que con referencia a la seguridad y la tranquilidad -bienes inapreciables si los hay- ellos piensan, o mismamente las quejas, las cosas que de pronto inadvertidamente un funcionario muy encerrado en su despacho puede dejar de lado ya sea por desconocimiento como, lo que es más frecuente, por simple olvido.

Mientras hablaba con esa sonrisa de dientes blancos bajo el prolijo bigote negro el hombre iba dando pasos hacia la puerta del costado. De costado también él porque Dengue se le había puesto enfrente viendo la intención y ahora era Ernesto el que sin dejar de sonreír y de confirmar que no tenía ninguna queja se le iba atravesando en ese costado hasta hacerlo detener.

-Esta casa, por ejemplo, vecino. Esta casa es muy insegura.

Ernesto no dio vuelta el cogote para mirar embelezado la recién descubierta decrepitud de su morada.. Demasiado presente lo tenía hasta en el más detallado detalle, cuantificado en pesos, en dólares o en euros. Por otra parte no le interesaba vivir en una fortificación. Entrecerró los ojos en vez de contestar y los abrió rápidamente pero no tanto como para prevenir el movimiento del poli que ya se escabullía y apoyaba un pie en el step, entre los championes del Dengue que de piernas abiertas estaba haciendo de golero.

(Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1)

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